Soberanos e intervenidos
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Soberanos e intervenidos

Estrategias globales, americanos y españoles

Joan E. Garcés

  1. 624 páginas
  2. Spanish
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Soberanos e intervenidos

Estrategias globales, americanos y españoles

Joan E. Garcés

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En este brillante y documentado ensayo, Joan E. Garcés se sitúa en el intento de desvelar las estrategias políticas, económicas y militares de las grandes potencias a lo largo de la segunda mitad del siglo XX que han acabado sometiendo o, como mínimo, interviniendo en estados independientes mediante mecanismos que se podrían definir suavemente como globalizadores. La política mundial ya no es un asunto de "buenos y malos", sino de intereses concretos que se ponen en práctica y que determinan una serie de consecuencias de extrema importancia. Ahora que la globalización es un asunto cotidiano, ahora que la aceptación de este fenómeno económico y político alcanza cotas insospechadas, sería un error omitir la lectura de este alegato a favor de la soberanía y la autonomía de los pueblos para decidir su destino, y del desarrollo de la cultura política como el arma suprema que poseen las comunidades para alcanzar sus objetivos."Creo que desde ahora Soberanos e intervenidos será un libro insoslayable para quienes intenten profundizar en la trama internacional de este siglo. Por una parte, las intervenciones de Estados Unidos (invasiones, asesinatos programados, chantajes económicos, penetración cultural. etc.) en los países de América Latina, con evidente menoscabo de su soberanía y, por otra, las interconexiones en clave de poder en la propia Europa, con determinaciones de enorme trascendencia para los respectivos pueblos pero resueltas a espaldas de los mismos; unas y otras acotadas por una documentación irrefutable, convierten la libro de Joan Garcés en una lectura obligada para quienes pretendan recoger del pasado las duras lecciones que a veces sirven para clarificar el presente."DEL PRÓLOGO DE MARIO BENEDETTI

