Una botella al mar
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Una botella al mar

México 1970-1971: 19 entrevistas

  1. 296 páginas
  2. Spanish
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Una botella al mar

México 1970-1971: 19 entrevistas

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Índice
Citas

Información del libro

En el otoño de 1970, el escritor español José Luis Merino estuvo en México como encargado de una exposición de pintura vasca contemporánea presentada en el Palacio de Bellas Artes. Durante los tres meses que pasó en el país, entrevistó a varios de los escritores y artistas visuales más importantes (como realidades o como promesas) con la idea de publicar con ese material un libro en España, mismo que nunca vio la luz. De esas entrevistas se han rescatado 19, 18 de ellas inéditas.

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Información

Año
2019
ISBN
9786071659651
Categoría
Filología
Categoría
Periodismo

TRECE ESCRITORES

Carlos Pellicer, ca. 1930. Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, Archivo Carlos Pellicer Cámara, caja 312, fólder 1.

CARLOS PELLICER
(1897-1977)

JOSÉ LUIS MERINO (JLM): A su juicio, ¿qué ventajas y qué inconvenientes se ha ganado el boom de la literatura latinoamericana?
CARLOS PELLICER (CP): Creo que estamos en una época en que la narrativa —no voy a decir nada nuevo porque más que a la vista está al oído de todo el mundo— es superior al impulso que podríamos llamar poético o en forma de poema; por más que poesía es todo: música, pintura, etcétera.
JLM: ¿Qué dificultades hay en México para ser escritor?
CP: Yo creo que son las mismas que hay en todo el mundo; yo creo que todo depende del talento del autor: si el talento del autor es muy grande tendrá facilidades de editorial.
JLM: ¿Puede seguir dando de sí la literatura?, ¿están agotadas las reservas del arte escritural?, ¿quedan vericuetos por donde discurrir con originalidad sobre temas nuevos?
CP: Creo que, como siempre, la literatura está más cerca del corazón que de la cabeza; y hoy que el mundo tiende al socialismo, que hay una sensación de necesidad humana de poner uno su grano de arena por las mayorías oprimidas, creo que esta sensación de sentimiento es muy fuerte.
JLM: ¿Poesía como combate social?, ¿poesía como expresión liberal sin apriorismos?
CP: Creo que el sentimiento de libertad debe ser siempre universal, pero que, en el caso del artista, la libertad debe ser total, absoluta.
JLM: ¿Para quién hacemos arte?
CP: Para el que pueda absorberlo. El escritor puede ser de una gran claridad, para que lo entiendan las mayorías, o puede ser un escritor, en alguna medida, hermético, pero que no por eso deja de ser importante; porque estamos viendo que en la Unión Soviética, también, hay escritores en la cárcel, y no es por otra cosa que por falta de libertad.
JLM: Se dice que el artista, mediante su expresión literaria, poética, plástica, musical… intenta de algún modo transformar la sociedad, ¿no?
CP: Quién sabe. Esta respuesta me cuesta trabajo darla, porque no siempre la expresión artística tiende a cambiar el sentido social.
JLM: ¿Su poesía se apoya en la metafísica?
CP: No; porque sencillamente siendo yo cristiano la filosofía casi casi no me interesa.
JLM: Mediante su lenguaje poético, ¿ha intentado alguna vez crear un nuevo lenguaje dialectal, por ejemplo?
CP: No. Alfonso Reyes tiene una nota por ahí en que hace ver algo que no creo haberlo inventado yo, y es adjetivar con sustantivos. Esto ha parecido en México una novedad, pero no estoy seguro de haberlo inventado.
JLM: Aunque lo más usual es sustantivar con adjetivos, ¿no?
CP: Exactamente. En mi caso, con cierta frecuencia adjetivo con sustantivos.
JLM: Las corrientes estéticas de otras artes que han pasado por entre su dilatada vida, es decir, lo que se llamó vanguardia en sus días, ¿han influido en su labor creativa poemática?
CP: Yo creo que sí; yo creo que la pintura y la música han influido en lo que escribo.
JLM: Yo me refiero dentro de las artes no al todo generalizado, sino a los ismos que dieron, dentro de cada especificidad artística, recorridos ante sus ojos en el espacio y tiempo de vida suya.
CP: Creo que muy poco.
JLM: Lo dejamos, entonces, a la influencia desprendida de la música y la pintura sin edades ni fechas.
CP: Sí, sí.
JLM: Forma-fondo, ese gran dueto que en realidad nunca llega a dos porque no más es uno. Con todo, ¿qué opina del unomio con gesto de binomio?
CP: Yo creo que hay más fondo que forma; yo creo que en literatura es más fuerte la esencia que el recipiente.
