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  1. 320 páginas
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Información del libro

La reproducción de las relaciones de producción es el manuscrito de donde Althusser extrajo su famoso texto, publicado en La Pensée en 1970, Ideología y aparatos ideológicos del Estado, que en esta obra es analizado todo su contexto. En él, el autor presenta una concepción ordenada del materialismo histórico, las condiciones para la reproducción de la sociedad capitalista y la lucha revolucionaria para acabar con ella.

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Información

Año
2015
ISBN
9788446043218
Edición
1
Categoría
Filosofía
VIII. Los aparatos Ideológicos de Estado político y sindical
I. Advertencia necesaria
Abordamos aquí una cuestión tan importante cuanto difícil de presentar convenientemente, es decir, sin dar en lo más mínimo pie a un malentendido.
Por eso queremos repetir aquí los términos de la solemne observación que hicimos figurar en nuestra Advertencia al lector. En los Aparatos ideológicos de Estado político y sindical se trata de la lucha de clases. Pero atención: no se trata ni de toda la lucha de clases, ni siquiera del terreno en el que está enraizada la lucha de clases. Se trata de un dominio en el que la lucha de clases reviste sus formas legales, cuya conquista misma es el resultado de una historia de la lucha de clases a la fuerza exterior a estas formas legales. Una vez conquistadas tales formas legales, la lucha de clases se ejerce en ella, en los límites más o menos estrechos de estas formas, de todos modos en sus límites rigurosamente definidos, desplegándose de modo masivo fuera de estas formas.
Que el sistema de las formas políticas y sindicales que la clase dominante ha o bien arrancado para ella en su lucha de clase, o bien debido conceder, a regañadientes, bajo el efecto de las conquistas de la lucha de clase proletaria y popular, esté integrado como Aparatos ideológicos de Estado en el Aparato de Estado de la clase dominante, que sea, pues, la Ideología de Estado la que ante todo se realice en estos Aparatos, eso se comprende por sí mismo. Pero igual de bien se comprende que la lucha de clase que ha impuesto estos Aparatos en torno a y dentro de los cuales se libra actualmente una parte de la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado marca profundamente ciertas piezas de estos Aparatos y confiere en particular una posición de excepción, en el seno mismo de las formas legales de estos Aparatos, a ciertas instituciones de la lucha de clases proletaria, como su organización de la lucha de clase política y su organización de la lucha de clases sindical. Una posición de excepción y una posición de antagonismo. Pues no es con corazón alegre como la burguesía hubo de reconocer, como consecuencia de las peripecias de las que hablaremos, la existencia de partidos obreros reformistas y luego revolucionarios, y con mayor razón la existencia de organizaciones sindicales de la lucha de clase económica. Bajo las formas legales de la existencia de estas organizaciones, la burguesía sabe que lo que está en cuestión va infinitamente más allá de estas formas legales mismas; de ello tiene la prueba en cuanto una crisis un poco seria saca a la luz del día la realidad que expresa, pero al mismo tiempo disimula la existencia legal de estas organizaciones: el hecho de que la lucha de clases no se limita –y con razón– a la oposición parlamentaria de tal o cual partido comunista o a las «negociaciones» con la Patronal o el Gobierno de tal o cual Central Sindical; el hecho de que la lucha de clases más violenta se libra sin interrupción, aunque de manera sorda y no visible desde fuera, en tanto no consagrada por la legalidad existente, en todos los momentos de la práctica de la producción y mucho más allá de esta. Esta posición de excepción traduce y traiciona, pues, una posición en principio antagonista (salvo si las organizaciones en cuestión caen en la colaboración de clase). Lo cual nos pone en presencia de la siguiente paradoja.
En el seno de un aparato de Estado ideológico como el aparato del sistema político puede existir (y este es ya el caso en un buen número de países) un Partido proletario de ideología radicalmente antagonista a la ideología de Estado, la cual sin embargo se materializa en las formas y las prácticas del Aparato ideológico de Estado en que figura este partido proletario. No obstante, este antagonismo se ejerce en las formas mismas impuestas por la Ideología de Estado (ej., la democracia burguesa, que es la dictadura de la burguesía bajo las formas de un aparato democrático parlamentario o presidencialista), lo cual complica sobremanera la tarea del Partido proletario. Pero, como Lenin mostró, esta complicada tarea no es sin embargo irresoluble, a condición absoluta de que se respete una cierta cantidad de condiciones imperativas, ante todo que el Partido proletario no caiga en el «cretinismo parlamentario» o «democrático-burgués», ni con mayor razón deje que su Ideología de lucha de clase proletaria se vea contaminada por la Ideología de Estado, que es la ideología de la clase dominante; sino, por el contrario, sepa utilizar el Aparato ideológico de Estado político, incluidas algunas de sus formas, algunos elementos de su Ideología (por ejemplo, algunas consignas democráticas), a fin de ayudar, por medio de las elecciones, y desde lo alto de la tribuna del Parlamento burgués, al desarrollo de la Lucha de clases que, en lo esencial, se libra fuera de estas formas legales democrático-burguesas. Lo mismo vale, con mayor razón, para la acción sindical obrera.
Si las cosas están claras a este respecto, podemos iniciar el análisis de los Aparatos ideológicos de Estado político y sindical.
