Rusia, 1917
eBook - ePub

Rusia, 1917

El sueño roto de "un mundo nunca visto"

  1. 206 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Rusia, 1917

El sueño roto de "un mundo nunca visto"

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

La Revolución de Octubre de 1917, que supuso la desaparición de Rusia y dio comienzo a la Unión Soviética, pareció traer un "nuevo amanecer". Sin embargo, la toma del poder por parte del partido bolchevique de Lenin reveló pronto su carácter trágico al dar lugar a un régimen totalitario sin igual en la historia.Cien años después, el presente libro ofrece una precisa y completa descripción de las causas, los hechos y las consecuencias inmediatas de este acontecimiento, que en pocos años produjo un cambio sustancial en el orden político europeo y mundial.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Rusia, 1917 de Marta Carletti, Adriano Dell`Asta, Giovanna Parravicini en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de History y Russian History. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2018
ISBN
9788490558508
Edición
1
Categoría
History
Categoría
Russian History

Capítulo 4

Desde principios de 1917, en la capital, la gente protesta por la escasez de los productos básicos, sobre todo, harina, pan, leche y aceite. Nunca antes había habido colas en las tiendas rusas, y, en un clima de desconfianza e irritación general, con una guerra que no tiene buenas perspectivas, cualquier cosa es suficiente para provocar la rabia y los desórdenes. Una vez perdido un ideal común y firme por el que valga la pena soportar sacrificios, emerge un instintivo egoísmo.
Producción industrial respecto a 1913:
1914: 101,2%
1915: 113,7%
1916: 121,5%
Cosechas de trigo (en toneladas):
1914: 70.500
1915: 76.500
1916: 80.500
Efectivamente, los desórdenes provocados por la escasez alimentaria en Petrogrado serán una de las causas directas de la «Revolución de Febrero», a la que muchos historiadores consideran como el movimiento revolucionario verdaderamente popular del 1917, la verdadera revolución desde abajo.
En realidad, los problemas alimentarios en las ciudades no son gravísimos, no es la carestía que tendrá lugar después, en 1921, bajo el régimen bolchevique, pero en la capital, el pan y los demás productos, se encuentran de forma intermitente, como de forma intermitente llega también el combustible para hacer funcionar las fábricas y los mismos hornos para la panificación. Esto obliga a la gente a perder jornadas enteras en las colas, y es uno de los muchos síntomas que revelan el caos que se está apoderando de todos los órganos de Estado.
La guerra ha provocado una inflación galopante, y, siendo una guerra total, convierte en necesidad propia la producción de la industria, que, por otra parte, como hemos visto, no ha disminuido [1]. Por lo tanto, la cantidad de bienes de consumo disponibles en el mercado es cada vez menor, más aún cuando con la entrada en la guerra de Turquía y el cierre del Bósforo, Rusia se encuentra con grandes dificultades para la importación. En esta situación, los campesinos, que, a pesar de todo no producen menos que antes de la guerra [2], no tienen interés alguno en comercializar sus productos, porque serían pagados con un dinero que se devalúa continuamente y tendrían poco que comprar. Se añade además la pésima gestión logística, por la que los productos existentes no se recogen de las provincias donde se encuentran en abundancia, sino que se los busca en zonas donde se han agotado. Y, además, incluso cuando llega la harina, esta no se reparte, porque los ferrocarriles son de sentido único y los trenes de mercancías tienen que dar la preferencia a los convoyes militares. El material ferroviario, por su parte, está obsoleto y no existen talleres para la manutención, porque, como ya hemos dicho, aunque las fábricas funcionan, estas producen casi exclusivamente para sostener el esfuerzo bélico. Para completar el panorama, no hay que olvidar la irresponsabilidad de mucho personal de servicios y, también, la especulación de los comerciantes, que esconden la mercancía para alzar los precios. De este modo, los habituales 120 vagones de trigo y harina necesarios para la producción en la capital, se reducen a 20 vagones; sesenta mil vagones de alimentarios, piensos y harina terminan ese invierno bloqueados en medio de la nieve. Esta amalgama de descuidos, irresponsabilidades y causas de fuerza mayor, crea un círculo vicioso que describe muy acertadamente Mijail Chelnokov (1863-1935), presidente del consejo de la alcaldía de Moscú: «Llevan el trigo a los molinos que no tienen carburante, la harina se encuentra donde no hay trenes para transportarla, y los trenes están donde no hay mercancías que transportar». En resumen, los desórdenes por el pan no se deben a la carestía, sino que nacen de la desmembración del organismo social y del desamor por la causa común. Por el momento, esta es la situación esencialmente en las capitales y no en todo el país y, aunque muchos sostienen que habría sido remediable, nadie tomó ninguna medida seria para poner remedio.
El romanticismo de la Revolución
Para el emperador, el problema político más candente no es la situación real de la gente, sino el enfrentamiento con la Duma, que quiere arrancarle el privilegio de formar el gabinete de ministros, privilegio que Nicolás no está dispuesto a ceder a ningún precio. La Duma se reúne desde el 14 de febrero en el palacio de Tauride, en Petrogrado, y ataca incesantemente al Gobierno, con una retórica antigobernativa que parece ser su único argumento. Pero en ese momento, el desencuentro político pasa a un segundo plano, pues ahora el protagonismo lo tiene la plaza pública. La multitud sale a las calles por una serie de motivos diferentes, contingentes y remotos: además de la penuria alimentaria está el miedo de la guerra, la animosidad hacia el zar, siempre ausente en los momentos cruciales, la deslegitimación de cualquier autoridad civil y militar. La mentalidad radical se ve fomentada por los grupos revolucionarios y terroristas. Las pancartas exhibidas por los manifestantes rezan «¡Pan!» y «¡Abajo la guerra!».
A partir de este momento, se acelera el ritmo de los acontecimientos, que marcan el inicio de la verdadera revolución.

