Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común
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Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común

El largo camino de la lucha armada a lucha política democrática

  1. 391 páginas
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Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común

El largo camino de la lucha armada a lucha política democrática

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El proceso de paz entre el gobierno nacional de Colombia y las Farc-EP se fijó como propósito esencial del Acuerdo para una Paz Estable y Duradera: el paso de la organización armada a organización política, articulada a la institucionalidad democrática del país, en el marco del orden constitucional; el sistema político, el régimen de partidos y el sistema electoral, en un proceso concebido como de ampliación y profundización de la democracia. Este libro es resultado de un trabajo de investigación que, en lo fundamental, presenta los antecedentes históricos de las tradiciones partidarias de las Farc-EP, el desarrollo de sus procesos políticos internos y los retos de la organización en su inserción política a la vida institucional de la nación, a partir de la implementación de los acuerdos firmados con el gobierno nacional.

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Información

Año
2020
ISBN
9789587942552

Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común. Cohesión interna, matices, tensiones y legitimidad social

Este capítulo ha sido muy difícil de escribir. Es viajar en tierras movedizas, en el tiempo de la historia futura, describir lo que todavía no se sabe si ha ocurrido porque solo hay sombras, especulaciones, nada concreto que pueda decirse con certeza. Este capítulo es más la “crónica” que la historia decantada, es lo que sucede en la actualidad o lo que se cree que sucede. Busca considerar los aspectos referentes a la cohesión interna, la dinámica de construcción de matices políticos en el interior de las Farc-EP y los puntos de tensión que empiezan a dinamizar la vida interna de la nueva organización. De igual forma, establecer el grado de legitimidad con que intenta construirse en el escenario social e institucional de la nación.
He tomado en consideración metodológica una modalidad de entrevista-testimonio centrada en aspectos muy particulares que se mueven desde los límites de la dejación de armas hasta la llegada de sus representantes al Congreso de la República. Seleccioné para esto a miembros de la organización con distintos grados de compromiso y militancia, así como diferentes formas de percibir el proceso, unas veces de manera coincidentes, otras marcados por diferencias sustanciales. He considerado la opinión de miembros de la dirección del partido pertenecientes al Consejo Político Nacional, la de quienes representaron a las Farc-EP en el Congreso de la República a través de Voces de Paz. La opinión de asesores académicos para el desarrollo del punto de participación política y la de miembros de base que de las estructuras del partido clandestino pasaron al nuevo partido legal. He buscado que en esas entrevistas se exprese la voz de las mujeres con sus particulares lecturas políticas y de género.
Dar razón por las distintas percepciones de lo que ocurre hoy genera un discurso polifónico cargado de una gran riqueza testimonial de los protagonistas de la guerra, la paz y la política, en un periodo de transiciones necesarias en el que el pasado construido como referente obligado de identidad se choca con las proyecciones bosquejadas apenas de un futuro posible en el interior del mundo institucional que siempre se confrontó. Por esta razón es recurrente en las entrevistas testimonio comenzar por hablar desde el pasado lejano o reciente a fin de realizar el esfuerzo de explicar lo que ocurre. Quise que los testimonios tomaran en consideración espacios de definición política estratégica y de organizació n de los roles partidarios en sus urgencias más inmediatas. Desde esta perspectiva, las entrevistas abordaron, según el nivel de protagonismo y de conocimiento de cada uno de los entrevistados, el desarrollo de la Décima Conferencia, el Congreso Fundacional del Nuevo Partido Farc y los dos primeros plenos del Consejo Nacional de los Comunes.
He desagregado los testimonios de forma temática a fin de estar en capacidad de establecer con mayor claridad las opiniones que se tienen al respecto de cada momento.
Dada la complejidad política por la que atraviesa el país y el mismo partido, las tensiones existentes y la susceptibilidad con que se toman cada una de las afirmaciones que se hacen, algunos testimonios no se citan de forma directa con el nombre de la fuente, sino que se incorporan a los acápites sin mediación de responsabilidad en autoría, en razón a que, en muchos casos, son opiniones coincidentes que hacen parte del imaginario común de la organización.
Tengo el convencimiento aprendido en todos estos años de investigación del conflicto social y armado que la historia de una organización debe ser el espejo en el que se vean reflejadas sus contradicciones, y que es a partir de allí que es posible avanzar y transformar la realidad al cambiar a su vez como parte que se es de ella. No puede tener lugar ante la opinión crítica ni la mordaza ni el apasionamiento desaforado y destructivo, y no lo digo por la libertad que profeso como investigador, sino por la defensa de las fuentes y de los testimonios que me permiten realizar el trabajo.
El largo camino de la construcción real del partido
La política siempre ha sido el lugar de cimentación de los cambios
La lucha por la salida política al conflicto armado fue parte esencial de la estrategia de las Farc-EP. Durante tres décadas estuvieron apuntándole en distintos momentos a las posibilidades de un diálogo con los diferentes gobiernos, el cual logró concretarse en la administración del presidente Juan Manuel Santos. Pastor Alape1 hace realiza síntesis de ese esfuerzo:
