Contra la dominación
eBook - ePub

Contra la dominación

En compañía de Castoriadis, Foucault, Rorty y Serres

  1. 320 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Contra la dominación

En compañía de Castoriadis, Foucault, Rorty y Serres

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Esta obra nos invita a sumergirnos en las aguas turbulentas del relativismo. Responde al incontenible deseo de pensar, una y otra vez, las relaciones de poder y a la necesidad de interrogar unos efectos de dominación tanto más insidiosos cuanto que conforman el propio código que usamos para descifrar la realidad.La virulencia de los anatemas que han lanzado contra el relativismo Juan Pablo II y Ratzinger, entre otros, alienta la tentación de explorar el maligno objeto de sus iras. Más aún cuando cierta ideología de la razón científica —adalid de la retórica de la verdad de nuestra época— coincide con la Iglesia en una misma cruzada. Tomás Ibáñez se acoge a Protágoras, toma a Kant contra Kant y se ayuda de la física cuántica para deshacer el mito de la "verdadera realidad" más allá de la experiencia humana.Ibáñez recorre las obras de Castoriadis, Foucault, Rorty y Serres, hipersensibles a todas las expresiones de la dominación y fascinantes para quienes se sienten incómodos en las redes de los esquemas heredados. El hilo conductor de este viaje es la acuciante exigencia de libertad que alienta sus esfuerzos por debilitar los efectos del poder que constriñe, hasta hacerla impensable, la capacidad de autonomía de las personas y que anulan incluso su voluntad de ejercitarla.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Contra la dominación de Tomás Ibáñez en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Ciencias sociales y Sociología. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2019
ISBN
9788417690755
Categoría
Sociología
PARTE II
CORNELIUS CASTORIADIS, MICHEL FOUCAULT, RICHARD RORTY Y MICHEL SERRES: COMPARANDO LO INCOMPARABLE
Prolegómeno: un propósito de imposible cumplimiento
El título «Cornelius Castoriadis, Michel Foucault, Richard Rorty, Michel Serres: comparando lo incomparable», que encabeza la segunda parte de este volumen, expresa una imposibilidad que no sólo es palpablemente manifiesta, sino que, además, lo es por partida doble.
Imposibilidad, en primer lugar, porque, obviamente, carece de sentido comparar lo que se declara, expresamente, incomparable.
Aunando dos términos antagónicos en forma de oxímoron, tan sólo pretendemos enfatizar la originalidad radical (incomparable, por lo tanto) de cada uno de estos cuatro pensadores.
De hecho, más allá de una comparación en sentido estricto, intentaremos indagar la posible presencia de un trasfondo común y de unas preocupaciones, si no idénticas, por los menos semejantes. Se trata de buscar lo que puede enlazar las preguntas que se plantean en el seno de las cuatro obras, así como las concepciones y las prácticas que se cuestionan y, también, las propuestas que se formulan.
La comparación no va a consistir, consecuentemente, en un chequeo sistemático de las similitudes y de las diferencias entre estas cuatro obras, sino en el intento de encontrar un hilo conductor, un común denominador o, por lo menos, un cierto «aire de familia», en el sentido de Wittgenstein. El propósito es tratar de entender por qué estas cuatro obras resultan tan fascinantes para quienes intentamos avanzar en las líneas emancipatorias abiertas por la Ilustración, pero sobrepasando, al mismo tiempo, los límites que ésta estableció.
En definitiva, se trata de saber si existe un hilo conductor que, más allá de la incontrovertible originalidad de cada autor, nos permita considerar cada una de las contribuciones como cuatro facetas de una misma obra.
Sin embargo, no podemos obviar que nos encontramos ante cuatro autores enormes que han pensado mucho, que han escrito profusamente, que han leído aun más y que han innovado de forma importante. Pretender apropiarse plenamente de su pensamiento para poder dar cuenta de sus aportaciones, constituye el segundo aspecto de la imposibilidad aludida al iniciar este apartado o representa, cuanto menos, un claro despropósito.
Un despropósito que, quizás, se puede corregir aclarando que no vamos a desmenuzar detalladamente sus obras sino que nos limitaremos a exponer algunas de sus líneas de fuerza.
