1978
GÉNESIS PERSONAL DE LA CULTURA: LA VERIFICACIÓN COMO INICIO
El problema de la cultura había sido siempre el tema más delicado y crítico de la experiencia universitaria. No sólo por los motivos evidentes vinculados a la condición universitaria, sino sobre todo porque de su planteamiento podían derivarse consecuencias positivas o negativas para la vida de la comunidad. Se advertía la necesidad de no separar la cultura de la experiencia, del mismo modo que, superando cualquier forma de dualismo, se había percibido que era esencial poner la vida concreta en el centro de la cuestión política (el manifiesto que lleva por título «La primera política es vivir» data de comienzos del año 1978).
En el Equipe de enero, que tuvo lugar en Ídice de San Lazzaro, cerca de Bolonia, se abordó decididamente el tema de la cultura, sugiriendo ya desde el título («Génesis personal de la cultura: la verificación como inicio») la perspectiva más adecuada para tratarlo.
Asamblea
Giussani: Antes de comenzar, me gustaría que se hiciera una preasamblea sobre por qué hemos elegido este tema para el Equipe nacional. Para vosotros, ¿qué quiere decir lo que hemos planteado para este Equipe? ¿Por qué lo hemos elegido? Me preocupa fundamentalmente situar este tema, ubicarlo correctamente. Es una pregunta ex abrupto, pero muy razonable. Lo que no habría sido razonable es que, al recibir la invitación, hubieseis venido sin plantearos de alguna forma, por lo menos implícitamente, esta pregunta: ¿Por qué proponemos este tema? ¿Habríamos podido plantear cualquier otro? ¿Qué valor tiene en sí mismo y en nuestra situación actual? Ya que nadie se acuerda de lo que dije en el último Equipe, al conocer el tema de éste, todos deberíais haberos preguntado: después de lo que dijimos, ¿por qué ahora planteamos este tema? Lo que, discretamente, os pregunto es racional. Entonces, en este momento político incandescente —en el sentido de que todo se quema y se derrumba—, ¿qué decís?
Intervención: Hoy deberíamos hacer una relación crítica de cómo hemos vivido cada uno lo que se dijo en el último Equipe. Yo puedo decir que la verificación, para mí, coincide con reconocer lo que ha cambiado en mi vida, si empiezo a tener una posición distinta frente a la vida y a la realidad. De alguna manera, verificar lo que nos dijimos, para mí supone el comienzo de una posición «cultural», de una manera de estar frente a la vida.
Intervención: Yo me detuve en la necesidad de personalizar el acontecimiento; pensé en cómo lo vivo yo. La Jornada de apertura de curso se centró en la «verificación» necesaria para que podamos crecer. He venido aquí para que me ayudéis a comprender mejor qué significa «verificar» la propuesta cristiana, porque creo que es el camino para crecer, para entrar de lleno en la vida y en cada situación, para no reducir a Jesucristo a una idea.
Intervención: Quizás debido a la violencia que nos rodea, se insinúa también en nosotros una desconfianza sutil hacia la propuesta cristiana, hacia el tipo de camino que debemos hacer y, por tanto, hacia el trabajo paciente que nos espera en cada situación particular. El tema de la verificación me ha devuelto la confianza en un método, en nuestra forma de trabajar, y me ha permitido creer que todavía es posible un cambio a partir de nuestra experiencia, a pesar de que la violencia de todos los días parezca negarlo. He percibido la necesidad de que lo que nos decimos llegue a ser experiencia personal, y no se quede simplemente en unas ideas bonitas. No me interesa tanto discutir los contenidos como volver a encontrar el camino para que yo pueda vivirlos cotidianamente. Creo que verificar lo que se me propone es el primer instrumento para enderezar mi camino y para vivir, allí donde estoy, sin desconfianza hacia la vida que he encontrado.
Intervención: Digo lo mismo que la última intervención, tratando de individuar el término más exacto. Puesto que lo que me apremia es mi relación con Jesucristo y que ésta tiene lugar dentro de la Iglesia que me alcanza en la vida del movimiento, creo que, a estas alturas del camino, la cuestión esencial para nosotros es atinar con el método. En lugar de privilegiar una serie de contenidos, es necesario que nos centremos en experimentar la unidad en un camino común, es decir, en un método. Y para que esto suceda, es necesario desentrañar el significado de la palabra «verificación» y ahondar en su experiencia; es necesario retomar, en particular, la relación que existe entre la verificación y la cultura, hasta comprobar que la verificación es justamente el origen de la cultura. Esto es lo que me ha movido a hablar; a partir de aquí, caben también intervenciones sobre los contenidos específicos del trabajo que hemos realizado juntos.
