Escritos Sociológicos II. Vol. 2
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Escritos Sociológicos II. Vol. 2

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En esta segunda parte del segundo volumen de "Escritos sociológicos" Adorno analiza sociológicamente el comportamiento humano ante dos cuestiones: las predicciones astrológicas publicadas en "Los Angeles Times" y la respuesta de la pobación alemana frente al antisemitismo del Tercer Reicht.

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Información

Año
2019
ISBN
9788446046653
Categoría
Social Sciences
Categoría
Social Theory
CAPÍTULO V
Culpa y represión
Aquí ofrecemos un análisis cualitativo de las reacciones de los participantes en nuestro experimento a las manifestaciones críticas de la Carta Colburn que hacen referencia a los campos de concentración, el terror, el exterminio de los judíos y la guerra de agresión. Que en ello se ven involucrados puntos neurálgicos viene confirmado por el hecho de que muchos enunciados contradictorios, por forma y contenido de la contradicción, confirman a la vez justo las tesis contra las que protestan.
Más que en ninguna otra parte de la investigación hay que acentuar en este punto que nuestro estudio pretende, además de sus tareas metodológicas, sobre todo seguirle la pista a los factores transsubjetivos que caracterizan la opinión pública en el sentido antes considerado[1]. Cuando se rozan los puntos neurálgicos de la culpa, se hace especialmente evidente cuántos de los interpelados se sirven casi mecánicamente de una reserva de argumentos preexistentes, de manera que su juicio individual sólo parece desempeñar un papel secundario: el de un factor selectivo con relación a esa reserva.
El análisis cualitativo del material que se sirve de categorías tales como la de la represión del sentimiento de culpa, la proyección agresiva y la pervivencia de las tesis de la propaganda nacionalsocialista puede dar ocasión a representaciones parciales e injustas. Prescindiendo por completo de la cuestión de en qué medida pueden generalizarse los resultados expuestos, ha de recordarse, para empezar, que el estímulo Colburn, justo por el hecho de dirigirse a puntos centrales, ha provocado posiblemente reacciones más acentuadas de lo que cabría atribuir en sí, sin más, a la opinión de los participantes en el experimento; que éstos han sido, más bien, literalmente estimulados. Al respecto deben realizarse dos consideraciones. En primer lugar, tal como hemos visto, la misma representación de una «opinión en sí» resulta problemática[2]. Los seres humanos no tienen en modo alguno, en las diferentes situaciones, necesariamente la misma opinión, y piensan y actúan con suma probabilidad de forma diferente cuando aquéllas cambian. Lo pretendido era crear condiciones respecto de las cuales pudiera suponerse que se corresponden con las predominantes en el proceso de formación de la voluntad política e ideológica. No se pretende una respuesta concluyente a la cuestión de qué siguen siendo o no son ya los alemanes. Semejante cuestionamiento presupondría una identidad de la conciencia consigo misma, una opinión articulada y estable, cosa que apenas se da en la realidad presente. La aproximación a la verdad es, en efecto, máxima cuando se formulan enunciados sobre cómo se elaboran intelectual y psicológicamente determinados complejos, y se extraen de ellos conclusiones sobre ciertas potencialidades, sin creer en resultados estadísticos allí donde opinión y actitud son ellas mismas en grandísima medida función de las constelaciones de poder dominantes en cada caso.
Respecto a la objeción de que hemos estimulado a los participantes en nuestro experimento mediante el estímulo básico, tenemos que añadir que equivaldría a dar una bofetada a todas las teorías y experiencias psicológicas pretender lanzar la hipótesis de que lo exteriorizado en el estado de estimulación resultara azaroso e indiferente. Lo que dice una persona furiosa, después de que su afectividad ha roto el control racional, sigue estando en ella. Expresa su inconsciente potencialidades psicológicas latentes y ajenas al yo, así como, en un nivel menos profundo, la provisión de intuiciones preconscientes, habituales, que lleva consigo y que puede, como ser plenamente consciente, eliminar o confirmar mediante su juicio autónomo.