JLM: ¿Podemos decir que el fondo condiciona la forma, las más de las veces?
CP: Yo creo que sí.
JLM: Aunque la forma, en ocasiones, condiciona el fondo, evidentemente.
CP: Sí, indudablemente sí. Hay temas que están más condicionados a la forma.
JLM: Pienso que no seremos completamente libres mientras nos sobre libertad a unos en tanto otros no la tienen. Creo que si prestáramos oídos justos a lo más íntimo de la conciencia nuestra voz no diría con toda seguridad: la libertad que poseemos la debemos a la falta de auténtica libertad que nos lleva a no combatir contra los mismos que niegan la libertad a los privados de ella, a los que tosen, respiran y viven entre cuatro paredes mínimas fabricadas por el establishment.
CP: Creo que cada persona es un problema, y que de acuerdo con la posibilidad de explicar o de expresar siquiera ese problema está condicionada la libertad.
JLM: No sé si por temor a ver tambaleada nuestra preciada libertad o qué, pero se diría que hoy el contenido de una obra literaria (estoy generalizando) queda sin llenarse del todo, empeñados en perseguir (tal vez) un mejor puesto en el Centro Laboratorial de las Palabras. ¿Nos perdemos en el esnobismo, la bufonada y la maximez de la alquimia?
CP: Yo sigo creyendo que es la misma cuestión de hace un momento, cuando dije que cada persona es un problema; entonces, depende de la actitud valiente del escritor de dirigirse a lo que él cree que es él mismo proyectado hacia los demás.
JLM: ¿Dónde ha encontrado Carlos Pellicer el “agua bendita” de la poesía, en qué páginas, en cuáles autores?
CP: En mi adolescencia comencé a viajar por toda Latinoamérica; mis fuentes son la vida y el paisaje latinoamericano, pero siempre he sentido la influencia de la literatura española.
JLM: ¿Nombres concretos?
CP: San Juan de la Cruz, Góngora, Cervantes y, tengo que decirle, Federico.
JLM: Buen poeta Federico, ¿eh?
CP: Ah, ¡enorme! Yo creo que desde la muerte de Calderón de la Barca en 1582, pues, me duele decirlo, porque adoro la obra de Juan Ramón y la obra de Antonio Machado, pero ya para mí, mí, mí, ya en dearness, después de la muerte de Calderón, el más grande poeta es Federico García Lorca.
JLM: De manera general, ¿cómo opera sobre la página en blanco que pretende y consigue llenar poéticamente?
CP: Bueno, en la mayor parte de los casos lo que yo escribo lo escribo en un instante que llega y que permanece, pero hay otras situaciones en que le encargan a uno sobre un tema o un trabajo, y si el tema tiene coincidencia con uno, entonces el trabajo de encargo se hace. No sé hasta qué punto saldrá bien, pero se hace. De manera que la parte misteriosa que usted plantea yo creo que es la de todo el mundo, siempre que se sienta movido y conmocionado por ese instante poético.
JLM: ¿Lee usted en inglés y en francés?
CP: Sí.
JLM: ¿De alguna manera el inglés y el francés que usted conoce interfieren en su laborar en lengua española?
CP: No.
JLM: ¿Lo puede separar fácilmente?
CP: Sí, absolutamente.
JLM: ¿El paisaje que usted frecuenta tiene suficiente fuerza atractiva hasta el punto de imantarle y provocarle su aliento poético?
CP: Sí, porque estoy de acuerdo en que el hombre es el último resultado de la naturacosa, y entonces, si el hombre es el último resultado de la naturacosa, creo que está conectado con todo, absolutamente. Creo que el ejemplo natural y sobrenatural es san Francisco, cuando él fraterniza con todo, con todo; y unos días antes de morir fraterniza con lo que nunca, ni antes ni después de él, ha habido nadie que fraternice, que es con la muerte: él llama a la muerte hermana unos días antes de morir. Ya es la fraternidad más allá de todo.
JLM: Su condición cristiana ¿ha gravitado sobre su trabajo poético?
CP: Sí, poderosamente.
JLM: También ha tocado su poesía otros filos donde no aparece asomo cristianero, ¿no?
CP: Bueno, sí, porque yo pasé mi adolescencia en la Revolución mexicana; y luego he padecido, como tanta gente, aunque sea a este lado del mar, las dos Guerras Mundiales; y luego estuve tres meses en España durante la guerra.
JLM: ¿Combatiendo o visitándola?
CP: Visitándola. Estuve con un grupo de escritores de toda esta América nuestra, y viví muy de cerca la Guerra Civil.
JLM: ¿Qué poetas mexicanos de hoy reclaman su atención?
CP: No sé cómo contestar esto porque siempre cae uno en la falla de olvidar uno o varios nombres, ¿no?, pero desde luego, Octavio Paz, en primer lugar, y luego Jaime Sabines, y luego Montes de Oca, y Guillermo Fernández y José Emilio Pacheco… no sé, hay un grupo de poetas que están entre los cuarenta y los treinta años, y a veces menos, que me parecen que realmente son poetas.
