Mary Shelley
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Mary Shelley

Su vida, su ficción, sus monstruos

  1. 320 páginas
  2. Spanish
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Mary Shelley

Su vida, su ficción, sus monstruos

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Anne K. Mellor (nacida en 1941) es una distinguida profesora de literatura británica en UCLA. Está especializada en literatura del Romanticismo, historia cultural inglesa, feminismo, filosofía, historia del arte y estudios de género. Fue la editora del primer volumen de ensayos feministas de escritoras del Romancismo Romanticismo y Feminismo (1988). En 1999 Mellor recibió el Premio al Historiador Destacado otorgado por la Asociación Keats-Shelley.

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Información

Año
2019
ISBN
9788446047759
Categoría
Literature
1
EN BUSCA DE UNA FAMILIA
Cuando Mary Wollstonecraft murió de fiebres posparto el 10 de septiembre de 1797, dejó a su hija recién nacida con una doble carga: con una potente necesidad de tener una madre, destinada a frustrarse a perpetuidad, junto con un nombre, Mary Wollstonecraft Godwin, que proclamaba a esta niña pequeña como el fruto del más famoso matrimonio radical literario de la Inglaterra del siglo XVIII. Mientras observamos cómo esta niña crece hasta convertirse en la autora de una de las novelas más famosas que se hayan escrito nunca, Frankenstein o el moderno Prometeo, no podemos olvidar nunca hasta qué punto su deseo desesperado de unos padres comprensivos y amantes definió su personalidad, moldeó sus fantasías y produjo la idealización que se manifiesta en su ficción de la familia burguesa, una idealización cuyo carácter ficticio, como después veremos, es también transparente.
Que Mary Wollstonecraft muriera como consecuencia del parto fue algo inesperado, aunque no insólito dentro del contexto de las prácticas médicas del siglo XVIII. Tenía una salud excelente y tres años antes había parido sin complicaciones una primera hija, Fanny, el fruto de su apasionado idilio con el empresario y jugador americano Gilbert Imlay. Eligió parir a su segundo bebé en casa, asistida únicamente por una partera, la señora Blenkinsop. Pero, cuando Mary Wollstonecraft no consiguió expulsar la placenta, la señora Blenkinsop llamó rápidamente al doctor Poignard quien, sin lavarse las manos (como era habitual en la época), sacó los trozos de la placenta uno por uno. Durante el procedimiento infectó el útero y eso provocó la muerte, diez días más tarde, de Mary Wollstonecraft God­win, la autora de Vindicación de los derechos de la mujer y una de las mayores defensoras en su época de la educación y desarrollo de las capacidades femeninas.
William Godwin, el autor de Political Justice, era un austero intelectual que se vanagloriaba de su rigor filosófico y de sus principios revolucionarios. Habiendo catado el intenso gozo del amor apasionado por una mujer por primera vez en su vida tan sólo trece meses antes de cumplir los cuarenta años, Godwin se quedó estupefacto y herido ante la muerte de su esposa. Su diario, en el que concienzudamente registraba cada día sus lecturas, sus visitas y sus visitantes, sus actividades y (pocas veces y la mayoría de estas en francés) las crisis emocionales de su vida, no encontró palabras para articular la muerte de Mary. Solamente se puede leer esto:
10 de septiembre, domingo. 20 minutos antes de las 8.........................................................................................................