Nosotros partimos siempre de lo que ha sido la visión política de Farc, la visión política planteada en su estrategia política, tal vez sintetizada en lo que llamábamos el Plan Estratégico, siempre se planteó la salida política como una parte de nuestra estrategia, es decir, nosotros estábamos apuntándole siempre a la movilización del país, para la transformación, lo que llamábamos la lucha insurreccional. El Plan Estratégico fue siempre claro que la fuerza guerrillera era un proceso para dinamizar las luchas sociales, pero que si no había la participación de la ciudadanía en la transformación eso era imposible, esto se iba a definir en una guerra exclusivamente de tipo militar, la actividad militar era el medio para responderle a la violencia estatal, pero el fundamento de nuestra lucha estuvo anclado en propósitos políticos. Siempre estuvo la salida política como parte del plan estratégico. Desde Marquetalia nos planteamos la salida política, llegamos al gobierno de Betancur y firmamos el acuerdo de La Uribe. Un acuerdo que por supuesto era muy reducido y que tenía todo el peso de las transformaciones en el Congreso de la República. Pero, no se establecieron rutas de ajustes institucionales, de reformas institucionales que se pudieran comenzar a desarrollar. Tal vez, lo más importante en ese proceso, es el surgimiento de la Unión Patriótica. Las Farc, eran la plataforma de lanzamiento de ese nuevo partido, Jacobo era el líder que íbamos a poner a jugar en términos políticos, en el proceso electoral y en conexión, con el movimiento campesino, el movimiento social y el movimiento sindical que era en esa época los baluartes más reconocidos de la acción política, en términos del movimiento social y, de igual manera, en la participación política.
En ese momento se hizo esa coalición, a la UP entraron algunos sectores liberales, porque el pensamiento de las Farc quería un movimiento amplio que no se suscribiera a un movimiento exclusivamente de izquierda, por eso se planteaba la unión patriótica que, además, era como un poco paradójico, porque el referente de la unión patriótica que se tenía en el contexto internacional de la lucha política, era un movimiento derechista en España, Primo de Rivera, ese debate no trascendido, nosotros lo dimos un nuevo contenido a la designación en el sentido de que lo que buscábamos era la unión de los patriotas, en Colombia por el cambio. Eso hizo, que todos nos formáramos en esa visión, siempre le jugamos a la salida política, en ese proceso fuimos hasta el gobierno de Virgilio Barco, llega Gaviria y es él, el que cierra el proceso de diálogos que se desarrollaban en La Uribe.
Sin embargo, en el gobierno Gaviria, volvemos a buscarle la salida política que se inicia con la entrada a la embajada venezolana, vamos a Cravo Norte, donde se establece una agenda ya en el marco de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, estábamos con los compañeros del ELN y del EPL, vamos a Caracas y terminamos en Tlaxcala (México).
De ahí seguimos buscando la salida negociada con el gobierno de Samper, que por su inestabilidad y porque le tocó defenderse de la campaña y presión de EE. UU., no fue posible desarrollar un proceso de paz durante su administración, a pesar que el presidente Samper tuvo toda la intención, pero, la correlación de fuerzas no se lo permitía. Vino el momento de Pastrana y entramos a los diálogos del Caguán, siempre detrás de la salida política. En los diálogos del Caguán ya teníamos la experiencia de lo que había ocurrido en el Acuerdo de La Uribe. Iniciamos ese proceso de mayor participación ciudadana, las audiencias públicas que se hicieron, para que los diálogos no quedaran como un acto de construcción de paz entre la guerrilla y el Estado representado en el gobierno de Pastrana, sino, que se lograra un acuerdo construido con la participación ciudadana.
Esto ya todos lo conocen, el Gobierno colombiano con la asesoría del pentágono norteamericano, dice hagámosle un pare a esto, metemos esa gente en el diálogo y buscamos el espacio para hacer un reacomodamiento de las Fuerzas Armadas en un momento en que la iniciativa en la guerra la tienen las Farc. Entra el Plan Colombia con los recursos que pone Estados Unidos para continuar la guerra y, viene el gobierno del expresidente Uribe, la política de seguridad democrática soportada en el Plan Colombia y, sin embargo, nosotros, mantuvimos la posición de buscarle una salida real al conflicto armado.
Todo esto lo planteo, porque la esencia de las Farc ha sido siempre de acción política, la cartilla militar de las Farc señala claramente que cada acción que se fuese a desarrollar debía corresponder a un propósito político y debía estar en el marco de esa dinámica política. Una acción militar no podía suplantar la acción política. Ni la acción política tenía que subordinarse a la acción militar.
Bueno, se cometieron algunos fallos, a veces por la regionalización, se cometieron muchos errores, ataques a pueblos donde íbamos a recuperar 20 o 30 fusiles, pero el daño era mucho más grande porque los operativos afectaban a la población. Fueron acciones que no terminaron movilizando, convocando a la población a formar poder local, poder regional, poder popular, sino, que sencillamente se hacia la ocupación militar y salíamos y, ahí dejábamos un escenario de trabajo, en contra de los objetivos que nos proponíamos, entonces todo este proceso le permitió al Gobierno acumular políticamente contra nosotros, erosionar la legitimidad del proyecto político insurgente.