Para empezar, presentaremos los cuatro autores situándolos en el contexto del pensamiento contemporáneo, examinando el terreno en el que se fraguan sus obras y acotando el campo por el que transcurren unas trayectorias empeñadas en ir dibujando un pensamiento diferente.
En la que constituye quizás la mejor biografía sobre Foucault, publicada en 1989 bajo el escueto título Michel Foucault, su autor, Didier Eribon, dice lo siguiente:
Es obvio que una filosofía no nace ya equipada con sus conceptos y sus invenciones, en el seno de una mente solitaria, volcada en el ejercicio del pensamiento. No se puede entender un proyecto intelectual y su desarrollo si no se le contempla en el marco de un espacio teórico, institucional y político [...] Lo que Pierre Bourdieu llamará «un campo».
Es ese «campo» simultáneamente político, institucional e intelectual el que vamos a explorar. Sin embargo, me gustaría volver, previamente, sobre el imposible propósito que consiste en comparar lo incomparable. Ya he dicho que se trataba de un simple artificio retórico para significar y para enfatizar la originalidad radical de cada uno de los cuatro autores. Esta originalidad no se refiere solamente al contenido sustantivo de sus aportaciones, sino que abarca otros aspectos. Por ejemplo, esta originalidad nos impide recurrir a las tipologías al uso para intentar etiquetarlos con precisión o para encasillarlos en el seno de las disciplinas académicas. Todos ellos son transversales y todos ellos son plenamente híbridos. Su lugar académico es, por decirlo de alguna manera, claramente extraterritorial.
¿Cómo definir a Castoriadis, por ejemplo? ¿Fue un filósofo? Sí, claro. ¿Se trató de un psicoanalista que realizaba, además, interesantes aportaciones a la teoría analítica? Sí, también. ¿Fue un sociólogo y, además, un sociólogo innovador? Basta con leer La institución imaginaria de la sociedad para que no quepa duda de ello. ¿Fue un politólogo que, además, anudó la reflexión política y la práctica política? También. ¿Estamos ante un historiador, empeñado, según la sugerente fórmula de Michel Foucault, en elaborar «la historia del presente»? Tampoco puede cabernos duda al respecto. La reflexión de Castoriadis transita por todos y cada uno de esos registros sin que se agote en ninguno de ellos. Del mismo modo, se puede extrapolar el carácter polifacético del pensamiento de Castoriadis a los otros pensadores que aquí nos interesan aunque, quizás, con menor énfasis en el caso de Richard Rorty, cuya especialización es más específicamente filosófica.
La originalidad que caracteriza a todos y cada uno de estos autores dificulta también el que podamos ubicarlos claramente en el seno de las tradiciones de pensamiento o de las escuelas existentes. Ninguno de ellos se adhiere explícitamente a una tradición establecida, ni se perciben filiaciones directas con alguna, y tampoco pueden ser considerados simples continuadores de algo que ya estaba en marcha. O, cuando en un determinado momento se sitúan en una tradición, es para acabar cuestionándola y salir de ella, como le ocurrió, por ejemplo, a Castoriadis con el marxismo. Nuevamente Rorty, quizás también en este aspecto, sea el que se ubique más claramente en una tradición de pensamiento por su reiterada reivindicación del legado pragmatista.
Tal vez lo que dice Christine Fremont a propósito de Michel Serres en un número especial de la revista Critique dedicado a este autor, se pueda extrapolar a todos ellos: Serres no tiene discípulos, pero tampoco tiene un maestro, no sigue a nadie, ni intenta profundizar las líneas trazadas por otros. Serres es imprevisible, nadie sabe de qué tratará su próximo libro, ni cuál será su discurso. ¿Autor difícil? No, simplemente imprevisible. Serres no tiene discípulos porque no ofrece un método que sería iterable. Tener discípulos es tener poder. Y a ninguno de los cuatro autores les preocupa tener poder en este sentido.
Los cuatro autores también son híbridos en términos de los géneros discursivos a los que recurren: ensayos filosóficos, textos literarios, estudios documentales e incluso poesía. El más científico de ellos, Michel Serres, es, quizás, también el más propenso a la escritura poética.
