Estudios sobre la personalidad autoritaria
De Th. W. Adorno, Else Frenkel-Brunswik, Daniel J. Levinson y R. Nevitt Sanford, The Authoritarian Personality, vol. I de Studies in Prejudice, editados por Max Horkheimer y Samuel H. Flowerman (Social Studies Series: Publication N.º III), Nueva York, Harper & Brothers, 1950.
Los capítulos que aquí aparecen son los escritos sólo por Adorno o en colaboración con otros.
CAPÍTULO I
Introducción
A. El problema
La investigación de la que se va a informar en este volumen estuvo guiada por la siguiente hipótesis principal: que las convicciones políticas, económicas y sociales de un individuo forman con frecuencia un patrón amplio y coherente, como si estuviesen unidas por una «mentalidad» o «espíritu», y que este patrón es expresión de profundas tendencias de su personalidad.
El interés principal se dirigió al individuo potencialmente fascista, alguien cuya estructura es tal que lo convierte en especialmente vulnerable a la propaganda antidemocrática. Decimos «potencial» porque no hemos estudiado a individuos que fueran fascistas confesos o que perteneciesen a organizaciones fascistas conocidas. En el tiempo en que recogimos la mayor parte de nuestros datos, el fascismo acababa de ser derrotado en la guerra y, por ello, no podíamos esperar toparnos con sujetos que se identificaran a sí mismos abiertamente con él; sin embargo, no hubo dificultad alguna en encontrar sujetos cuya actitud era tal como para indicar que estarían dispuestos a aceptar el fascismo si se convirtiera en un movimiento social fuerte o respetable.
Al concentrarnos en el fascista potencial no queremos dar a entender que no pudieran estudiarse del mismo modo con provecho otros patrones de personalidad e ideología. Somos de la opinión, no obstante, de que ninguna otra tendencia político-social supone una amenaza mayor a nuestros valores tradicionales e instituciones de lo que lo hace el fascismo, y de que el conocimiento de las fuerzas de la personalidad que favorecen su aceptación puede a la postre ser útil para combatirlo. Cabe plantearse la cuestión de que si deseamos explorar nuevos recursos para combatir el fascismo, por qué no prestamos la misma atención al «antifascista potencial». La respuesta es que nosotros estudiamos tendencias que se encuentran en oposición al fascismo, pero no pensamos que constituyan ningún patrón individual. Uno de los principales resultados del presente estudio es que los individuos que muestran una vulnerabilidad extrema a la propaganda fascista tienen muchas cosas en común. (Exhiben numerosas características que juntas dan lugar a un «síndrome», aunque puedan distinguirse variaciones típicas dentro de este patrón principal.) Los individuos que son extremos en la dirección opuesta resultan mucho más diversos. La tarea de diagnóstico del fascismo potencial y estudio de sus determinantes requiere de técnicas especialmente diseñadas para estos propósitos; no podría exigírseles que sirvieran también para otros patrones diferentes. No obstante, fue posible distinguir varios tipos de estructura de la personalidad que parecían especialmente resistentes a las ideas antidemocráticas, y a éstos se les presta la debida atención en los últimos capítulos.
Si existe un individuo potencialmente fascista, ¿cómo es con exactitud? ¿Qué es lo que lleva a formar el pensamiento antidemocrático? ¿Cuáles son las fuerzas organizadoras dentro de la persona? Si existe semejante persona, ¿cómo existe de ordinario en nuestra sociedad? Y si tal persona existe, ¿cuáles han sido los factores determinantes y cuál ha sido el curso de su desarrollo?
Éstas son cuestiones sobre las que la presente investigación proyectaba arrojar alguna luz. Aunque la noción de que el individuo potencialmente antidemocrático es una totalidad puede aceptarse como hipótesis plausible, se requieren para empezar algunos análisis. En la mayoría de los enfoques del problema de las clases políticas cabe distinguir dos concepciones esenciales: la concepción de la ideología y la concepción de las necesidades subyacentes de la persona. Aunque ambas pueden pensarse como constituyendo un todo organizado dentro del individuo, cabe estudiarlas, no obstante, de forma separada. Las mismas tendencias ideológicas pueden tener diferentes fuentes en individuos diferentes, y las mismas necesidades personales pueden expresarse a sí mismas en diferentes tendencias ideológicas.
El término ideología se emplea en este libro, al igual que es corriente en la bibliografía especializada al uso, para hacer referencia a una organización de opiniones, actitudes y valores –a un modo de pensar sobre el hombre y la sociedad–. Podemos hablar de la ideología total de un individuo o de su ideología respecto a diferentes áreas de la vida social: política, economía, religión, minorías, etc. Las ideologías tienen una existencia independiente de cualquier individuo singular; y las que existen en un tiempo dado son el resultado tanto de procesos históricos como de eventos sociales contemporáneos. Estas ideologías tienen para diferentes individuos diferentes grados de seducción; una cuestión que depende de las necesidades del individuo y del grado en que estas necesidades se están viendo satisfechas o frustradas.
Existen, por cierto, individuos que toman para sí mismos ideas de más de un sistema ideológico existente y las tejen dentro de patrones que son más o menos de su única incumbencia. Cabe suponer, no obstante, que cuando se examinan las opiniones, actitudes y valores de numerosos individuos, se van a descubrir patrones comunes. Estos patrones puede que no se correspondan en todos los casos con las ideologías familiares al uso, pero satisfarán la definición de ideología formulada anteriormente y en cada caso se encontrará que poseen una función dentro de la adaptación general del individuo.
La presente investigación de la naturaleza del individuo potencialmente fascista comenzó con el foco de atención puesto en el antisemitismo. Los autores, en consonancia con la mayoría de los científicos sociales, sostienen la tesis de que el antisemitismo está basado en mucha mayor medida en factores del sujeto y en su situación general, que en características reales de los judíos, y que un lugar para buscar factores determinantes de opiniones y actitudes antisemitas es en el seno de las personas que las expresan. Dado que este énfasis en la personalidad requería que se centrara la atención en la psicología más que en la sociología o la historia –aunque en último extremo estas tres disciplinas sólo pueden separarse de forma artificial–, no podía intentarse rendir cuenta de la existencia de ideas antisemitas en nuestra sociedad. La cuestión era, más bien, ¿cómo es que ciertos individuos aceptan estas ideas mientras otros no lo hacen? Y dado que desde el principio la investigación se vio guiada por las hipótesis establecidas anteriormente, se supuso (1) que el antisemitismo no es probablemente un fenómeno específico o aislado, sino que forma parte de un marco ideológico más amplio, y (2) que la vulnerabilidad de un individuo a esta ideología depende en primer lugar de sus necesidades psicológicas.
Las perspectivas e hipótesis concernientes al individuo antidemocrático,...