Llegamos al gobierno del presidente Santos, seguimos con nuestra bandera que era el diálogo. Allí nos encontramos con muchos sectores que venían reclamando la solución política y una comunidad internacional, más comprometida con buscar esta solución en Colombia y, empezamos este camino.(Comunicación personal, 21 de agosto de 2018)
El énfasis que Alape coloca en la decisión histórica de las Farc-EP de buscar la salida política al conflicto social y armado la comparte Victoria Sandino2, la mujer más reconocida por el común de la gente como miembro de las Farc-EP, no solo por su abierta y decidida participación en los diálogos de La Habana, sino por haber liderado las discusiones en la mesa sobre los enfoques de género con una agenda de derechos propios que atraviesa todo el acuerdo final, así como haber colocado a las mujeres de las Farc-EP en un lugar de visibilización, en la lucha contra el machismo y el patriarcalismo dominante. Su testimonio hace particular referencia a las posturas históricas de las Farc-EP en torno a la lucha política al señalar que no hay un tránsito de lo militar a lo político porque la organización ha sido política desde siempre, y que ese tránsito en curso es hacia la vida política en el interior de la institucionalidad:
Si algo tiene las Farc de particular, incluso frente a otras organizaciones insurgentes, es el carácter político. Desde el principio los documentos nuestros siempre hablan de una organización políticomilitar, porque siempre hemos tenido ese carácter político, lo militar se define por la práctica, es decir, por haber tomado las armas y hacer una confrontación militar de nuestros idearios políticos […], se lo digo de esta manera […], yo soy una mujer que desde la adolescencia estoy vinculada a la dinámica revolucionaria, casi desde los doce años, fui militante de la Juventud Comunista, luego estuve en la Unión Patriótica y, por supuesto, que era del Partido Comunista. Cuando hago el tránsito a las Farc, en esa militancia política yo no sentí ninguna diferencia, lo que cambio fue el método, la práctica de hacer la política en el ejercicio revolucionario de ese momento. Por eso yo no creo que sea el tránsito de lo militar a lo político, sino, más bien, el tránsito de esa vida política que teníamos en lo militar, a lo civil, a la civilidad, para hacer lo que hicimos no siendo militares, pero la militancia política prácticamente es la misma.
Claro, eso implica unos cambios profundos al interior de la organización y de cada uno de nosotros y nosotras. Pero, en mi caso personal, en lo que tiene que ver con la militancia, en mi vida, prácticamente no ha cambiado nada, porque sigue con la misma intensidad, incluso más que cuando estaba en la guerra. Yo entro a las Farc en el año 1992, momento en que Colombia era un país tremendamente convulsionado, no solamente por la guerra, por la acción del paramilitarismo, acuérdese como terminó esa década del ochenta, marcada por el asesinato y el exterminio de un movimiento político como la Unión Patriótica, que fue un esfuerzo que hizo las Farc para poder estar hoy en lo que estamos, en la vida política nacional y cómo termino ese intento... en un genocidio político. Esperemos que esta vez no se repita.
Siempre tuvimos en nuestro accionar el contenido político, en ese momento desde la ideología del marxismo-leninismo y, desde la concepción leninista del partido político, y pese al desprendimiento que tuvimos a mediados de la década de los noventa del Partido Comunista, nunca dejamos de tener la célula, es decir la militancia política comunista, y estuvo la construcción del partido comunista revolucionario y recuerde que estamos hablando de un partido que consideraba que a través de la insurrección podía tomarse el poder. Y eso no lo puede hacer ni el partido, ni la fuerza militar, sino que nece-sitaba indiscutiblemente del movimiento de masas. Un movimiento de masas que no es un movimiento específico, sino de la organización del movimiento social, nosotros considerábamos que podíamos contribuir con el movimiento bolivariano y, efectivamente, tuvo una incursión muy importante en la vida política nacional, a pesar de que era un movimiento clandestino, del mismo Partido Comunista Clandestino.
Yo creo que el paso es de lo político militar a lo político de masas, se me ocurre plantearlo así, en esos términos. Otra cosa que ha estado en la historia de las Farc es que siempre, siempre, ha buscado una salida política. Estamos hablando desde Marulanda, cuando los atacan a ellos en el 64; del intento de Casa Verde después del acuerdo de La Uribe; de los diálogos después de la constituyente en Caracas y Tlaxcala; de los diálogos del Caguán. En todos esos diálogos estuvo desde el principio el componente político y ahí estuvo Marulanda que, en el único proceso en el que no está, es en el de La Habana.
Tanto Pastor Alape como Victoria Sandino recogen en el testimonio los aspectos esenciales de la naturaleza política de las Farc-EP y de sus esfuerzos por buscar una salida política al conflicto armado; los dos comparten la idea de que la lucha política requiere de un importante esfuerzo de comunicación y trabajo con los sectores sociales y populares, y de que no se reduce a la lucha parlamentaria, sino que se extiende a la organización social y a la lucha reivindicativa de las comunidades. Leen de manera crítica las dinámicas de la guerra y expresan su preocupación por las incertidumbres que ofrece la vida política en el orden institucional, debido a lo que ha sido y es aún la persecución y el exterminio de las fuerzas de oposición en Colombia, que las Farc-EP sufrieron de manera directa con el genocidio de la Unión Patriótica.
Un futuro anclado en el pasado, construido en identidades políticas
Sobre el reconocimiento del carácter político de la organización y de su permanente preocupación por la búsqueda de la salida política, los acuerdos de paz de La Habana los colocan frente a nuevos retos organizativos y programático...

