Revoluciones sin sujeto
eBook - ePub

Revoluciones sin sujeto

Slavoj Zizek y crítica historicismo postmoderno

Santiago Castro-Gómez

  1. 400 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Revoluciones sin sujeto

Slavoj Zizek y crítica historicismo postmoderno

Santiago Castro-Gómez

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

De ser candidato a la presidencia de su país, Eslovenia, el filósofo Slavoj Zizek pasó a convertirse en una figura de culto mediático y su imagen circula en películas, revistas y programas de televisión en todo el mundo, acompañada de calificativos como "el Elvis de la teoría cultural" o "el más peligroso filósofo de nuestro tiempo". Sus conferencias son vistas como espectáculos para multitudes, que hacen fila durante horas para escuchar sus presentaciones.En medio del polvo levantado por tanta zizekmanía, este libro busca indagar el núcleo duro de la filosofía del esloveno, mostrando en qué consisten sus críticas a la izquierda posmoderna contemporánea. Pero, más que servir como una simple introducción a su pensamiento, el libro entabla una conversación crítica con Zizek, con base en cinco problemas filosóficos: la dimensión ontológica del antagonismo, el estatuto negativo de la libertad, la relación entre política y universalidad, el carácter "incompleto" del sujeto y la centralidad de las luchas democráticas. Nos encontramos frente a un estudio riguroso y ameno, que observa, tras la figura polémica, al gran pensador que ha sorprendido al presente.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es Revoluciones sin sujeto un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a Revoluciones sin sujeto de Santiago Castro-Gómez en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Filosofía y Filósofos. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2018
ISBN
9786079781620
Categoría
Filosofía
Categoría
Filósofos
Capítulo 1
¿Quién dijo sujeto trascendental?
“Tomar en serio” a Žižek como filósofo, tal es el objetivo que nos hemos trazado en este libro; pero el cumplimiento de este propósito conlleva tomar unas cuantas elecciones metodológicas. En lugar de centrar nuestro análisis en sus textos sobre crítica cultural —que son los que usualmente reciben atención por parte de los investigadores—[1] optaremos por confrontar directamente su lectura del idealismo alemán, que constituye el “núcleo duro” de toda su obra. Es por eso que el primer capítulo estudiará la interesante lectura que hace Žižek de la filosofía moderna entre Descartes y Marx, tratando de encontrar allí los criterios filosóficos que inspiran sus estudios en torno a la ideología y sus trabajos de crítica cultural. Sin embargo, mi interés no es constatar, siguiendo los cánones académicos de la filosofía, si se trata de una “buena” o de una “mala” lectura del idealismo alemán, lo cual supondría un tipo de trabajo completamente diferente, sino de acompañar al esloveno en este recorrido, tratando de comprender en qué consiste su crítica de lo que él llama “historicismo posmoderno”. Pero ello supone identificar primero el adversario teórico y político al que se dirigen sus ataques. Mi tesis será que este adversario es el pensamiento de Mayo del 68, articulado a nivel teórico por filósofos como Foucault, Deleuze y Derrida, y concretizado luego a nivel político por los “nuevos movimientos sociales” que surgieron en todo el mundo desde la década de los setenta. A nuestro filósofo le preocupan las herencias de ese pensamiento, el “posmodernismo”, nombre bajo el cual agrupa tendencias divergentes como el posestructuralismo, los estudios culturales, las teorías poscoloniales, el feminismo y el posmarxismo. Mi estrategia inicial será entonces levantar una cartografía de la discusión de Žižek con el pensamiento del 68, para luego estudiar cuál es el lugar que ocupa su lectura del idealismo alemán en esta disputa. El debate se centrará en la necesidad de recuperar una categoría olvidada por el pensamiento posmoderno: la noción de sujeto trascendental.
La profecía de Lacan
Se dice que poco después de los levantamientos de Mayo del 68, Jacques Lacan, el brillante médico que había realizado una gran revolución del psicoanálisis, se dirigió a los jóvenes manifestantes callejeros y les dijo: “a lo que ustedes aspiran como revolucionarios es a un amo. Y lo tendrán”. Frente al entusiasmo de los estudiantes, decididos a luchar contra las jerarquías sociales y tomar el destino en sus manos, el maestro reacciona con un gesto incomprensible: “no se hagan ilusiones muchachos, ustedes no serán jamás sus propios amos, lo único que lograrán será cambiar sus cadenas”. Los estudiantes, piensa Lacan, desean inconscientemente seguir siendo esclavos; buscan tan sólo un nuevo amo que les permita gozar mejor de su anhelada esclavitud. De este modo, el gran revolucionario Lacan retiró su apoyo a esa otra gran revolución que se desplegaba fuera de su consultorio.
