Cielos
Los cielos pueden aparecer en cualquier temática tomada del exterior, principalmente en paisajes y marinas; y aunque en muchas ocasiones son un complemento más de la imagen global, en otras se convierten en el protagonista absoluto de la obra ya que la dispersión de la luz y la presencia de masas nubosas o neblinas les confieren un gran sentido pictórico y una gran carga sugestiva.
LA EXPRESIVIDAD DE UN CIELO
Tanto la presencia de nubes, como los efectos especiales que produce la luz al filtrarse a través de ellas o el abanico de colores que aparece en una puesta de sol, convierten a los cielos en atractivos modelos para una pintura al pastel. En muchas ocasiones complementan paisajes y marinas o cualquier otro tipo de imagen de exterior, pero cierto tipo de cielos especialmente sugerentes se pueden convertir en los protagonistas de la obra, dejando el suelo en un segundo plano.
Un cielo despejado, con un nítido e intenso azul al mediodía, sugiere luminosidad y alegría; al caer el sol, se baña de tonos cálidos, que lo convierten en una imagen romántica. Un día de lluvia se puede cubrir de tristeza y una tarde de tormenta, con grandes nubes oscuras y haces de luz filtrándose entre ellas, puede ser una imagen cargada de dramatismo.
EL COLOR DEL CIELO
Cuando se habla de cielos, lo primero que viene a la mente es el color azul; sin embargo, el color del cielo está en función del color de la luz, y a lo largo de las veinticuatro horas del día cambia de una forma notable. Dejando de lado los colores de la noche, que suelen ser negros y azules intensos, hay que tener en cuenta los matices amarillos, grises y celestes de un amatanto de las sombras propias de éstas. Es por ello que se recomienda tomar apuntes de un cielo antes de empezar a pintar la obra definitiva, pues a lo largo de la ejecución es probable que el ambiente general que crea el cielo, sus formas y colores varíen considerablemente.
La presencia de degradados y manchas indefinidas y esponjosas como las nubes obligarán al artista a realizar necer, además de los naranjas, rojos y violetas de una puesta de sol. Por otro lado, la presencia de nubes aporta blancos, grises y marrones, sin contar con las tonalidades de la luz que bañan las nubes dándoles color.
Todo esto nos indica que, para pintar cielos al pastel, es conveniente contar con una variada gama de barras.
TÉCNICA
Pintar cielos no difiere mucho de pintar otras temáticas como el agua o ciertas texturas, ya que el método de trabajo es muy similar en todos los casos.
Sin embargo, los cielos pueden presentar problemas por lo efímero de su color o de las formas de las nubes y por lo gran cantidad de fundidos para sugerirlos, dejando para el final los toques precisos o pequeñas líneas de la barra.
CIELOS DESPEJADOS
Un cielo despejado se presenta a los ojos del artista como una lámina azul que se va degradando a grises a medida que se acerca a la línea del horizonte. Esta imagen, en principio, es plana y sin volumen, pues en ella no se encuentran cuerpos con juegos de luz y sombra que sugieran una tercera dimensión. A pesar de ello, un cielo despejado no tiene siempre el mismo color: al principio y final del día suele bañarse de tonos cálidos, naranjas, amarillos y violetas. En cualquier caso, pintar un cielo despejado implica hacer un degradado desde los tonos más intensos hasta los más claros.
El pastel no es una técnica que favorezca las mezclas de colores, por lo que aunque hacer un degradado parezca algo sencillo a simple vista, conseguir que los tonos se fusionen suavemente y sin saltos bruscos de tono implica cierto dominio de la técnica. No hay que olvidar que un degradado bien hecho, en el que se funden varios colores, puede resultar tan sugestivo como un cielo con nubes.
ATENCIÓN
Pintar cielos al pastel significa hacer degradados y difuminar continuamente el color para sugerir los límites imprecisos de las nubes y su consistencia gaseosa, por ello es conveniente dominar con soltura esta parte de la técnica de la pintura al pastel; de otro modo, el resultado puede ser rígido y poco espontáneo.
CIELOS DESPEJADOS UN CIELO DESPEJADO
En cualquier técnica de pintura, reproducir un cielo despejado significa hacer un degradado, por lo que generalmente el artista se ve obligado a fusionar colores. Aunque en principio hacer un degradado parece algo sencillo, no hay que olvidar que el pastel no es una técnica que se preste a las mezclas; por ello, fundir varios colores sin que se produzca un salto brusco en el tono, requiere un dominio de la técnica.
Este cielo despejado de tarde es un buen modelo para practicar la resolución de estos grandes espacios con degradados.
1. Con un matiz de azul adecuado se pinta una franja en la parte superior del papel; ésta será la parte del cielo que mantenga un color homogéneo y a partir de la cual el tono se empezará a degradar.
2. En función de las preferencias del artista, se difuminan las líneas con los dedos o con el trapo.
3. Para realizar el degradado, se añade un azul más claro.
4. Este último tono se difumina con los dedos para fusionarlo con el otro, evitando los cambios bruscos de tono.
5. En los dos pasos anteriores ya...