Niños y jóvenes ante las redes y pantallas

La educación en competencia mediática

Mª Amor Pérez-Rodríguez, Águeda Delgado-Ponce, Rosa García-Ruiz, Mª Carmen Caldeiro

• Editorial: Gedisa Editorial
• Año: 2016
• ISBN:
  9788416572076
• Categoría: Filología
• Categoría: Estudios de comunicación

Los niños y jóvenes crecen rodeados de los medios y las tecnologías, de pantallas a través de las cuales cuentan y muestran su vida y miran la de otros. Los docentes deben asumir, como parte de su responsabilidad profesional, el dominio de la competencia mediática para poder implementar estrategias didácticas y recursos pedagógicos adecuados al desarrollo tecnológico y mediático más actual. La educación en medios sigue siendo algo anecdótico o instrumental. Plantear cómo funcionan sus lenguajes, cómo se producen sus mensajes, la retórica y técnicas que emplean para construir el significado, de qué manera seleccionan y manipulan la información y la comunicación, puede contribuir a disminuir su autoridad y su consideración de mitos y a fomentar la conciencia crítica ante ellos.

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Nuevas formas de comunicarse

Los medios han experimentado en las últimas décadas una actualización y diversificación vertiginosa que ha modificado las oportunidades de comunicación fruto de la hibridación de diferentes códigos. La proliferación de pantallas en los hogares, en la vida diaria de las personas, es ahora el principal escenario de socialización, «pobladas de representaciones en un presente continuo, hiperpresente, en un ahora, rápido e inmediato» (Gabelas, 2009: 25), con características concretas que van a determinar los usos y especialización en determinados contextos.

1. Móviles: la revolución del smarthphone

Desde su difusión en el mundo occidental a mediados de los años noventa, el móvil ha supuesto la tecnología más generalizada (desde el año 2007 el número de móviles en España rebasa el de habitantes), con más avance y con más repercusión en la vida de las personas. Los dispositivos móviles ofrecen el don de la ubicuidad, de poder estar con todos en cualquier momento y situación (Gabelas, 2009).

Aunque los avances en los terminales móviles hacen de estos teléfonos una herramienta multifuncional que permite informarse, jugar, entretenerse, captar imágenes y vídeos… la función por excelencia es la comunicación. Sin embargo, habría aquí que hacer una distinción, entre la comunicación oral, la principal forma de comunicación para la que se desarrollaron en un comienzo; y la comunicación escrita y el gran auge de ésta, que incluso se convierte en la dominante entre grupos de edades como los jóvenes y adolescentes.

Yendo más allá en esta faceta comunicativa del teléfono móvil, el informe ISEA (2009: 8) ofrece una clasificación1 de los servicios móviles atendiendo a los diferentes interlocutores involucrados en la comunicación, incluyendo la máquina como posible interlocutor.

Con el descubrimiento del teléfono a finales del siglo XIX, la comunicación oral interpersonal se vio alterada por las características del medio, de este modo, la no visualización del interlocutor redujo bastante la comunicación no verbal, al mismo tiempo que se generalizaban rasgos que hacían más eficaces las comunicaciones, fórmulas de respuesta, claridad, repeticiones… Por otra parte, la propagación de terminales en la mayoría de los hogares hizo que hubiera un mayor contacto con las personas que disponían de éste en su vivienda o lugar de trabajo, aunque el estado fijo que lo caracterizaba perjudicara a esta localización o contacto; situación que se intentó solventar mediante la instalación de contestadores que permitían la grabación de mensajes o los mensáfonos o «buscas» con la función de hacer llegar un mensaje (normalmente numérico) a la persona que lo llevara consigo. Esta ilusión de estar localizable y en contacto continuo se ve acrecentada con la llegada del teléfono móvil, hasta el punto de que hoy en día la inmensa mayoría de los habitantes del primer mundo disponen de al menos uno de estos aparatos que suelen llevar consigo allá donde van.