Nuestro estudio se interesa en gran medida por la investigación de la última capa, de los elementos transsubjetivos que se encuentran ya en el preconsciente, en las opiniones latentes. Hemos renunciado a la interpretación perteneciente propiamente a la psicología profunda, sin prescindir en rigor de las perspectivas psicoanalíticas allí donde se imponen.
En cualquier caso, es digna de toda atención la capa intermedia que aparece en la investigación, aunque no alcance hasta la dimensión profunda individual-psicológica, ni tampoco se adentre en la conciencia responsable. Se manifiesta allí una especie de disposición subjetiva sociopsicológica, que ciertamente, en las circunstancias presentes, no logra una influencia plena, cuya importancia real no ha de sobrevalorarse tampoco, pero que, si se conecta de nuevo con intensas fuerzas objetivas, podría volver a alcanzar una violencia inopinada.
Sin embargo, incluso las reacciones en cierto modo extremas que abordaremos –sabemos que en la problemática tratada las opiniones extremas se articulan más clara y agudamente que las moderadas o indiferenciadas– no deben interpretarse de un modo excesivamente primitivo. Para comprender a fondo el complejo culpa y represión, se precisa de métodos de interpretación mucho más sutiles en el detalle de lo que aquí se pueden emplear por lo general, sobre todo allí donde está en cuestión la forma drástica de la ideología.
Podemos partir de la hipótesis de que, de hecho, se da algo así como una experiencia latente de la culpa y que esta experiencia se ve reprimida y racionalizada. Pero esta experiencia tiene que cargar de algún modo las instancias del superyó de la mayoría de los participantes en el experimento. La educación ejercida sistemáticamente con el mayor refinamiento para desactivar la conciencia moral pudo tener éxito en cierto modo al final sólo en el círculo más estrecho de los practitioners of violence, mientras que la fracción mayoritaria de la población alemana provenía de las representaciones morales del mundo liberal burgués, por muy debilitadas que éstas estuvieran, y seguía arrastrando consigo buena parte de ellas.
El análisis de los mecanismos de represión tiene sólo sentido bajo un presupuesto que vale para casi todos los argumentos de represión y que ha de expresarse enfáticamente de una vez por todas. Cuando se reprimen los sentimientos de culpa y la responsabilidad frente a lo cometido por los nazis, ello no significa sólo que se quieran justificar, sino también que se encontraba injusto lo cometido y se rechazaba por ello. Si éste no fuera el caso, no se precisaría entonces del afán de distanciamiento.
Cuando se aducen argumentos apologéticos, se produce también la situación de que eso para lo que se buscan disculpas se tiene por injusto y no se desearía tener nada que ver con ello. La idea de la culpa reprimida no puede tomarse demasiado estrictamente en sentido psicoanalítico: sólo en la medida en que la conciencia de la injusticia cometida está despierta en tanto que injusticia, se ponen en juego los mecanismos de represión. De todos los participantes en el experimento que se encuentran en estado de represión, casi ninguno se articula de tal forma que llegara, por ejemplo, a defender que está bien hecho que se los matara, sino que se trata más bien, en la mayoría de los casos, del intento de sintonizar con el conocimiento del crimen la propia identificación sobrevalorada con el colectivo al que se pertenece: se niega o minimiza para no perder la posibilidad de esa identificación, que permite a innumerables personas, sólo desde el punto de vista psicológico, olvidar el sentimiento insoportable de la propia impotencia. De ello cabe inferir que quienes se encuentran en estado de represión, también cuando defienden los rudimentos de la ideología nazi, no simpatizan, por ejemplo, con una repetición de lo que ocurrió. La represión misma es un signo del shock que experimentaron, y con ella se abre un resquicio a la esperanza.
Cabe plantear también la objeción de un círculo metódico entre el método y los resultados. La carta Colburn estaba construida ya sobre la base de experiencias inmediatas, no organizadas, de la ideología. Se podría suponer que precisamente la ideología de cuyo análisis descriptivo se trata ha sido impuesta a los participantes mediante la disposición del experimento, al ponerlos en conocimiento de esa ideología; que, por tanto, la investigación produciría ilegítimamente su propio resultado.
