El beato Ignacio Maloyan, en el Gólgota de los armenios
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El beato Ignacio Maloyan, en el Gólgota de los armenios

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El beato Ignacio Maloyan, en el Gólgota de los armenios

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El beato Ignacio Maloyan, arzobispo de Mardin (Turquía), martirizado en 1915, es uno de los seis obispos armenios católicos que fueron víctimas del genocidio armenio en las primeras décadas del siglo XX. Este libro descubre aquella hermosa y desconocida página de martirio y de entrega a Dios de centenares de miles de cristianos.Tras la pantalla de la Primera Guerra Mundial, el Imperio otomano se entregó a un nacionalismo radical intentando sobrevivir a su decadencia y procedió al exterminio de la comunidad armenia. Los católicos armenios, minoría dentro de la minoría armenia, fueron también asesinados de las formas más terribles, pero sin renunciar a la fe y acompañados en todo momento por sus pastores. Obispos y sacerdotes velaron por su salvación, hasta que ellos mismos fueron sacrificados en el horno del odio. El martirio del beato Ignacio Maloyan recuerda el testimonio de los apóstoles.

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Información

Año
2020
ISBN
9788413393582
Edición
1
Categoría
History
II. Los católicos armenios
Panorama
Los católicos armenios son una minoría dentro de la comunidad armenia y sufrieron la misma suerte que sus hermanos en el genocidio. Sin embargo, la mayoría de los católicos armenios vivían dentro de los límites del Imperio otomano, aunque a diferencia de sus hermanos no tenían reconocimiento civil por parte de las autoridades turcas. Cuando en 1461 se estableció el Patriarcado armenio de Constantinopla, el patriarca fue reconocido por el Gobierno turco como el jefe civil de todos los armenios del imperio, fuesen católicos o monofisitas. Aquella situación dejaba en desventaja a los católicos armenios, ya que no solo sufrían la discriminación de los osmanlíes por ser cristianos, sino de sus propios hermanos, al no ser miembros de la Iglesia apostólica armenia. El Patriarcado armenio de Constantinopla incluía la representatividad civil de todos los monofisitas del imperio, como siro-jacobitas y algunos coptos.
No obstante, el 26 de noviembre de 1740 tres obispos, miembros del clero llano y fieles laicos decidieron elegir su propio patriarca en la persona de Abraham Ardzivian, obispo de Alepo, quien desde 1714 había sido perseguido y preso por su posición favorable a un entendimiento con Roma. Después de siete años de prisión y veinte años de exilio voluntario en el monasterio de Kreim (Líbano). Dos años después, en 1742 el nuevo patriarca Ardzivian recibió del papa Benedicto XIV en Roma, el reconocimiento de su elección como katholikós-patriarca de Cilicia de los armenios y el palio, con la tarea de unir bajo su autoridad patriarcal a todos los católicos armenios. Abraham Ardzivian tomó el nombre de Abraham Pedro I Ardzivian y a partir de entonces todos los patriarcas católicos armenios han llevado el nombre Pedro. El nombre ha sido puesto como tradición y muestra de su relación directa con Roma, integrados en la Iglesia católica.
Desde entonces los católicos armenios sufrieron todo tipo de discriminaciones por su carácter minoritario dentro del Imperio otomano y de la propia comunidad armenia. Sin embargo, el 6 de enero de 1830 se puso fin a las medidas represivas al llegar al reconocimiento legal de la Iglesia católica armenia por parte del Gobierno otomano. De ese modo, dejaban de ser «invisibles» y podían reclamar sus derechos como comunidad dentro de los límites imperiales. El 3 de junio de 1831 un decreto del sultán reconoció al archieparca de Constantinopla como jefe religioso y civil de los católicos armenios dentro del imperio. El inicial problema era que la jefatura religiosa estaba en Bzommar, en el Líbano, donde los patriarcas católicos armenios habían establecido su residencia en 1850.
Entretanto, la representación civil de los católicos armenios ante el sultán estaba representada en el archieparca primado de Constantinopla. La bijerarquía se resolvió en 1866 cuando el archieparca primado de Constantinopla, Antonio Hassun, fue elegido patriarca de Cilicia de los armenios, y el 12 de julio de 1867, el papa Pío IX, mediante la carta apostólica Reversurus, trasladó la sede del patriarcado a Constantinopla y excluyó la posibilidad de que los laicos pudiesen acceder a la elección patriarcal.
Desde entonces los católicos armenios aumentaron su presencia por la atracción que producía la calidad de sus escuelas y sus servicios sociales a 150.000 fieles. El aumento de feligreses favoreció una reorganización del patriarcado de Cilicia de los armenios, a finales de siglo, que se encontraba constituido según Propaganda Fide en 4 arquidiócesis (Constantinopla, Alepo, Mardin y Sivas-Tokat); 12 diócesis (Alejandría, Ankara, Adana, Marasc, Erzerum, Cesárea de Capadocia, Melitene, Musc-Van, Prusa, Diyarbakır, Trebisonda y Karput; y 9 vicariatos patriarcales (Artvin, Bagdad, Jerusalén, Bzommar, Nicomedia, Isfahan, Beirut, Deir ez-Zor).
Excepto algunas pequeñas comunidades en territorio egipcio —bajo control británico posteriormente—, en Armenia, donde quedaron bajo control ruso —o las más orientales en territorio persa—, la gran mayoría de aquella floreciente comunidad estaba en territorio otomano. Sin embargo, la suerte de los católicos armenios fue la misma que la de sus hermanos. La Iglesia católica armenia sufrió las consecuencias del genocidio desatado contra el pueblo armenio en su totalidad: todo el trabajo realizado en los dos siglos anteriores fue destrozado en unos meses.