Intervención: He unido este orden del día con la experiencia de la Escuela de comunidad, y he venido aquí con esta preocupación: dar razón de mi esperanza. Esto me ha llevado a verificar la propuesta del último Equipe en mi trabajo y en todo lo que hago. Me he apuntado una frase de Raissa Maritain (cuando se estaba acercando al cristianismo) que expresa mi deseo: «Deseo saber si la existencia es un accidente, si es un beneficio o una desgracia. Desprecio la resignación y la renuncia de la inteligencia, de la que tantos ejemplos tenemos a nuestro alrededor». Esto es lo que me ha movido a pedir una respuesta.
Intervención: La última vez habíamos repetido el «santo y seña» de este año, que es la palabra «presencia». Por mi experiencia, puedo decir que hay dos reducciones evidentes de esta palabra: la primera es pensar que somos una presencia porque nos pasamos el día entre los muros de la universidad y estamos juntos estudiando, profundizando en los contenidos, pero sin que brote el deseo de comunicar lo que vivimos ni una percepción inteligente de nuestra necesidad y de la de los demás; la segunda es un activismo, un empeño. En cambio, me parece que la presencia tiene como origen la verificación, por tanto, el encuentro personal que se renueva, y que una presencia no puede ser sino la conciencia siempre renovada y cada vez más precisa de lo que uno es. Creo que decir: «La verificación es la génesis de la cultura» precisa la palabra «presencia» e indica el método que da lugar a esa presencia: la persona llega a ser una presencia cuando se da cuenta de que lo que ha encontrado responde a su propia necesidad, por tanto, su inteligencia se hace más aguda.
Intervención: Yo siento así el tema de «la verificación como inicio»: es necesario verificar la propuesta cristiana, y esto supone empezar a hacer un trabajo entre nosotros. Se nos ha dicho qué es el movimiento, y ahora es necesario verificar cómo hemos comprendido los términos que definen la fe: uno no puede adherirse a un hecho hasta que no posee claramente sus contornos, hasta que no los percibe. Sobre este primer punto, sería interesante ver qué ha producido este año la Escuela de comunidad, y qué tipo de novedad ha supuesto la Escuela de comunidad que estamos haciendo ahora. El otro trabajo a hacer es comprobar qué clase de «humanidad» vivimos entre nosotros, porque en algunos casos esta palabra se está convirtiendo en un eslogan, y llegamos a confundirla con la acogida. Yo creo que la humanidad es nuestra expresión natural que cambia en la adhesión al acontecimiento que nos ha sucedido. En tercer lugar, es necesario verificar nuestra apertura con respecto al ambiente, porque ésta es la prueba de la salud de nuestras comunidades, lo que prueba si viven realmente una dimensión de apertura o si están replegadas sobre sí mismas.
Intervención: Esta pregunta me ha pillado en un momento en el que pensaba que en mi vida habían cambiado todavía pocas cosas, cuando, en realidad, ya ha cambiado todo, porque se me ha abierto una perspectiva nueva, una posibilidad nueva de vida que deseaba tal vez inconscientemente, antes de encontrar el movimiento. Para mí, «la verificación como inicio» coincide con la conciencia nueva que vivo dentro de cualquier situación, relación o pensamiento, dentro de cualquier gesto, una conciencia que me da un rostro nuevo, una mirada nueva sobre las cosas. El problema es que demasiadas veces hay una separación, una división entre lo que es el inicio y los instantes que constituyen la vida diaria. En cambio, este inicio debe ser el contenido de cualquier instante, porque todo instante es una verificación del inicio, es decir, cada cosa, cada gesto, cada relación es ocasión para verificar que Cristo es la liberación para mí. Esto lleva a una experiencia de libertad a la hora de vivir todas las cosas. Un ejemplo clarísimo son las próximas elecciones, ante las que siento una pereza instintiva; pero, a partir de esta conciencia surgen las ganas; no me determinan las dificultades, sino la conciencia nueva que tengo.
Giussani: ¿Podrías leer otra vez la frase de Raissa Maritain que has leído antes?
Intervención: «Deseo saber si la existencia es un accidente, si es un beneficio o una desgracia. Desprecio la resignación y la renuncia de la inteligencia, de la que tantos ejemplos tenemos a nuestro alrededor».
Giussani: El tema de este año, la palabra que sugerimos para que nos acompañase todo el curso, para que fuese como la fórmula de un rescate de nuestra existencia, de nuestra vida, y, por tanto, una fuente de creatividad —lo que caracteriza al adulto es la creatividad, la fecundidad; el punto de vista más completo para definir al adul...