La Revolución de Febrero y la abdicación del zar

El 21 DE FEBRERO incluso la fábrica Putilov cierra por falta de combustible, pero ese mismo día, inconsciente de la creciente tensión que se respira (a las huelgas y a las manifestaciones ya se había acostumbrado la sociedad), el zar decide partir hacia Moguiliov, para consultar a los generales sobre el desarrollo de la guerra. En un espacio de diez días, la monarquía caerá.
Desde el 23 DE FEBRERO, en Petrogrado, estallan diversos desórdenes y manifestaciones que culminarán en huelgas.
El 24-25 DE FEBRERO, los manifestantes en la capital llegan a ser más de trescientos mil, hay enfrentamientos que dejan muertos y heridos, se saquean tiendas y casas privadas, se incendian comisarías de policía. Se anuncia una huelga general. Entre la multitud despuntan pancartas con el lema «¡Abajo la autocracia!», que hablan de la presencia entre los obreros de estudiantes y revolucionarios profesionales. No en vano, durante esos días, los mencheviques difunden por las fábricas la invitación a votar a los delegados para el nuevo Soviet que está a punto de nacer (de momento, los bolcheviques no participan en ese tipo de actividades, confiando más en la acción directa en las calles). El zar, escribe desde Moguiliov: «Os ordeno que ceséis mañana los desórdenes en la capital». Mientras la zarina Alexandra, lo exhorta, por carta, a disparar contra la multitud. El 25 de febrero, Nicolás ordena la disolución de la Duma hasta abril, pensando que elimina así el núcleo central de la oposición. Se trata de su último acto político, pero llega ya tarde, porque ahora, el verdadero desafío está en la plaza.
Barricadas en la avenida Liteini
Barricadas en la avenida Liteini, en Petrogrado, febrero de 1917
El 26 DE FEBRERO se registran enfrentamientos con la policía. Los regimientos de la guardia disparan contra los manifestantes. Intervienen también algunos soldados del ejército, llamados a la capital para acabar con los desórdenes, pero los reclutas se niegan a disparar contra la gente. El presidente de la Duma, Mijail Rodzianko (1859-1924) escribe al zar: «Situación grave. Anarquía en la capital. Gobierno paralizado». Pero Nicolás, que no se fía en absoluto de él, minusvalora el mensaje y piensa que es un ardid para conseguir nuevas concesiones: «Ese gordo de Rodzianko me ha vuelto a escribir un montón de estupideces, a las que no me voy a tomar ni la molestia de responder» [3], dice a su ayudante de campo. Son muchos los que le sugieren que disuelva el Consejo de Ministros para elegir a un gobierno que sea grato a la Duma, pero Nicolás aún cree que el uso de la fuerza podrá resolver la situación.
El 27 DE FEBRERO, la huelga desemboca en una insurrección armada, se amotina la guarnición de Petrogrado, ciento sesenta mil hombres, en su mayoría campesinos, se levantan en armas contra el Gobierno. El movimiento revolucionario de los obreros se funde con el de los soldados. Esta situación, en la que es difícil identificar una dirección precisa entre los diferentes grupos de oposición, es también fruto de un grave error de las autoridades militares, que habían confiado a esta enorme guarnición de reclutas la tarea de mantener el orden en la capital. Los soldados se rebelan por temor a acabar en el frente, porque no quieren disparar contra el pueblo, y más aún por la brecha abierta entre el pueblo y su zar desde el fatal «Domingo sangriento». Una vez comprometida, a sus ojos, la figura del emperador, que en la mentalidad rusa es la encarnación misma de la soberanía, cae el último tabú que retenía a la masa de ceder a la anarquía.
Y así, los soldados del regimiento Pavlovski asesinan a su comandante; lo mismo le sucede al día siguiente al comandante del regimiento Volynski; y después, serán asesinados otros 120 oficiales. Los soldados irrumpen en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo y liberan a los presos políticos (se repite el mito de la Bastilla); la muchedumbre asalta el Palacio de Invierno, el Ministerio del Interior, el Almirantazgo y la sede de la Policía política. Los miembros del gobierno son arrestados. Lenin había ya observado agudamente, en 1905, que un soldado amotinado es el mejor revolucionario, porque sabe que el retorno de la legalidad significaría para él la pena de muerte, y, por tanto, lo da todo para seguir hasta el final por el camino que ha tomado.
El mismo 27 de febrero, nace en la ciudad el Soviet de los diputados de obreros y soldados, y unas horas después, el Comité provisional de la Duma. Como veremos, serán ellos los que, a partir de ahora, dirijan el juego político y lo harán fomentando un dualismo que no hará más que profundizar el vacío que ya devoraba al pueblo.
El Soviet de los diputados y campesinos
El Soviet de los diputados y campesinos
El 28 DE FEBRERO, al alba, Nicolás emprende el fatídico viaje de regreso a Tsarskoe Seló, donde le espera su familia. Aunque los tumultos aún no se han difundido por el país, los políticos de la Duma, que ignoran la situación genera...

Índice

  1. Introducción: La revolución de 1917
  2. Capítulo primero: Un país como tantos otros
  3. Capítulo segundo: Las razones de la crisis
  4. Capítulo tercero: De 1905 a 1916
  5. Capítulo cuarto: 1917, Febrero-Agosto
  6. Capítulo quinto: 1917, de Octubre al poder total
  7. Capítulo sexto: «El punto de inflexión»
  8. Cronología de la Revolución rusa
  9. Bibliografía
  10. Antología