El material contradice esta hipótesis allí donde la caracterización que Colburn realiza de los alemanes se toma de alguna otra parte; esto ocurre la mayoría de las veces a regañadientes, pidiendo disculpas y con considerables modificaciones. Con la profundidad de los núcleos emotivos afectados por el estímulo básico se corresponden reacciones primitivas, infantiles, de la especie de la alegría del niño ante el elogio y su rechazo instantáneo a todo lo que se le antoja de algún modo crítica. La estructura fundamental de la reacción a la carta Colburn es la identificación más o menos ciega con la nación en tanto que colectivo, al que nosotros, los otros colectivos objetivados como «el» americano, nos enfrentamos.
En el análisis cualitativo hemos renunciado a intentar de nuevo, más allá de lo contenido en la parte cuantitativa, algo así como un recuento de argumentos. Con una diferenciación categorial necesariamente más amplia, no sólo hubieran resultado demasiado pequeños los números para las categorías individuales a la hora de realizar afirmaciones sustanciosas, sino que además la exposición habría estado expuesta al peligro de lo mecánico y fragmentario.
En lo que sigue ofrecemos una exposición concisa de nuestra forma de proceder al realizar este análisis cualitativo. Los protocolos de discusión que se hallan en su base, así como las grabaciones magnetofónicas más importantes, están disponibles para su cotejo científico en el Archivo del Instituto. Esperamos que tanto la crítica fundada como los estudios adicionales para el desarrollo ulterior de los métodos aquí aplicados contribuyan a la clarificación de numerosos problemas de interpretación aún abiertos y como justificación o también como confirmación de nuestros resultados.
En este capítulo se emplean principalmente 25 protocolos de discusión, con 1.370 páginas de texto. Se dividen en dos grupos, uno de 20 y otro de cinco. El más extenso abarca los que contenían el mayor número de manifestaciones sobre los complejos: corresponsabilidad en el nacionalsocialismo y en la guerra, corresponsabilidad en los campos de concentración y en los crímenes de guerra, actitud hacia los judíos, actitud hacia las DP [personas desplazadas]. Se seleccionaron cinco protocolos más del archivo general sin consideración de la temática «culpa y represión». Debían representar a los grupos sociales que menos aparecieron en el grupo de los 20 y redondeaban con ello en cierto modo el cuadro. En la elaboración no se hizo distinción alguna entre los dos grupos de protocolos seleccionados.
Puede plantearse la cuestión de por qué se ha empleado sólo aproximadamente una quinta parte de los protocolos de los que se disponía para el análisis cualitativo de la problemática de la culpa y la represión. La única razón es que una incorporación de todos los protocolos habría ocasionado un derroche de trabajo prohibitivo y no justificado objetivamente. La elaboración cuantitativa del conjunto de protocolos nos ha permitido examinar las discusiones no incluidas expresamente en el presente análisis cualitativo, respecto de si aparecen en ellas desviaciones esenciales de las afirmaciones encontradas en las sesiones elegidas. En la medida en que esto era –excepcionalmente– el caso, se las ha...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Legal
  4. BAJO EL SIGNO DE LOS ASTROS
  5. Nota preliminar
  6. Introducción
  7. La columna astrológica de Los Angeles Times
  8. CULPA Y REPRESIÓN
  9. Prólogo
  10. Introducción
  11. PARTE III. Monografías sobre el análisis cualitativo de las discusiones. Nota preliminar
  12. Capítulo V. Culpa y represión
  13. APÉNDICE
  14. Investigación social empírica
  15. Prejuicio y carácter
  16. Rigidez e integración
  17. Réplica a la crítica de Peter R. Hofstätter de Grupo experimental
  18. Prólogo a Objeto y método del procedimiento de grupo de discusión, de Werner Mangold
  19. NOTA DEL EDITOR