Casado únicamente desde hacía 5 meses, a pesar de que tanto él como Mary Wollstonecraft se oponían por sus principios a la institución del matrimonio, con el fin de darle a su descendencia respetabilidad social, ahora William Godwin se quedaba solo con dos niñas pequeñas a las que cuidar. Lidió con su dolor de la manera que a él le resultaba más natural, mediante una reflexión razonada y mediante la escritura. El día después del funeral empezó a ordenar los papeles de Mary Wollstonecraft. El 24 de septiembre había terminado de escribir la historia de su vida y, a finales de ese año, había terminado su amoroso homenaje: Memoirs of the Author of A Vindication of the Rights of Woman (publicado en enero de 1798).
A pesar del sentimiento auténtico y de la sensata distancia retórica que caracterizan a este relato de la vida y la obra de la difunta esposa de Godwin, unas cualidades que hacen que este libro sea una de sus obras más emocionantes; a pesar de la noble intención de conmemorar la fama literaria de su esposa; a pesar de su profunda admiración por su sabiduría política y su valor personal, Godwin no supo en absoluto calibrar a su público. La publicación del relato de la malograda historia de amor de Mary Wollstonecraft con el pintor Henri Fuseli (durante la cual Mary había ofrecido sumarse a Fuseli y a su reciente esposa Sophia en un menage à trois platónico) o su apasionada relación con Gilbert Imlay y el nacimiento de su hija ilegítima, seguido de los dos intentos de suicidio cuando Imlay la abandonó, y de la admisión descarada de Godwin de que había intimado sexualmente con Mary Wollstonecraft mucho antes de su matrimonio provocó una ola de indignación pública. The Monthly Review declaraba:
La mayoría de los esposos se abochornarían si se les obligara a contar unas anécdotas de sus esposas del tipo de las que el señor Godwin voluntariamente proclama ante el mundo. La extremada extravagancia de los sentimientos del señor G. justifica esta conducta. En él el vicio y la virtud se equilibran de forma peculiar. Ni contempla el matrimonio con respeto ni el suicidio con horror[1].
El novelista Charles Lucas llamó al libro «Godwin’s History of the Intrigues of His Own Wife», mientras que Thomas Mathias lo consideraba:
«Un accesible Manual de libertinaje especulativo, con los más selectos argumentos para llevarlo a la práctica», para entretenimiento, iniciación e instrucción de las jovencitas entre dieciséis y veinticinco años, que deseen figurar en la vida y después en Doctor’s Commons o en King’s Bench[2] o, en último término, en los infames receptáculos de la prostitución patricia[3].
Muchos lectores se escandalizaron más de los intentos de suicidio de Mary Wollstonecraft (y de la ausencia de convicciones religiosas que estos implicaban) que de sus relaciones amorosas. En este punto, Godwin no le hacía justicia a Wollstonecraft. Siendo él mismo ateo, ocultó la creencia que Wollstonecraft profesaba en una deidad benévola y en una vida eterna y, en cambio, declaró al final de las Memoirs que, «durante toda su enfermedad, no pronunció una sola palabra de carácter religioso»[4].
El resultado final de la publicación de las Memoirs de Godwin, favorables pero insensatas, junto con la publicación, un poco más tarde ese mismo año, de The Posthumous Works of Mary Wollstonecraft, que incluía, no solamente su novela inacabada Maria or The Wrongs of Woman, sino también todas las cartas de amor, encendidas y abiertamente sexuales, a Gilbert Imlay –cartas de las que Godwin afirmaba que superaban «en el lenguaje del sentimiento y de la pasión» al Werther de Goethe[5]–, fue que la influencia de Mary Wollstonecraft como defensora de los derechos de las mujeres quedó debilitada durante casi un siglo. Inmediatamente después de la publicación original de A Vindication of the Rights of Woman, muchas mujeres de clase alta habían respaldado la afirmación de Wollstonecraft de que una educación para las mujeres, financiada por el Estado del mismo modo que financiaba la de los varones, haría que las mujeres estuvieran mejor preparadas para cumplir como madres sensatas, haría de ellas compañías más interesantes para el varón y las convertiría en ciudadanas más útiles para la nación. La aristócrata Anna Seward pensó que A Vindication... era «un libro extraordinario [...]