JLM: ¿Su poesía ha influido en poetas que usted conoce?
CP: No, no creo.
JLM: ¿Modestia?, ¿no cae en la cuenta?
CP: No, no, yo soy un ser tropical, desordenado, que trata de encontrar el orden en el desorden del mundo tropical en que nací y al que me he reintegrado desde hace veinte años.
JLM: ¿A qué se debe esa reintegración?
CP: Porque me quedé solo hace veinte años, se murió mi madre y decidí reintegrarme a mi pueblo natal, y se me ocurrió hacer un museo, y hace diez años hice otro museo, y estoy otra vez metido en ese extraño mundo tropical. Tabasco es el sitio más tropical de México; más tropical que Tabasco ni siquiera el Amazonas.
JLM: Por favor, ¿le importaría leerme un poema suyo?
CP: Cómo no. Por ejemplo este que fue escrito a mis dieciocho o diecinueve años, “Recuerdos de Iza (Un pueblecito de los Andes)”:
Creeríase que la población,
después de recorrer el valle,
perdió la razón
y se trazó una sola calle.
Y así bajo la cordillera
se apostó febrilmente como la primavera.
En sus ventas el alcohol
está mezclado con sol.
Sus mujeres y sus flores
hablan el dialecto de los colores.
Y el riachuelo que corre como un caballo
arrastra las gallinas en febrero y en mayo.
Pasan por la acera
lo mismo el cura, que la vaca y que la luz postrera.
Aquí no suceden cosas
de mayor trascendencia que las rosas.
Como amenaza lluvia
se ha vuelto morena la tarde que era rubia.
Parece que la brisa
estrena un perfume y un nuevo giro.
Un cantar me despliega una sonrisa
Y me hunde un suspiro.
JLM: Ahora, por favor, poemas últimos.
CP: Ay, no sé dónde están los papeles. Tengo un libro en un noventa por ciento inédito que creo que se va a publicar en septiembre del 71.
JLM: ¿Qué obra fue editada por última vez?
CP: El último libro mío lo publicó el Fondo de Cultura Económica hace catorce años.1 Este libro que tengo en las manos es la obra completa hasta hace seis años, publicado por la Universidad.
JLM: Cultura de élite y cultura de masas. Lo saben hasta las ruedas de los automóviles: por los medios audiovisuales se moldean opiniones edificando al vulgo con el entretenimiento más insulso imaginable. Es claro que esta capacidad de imponerse a millones de gentes tiene consecuencias políticas, ya que se informa para someter. ¿Qué acaece por la mente y conciencia del poeta en tanto este fenómeno alienador discurre por nuestro siglo?
CP: Yo creo que el siglo entrante va a empezar a cambiar profundamente la historia cultural del mundo. Yo creo que ha dominado un tremendo egoísmo en los grupos de gobierno, y que esto ha producido, como es natural, una falta de vida poética en la mayor parte de la gente por falta de cultura; entonces, ahora la tendencia es ser por lo menos un poco menos egoísta. En realidad el mundo nunca ha sido cristiano. Ha habido gentes cristianas y seguramente anónimas, pero yo creo que en una medida importante la Iglesia no ha contribuido a disminuir el egoísmo que durante tantos siglos ha reinado, no solamente en el mundo occidental, sino también en las Iglesias orientales. Entonces, ha habido una falta de reparto espiritual, pero todo esto de acuerdo con un egoísmo basado en el imperialismo económico. Yo nunca entenderé la Iglesia como no sea en un plan de vivir en trinchera; entonces, una Iglesia acomodaticia y con gran frecuencia de acuerdo con los poderosos me parece lo más anticristiano. Yo creo que la Iglesia debiera tener una sola meta, y es buscar el triunfo de las ideas cristianas, que están llenas de alegría; porque si consideramos que el cristianismo es un mensaje de amor, y ese mensaje de amor está basado en el perdón, pues qué alegría, ¿no? Yo creo que es bastante incómodo eso de estar uno vertiendo agua sobre la maceta donde están los rencores y todo eso, ¿no?; y no salen más que espinas.
JLM: En ocasiones la Iglesia ha retardado el desarrollo de los pueblos…
CP: Ha sido un atraso, pero también ha sido un enorme vehículo de cultura, indudablemente. Después de la destrucción de las culturas precolombinas fueron los misioneros, sobre todo los franciscanos (también los agustinos), los que nos trasplantaron aquí la cultura mediterránea de forma extraordinaria.
JLM: Ya lo hemos dicho por ahí: a menudo a “cristazo” limpio, acabando con…
CP: Bueno, pero ellos no acabaron, en realidad, con las culturas precolombinas…
JLM: Esa labor la llevaron a cabo en su nombre los pistoleros de entonces, aunque también los misioneros coadyuvaron a aplastar a...

Índice

  1. Portada
  2. Presentación
  3. Advertencia del editor
  4. TRECE ESCRITORES
  5. CUATRO ARTISTAS PLÁSTICOS
  6. UN CINEASTA
  7. … Y UN MÚSICO
  8. Semblanzas