Manzanas en el árbol
La presente escena, aunque sencilla, resulta francamente decorativa por el estallido cromático y el contraste que producen los frutos rojos sobre el fondo verde y azul.
Pincel redondo fino
Pincel redondo mediano
Pincel redondo grueso
Elegir un fragmento
No es necesario recurrir a grandes paisajes o visiones complejas para captar una escena hermosa y decorativa. Evidentemente, el paisaje ha constituido uno de los temas favoritos a lo largo de la historia porque refleja la belleza de la naturaleza en toda su magnitud; sin embargo, no por ello son menos valiosos los preciosos estudios de maestros como Leonardo o Durero sobre pequeños fragmentos naturales. Los cuadros que reflejan pequeñas partes de la realidad poseen el mismo valor que los más ambiciosos; los problemas de volumen, contraste y color se hallan también presentes en ellos y un estudio y desarrollo correctos ofrecen suficientes desafíos en la técnica. Así pues, recomendamos este tipo de representaciones especialmente a quienes se inician en las artes plásticas.
La pintura rápida
La representación de paisajes ofrece la posibilidad de realizar todo tipo de interpretaciones en el colorido, la composición o la técnica empleada. No son precisos estudios detallados del escenario, existe la posibilidad de trabajar de forma rápida y suelta como si se tratara de un esbozo. En la naturaleza, las formas se muestran libres y móviles y la pintura rápida permite plasmar estas características de modo más acertado que la pintura lenta y minuciosa. La realización de estudios de luz y composición permite, además, realizar trabajos más elaborados posteriormente. El óleo trabajado de forma rápida ofrece una imagen muy propia del estilo impresionista, basado en la fuerza del color y la pincelada, una pintura donde la belleza parte de la interpretación, no de la imitación fotográfica y detallada del modelo.
1 Primeras pinceladas en azul
Empezamos por definir el fondo de la imagen, donde se observan algunos fragmentos de cielo, y procuramos dejar en blanco los espacios que pertenecen a los frutos y las hojas. Para el cielo usamos una mezcla de azul y blanco en la parte superior y algunas pinceladas más verdosas en la inferior.
2 Oscuros en las hojas
Definimos tallos y hojas con un tono oscuro, mezcla de verde esmeralda y sombra natural, que contrasta con el azul claro del fondo. Empleamos un pincel redondo mediano para las zonas más grandes y uno fino para plasmar los tallos. Sobre el color más oscuro incorporamos algunos trazos de verde esmeralda puro.
3 Completamos los verdes
Completamos los tonos que definen las hojas. Con un pincel mediano cubrimos las grandes zonas de verde. Incorporamos en algunas de ellas tonos más cálidos (que contienen algo de amarillo), en otras aplicamos verde esmeralda o permanente, o la mezcla de ambos. En todos los casos añadimos blanco para proporcionar un aspecto más cálido.
TRUCO
Para definir correctamente el color del cielo y de las hojas, es preciso disponer de un dibujo previo lo más exacto posible; de esta forma, cada zona queda perfectamente definida. De lo contrario, el dibujo puede prestarse a confusión.
4 El rojo de base
Coloreamos las esferas que definen las frutas; en esta ocasión, el pincel grueso facilita el relleno de las grandes masas. Ahora con rojo permanente abordamos la mayor parte de los círculos; en la zona en sombra mezclamos violeta y carmín para conseguir un oscuro más intenso.
TRUCO
Si en cada zona de color utilizamos el pincel que, por su tamaño, más se adecue a ella, no sólo rellenaremos con mayor rapidez el espacio en cuestión, sino que la pincelada será más correcta y expresará mejor el volumen.
5 Expresamos el volumen
Intentamos proporcionar un volumen correcto a los círculos, no sólo con la incorporación de nuevos tonos, también con la pincelada, que debe seguir una dirección circular. Mezclamos el rojo permanente con violeta y con blanco para conseguir colores más pálidos y los colocamos en las partes centrales de las frutas.
6 Resultado final
Una vez hemos conseguido un colorido suficiente que proporcione volumen, incluimos los brillos finales, los cuales refuerzan el contraste del fruto. Realizamos algunos impactos centrales de rosa muy claro con pincel mediano y en su interior colocamos el blanco puro con el pincel fino.
Una idea para el marco
El marco que elegimos para esta obra refuerza sin duda los verdes cálidos y los azules apastelados. El paspartú será fino y blanco, un tono que combina con los brillos de las frutas. En cuanto al marco, optamos por uno de Santiago Arnau que nos ofrece un doble juego en la entonación de la obra. Su color pálido resalta el cromatismo apastelado del fondo, y su forma, con bonitos grabados, nos recuerda la distribución de las ramas y hojas sobre el cielo.
TRUCO
El óleo es una pintura muy densa y espesa, cuyo medio diluyente es también bastante denso y no se seca con facilidad. Ello requiere realizar una limpieza de los pinceles intensiva no sólo al finalizar la obra, sino también durante el transcurso de la misma y, en especial, después de usar un color muy fuerte u oscuro.
Es la presentación más habitual en que se comercializa la ...