Y, para señalar de inmediato un punto de referencia para mi tesis, invocaré un conocido texto de Lenin, extraído de un discurso pronunciado el 30 de diciembre de 1920: «Sobre los sindicatos, la situación actual y los errores de Trotski», que se podría volver a leer entero y completar, además, con un segundo texto muy poco posterior (25 de enero de 1921): «De nuevo los Sindicatos» (tomo XXXII de la edición francesa de las Œuvres Complètes, Moscú, 1962)[1].
Lenin habla de los sindicatos bajo la dictadura del Proletariado, esto es, de su existencia en el marco del Estado proletario, que es un Estado en el sentido fuerte, detentado por los bolcheviques y sus aliados, y dotados de los Aparatos represivos e ideológicos propios de todo Estado. Lenin declara:
«… en el ejercicio de la dictadura del proletariado, el papel de los sindicatos es absolutamente capital. Pero ¿en qué consiste este papel? El examen de esta cuestión, una de las cuestiones teóricas más importantes, me lleva a concluir que este papel es sumamente original. Por una parte, los sindicatos agrupan, engloban en sus filas a la totalidad de los obreros industriales: son por consiguiente una organización de la clase dirigente, de la clase en el poder que ejerce la dictadura, ejerce la coerción estatal. Pero no es una organización de Estado coercitiva; su fin es educar, formar, instruir, es una escuela, una escuela de dirección, una escuela de gestión, una escuela del comunismo. Es una escuela de un tipo absolutamente insólito, pues no nos encontramos con profesores y alumnos, sino con una cierta combinación sumamente original de lo que ha subsistido del capitalismo, y no podía dejar de subsistir, con lo que los destacamentos revolucionarios, por así decir la vanguardia revolucionaria del proletariado, han promovido»[2].
Y Lenin añade, algunas páginas más adelante, estas relevantes declaraciones:
«El camarada Trotski comete un error. Pretende que en un Estado obrero el papel de los sindicatos no es defender los intereses materiales y morales de la clase obrera… Hoy en día, nuestro Estado es tal que el proletariado organizado en su totalidad debe defenderse, y debemos utilizar estas organizaciones obreras para defender a los obreros frente a su Estado y para que los obreros defiendan nuestro Estado»[3].
Si nos atenemos a la fórmula central de Lenin, se dice en sus propios términos que los «sindicatos son una organización de la clase en el poder, la clase en el poder que ejerce la dictadura, que ejerce la coerción estatal. Pero no es una organización de Estado coercitiva, … es una escuela…».
Si leemos entre líneas un texto sobre los sindicatos del Estado proletario para discernir cuál puede ser el estatuto de organizaciones sindicales existentes bajo el Estado burgués, cosa que veremos, la fórmula de Lenin coincide casi exactamente con la nuestra; pues distingue entre la acción coercitiva del Estado y la acción no coercitiva de los sindicatos soviéticos. En este caso, los sindicatos proletarios tienen una tarea de educación ideológica, la de ser «la escuela del comunismo». Proporcionalmente, es decir, teniendo en cuenta las diferencias que, evidentemente, separan a los Aparatos ideológicos del Estado proletario de los Aparatos ideológicos del Estado burgués, y con las reservas enunciadas más arriba, el sistema de los sindicatos podemos considerarlo como un Aparato ideológico de Estado y tratar bajo el mismo concepto el sistema político.
II. El Aparato ideológico de Estado político
Comenzaremos por este por razones que aparecerán en lo que sigue.
Los partidos comunistas y el aparato ideológico de Estado político. Democracia para el pueblo y revolución socialista
Por supuesto, esto no quiere decir ni por un instante que, por el hecho de su inscripción topográfica en el sistema del aparato ideológico político de Estado, un Partido político, como el Partido Comunista, se vea fatalmente reducido a un papel de ejecutante de las voluntades del Estado burgués o al papel de oposición de su Majestad[4].
Este último papel lo cumplen a la perfección, y con todo el tacto deseable, los «leales gestores del régimen capitalista» que son los partidos socialdemócratas, los cuales no esperaron a esta maravillosa fórmula de Léon Blum para comprender su «vocación», evidentemente, «a escala humana»[5]. Esta famosa «escala humana» presenta, en efecto, esta apreciable ventaja de permitir a quienes asciendan sus escalones, es decir, a los honores burgueses (o incluso aristocráticos, como en Gran Bretaña: ¡el señor Attlee[6] ha sido elevado a la «dignidad» de Lord por su Muy Graciosa Majestad Británica!), simplemente «elevarse por encima» del «mezquino» punto de vista de la «lucha de clases» para practicar tranquilamente una buena colaboración de clase (véase actualmente al señor Wilson[7]).
Lenin combatió bastante, y en términos de una ...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Legal
  4. Prefacio. Althusser y los «aparatos ideológicos de Estado»
  5. Introducción. Una invitación a releer a Althusser
  6. Nota editorial
  7. LA REPRODUCCIÓN DE LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN
  8. Advertencia al lector
  9. I. ¿Qué es la filosofía?
  10. II. ¿Qué es un modo de producción?
  11. III. De la reproducción de las condiciones de la producción
  12. IV. Infraestructura y Superestructura
  13. V. El Derecho
  14. VI. El Estado y sus aparatos
  15. VII. Breves observaciones sobre los AIE político y sindical de la formación social capitalista francesa
  16. VIII. Los aparatos Ideológicos de Estado político y sindical
  17. IX. De la reproducción de las relaciones de producción
  18. X. Reproducción de las relaciones de producción y revolución
  19. XI. De nuevo sobre el «Derecho». Su realidad: el aparato ideológico de Estado jurídico
  20. XII. De la ideología
  21. Apéndice. De la primacía de las relaciones de producción sobre las fuerzas productivas
  22. Nota sobre los AIE
  23. Ideología y aparatos ideológicos de Estado (Notas para una investigación)