Las cifras de la masacre son inciertas y la destrucción de esta pequeña iglesia es evaluada a nivel de patrimonio en 156 iglesias, 32 conventos, 148 escuelas y 6 seminarios destruidos. Según el patriarca armenio-católico, antes de la guerra, su comunidad estaba formada por 70.000 fieles, 157 sacerdotes y 128 religiosas. Las persecuciones afectaron principalmente a las cabezas de la comunidad, de los cuales, los obispos de Mardin, Diyarbakır, Harput, Malatya, Musc y Erzurum; Ignacy Maloyan, Andreas Chelebian, Stepan Israelian, Michael Khatchadurian, Hagop Topouzian, Garabed Ketchourian respectivamente, fueron martirizados26.
Las cifras de la masacre se cifran en 40.590 desaparecidos junto a 99 sacerdotes y 48 religiosas27. El 15 de octubre de 1928, con los breves apostólicos Commissum Nobis promulgados por el papa Pío XI, se decidió trasladar la sede patriarcal de Constantinopla al antiguo convento de Bzommar en Beirut, en el Líbano. El 25 de enero de 1929 la archieparquía de Beirut fue creada con el breve Litteris apostolicis del papa Pío XI como eparquía patriarcal, que es como se mantiene hasta el momento actual.
La Iglesia católica conserva el recuerdo de 14 diócesis desaparecidas por el genocidio, que han sido catalogadas como sedes titulares armenias y que regularmente son conferidas a obispos auxiliares, de jurisdicciones sin categoría de diócesis, al no existir población cristiana en ninguna de ellas. La mayoría habían sido fundadas a partir de 1850, excepto las históricas de Mardin, Adana y Diyarbakir que ya estaban organizadas desde finales del siglo XVII y primeros del siglo XVIII. No obstante, según el Annuario Pontificio de 2017, el Patriarcado católico armenio reúne 757.726 fieles, sumando los de la diáspora europea y americana, aunque solo permanecen 39.550 en la región del Oriente Próximo, desde Turquía hasta Egipto, ambas repúblicas inclusive.
El Patriarcado católico armenio vive en la actualidad principalmente en la república de Armenia y en varias partes del mundo. A lo largo del siglo XX, se han erigido vicariatos patriarcales para los armenios en Jerusalén, Damasco y Grecia, y tres exarcados en América del Norte, en América Latina y en Francia. Una vez más, la sangre de los mártires se ha convertido en semilla de cristianos. De acuerdo al Annuario Pontificio el patriarcado tenía en su territorio propio a fines de 2017: 9 jurisdicciones, 11 obispos, 32 parroquias, 23 sacerdotes seculares, 18 sacerdotes religiosos, 31 religiosos, 31 religiosas, 4 diáconos permanentes, 7 seminaristas y 39.550 fieles.
El beato Ignacio Maloyan
Choukrallah Maloyan nació un 15 de abril de 1869 en la localidad de Mardin, una pequeña ciudad situada al sur de la provincia de Diyarbakir, en el seno de una familia católica armenia, siendo el cuarto de seis hermanos. Los católicos armenios eran la comunidad más numerosa de la pequeña población, después de los siro-jacobitas, aunque sumando al resto de las comunidades cristianas existentes, la cristiandad era mayoritaria no solo en la ciudad, sino casi en la provincia otomana, al llegar a la mitad de la población total del vilayato de Diyarbakir. En Mardin, los armenios católicos y los caldeos vivían juntos en los mismos barrios e incluso compartían matrimonios, siendo difícil diferenciar ambas comunidades católicas, pero de diferente rito. Fue en este contexto plural e interreligioso donde el joven Maloyan se crio hasta los catorce años. En 1883 Mons. Melkon Nazarian, obispo del lugar, envió al joven al convento de Nuestra Señora de Bzommar, en Líbano, para su formación, hasta 1888, cuando lo abandonó por razones de salud, volviendo a Mardin hasta 1891. En 1891 volvió al convento en calidad de estudiante de Filosofía y Teología, donde aprenderá además del uso del armenio, la lengua turca y el árabe —que había estudiado en la escuela de Mardin—, el francés y el italiano28.
12. El beato Ignacio Maloyan
El 6 de agosto de 1896 era ordenado sacerdote y tomaba el nombre de Ignacio, por el célebre obispo, Ignacio de Antioquía. En ese año su misión será de predicador y director espiritual en el convento de Bzommar. En 1898 será destinado a Alejandría y posteriormente a El Cairo, donde empezará a ser conocido como un buen sacerdote por su prédicas y dirección de retiros espirituales en árabe y en turco, como por su entrega a los más necesitados, desviviéndose por los pobres y enfermos. Su entrega juvenil y vocación le llevará también a abrir puentes de diálogo con los coptos, cristianos egipcios de línea monofisita. En El Cairo estudiará Sagrada Escritura, ayudado por su facilidad para los idiomas.
Sus cualidades no quedan en el olvido, y el patriarca de los armenios católicos, Boghos Bedros XII Sabbaghian, que reside en Constantinopla, lo llamó como secretario y jefe de la Oficina de Archivos y Registros, trasladándose a Constantinopla en 1904. El nuevo patriarca acababa de asumir su responsabilidad, y había sido e...

Índice

  1. Índice
  2. Introducción. Cuando el hombre se creyó Dios
  3. I. El genocidio invisible: la eliminación de los armenios en el Imperio otomano
  4. II. Los católicos armenios
  5. III. Ajuste de cuentas y consecuencias
  6. Bibliografía
  7. Obispos católicos mártires
  8. La canonización de 2015 por la Iglesia apostólica armenia