Documentos cortesianos I
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Documentos cortesianos I

1518-1528. Secciones I a III

  1. 529 páginas
  2. Spanish
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Documentos cortesianos I

1518-1528. Secciones I a III

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Información del libro

El libro reúne una cuidadosa selección de documentos, ordenanzas, cartas y todo tipo de relaciones administrativas que nos ilustran no solamente de las dotes organizativas del conquistador, sino del sutil y agudo sentido de la estrategia política que Hernán Cortés puso al servicio de la consolidación del poder y el dominio españoles en los primeros años de la Colonia.

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Información

Año
2014
ISBN
9786071620385
Categoría
Historia

I

Expedición y conquista
de México

(1518-1521)

1 INSTRUCCIONES DE DIEGO VELÁZQUEZ A HERNÁN CORTÉS

Santiago de Cuba, 23 de octubre de 1518
En la ciudad de Santiago del puerto de esta isla Fernandina, jueves trece días del mes de octubre, año de nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo de mil e quinientos e diez y nueve años, ante el muy virtuoso señor Andrés de Duero, alcalde en la dicha ciudad por Sus Altezas, e en presencia de mí, Vicente López, escribano público del número de la dicha ciudad, e de los testigos yuso escritos, pareció presente el muy magnífico señor Diego Velázquez,[1] adelantado e gobernador de las islas e tierra nuevamente por su industria descubiertas e que se descubrieren, alcalde e capitán e repartidor de los caciques e indios[2] desta isla Fernandina del mar océano, por Sus Altezas, e teniente en ella por el señor almirante; e dijo que, por cuanto al tiempo que él envió por capitán en la flota e navíos que por él en nombre de Sus Altezas fueron a poblar las tierras e islas de San Juan de Ulúa e Cozumel e otras que Juan de Grijalva, capitán que primeramente fue por el dicho señor adelantado en nombre de Sus Altezas descubrió, a Hernán Cortés, el cual iba por el dicho señor adelantado en nombre de Sus Altezas a poblar las dichas islas e tierras, e a descubrir otras; e al tiempo que se partió a lo suso dicho, el dicho señor adelantado le dio una instrucción, firmada de su nombre, en que se contiene e declara la forma e manera quel dicho Hernán Cortés había de tener en el dicho viaje e cargo que llevaba, por la cual se había de seguir e hacer lo que en ella contiene, el cual dicho Hernando Cortés llevó consigo la dicha instrucción, al tiempo que se partió con el dicho cargo, de la cual quedó un registro en esta dicha ciudad; e porque al presente él tenía necesidad de un traslado o dos o más de la dicha instrucción e capítulos della, para la enviar o presentar adonde su merced quisiese o por bien tuviese, por tanto que pedía e pidió al dicho señor alcalde mandase sacar de la dicha instrucción un traslado o dos o más, los cuales en pública forma, signados de mí, el dicho escribano e firmados del nombre del dicho señor alcalde se los mandase dar para los presentar segund e como por su merced era dicho; e luego el dicho señor adelantado dijo que hacía e fizo presentación de la dicha instrucción, la cual el dicho señor alcalde tomó e mandó a mí el dicho escribano, sacase e ficiese sacar della un traslado o dos o más los que su merced menester hubiese, su tenor de la cual, firmada del nombre del dicho señor adelantado según por ella parece, es el que sigue:
Instrucción que dio el adelantado Diego Velázquez a Hernán Cortés, que iba por capitán de la armada que se despachó para las islas y tierras nuevamente descubiertas en el mar océano, fecha en la dicha isla Fernandina a 23 de octubre
Por cuanto yo Diego Velázquez, alcalde e capitán general e repartidor de los caciques e indios desta isla Fernandina por Sus Altezas etc., envié los días pasados, en nombre y servicio de Sus Altezas, a ver e bojar la isla de Yucatán, Santa María de los Remedios, que nuevamente había descubierto, e a descubrir lo demás que Dios Nuestro Señor fuese servido e en nombre de Sus Altezas tomar la posesión de toda un armada con la gente necesaria, en que fue e nombré por capitán della a Juan de Grijalva, vecino de la villa de la Trinidad desta isla, el cual me envió una carabela de las que llevaba, porque le hacía mucha agua, e en ella cierta gente que los indios en la dicha Santa María de los Remedios le habían herido y otros adolecidos, y con la razón de todo lo que había ocurrido hasta otras islas e tierras que de nuevo descubrió, que la una es una isla que se dice Cozumel, e la puso por nombre Santa Cruz, e la otra es una tierra grande, que parte della se llama Ulúa, que se puso por nombre Santa María de las Nieves, desde donde me envió la dicha carabela e gente e me escribió como iba siguiendo su demanda, principalmente a saber si aquella tierra era isla o tierra firme; e a muchos días que de razón debía de haber sabido nueva dél, de que se presume, pues tal nueva dél hasta hoy no se sabe, que debe de tener o estar en alguna extrema necesidad de socorro, e así mismo porque una carabela que yo envié al dicho Juan de Grijalva desde el puerto de esta ciudad de Santiago para que con la armada que lleva se juntase en el puerto de San Cristóbal de la Habana, porque muy más proveído de todo y como al servicio de Sus Altezas convenía fuese, cuando llegó a donde pensó hallarle, el dicho Juan de Grijalva se había hecho a la vela y era ido con toda la dicha armada, puesto que dejó aviso del viaje que la dicha carabela había de llevar; y como la dicha carabela, en que iban ochenta o noventa hombres, no