. A rachas me ha gustado y disgustado, me ha sorprendido y me ha medio convencido de que su autora tiene razón con más frecuencia de la que se equivoca»[6]. La joven dissenter Mary Hays, que se convertiría en la discípula más fervorosa de Mary Wollstonecraft, escribía que el libro era «una obra plena de verdad y genio»[7]. E incluso lady Palmerston, la más dócil de las esposas, advirtió a su esposo: «He estado leyendo los Derechos de la mujer, así que en el futuro deberás esperar que defienda con tenacidad mis derechos y privilegios»[8]. Pero las revelaciones de Godwin hicieron imposible que una mujer inglesa respetable se afiliara abiertamente con las opiniones feministas de Mary Wollstonecraft. Y aumentaron la carga que soportaban tanto él como la hija de Wollstonecraft, que creció venerando a su madre fallecida y, al mismo tiempo, agudamente consciente del oprobio social y del coste personal que sufriría cualquier mujer que explícitamente abrazara las causas de la libertad sexual, la democracia radical o los derechos de las mujeres.
En el plano doméstico, Godwin luchó valientemente para ocuparse de sus dos cargas familiares. Asumió total responsabilidad hacia Fanny, que tenía ahora tres años, a quien llamaba Fanny Godwin, así como hacia la recién nacida Mary Godwin. Inmediatamente contrató a Louisa Jones, una amiga de su hermana Harriet, como ama de llaves e institutriz en el Polygon, donde ahora residían los Godwin. Cuando el bebé Mary enfermó el 20 de diciembre de 1797, buscó a un ama de cría para ella, que la alimentó entre el 31 de diciembre y el 30 de abril de 1798. A juzgar por las cartas de Louisa, los primeros años de Mary Godwin parecen haber sido felices. Louisa quería mucho a las dos niñas y Fanny estaba encantada con su hermanita. Cuando Godwin se marchó a Bath, en marzo de 1798, Louisa le mandó una descripción muy gráfica de las actividades de las niñas:
Fanny tiene muchas cosas que venderle a alguien, pero me temo que ya las haya olvidado, porque esta mañana lo hemos pasado muy bien, con un juego de correr que le habría asustado a usted y hemos estado en el jardín del señor Marshall y le hemos pedido que venga a poner las semillas en el Jardín y hemos estado jugando en ese hermoso lugar, además de otras veinte cosas que todas conducen a la armonía de las facultades mentales y corporales [...]. Me sorprende y me complace el progreso de Fanny con la lectura y saca todas las palabras cortas como si fuera una niña mucho más mayor y deletrea cerdo, niño, gato, caja, sin mirar cuando se le pregunta...
Louisa volvió a escribir a Godwin cuando se fue a Bristol en junio:
La hermanita Mary también va muy bien, hoy se ha quitado el abrigo y parece un querubín [...]. No consigo que Fanny le envíe un beso, dice que sólo uno para su Hermana. Adiós, vuelva pronto para que seamos felices[9].
Pero este idilio no duraría mucho. Durante esa primavera, la impresionable Louisa se enamoró del joven discípulo escocés de Godwin, John Arnot[10]. Después de que Arnot se marchara a Rusia ese verano, Louisa empezó una relación con uno de los protegidos más impetuo...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Contraportada
  4. Legal
  5. Imagen
  6. Dedicatoria
  7. Prefacio
  8. Agradecimientos
  9. Cronología
  10. 1. En busca de una familia
  11. 2. Fabricando un monstruo
  12. 3. Mi horrenda progenie
  13. 4. Política prometeica
  14. 5. Una crítica feminista de la ciencia
  15. 6. Usurpar lo femenino
  16. 7. Problemas de percepción
  17. 8. Amor, culpa y reparación: El último hombre
  18. 9. Revisando Frankenstein
  19. 10. Padres e hijas o «una educación sexual»
  20. 11. Idealización de la familia burguesa: reflexiones finales
  21. Apéndice: Las correcciones de Percy Shelley al manuscrito de Frankenstein
  22. Bibliografía
  23. Imágenes
  24. Publicidad