IX
Movimiento We are Church/Somos Iglesia
En el año 1995, el cardenal Groër, monje benedictino y arzobispo de Viena, abandonó la sede episcopal de la capital austriaca tras ser acusado de pedofilia por varios exalumnos del seminario menor donde ejerció el cargo de prefecto de estudios desde 1946 hasta 1974, año en que ingresó en la orden benedictina. Cuando abandonó la sede episcopal, tenía setenta y seis años. El Papa Juan Pablo II simplemente aceptó la renuncia preceptiva por edad que Groër había presentado al cumplir los setenta y cinco años y se le permitió regresar a su comunidad, el priorato benedictino de San José en el santuario mariano de Roggendorf, con el cargo de prior. La Iglesia-CR no abrió ninguna investigación en ese momento, ya que, al parecer, una iniciativa en este sentido promovida por el cardenal Ratzinger, por entonces decano del colegio cardenalicio, topó con la oposición del cardenal Sodano, por entonces secretario de Estado vaticano. No fue hasta tres años más tarde, ante el volumen de casos que iban emergiendo, que Juan Pablo II cesó a Groër como obispo y como cardenal después de que avalaran las acusaciones contra él cuatro de los seis arzobispos austriacos y tras la investigación que el abad primado benedictino, el norteamericano Marcel Rooney, realizó personalmente en el monasterio del cual Gröer era prior. Groër abandonó entonces su comunidad y se exilió a Alemania, retirándose de la vida pública. Murió de cáncer en 2003, a los ochenta y tres años de edad, y fue enterrado con todos los honores eclesiásticos en el monasterio cisterciense femenino de Roggendorf que él mismo había fundado. Groër no fue perseguido por la justicia, pues el delito había prescrito en el momento en el que se hizo público. Groër nunca admitió públicamente su culpa ni se disculpó, mas sí lo hizo en abril de 1998 su sucesor en el arzobispado de Viena, el teólogo dominico cardenal Schönborn.
El «caso Groër» fue un revulsivo para la sociedad austriaca, que había sido una de las Iglesias más avanzadas en los años setenta bajo el liderazgo del cardenal Franz König, antecesor de Groër en Viena y uno de los obispos más abiertos e influyentes en el Concilio Vaticano II. Tras la llegada al papado de Juan Pablo II, los católicos austriacos habían contemplado descorazonados cómo sus obispos de mentalidad más abierta eran sistemáticamente sustituidos uno tras otro por obispos conservadores que gozaban de la confianza personal del Papa, pero no tenían vinculación con los católicos de base y, en algunos casos, ni tan siquiera vocación o aptitudes pastorales. El viernes de Semana Santa de 1995, viernes de pasión, tres laicos católicos, profesores de Religión en Innsbruck (Thomas Plankensteiner, Martha Heizer y Bernadette Wagnleithner), hicieron un llamamiento en la televisión local para empezar una campaña de recogida de firmas pidiendo la reforma de la Iglesia-CR. El llamamiento se produjo un mes después de que un reconocido semanario austriaco (Profil) publicara una entrevista con el primer exdiscípulo de Gröer que se atrevió a denunciarlo (Josef Hartmann, de treinta y siete años de edad) y dos semanas después de que la Conferencia Episcopal austriaca, ignorando la denuncia, hubiera reelegido a Gröer como presidente y este, tras aceptar la elección, hubiera tenido que renunciar al cargo a los dos días a causa de la publicación de nuevos testimonios en su contra. El manifiesto de la campaña fue concretado en cinco puntos en una asamblea popular que se realizó a las pocas semanas en Salzburgo y se hizo público el día de Pentecostés de 1995, que ese año felizmente coincidía con el aniversario de la muerte del Papa del aggiornamento Juan XXIII (3 de junio). La campaña tuvo un impacto extraordinario: más de medio millón de católicos austriacos se adhirieron al Manifiesto en menos de un mes y 4.000 firmas más llegaron por correo provenientes de 31 países distribuidos en los cinco continentes. Las cinco demandas de reforma junto con el acta notarial que daba constancia de la autenticidad de las firmas consignadas fueron entregadas el 7 de julio de 1995 al nuevo presidente de la conferencia episcopal austriaca, junto con un cesto de semillas que simbolizaba la vida nueva que los firmantes deseaban para su Iglesia. Las listas de firmas se guardaron bajo secreto notarial en Innsbruck. La campaña se extendió entonces rápidamente a Alemania, donde alcanzó más de un millón y medio de firmas en unos pocos meses. Dieciocho mil firmas más se obtuvieron en el Tirol del Sur (región italiana de habla alemana). Este fue el inicio espectacular del movimiento de reforma eclesial católico más importante a nivel mundial: el movimiento internacional Somos Iglesia (International Movement We are Church, IMWC), oficializado en Roma en 1996. La campaña de recogida de firmas se inició diligentemente en otros países de habla no alemana, mas la población no respondió ni mucho menos con el mismo entusiasmo. El fracaso fue especialmente severo en Estados Unidos, donde se esperaba un mínimo de un millón de firmas y, tras ímprobos esfuerzos, se consiguió recoger solamente 37.000. A pesar de ello, el movimiento envió a sus representantes internacionales a Roma en 1997, para entregar a las autoridades vaticanas la petición de reforma consignada en un manifiesto que recogía y ampliaba los cinco puntos del manifiesto original.