Además de las llamadas de voz, desde el principio se añadió a los teléfonos móviles la opción de poder enviar mensajes de texto cortos (SMS en Europa, I-mode en Japón) con un límite de 160 caracteres y un bajo coste. Lo que no se sabía entonces era el enorme éxito que iba a tener esta forma de comunicación entre los más jóvenes generándose lo que algunos consideran como «la mayor revolución del lenguaje que haya habido jamás».2

La limitación de 160 caracteres en los SMS ha forjado un nuevo lenguaje entre los jóvenes en el que contracción y practicidad se imponen a gramática y ortografía (Sánchez, 2011), oralidad y texto escrito se fusionan en pos de la función comunicativa. No obstante, siguiendo a Lorente (2002), este tipo de lenguaje no es exclusivo de esta clase de mensajes sino que ha sido siempre propio de la juventud, por ejemplo a la hora de tomar apuntes en clase donde «han usado, usan y usarán su lenguaje propio, conciso y lleno de abreviaturas». De hecho, en otros tipos de comunicación como chats, mensajería instantánea (por ejemplo, WhatsApp), etcétera, donde el límite de caracteres ya no es un problema, se sigue tendiendo a la abreviatura, el acortamiento, la elisión de vocales… buscando, principalmente, la rapidez y una comunicación fluida.

A este «nuevo» lenguaje verbal se unen los «emoticonos» que no son más que representaciones a través de caracteres de las expresiones faciales, que surgen con la intención de vencer las limitaciones que puede presentar el texto escrito para la expresión de emociones. Una creación importante si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de los mensajes (70%) que escriben los jóvenes son de carácter afectivo (Lorente, 2002). Y también hay que señalar la gran importancia que adquiere actualmente la incorporación del lenguaje audiovisual, de imágenes y vídeos tomados y enviados instantáneamente, acción que aporta una información extra y más detallada a la comunicación. La introducción de cámara a los teléfonos móviles ha generado que niños que han nacido y crecido en un mundo mediatizado y donde prima el lenguaje audiovisual puedan tener las herramientas necesarias para comunicarse a través de éste. Por lo tanto, podemos comprobar cómo en la actualidad los adolescentes y los jóvenes priorizan el uso de mensajes acompañados por imágenes, vídeos, que además pueden subir a Internet o compartir en las redes sociales mediante su dispositivo móvil, generando una comunicación múltiple y diversificada a través de los distintos canales.

2. Internet: la comunicación mediada

Internet es, sin lugar a dudas, una de las tecnologías que, en los últimos tiempos, más cambios ha generado en el mundo actual. Gracias a su implantación y proliferación a lo largo de todo el planeta se ha producido una considerable transformación en ámbitos como el personal, el institucional, el empresarial, el educativo (Tolsá, 2012). Desde el punto de vista de la penetración, además, se comprueba cómo en estos escasos 20 años ha sido exponencial, situándose en 2.686 millones de usuarios de Internet, un 34,9% a nivel mundial y un 73,1% de usuarios en Europa, según el Informe anual La sociedad en red (2014).

No obstante, esta repercusión y generalización en la vida de las personas tiene su germen en el paso a la denominada Web 2.0, en la que la facilidad de uso de un conjunto de aplicaciones hace que cualquiera con unos mínimos conocimientos sobre Internet pueda utilizarlas. La Web 2.0 se refiere, más que a ningún tipo de tecnología concreta, a las personas, a la cultura de la participación, en la que el usuario de Internet ya no es un consumidor pasivo de información, sino que se convierte en un productor activo de la misma, en un prosumidor;3 y se refiere a una actitud: compartir (García Páez, 2011). Conceptos, prácticas y proyectos que van más allá de la etiqueta que los cobija y que Alexander (2006) resume en los siguientes términos:

• Software social. La colaboración entre múltiples usuarios en la generación y contribución a la ...

Índice

• Prólogo Competencia mediática, clave para una sociedad más democrática
• Introducción
• 1 Nuevas formas de comunicarse
• 2 Jóvenes, niños y pantallas
• 3 El desarrollo de la competencia mediática
• 4 La educación en competencia mediática
• Bibliografía