Cuarenta años después, con motivo de un nuevo aniversario de Mayo del 68, el filósofo esloveno Slavoj Žižek publicó un artículo en el que comienza recordando el incidente de Lacan con los estudiantes. Amparado en el estudio de los sociólogos Boltanski y Chiapello (The New Spirit of Capitalism), el esloveno dice que a partir de 1970 el capitalismo usurpó la retórica izquierdista de los estudiantes y convirtió la autogestión, la descentralización y la sostenibilidad ecológica en ejes de una nueva forma de producción. Si puede hablarse entonces de un cambio generado a partir de Mayo del 68, es del paso de un “espíritu del capitalismo” a otro, de modo que toda esa histérica embriaguez de libertad tan sólo propició la sustitución de una forma de dominación por otra mejor y más efectiva. Los estudiantes demandaban un nuevo amo y lo tuvieron, “disfrazado del permisivo amo posmoderno cuyo dominio es aún mayor porque es menos visible”.[2] La profecía de Lacan se cumplió al pie de la letra:
En la medida en que este espíritu del capitalismo post-68 forma una unidad económica, social y cultural, esa misma unidad justifica el nombre de “posmodernismo”. Por eso, aunque se hicieron muchas críticas justificadas del posmodernismo como una nueva forma de ideología, habría que admitir, sin embargo, que cuando Jean-François Lyotard utilizó el término que anteriormente daba nombre a ciertas tendencias artísticas nuevas (especialmente en la literatura y en la arquitectura) para designar una nueva época histórica, en su acto había un elemento de auténtica nominación. El “posmodernismo” funciona ahora, efectivamente, como un nuevo Amo-significante, introduciendo un nuevo orden de inteligibilidad en la confusa multiplicidad de la experiencia histórica.[3]
El posmodernismo es, entonces, la herencia teórica, política, económica y cultural de Mayo del 68 que colonizó la teoría y la práctica de la izquierda contemporánea, y que se ha convertido en la ideología hegemónica del capitalismo globalizado. Con ello Žižek se refiere básicamente a tres cosas: en primer lugar, al nuevo “espíritu” que adquirió el capitalismo después de 1968, y que él mismo llama “capitalismo cultural”, en el que las mercancías ya no son adquiridas con base en su utilidad, sino para gozar la experiencia de su consumo (en tanto que llenan nuestra vida de significado). En segundo lugar, se refiere al tipo de pensamiento que expresa mejor que ningún otro el espíritu del 68: la filosofía de Foucault, Deleuze y Derrida, pensadores que anticiparon en la teoría lo que el capitalismo haría finalmente en la práctica. Por último, Žižek habla del tipo de praxis política heredera de los levantamientos juveniles del 68: las luchas antiracistas, el movimiento feminista, el ecologismo y las luchas por la descolonización, que abandonaron la centralidad de la lucha de clases y fueron reabsorbidas por el multiculturalismo neoliberal. Aunque me ocuparé de los tres aspectos a lo largo del libro, en este capítulo empezaré a delinear la crítica de Žižek al segundo de ellos, con el objetivo de situar la discusión.
En su libro Órganos sin cuerpo, Žižek trae a colación una imagen del libro The Pedagogy of Philosophy de Jean-Jacques Lecercle en la que un yuppie se encuentra leyendo un libro de Deleuze en el metro de París. ¿Cuál pudiera ser la reacción de esta persona, que busca ilustrarse un poco en filosofía, ante la compleja estructura conceptual del filósofo? Žižek dice que en lugar de una mirada perpleja, lo que se dibuja en su rostro es una sonrisa de complacencia. ¿Por qué razón? Porque en el libro de Deleuze, ese yuppie está viendo la imagen perfecta de sí mismo. Motivos como la intensidad de los afectos, la reinvención permanente, el llevar la experiencia más allá de los propios límites, etc., son precisamente aquellos que caracterizan a las jóvenes élites corporativas que hicieron de la tecnología el motor de la economía capitalista desde finales del siglo xx. Ese joven del metro parisino podría ser tranquilamente Bill Gates, Mark Zuckerberg o Steve Jobs, los creadores del nuevo capitalismo digitalizado. ¿Dónde mejor que en los libros de Deleuze hubieran podido encontrar esos jóvenes una descripción más adecuada de la multiplicidad del goce que caracteriza al actual “capitalismo sin fricciones”? ¿Dónde sino allí se hizo una mejor apología de los ideales hippies de la desterritorialización, el nomadismo y las máquinas deseantes?[4] Pero los hippies subalternos de ayer son los yuppies hegemónicos de hoy; por lo que Žižek nos dice sin paliativos que el pensamiento de Deleuze “es la ideología de la nueva clase dominante emergente”.[5]