MANIFIESTO OFICIAL DE SOMOS IGLESIA/WE ARE CHURCH (IMWC) Roma, 1997
Demandamos,
1. La construcción de una Iglesia de hermanos y hermanas
Igualdad de derechos de todos los creyentes y superación de la separación entre clérigos y laicos (solamente así la diversidad de talentos y carismas podrá recuperar su plena eficacia). Participación consultiva y vinculante de los miembros de la Iglesia local en la elección de su obispo (se debe escoger como obispo a quien tenga la confianza del pueblo).
2. La plena igualdad de derechos para las mujeres
Participación consultiva y vinculante de las mujeres en todas las instancias eclesiales. Apertura del diaconado permanente a las mujeres. Acceso de las mujeres al sacerdocio. (La exclusión de las mujeres de la administración eclesial carece de fundamento bíblico. La Iglesia no puede permitirse renunciar por más tiempo a la riqueza de capacidades y experiencias de vida de las mujeres. Esto afecta también a las posiciones de liderazgo.)
3. Libre elección entre una forma de vida celibataria y no celibataria
(La vinculación de la función del sacerdote a la renuncia al matrimonio no es obligatoria según criterios bíblicos ni según criterios dogmáticos; es una evolución histórica y, como tal, puede ser modificada. El derecho de la comunidad a la celebración eucarística y al servicio pastoral es más importante que cualquier regla del derecho canónico.)
4. Una valoración positiva de la sexualidad como componente fundamental de la persona humana creada y afirmada por Dios
Reconocimiento del ejercicio responsable de la conciencia individual en temas de moral sexual (p. ej., anticoncepción). Distinguir claramente la anticoncepción del aborto. Más humanidad en lugar de juicio generalizado (p. ej., por lo que respecta a las relaciones prematrimoniales o a la homosexualidad). En lugar de la fijación paralizante en los temas de moral sexual, prestar atención preferente a otros temas vitales (p. ej., la paz, la justicia social, la preservación de la creación…).
5. Promover la alegría en lugar de la amenaza
Más acompañamiento y solidaridad prácticos y motivadores en lugar de normas restrictivas que infunden temor. Más comprensión y disponibilidad al perdón hacia las personas en situaciones complejas, que buscan empezar de nuevo (p. ej., divorciados vueltos a casar, sacerdotes casados sin trabajo), en lugar de dureza y rechazo inmisericorde.
Estas demandas básicas del movimiento Somos Iglesia parecen representar a una buena parte de católicos tanto en Europa como en Norteamérica:
El Papa debería favorecer… | España n = 1.080 | Irlanda n = 489 | EEUUn = 770 | Italian = 687 | Polonia n = 830 | Filipinasn = 1.029 |
Más interés por los laicos | 87% | 75% | 69% | 77% | 51% | 47% |
Permitir sacerdotes casados | 79% | 82% | 69% | 67% | 50% | 21% |
La elección popular de obispos | 58% | 63% | 65% | 67% | 55% | 51% |
Consejeros laicos para el Papa | 77% | 82% | 65% | 62% | 49% | 68% |
Más autonomía de los obispos | 74% | 63% | 58% | 48% | 53% | 37% |
La ordenación de las mujeres | 71% | 67% | 65% | 58% | 24% | 18% |
La reforma de la Iglesia | 74% | 79% | 65% | 51% | 56% | 48% |
Media | 74% | 73% | 65% | 61% | 48% | 41% |
Fuente: Andrew Greely y Michael Hout (EEUU, 1996).
En Alemania, una encuesta telefónica realizada en 2005 por la Deutsche Presse-Agentur (dpa) reflejó resultados aún más favorables: de los 1.010 católicos mayores de catorce años entrevistados, un 78% estaban a favor de los sacerdotes casados y un 77% a favor de...