Estas cuatro trayectorias atípicas manifiestan, sin duda, un talante crítico demoledor respecto de lo establecido, un permanente recelo hacia lo heredado y una clara voluntad de «dejar de ser lo que somos». Es decir, cierta adhesión, si se quiere, a la famosa frase de Jean-Paul Sartre según la cual «lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que nosotros mismos hacemos de lo que han hecho de nosotros». En esta afirmación aparecen implicadas, a la vez, una aguda capacidad de diagnóstico para conseguir captar «lo que han hecho de nosotros», así como los mecanismos que se han utilizado para ello; una capacidad de distanciamiento (o de descentración) para poder verse a sí mismo desde otra perspectiva que la que viene definida por nuestras condiciones de existencia; una capacidad de resistencia (o de ruptura) que pasa por saber decir «NO» a lo que somos en el presente; y, por fin, una capacidad de innovación y de creación, indispensable para devenir distintos de lo que somos.
La innovación (en esto insisten Cornelius Castoriadis y Michel Serres) o bien es radical, o no es propiamente innovación; la creación, la «poiesis», o bien es impredecible, o no es propiamente creación. La innovación implica ruptura o, cuanto menos, bifurcación con relación a lo instituido. Abandono de unas autopistas ya trazadas para adentrarse en unos senderos que aún no existen.
Los cuatro autores constituyen puntos de referencia ineludibles, lugares de paso obligado para quienes pretendemos participar en la gran conversación construida por el pensamiento contemporáneo que es, al mismo tiempo, la que va construyendo este pensamiento.
No son, ni mucho menos, claro está, los cuatro únicos puntos de referencia, ni tampoco cada uno de ellos ha tenido igual resonancia ni idéntico impacto en el pensamiento contemporáneo. Michel Foucault y Richard Rorty son, sin duda, los que gozan de mayor o de más extensa influencia y reconocimiento. Michel Serres y Cornelius Castoriadis son apreciados por un público más restringido (sobre todo Castoriadis debido probablemente a una carrera académica totalmente atípica).
Pese a nuestra anterior alusión a la incomparabilidad, puede verse que los cuatro autores parecen tener suficientes puntos en común para que sea lícito considerarlos conjuntamente.
Por ejemplo, situándonos en un nivel muy general, los cuatro son productores de unos textos que sirven directamente para que otros textos sean producidos por otras personas; el pensamiento de los cuatro incide sobre nosotros de una forma tan particular que nos obliga a repensar lo que estábamos convencidos de tener ya pensado. Jonathan Arac, en su libro After Foucault (1988), declaraba algo tan sugerente como que «incluso para defender un punto de vista en contra de Foucault, no tenemos más remedio que redefinir ese punto de vista».
También tienen en común, por supuesto, el hecho de pertenecer a una misma generación y a una misma época, por lo que su pensamiento se ha conformado, bajo la presión de unos mismos «principios epocales», por recurrir a la expresión de Heidegger que indica que una época sólo aparece como tal desde la perspectiva de otra época; es decir, cuando ésta ya ha concluido. Principios epocales cuya historicidad y cuya contingencia sólo se hacen visibles, por lo general, a los oriundos de una época distinta.
En efecto, tan sólo 9 años separan al más viejo, Castoriadis, del más joven, Rorty.
Si de forma totalmente arbitraria situamos en torno a los 25 años la edad a la cual un universitario ha culminado lo esencial de su período de formación, se puede decir que los cuatro consuman ese proceso alrededor de 1950. Es esta fecha a partir de la cual ensayan la producción de unos primeros escritos que alcanzan un público muy limitado, como ocurre en los inicios de toda carrera.
Su salto a la notoriedad se produce también en fechas relativamente próximas entre sí. ...

Índice

  1. Portadilla
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Índice
  5. Agradecimientos
  6. Prólogo a la nueva edición
  7. PARTE I. Defensa del relativismo
  8. PARTE II. Cornelius Castoriadis, Michel Foucault, Richard Rorty y Michel Serres: Comparando lo incomparable
  9. Apéndice. Nota sobre John Dewey
  10. Bibliografía