En efecto, las protestas anticapitalistas de los años sesenta (desde Mayo del 68 en París, el movimiento estudiantil en Berlín, Frankfurt y Berkeley, hasta los hippies en los Estados Unidos) añadieron algo a la tradicional crítica marxista: no protestaban sólo contra la alienación socio-económica, sino también contra la alienación cultural. Se levantaban contra la opresión sexual y racial, contra la mercantilización del consumo y contra la pérdida de la individualidad en medio de la sociedad de masas. Pero, nos dice Žižek, “el nuevo espíritu del ca­pitalismo recuperó triunfalmente la retórica igualitaria y anti-jerár­quica de 1968, presentándose a sí mismo como una victoriosa rebelión libertaria contra las opresivas organizaciones sociales características tanto del capitalismo empresarial como del Socialismo Realmente Existente”.[6] De este modo, el capitalismo se reorganiza sobre nuevas bases posfordistas, dando prioridad a los equipos de trabajo interactivos y no jerárquicos, a la flexibilidad laboral, a la producción no estandarizada y a la centralidad del trabajo inmaterial, reemplazando la antigua dominación industrial por una todavía más insidiosa. “La izquierda perdió en el mismo momento de la victoria: el enemigo in­me­diato [el capitalismo industrial] fue derrotado, pero fue reemplazado por una nueva forma de dominación capitalista incluso más directa. En el capitalismo posmoderno, el mercado ha invadido nuevas esferas que hasta entonces eran consideradas dominio privilegiado del Estado”.[7]
Según Žižek, el mejor ejemplo de la influencia nefasta que ha tenido este “pensamiento del 68” en la izquierda contemporánea es el famoso libro Imperio de Michael Hardt y Antonio Negri.[8] Allí se pretende mostrar que el “giro posmoderno” del capitalismo y la emergencia del trabajo informático crean las condiciones para una revolución todavía más radical y comunista que la imaginada por el propio Marx. La nueva clase revolucionaria, la Multitud, crecerá en las entrañas mismas del Imperio, alimentada por la actividad de los trabajadores cognitivos y por el General Intellect que se ha vuelto hegemónico en la producción capitalista. Pero el capitalismo, nos dicen Hardt y Negri, ya no puede contener las energías liberadoras que acompañan la emergencia de la nueva fuerza de trabajo. Es por eso que la Multitud hará suyos los atributos que el Imperio es incapaz de realizar: la desterritorialización, el nomadismo, la auto-organización y la creatividad sin límites.
Poco después de la aparición del libro, Žižek escribió una reseña en la que afirmaba que Imperio carece de una visión política concreta y realiza un diagnóstico inadecuado de los antagonismos que atraviesan el mundo contemporáneo.[9] En lugar de combatir el nuevo “espíritu del capitalismo”, Hardt y Negri prefieren abrazarlo por completo, porque en las dinámicas del trabajo cognitivo, con sus formas de interacción social no jerárquica, perciben las semillas del comunismo. Pero todo esto no es más que el retorno del “fantasma del 68”. La idea de que el trabajo inmaterial está ya colectivizado y forma parte de “lo común”, queda desmentida por una empresa como Microsoft, que organiza y explota la sinergia de las singularidades creativas. “Si ha habido alguna vez una idea utópica” —nos dice Žižek refiriéndose a Imperio— “ésta es, con seguridad, una de ellas”.[10] Sin embargo, lo que más fastidia a nuestro filósofo del libro de Hardt y Negri es el uso de la jerga deleuziana y foucaultiana para repensar el marxismo, pues le parece que ahí radica el verdadero problema: creer que filósofos como Deleuze y Foucault son los pensadores de las nuevas resistencias, los renovadores de la izquierda después de la caída del Muro de Berlín. He ahí el peligro que es necesario combatir y a ello dedica Žižek todas sus energías.
En el capítulo tres de su libro El espinoso sujeto, Žižek articula una crítica a la obra de Michel Foucault que me gustaría tomar como ejemplo del tipo de estrategia utilizada por el esloveno para combatir el pensamiento del 68. Recordemos que para Foucault, el poder no es un atributo que le pertenezca a determinados sujetos, sino una malla de relaciones que atraviesa la sociedad entera. El poder no es algo que se adquiera, que se mueva en una dirección específica o que se encuentre en relación de exterioridad con respecto al conocimiento y la verdad. Por eso, nos dice Fouc...

Índice