Índice

  1. CUBIERTA
  2. PORTADILLA
  3. PÁGINA LEGAL
  4. CONTENIDO
  5. PRÓLOGO. EL LARGO CAMINO DE LA LUCHA ARMADA A LA LUCHA POLÍTICA DEMOCRÁTICA Pablo Catatumbo
  6. PRESENTACIÓN
  7. SOBRE LOS ANTECEDENTES DE LAS FARC-EP COMO PARTIDO
  8. CRITERIOS Y FACTORES PARA LA TRANSFORMACIÓN DE LAS FARC-EP DE UN GRUPO ARMADO EN UNA ORGANIZACIÓN POLÍTICA EXITOSA
  9. REINCORPORACIÓN DE LAS FARC-EP A LA VIDA CIVIL –EN LO ECONÓMICO, LO SOCIAL Y LO POLÍTICO– DE ACUERDO CON SUS INTERESES
  10. DISPOSICIONES DE SEGURIDAD EN EL ACUERDO DE PAZ PARA EL EJERCICIO DE LA ACTIVIDAD SOCIAL Y POLÍTICA DE LA FARC
  11. FUERZA ALTERNATIVA REVOLUCIONARIA DEL COMÚN. EN EL CONTEXTO DE POSGUERRA Y LAS INCERTIDUMBRES DE LA IMPLEMENTACIÓN
  12. FUERZA ALTERNATIVA REVOLUCIONARIA DEL COMÚN. CARACTERÍSTICAS DEL ACTOR
  13. FUERZAS ALTERNATIVAS REVOLUCIONARIAS DEL COMÚN. COHESIÓN INTERNA, MATICES, TENSIONES Y LEGITIMIDAD SOCIAL
  14. A MANERA DE CONCLUSIÓN
  15. REFERENCIAS
  16. LISTA DE SIGLAS Y ACRÓNIMOS
  17. CUBIERTA POSTERIOR