Sociedad y conflicto en el estado de Guerrero, 1911-1995
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Sociedad y conflicto en el estado de Guerrero, 1911-1995

Poder político y estructura social de la entidad

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Sociedad y conflicto en el estado de Guerrero, 1911-1995

Poder político y estructura social de la entidad

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Tener presente lo que heredamos del siglo pasado puede ayudarnos a comprender mejor nuestra realidad social y sobre todo a situarnos en el espacio público actual de México, señala Jorge Rendón Alarcón. Esta idea constituye el aliento original que dio lugar a "Sociedad y conflicto en el estado de Guerrero, 1911-1995", donde se muestra que la historia política de la entidad sólo puede ser comprendida en el contexto del régimen político que surgió de la Revolución mexicana. Es con el mismo propósito de autoconocimiento público que Contraste Editorial ha considerado pertinente publicar una edición revisada de este estudio incorporando ahora, además, un epílogo en torno a los retos que tanto el estado, como nuestro país, enfrentan para consolidar una sociedad política legítima.

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Información

Año
2020
ISBN
9786079761769

La inestabilidad de los gobiernos locales

Por lo que se refiere a la inestabilidad de los gobiernos locales cabe hacer notar que, no obstante que con Adrián Castrejón se inició lo que el régimen consideró “la modernización política” en el estado de Guerrero y que con él se llevó a cabo también, de forma sistemática y organizada, la reforma agraria —pues ya el primer año de su gestión se caracterizó por un rápido aumento en el reparto de tierras que consolidó la base social de su gobierno—, al final de su gestión habría de enfrentar una serie de dificultades con el PNR que le impidieron culminarla.
En primer término, porque su obra agrarista se vio obstaculizada por la nueva orientación que dio Plutarco Elías Calles a la reforma agraria en México al impulsar la propiedad privada de alta productividad y en la que el ejido resultaba ser solamente una etapa en las tareas del régimen. De esta manera, disminuyó la distribución de tierras expropiadas en 1928 y, ya para 1929, Calles fijó un término al reparto agrario. En contraposición a ello, Castrejón impulsó el agrarismo a nivel local creando una situación que contravenía lo dispuesto por el oficialismo revolucionario.
Una nueva situación adversa al gobierno de Castrejón se produjo con la renuncia del presidente Pascual Ortiz Rubio el 1 de septiembre de 1932, con quien había establecido una relación cercana. Lo anterior propició que al final de su mandato, cuando el Partido Socialista Guerrerense y la Liga de Comunidades y Sindicatos Campesinos del Estado de Guerrero intentaron llevar al poder, por decisión del propio Castrejón, al senador Ezequiel Padilla, quien terminó por imponerse fue el general Gabriel R. Guevara con el apoyo de Calles y del PNR.
Con ello se afirmaba la preeminencia de los poderes centrales por sobre los intereses locales, haciendo prevalecer el criterio de la unificación nacional, pero en realidad dando lugar a la subordinación de las distintas fuerzas políticas del país a un mando único: el del “Jefe Máximo”. Gabriel R. Guevara (1 de abril de 1933-5 de noviembre de 1935) llegó a la gubernatura del estado en función de los nuevos intereses latifundistas prevalecientes y con el decidido apoyo de Calles.
Como dice Ian Jacobs, con la elección de Guevara el PNR habría obtenido un triunfo sobre “la organización política de un gobernador en ejercicio”, puesto que se trataba además de una organización que, como vimos, se encontraba vinculada a intereses populares, en particular a los del agrarismo. Con ello se demostraba que la propia maquinaria política impuesta desde el centro podía pasar por alto dichas demandas si así convenía a sus intereses. En esas condiciones, se entabló una abierta confrontación entre el Partido Socialista de Guerrero y el PNR, como lo demuestra uno de los comunicados que se dictaron entonces:
…no conformes con la derrota que tuvieron en la designación del candidato al gobierno del estado… pretenden mantener el poder público en beneficio de un reducido número de serviles del general Castrejón y en contra de los postulados del PNR de quien hacían alarde pertenecer. Esto puede justificarse con la llamada de todos los presidentes municipales de todo el estado por el gobernador Castrejón a la ciudad de Chilpancingo, donde recibieron consigna de mantener la supremacía autoritaria del Partido Socialista del Estado que es jefe nato el mismo Castrejón en contra del PNR de quien abiertamente se ha indisciplinado.21
Guevara se vio obligado incluso, para consolidar su administración, a desconocer los ayuntamientos castrejonistas en abril de 1933, buscando también el control de los comisarios ejidales.