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Información

Año
2012
ISBN
9788432316531
Edición
1
Categoría
History
1. Entre Alemania y Gran Bretaña. Intervención y guerra
Alemania absorbió a España en su zona de influencia en 1939, anexionó Austria y ocupó Checoslovaquia en 1938. Gran Bretaña asintió. La declaración de guerra británica a Alemania del 3 de septiembre de 1939 no ponía en cuestión, por sí misma, el acuerdo previo sobre la suerte de Austria, Checoslovaquia y España, sino su ampliación a Polonia. Pero, a partir de junio de 1940, el acuerdo británico en cuanto a España dio un vuelco. La causa: Francia había caído bajo dominio alemán –y antes Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda.
¿En qué circunstancia y a través de qué medios intentó el gobierno británico recuperar su control sobre España? Disponíamos de testimonios, como los de José María Gil-Robles (monárquico), que durante su exilio en Portugal había anotado en su diario de 3 de octubre de 1942:
[...] Celebro una entrevista con el embajador inglés en España, Sir Samuel Hoare, a la que asisten el agregado naval británico en Madrid y Sainz Rodríguez. El embajador expone la situación en términos parecidos a éstos [...]: no sería extraño que Hitler pretendiese obtener de España bases de aviación en el sur, con el fin de intentar cerrar el Estrecho y hacer casi imposible el abastecimiento de Malta. En Londres hay el temor de que dentro de un mes o mes y medio Hitler [...] dirija a Franco un verdadero ultimátum para que permita el establecimiento de bases aéreas alemanas en la zona del Estrecho. Si Franco accediese, Inglaterra lo consideraría como un casus belli. Sería preciso que en aquel momento un gobierno de fuerzas nacionales elevara su protesta contra la invasión, en Canarias o en tierras de África. Ese gobierno independiente, integrado por fuerzas conservadoras y de sentido nacional, sería inmediatamente reconocido por los Aliados y salvaría la posición de España en el orden internacional [...]. En Inglaterra se ve con los mejores ojos la restauración de la monarquía en España.
El testimonio de quien en 1933-1936 fuera líder de la Confederación Española de Derechas Autónomas (ceda), y ministro de Guerra, concentra conceptos básicos de la diplomacia británica. Londres no cuestionaba la dictadura del general Franco –como tampoco su sublevación en 1936 contra el gobierno constitucional. Pero si la Potencia rival en el Continente obtenía bases en España, Londres estaba dispuesto a reconocer que algunos españoles se autoproclamaran Gobierno bajo protección militar anglosajona1.
El 4 de enero de 1943 el agregado naval de la Embajada inglesa en Madrid visitó de nuevo a Gil-Robles:
[el oficial naval] ha llegado ayer de Londres, donde ha permanecido varios días en conversaciones con los principales elementos del gobierno y los jefes de los Estados Mayores. [...] Refiriéndose a España, mi interlocutor me aseguró, una vez más, que Inglaterra no desea una vuelta de las izquierdas2.
Que el gobierno británico vetara el acceso de las izquierdas a su programado gobierno para España no era baladí. Significaba continuar privando de los derechos políticos a la mayoría de los ciudadanos españoles. Según el comandante B. H. Wyatt, el Board of Ana­lysts de los servicios secretos de EEUU había estimado pocos meses antes que «80% de la población española podría sin lugar a dudas ser calificada de red [roja]»3.
En el diario de Gil-Robles, entre sus interlocutores, está ausente el Gobierno de Estados Unidos. Quien, sin embargo, no sólo estaba al corriente de los planes británicos de intervención sino que los mediatizaba. En 1942 los analistas norteamericanos subrayaban un rasgo histórico en la política británica hacia la Península Ibérica:
Pero si Gran Bretaña pudo mantener a Portugal separado de Iberia, su intento de apoyar a una Cataluña libre (a partir del siglo xviii) nunca ha tenido éxito [...]. Portugal, en gran medida gracias a la ayuda británica, se separó y desde entonces ha permanecido independiente como un satélite de Gran Bretaña,
y contemplaban también el presente y futuro de la antigua América española: «El nacionalismo español expresado en el concepto de Hispanidad, es una amenaza potencial a los intereses norteamericanos en América Latina»4.
I. Sobornar al mando de las FF AA
El plan al que sir Samuel Hoare, después vizconde de Templewood, invitaba al democristiano Gil-Robles había sido lanzado dos años antes. Las claves de su concepción, fines y medios se leen en un informe que he encontrado entre los documentos que el director del Office of Strategic Services (oss), William J. Donovan, hizo microfilmar después que Truman ordenara disolver el oss (fines de agosto de 1945)5. Su contenido es un modelo de los operativos que una Potencia moviliza para dirigir a otro Estado cuyos mecanismos de decisión están fuera de todo control democrático interno (documento 1).
Firmaba el informe en cuestión el 17 de abril de 1942 el teniente-coronel Robert A. Solborg, jefe de operaciones del oss para el norte de África y agregado militar en la Legación de EEUU en Lisboa (documento 2). Lo dirigía al brigadier general Raymond E. Lee, del servicio de inteligencia del Estado Mayor del Ejército, Departamento de Guerra, en Washington, D.C. Puntualizaba que no dejaba copia dado que «la naturaleza de esta comunicación requiere el más extremado secreto».