halló la dicha armada, tomó el dicho aviso e fue en seguimiento del dicho Juan de Grijalva, e según parece y se ha sabido por información de las personas heridas e dolientes que el dicho Juan de Grijalva me envió, no se había juntado con él ni della había habido ninguna nueva ni los dichos dolientes ni heridos la supieron a la vuelta, puesto que vinieron mucha parte del viaje costa a costa de la isla de Santa María de los Remedios, por donde habían ido, de que se presume que con tiempo forzoso podrían decaer hacia tierra firme o llegar a alguna parte, donde los dichos ochenta o noventa hombres españoles corren detrimento por el navío o por ser pocos o por andar perdidos en busca del dicho Juan de Grijalva, puesto que iban muy bien pertrechados de todo lo necesario; e demás desto, porque después que con el dicho Juan de Grijalva envié la dicha armada, he sido informado de muy cierto, por un indio de los de la dicha isla de Yucatán, Santa María de los Remedios, cómo en poder de ciertos caciques principales della están seis cristianos cautivos e se sirven dellos en sus haciendas, que los tomaron muchos días a la una carabela que con tiempo por allí dizque aportó pérdida, que se cree que alguno del dellos debe ser Nicuesa,[3] capitán que el católico rey don Fernando de gloriosa memoria, mandó ir a Tierra Firme, e redimirlos sería grandísimo servicio de Dios Nuestro Señor e de Sus Altezas; por todo lo cual, pareciéndome que al servicio de Dios Nuestro Señor e de Sus Altezas convenía enviar en seguimiento y socorro de la dicha armada que el dicho Juan de Grijalva llevó y en busca de la carabela que tras él en su seguimiento fue, como a redimir, si posible fuere, los dichos cristianos que en poder de los dichos indios están cautivos; acorde, habiéndolo muchas veces pensado y pensado y platicado con personas cuerdas, de enviar como envío otra armada tan e también bastecida y aparejada, así de navíos e mantenimientos como de gente e de todo lo demás para semejante negocio necesario que, si por caso a la gente de la primera armada o de la dicha carabela que fue en su seguimiento, hallase en alguna parte cercada de infieles, sea los bastantes para los socorrer e desacar; e si ansí no lo hallaren por sí sola pueda seguramente andar e calar en su busca todas aquellas islas e tierras e saber el secreto dellas, e hacer todo lo demás que al servicio de Dios Nuestro Señor cumpla y al de Sus Altezas convenga; y para ello he acordado de la encomendar a vos, Hernando Cortés, y os enviar por capitán della, por la experiencia que de vos tengo del tiempo que ha que en esta isla en mi compañía habéis servido a Sus Altezas, confiando que sois persona cuerda, que con toda prudencia y celo de su real servicio daréis buena razón e cuentas de todo lo que por mí en nombre de Sus Altezas, vos fuere mandado cerca de la dicha negociación y la guiaréis y encaminaréis como más al servicio de Dios Nuestro Señor e de Sus Altezas convenga; y porque mejor guiada la negociación de todo vaya, lo que habéis de hacer y mirar es que con mucha vigilancia e diligencia inquerir y saber, cumpliendo en todo la instrucción que lleváis de sus paternidades, la cual orden dieron para mí e para los tenientes e capitanes que yo enviase a las islas donde vos is, y de aquélla y de su tenor y forma no excediendo en cosa alguna, antes la cumpliendo en todo e por todo según que en ella se contiene, guiandoos y siguiendoos por lo que se sigue:
1º Primeramente, el principal motivo que vos y todos los de vuestra compañía habéis de llevar es y ha de ser para que en este viaje sea Dios Nuestro Señor servido e alabado y nuestra Santa Fe católica ampliada, que no consintiréis que ninguna persona, de cualquier calidad e condición que sea, diga mal a Dios Nuestro Señor ni a Santa María su madre ni a sus santos, ni diga otras blasfemias contra su santísimo nombre, por ninguna y alguna manera, lo cual ante todas cosas les amonestaréis a todos; y a los que semejantes delitos cometieren castigallos heis conforme a derecho con toda la más riguridad que ser pueda.
2º Ítem: porque más cumplidamente en este viaje podáis servir a Dios Nuestro Señor, no consentiréis ningún pecado público, así como amancebados públicamente, ni que ninguno de los cristianos españoles de vuestra compañía haya acceso ni coito carnal con ninguna mujer, fuera de nuestra ley, porque es pecado a Dios muy odioso e las leyes divinas y humanas lo prohíben; e procederéis con todo rigor contra el que tal pecado o delito cometiere e castigarlo heis conforme a derecho, por las leyes que en tal caso hablan y disponen.
3º Ítem: porque en semejantes negocios toda concordia es muy útil y provechosa y por contrario, las disensiones e discordias son dañosas y de los juegos de dados e naipes suelen resultar muchos escándalos y blasfemias de Dios e de sus santos, trabajaréis de no llevar ni llevéis en vuestra compañía persona ninguna que se crea que no es muy celosa del servicio de Dios Nuestro Señor e de Sus Altezas y se tenga noticia que es bullicioso e amigo de novedades y alborotador, y defenderéis que en ninguno de los navíos que lleváis haya dados ni naipes, y avisaréis dello, así a la gente de la mar como de la tierra, imponiéndoles sobre ello recias penas, las cuales ejecutaréis en las personas que lo contrario hicieren.
4º Ítem: después de salida la armada del puerto desta ciudad de Santiago, ternéis mucho aviso e cuidado de lo que en los puertos desta isla Fernandina saltá...

Índice

  1. Portada
  2. Sumario
  3. Introducción
  4. Bibliografías y listas
  5. DOCUMENTOS CORTESIANOS
  6. Índice onomástico
  7. Índice general