Con Gabriel R. Guevara la familia Figueroa regresó al poder en Guerrero, después de su participación en la fase armada de la revolución. En efecto, según lo informaba el gobernador Guevara el 1 de septiembre de 1934, en las elecciones del mismo año para diputados y senadores, así como presidente de la República, el Partido Nacional Revolucionario habría declarado triunfantes “Como diputados a la H. Cámara federal por el Primer Distrito Electoral a los C.C. Alberto R. Guevara [hermano del gobernador y colaborador estrecho tanto de Rómulo como de Francisco Figueroa], e Ingeniero Rubén Figueroa”. En esa misma relación aparecían también el general Alberto F. Berber por el quinto distrito electoral y Alejandro Gómez Maganda por el sexto, quienes habrían de ocupar la gubernatura posteriormente, sin poderla concluir en ambos casos.
En cuanto a la gestión de Adrián Castrejón, la cámara de diputados de Guerrero lo desaforó cuando solamente faltaban tres días para que concluyera su periodo constitucional. Sin embargo, “no parece que los diputados consiguieran el objetivo de hacerlo polvo, pues la Secretaría de Gobernación se negó a reconocer la destitución —entre otras razones porque no había ya tiempo para ello”.22
Los problemas del gobernador Adrián Castrejón a solo unos cuantos días de terminar su mandato fueron, como se puede ver, el resultado de los conflictos entre los políticos y grupos locales y el poder político central. A partir de entonces la caída de los gobernadores por las mismas razones, y en función también de una subordinación cada vez mayor a ese poder, se convirtió en una situación común en la historia política local.
Después de Adrián Castrejón, tampoco terminó su mandato Gabriel R. Guevara (el gobernador que lo sucedió), debido a la puesta en marcha del programa político del régimen revolucionario impulsado por Cárdenas y al que ahora Guevara resultaba contrapuesto. A Guevara lo sucedió el licenciado José Inocente Lugo el 6 de noviembre de 1935, quien terminó dicho periodo el 31 de marzo de 1937: “En 1935, cuando Cárdenas luchaba por el poder con el ‘Jefe Máximo’, fueron depuestos siete callistas gobernadores de estado, entre ellos Gabriel Guevara, de Guerrero”.23
El general Alberto F. Berber, siguiente gobernador electo (1 de abril de 1937-18 de febrero de 1941), tampoco terminó su periodo y fue sustituido por el profesor Carlos F. Carranco Cardoso el 19 de febrero de 1941. En la caída del gobernador Berber fueron decisivas sus diferencias, a partir de 1939, con el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) que había sustituido ya al PNR el 30 de marzo de 1938, lo que culminó con la imposición de Rafael Catalán Calvo por el PRM y por sobre los deseos del gobernador Berber, en las elecciones de mayo de 1941 y que lo llevaron al poder el 1 de julio de ese año como gobernador de Guerrero, dando lugar así a la completa subordinación de los poderes locales a las disposiciones del Ejecutivo federal. Catalán Calvo fue el sexto gobernador electo constitucionalmente desde el triunfo de la revolución. Con excepción de Rodolfo Neri, quien permaneció en el cargo hasta entregar la gubernatura a su sucesor Héctor F. López, y el controvertido caso de Adrián Castrejón, ninguno de los antecesores de Catalán Calvo había concluido su periodo y todos ellos afrontaron serias crisis políticas. El periodo de Catalán Calvo habría de coincidir con el auge de la agricultura comercial en México después de 1940 y con el inicio de la industrialización, ambas situaciones favorecidas por la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, Catalán Calvo habría de reconocer que la función política del gobierno del estado era “débil y desconcertada” como consecuencia de la carencia de programas y de las circunstancias políticas nacionales, por lo que el gobernador no era sino “una autoridad sujeta a otras voluntades”. Su reconocimiento al carácter contingente del gobernador del estado frente a los problemas sociales y al régimen político, lo conducía, sin embargo, a una conclusión paradójica solamente explicable porque su propia designación había sido decidida bajo las reglas que desde el centro se habían impuesto a los distintos estados. El gobernador Catalán Calvo invocaba, en última instancia, su apego y subordinación al Partido revolucionario:
En tales condiciones, lo primero que se ocurre es recobrar la necesaria autonomía para desarrollar una política que satisfaga las necesidades regionales y para ello no hay como recurrir a la vigorización de una verdadera organización política del Estado de Guerrero, filial del Partido Revolucionario Nacional.24
A partir de ese momento, el acceso a la gubernatura del estado solamente habría de ser posible a quien, practicando escrupulosamente las nuevas reglas del régimen político, fuera además capaz de propiciar ciertos arreglos entre los grupos ligados al poder local. Durante la década de los años cuarenta y cincuenta, como consecuencia de la situación internacional y del crecimiento económico de México a partir de 1940, también se modificó la situación socioeconómica del estado, sobre todo en el caso de la costa.