El oficial norteamericano empezaba describiendo la fuente, y su importancia:
Acabo de pasar una semana en Madrid invitado por un viejo amigo mío, el capitán Allen Hillgarth, R[oyal] N[avy], y Agregado Naval de la Embajada británica, y logré conocer los detalles de un secreto que es compartido sólo por mi anfitrión, Sir Samuel Hoare, Mr. Churchill [primer ministro y primer lord del Almirantazgo], Lord Halifax [ministro de Asuntos Exteriores] y Mr. Eden.
Evaluaba la información en los siguientes términos:
La fuente de la información anterior es absolutamente irreprochable, y el hecho de que Gran Bretaña, a pesar de todos los reveses británicos, haya sido capaz de mantener a España en posición no beligerante, añade peso a la información anterior. La importancia de este complot no puede ser subvalorada cuando uno considera que la base naval de Gibraltar está a merced de los cañones españoles, y que si algo pasara en Suez, la Gran Bretaña necesitaría ser apoyada plenamente en España para mantener a este país no beligerante.
Los antecedentes guardaban relación con la evolución del conflicto del Reino Unido con Alemania:
En el verano de 1940, después del colapso de Francia, la entrada de España en la guerra del lado del Eje era considerada inminente, pues en esa época el Gobierno español y la mayoría de los altos oficiales del Ejército español creían firmemente en la victoria alemana. A la vista de la vulnerabilidad de la base naval británica de Gibraltar, la cuestión de mantener a España fuera de la guerra era una gran preocupación para el Gobierno británico, y la principal tarea de sir Samuel fue la de prevenir que España se uniera a las fuerzas del Eje. Al capitán Hillgarth6, debido a su prolongada residencia en España, a su profundo conocimiento de los españoles y de oficiales del Ejército y de la Marina española, se le confió la misión de encontrar la manera para resolver lo que parecía ser una importante situación donde los medios diplomáticos y políticos usuales no serían de ninguna ayuda dadas las fulgurantes victorias alemanas y la débil posición del Gobierno británico.
II. Juan March
El medio ingeniado era comprar a generales en posiciones de mando. El vehículo fue Juan March, el financiero de la insurrección contra el Gobierno democrático español en 1936:
Se decidió que debía hacerse un esfuerzo para generar en los círculos del Ejército español una actitud hostil a la entrada de España en la guerra, y se estimó que la mejor manera de lograrlo era sobornar a los generales españoles regalándoles dinero. El hombre seleccionado para esta acción era el bien conocido capitalista español Juan March quien, debemos recordar, fue el hombre que contribuyó a financiar la campaña de Franco.
Juan March invocaba ante los generales motivos de alto patriotismo, aparentando como que arriesgaba dinero propio:
Ni qué decir tiene que todas las negociaciones fueron conducidas con la consumada habilidad de que es capaz Juan March, disimulando cuidadosamente las huellas de Gran Bretaña y haciéndola aparecer como una iniciativa enteramente española, financiada por bancos e inversores españoles, con el único objeto de ahorrar a España los horrores de otra guerra.
¿Cuánto invertía el gobierno británico en sobornar al Mando del Ejército de Franco? En enero de 1943 el dólar se cotizaba a 21 pta. El valor adquisitivo de 210 millones de pta. de 1941 equivalía a más de 17 310 millones de pta de 1993 (más de 142 millones de dólares)7. Enorme suma para generales cuyo sueldo mensual apenas sobrepasaba cinco mil pta (238 dólares). Poco para lo que Gran Bretaña y su Imperio se jugaban8:
March contactó a un grupo de importantes generales españoles, en un número de alrededor de treinta, y sus argumentos ante los generales estaban respaldados por una suma de 10 000 000 de dólares puesta por el Gobierno británico a la disposición de aquéllos.
Pero el pago del precio estaba subordinado a una condición suspensiva a plazo fijo:
Se convino un acuerdo de seis meses de duración, que vencía en mayo de 1941, para que los generales insistieran en mantener la neutralidad de España durante ese período de tiempo.
A los generales, del dinero era mostrada la señal. Estamos ante un contrato de obra y no de arrendamiento de servicios. El enlace del gobierno británico entregaría la recompensa una vez demostrado el cumplimiento del trato:
La moneda fue depositada en Nueva York, pero los generales tenían permitido retirar algunas sumas en pesetas que les serían descontadas del monto total, a un tipo de cambio previamente acordado, cuando llegara el día de pagar el soborno.
¿Qué generales entraban en la operación? Señalaba al gen...

Índice

  1. CoverImage
  2. Portadilla
  3. Legal
  4. Prólogo
  5. Abreviaturas
  6. Introducción del autor
  7. Primera parte. Intervención y Guerra Fría
  8. 1. Entre Alemania y Gran Bretaña. Intervención y guerra
  9. 2. Independencia nacional y libertades internas
  10. 3. La Guerra Fría en América Latina
  11. 4. El posfranquismo y la Guerra Fría
  12. 5. De nuevo Alemania
  13. 6. De Yalta a Malta
  14. 7. Entre EEUU y Alemania
  15. Segunda parte. Estrategias mundiales e intervención
  16. 8. Estrategias mundiales e intervención
  17. 9. Gran Bretaña y la división de Europa
  18. 10. La visión de Europa del Office of Strategic Serivces
  19. 11. Después de la Guerra Fría
  20. Epílogo a la edición de 2012
  21. Documentos
  22. Otros títulos