Es en estos años cuando Acapulco se transformaba en un centro turístico de importancia por las inversiones del gobierno de Miguel Alemán (1946-1952). En el mismo periodo, se otorgaron y ampliaron grandes explotaciones forestales a empresas como Maderas Papanoa y Chapas y Triplay S. A., entre otras. También en estos años se impulsaron las huertas de copra y de café que sustituyeron los sembradíos de ajonjolí en la costa guerrerense.
Sin embargo, en el ámbito político la nueva estructura de poder dio lugar a la manipulación, sobre todo de los campesinos como votantes cautivos, al regateo por las cuotas de poder y al control patrimonial de las organizaciones y sus recursos. En estos años se produjo, además, el declive del agrarismo y el despojo de los campesinos: “El General Juan Valdés, tío del ex presidente Alemán, se ha quedado con las tierras de la Cooperativa de Cacalutla, según se afirma en Acapulco”.25 Lo anterior hace decir a Manuel Gill: “¡Trágico destino el de Acapulco! Primero en poder de los gachupines, ahora en las manos de los políticos ‘revolucionarios’”.
Con todo, se trató también de dos periodos de relativa estabilidad de los poderes locales, como ocurrió con los periodos de los gobernadores Rafael Catalán Calvo y el general Baltasar R. Leyva Mancilla, comprendidos del 1 de julio de 1941 al 31 de marzo de 1951.26 No obstante, por la pugna con los poderes centrales tampoco terminó su periodo el gobernador siguiente, Alejandro Gómez Maganda (1 de abril de 1951-20 de mayo de 1954), quien fue sustituido el 21 de mayo de 1954 por el ingeniero Darío L. Arrieta Mateos y a quien le sucedió el general Raúl Caballero Aburto (1 de abril de 1957-4 de enero de 1961), transición que representó, en la etapa reciente, la situación más trágica en el estado como consecuencia del descontento social que se produce por las estructuras de un poder autoritario y, en el caso de Caballero Aburto, abiertamente represivas, como se manifestó a lo largo de su gestión y con los decretos que promulgó al final de su régimen contra la difusión de ideas, la rebelión y la sedición y otros desórdenes públicos.27
En efecto, no obstante sus proclamas iniciales de acuerdo con la ideología oficial, el general Caballero Aburto reafirmó las medidas autoritarias del poder y dio lugar a una etapa de represión social que terminó trágicamente en diciembre de 1960 con la insurgencia cívica y estudiantil, en varias poblaciones del estado, frente a sus prácticas políticas. La centralización del poder y el nepotismo, rasgos inherentes al régimen político en su conjunto, contribuyeron al desgaste final de su gobierno. Por lo anterior fue relevado el 5 de enero de 1961 por el licenciado Arturo Martínez Adame. Terminó también su mandato el gobernador siguiente, Raymundo Abarca Alarcón (1 de abril de 1963-31 de marzo de 1969), aunque durante su administración se suscitaron graves problemas políticos: en Acapulco fue asesinado por policías estatales el líder de colonos Alfredo López Cisneros; en ese lugar se produjo también una violenta represión a los integrantes de la Unión Regional de Productores de Copra —que demandaban rebajar el impuesto a la copra y el desconocimiento de los líderes oficialistas de su organización—, con un saldo de 82 copreros muertos, 140 heridos y varios desaparecidos, y se encarceló en Iguala a Genaro Vázquez Rojas, líder de la Asociación Cívica Guerrerense (ACG), así como a José María Suárez Téllez, candidato opositor a la gubernatura del estado.
No terminaron tampoco su periodo los dos siguientes gobernadores: el profesor Caritino Maldonado Pérez debido a un accidente en el que murió y fue relevado por Israel Nogueda Otero el 18 de abril de 1971, gobernador sustituto que tampoco terminó por diferencias políticas con el gobernador electo para el periodo siguiente, ingeniero Rubén Figueroa Figueroa. Por esta razón, Javier Olea Muñoz, antiguo procurador durante el régimen de Raúl Caballero Aburto, cubrió un breve interinato entre febrero de 1975 y el 31 de marzo del mismo año.
Además del ingeniero Rubén Figueroa Figueroa (1 de abril de 1975-31 de marzo de 1981), terminaron su periodo el licenciado Alejandro Cervantes Delgado (1 de abril de 1981-31 de marzo de 1987) y el licenciado José Francisco Ruiz Massieu (1 de abril de 1987-31 de marzo de 1993), pero igualmente fue relevado de la gubernatura Rubén Figueroa Alcocer el 12 de marzo de 1996 a causa de la muerte de 17 campesinos provocada por la policía del estado en Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez, el 28 de junio de 1995. Se trata, no obstante, d...

Índice

  1. Consideraciones preliminares
  2. Primera Parte. Guerrero, una entidad organizada políticamente desde el “oficialismo revolucionario”
  3. Segunda Parte. La estructura social y económica
  4. Tercera parte. El poder y el conflicto social y político en Guerrero
  5. Sobre el autor