La gracia de hoy
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La gracia de hoy

  1. 288 páginas
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La gracia de hoy

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Índice
Citas

Información del libro

Mª Josefa Segovia, comunicadora excepcional a través de su cercanía personal y de sus abundantes escritos, nos ha dejado páginas que testimonian su honda experiencia de fe y su labor como guía espiritual en el acompañamiento de varias generaciones. De las más de dieciocho mil cartas y de doscientos artículos, Aranzazu Aguado ha seleccionado textos representativos, siguiendo el ritmo del año litúrgico, para los que buscan un acercamiento a su espiritualidad: con ellos, Mª Josefa Segovia puede seguir mostrando su capacidad especial para ayudar a las personas a descubrir dentro de sí la posibilidad de creer, de comunicarse con Dios, de traerlo cercano a la vida.

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Información

Año
2017
ISBN
9788427723894
Edición
1
Categoría
Religión

V. LA PALABRA DE DIOS
EN TODO TIEMPO

El tiempo ordinario

Cada domingo del tiempo llamado “ordinario” revive en su conjunto el misterio de la redención, subrayando distintos aspectos. Adquiere particular relieve la comunidad cristiana, la Iglesia, que se reúne en el día del Señor para hacer memoria de la Pascua, para escuchar de nuevo el anuncio, participar en la Eucaristía y vivirla durante toda la semana. En este tiempo se presentan diversos compromisos de vida cristiana: la caridad, la justicia, la limpieza de corazón, la oración, el abandono en Dios, la esperanza, la fidelidad al Evangelio, en resumen el estilo de vida de los discípulos y discípulas de Jesús.
No se trata, pues, de un tiempo monótono. Después de los espacios fuertes de la liturgia, meditamos en la situación agraciada del cristiano, en la vida que ha recibido del Resucitado y continúa recibiendo del Espíritu Santo. El creyente aspira en todo momento a comportarse como hijo e hija de Dios, espera serenamente la venida del Señor, en la certeza de que cada momento, cada día, cada hora, es una posibilidad de gracia que se le ofrece. La Iglesia y nosotros, que a ella pertenecemos, sentimos que el Señor está con nosotros todos los días hasta el fin de mundo.
La Palabra de Dios ilumina el caminar constante de la vida cristiana. Es lo que ahora nos deja descubrir Josefa Segovia. En primer lugar nos acerca a las virtudes cristianas como llamada a la coherencia de vida. La Palabra de Dios sostiene cuanto ella propone para ser personas y comunidades orantes, para que el gesto de alabanza llene la vida por completo, para que la fe en la Providencia, la fuerza transformadora de la caridad, la sencillez y la verdad, nos hagan más acordes con el proyecto de Dios. Los ejemplos de los santos se muestran como referencias en la búsqueda de ideales de santidad. Es un dibujo precioso, polifónico, de las virtudes del Evangelio. Se repiten con bella insistencia las citas bíblicas.
A continuación se nos muestran lugares para la fe, lugares para el encuentro. En la experiencia de Josefa Segovia se encuentran lugares privilegiados que a ella le hicieron viva la presencia de Dios. Reaparecerá aquí su diario en Tierra Santa, con nuevas y vibrantes páginas. Y nos dará sugerencias preciosas para hacer de la vida cotidiana, vivida a fondo, centrada en Cristo y dinamizada por el Espíritu, lugar permanente de encuentro. En ellas se muestran rutas de interioridad y de salida de sí en servicio a los hermanos.

VIDA CRISTIANA EN PLENITUD

ORACIÓN1
Para llenar cumplidamente vuestra misión no hay más que un medio, la oración, siendo su consecuencia el celo por la salvación de las almas.
Y, ¿cómo ha de ser la oración? Constante, en cuanto al tiempo. De recogimiento, buscando a Dios dentro de sí, en cuanto a la forma de orar.
Constante. Al despertar, levantar el corazón a Dios, y así seguir en todos los momentos del día, en los innumerables actos en que una se ejercite: resoluciones, correcciones, consejos, prácticas, trabajos. En la formación, en la dirección, en la administración de los bienes. ¿No es todo ello por la gloria de Dios y para mayor gloria de Dios? ¿Cómo puede hacerse sin Dios? Para lograr esa oración constante se recomienda la renovación de la presencia de Dios.
Buscar a Dios dentro de sí; oración de recogimiento. No hemos de olvidar la dificultad de orar siempre y de orar bien teniendo a Dios fuera, buscándolo solo en el sagrario. ¿Y las cosas, diremos, no nos llevan también a Dios? Ciertamente que sí, pero (…) es preciso un esfuerzo siempre posible, pero en ocasiones difícil, para ver a Dios en todo, lo agradable y lo desagradable, lo bueno y lo malo, lo grande y lo pequeño.

Buscar a Dios siempre

Por otra parte, al que verdaderamente ama a Dios, todo lo que no sea estar en contacto, compenetrarse, le parece vivir alejado y con pena (…). Buscar a Dios siempre; ¿y dónde? La mejor morada de Dios es el corazón del hombre, cuando éste es puro. Ya lo dice nuestro Señor: “Mi reino dentro de vosotros está”2. Ahora diréis, ¿manera de conseguir esa unión? Ya queda apuntado; pureza de corazón y de alma. De eso se sigue el endiosamiento y los hombres se convierten en sagrarios vivos como lo fueron y lo son los santos.
Entonces tiene Dios participación en todos nuestros actos y Él será quien rija y gobierne. Viviremos transformadas en Dios: “Vivo yo, mas no yo, sino que Cristo vive en mí”3, lo cual no quiere decir que desaparezca totalmente la miseria. El Sol de justicia, con sus rayos, la oculta a veces a los ojos de los demás para que no se desedifiquen, para que admirándonos den gloria a Él; pero hemos de sentir esa miseria para humillarnos, para guarecernos más y más cerca de Jesús, para buscar su sombra, para implorar su ayuda cariñosa.

Descubrir la imagen de Dios

La consecuencia de esta oración constante y de recogimiento es el verdadero celo por la salvación de las almas; nos interesan todas las almas por igual, veremos en ellas la imagen de Dios, no habrá lugar a preferencias, palabras bruscas, faltas de caridad, desamor o prevención contra alguna.
Al mirarlas veremos en ellas el reflejo de lo que tanto amamos, que es Dios, y solo desearemos su aprovechamiento, su santificación. No descuidaremos la vigilancia, como medio de ejercer el celo, pero la vigilancia bien ordenada. En las correcciones buscaremos el mejoramiento y no la humillación.
Los honores propios, ¿para qué los queremos? ¿Qué mayor honor que vivir siempre con Jesús? ¿Qué es todo lo demás comparado con eso? Y así no gustaremos de adulaciones ni de preferencias, ni de regalos ni de exenciones.
Trabajar por la gloria de Dios será nuestro descanso y siempre debe encontrársenos en torno a las almas que se nos confían; ya sea en los actos comunes de devoción, enseñándolas y atrayéndoles las bendiciones del cielo; (…) ya cuidando de una enferma; consolando a la que está necesitada de alivio; corrigiendo y dando la mano para levantarse a la que por debilidad cayó; enseñando en nuestras clases la ciencia humana relacionada con la ciencia única; mostrándonos ejemplares en todo momento, que es el medio eficacísimo de ejercer el celo.
Si cada una de vosotras ora con arreglo al programa que sucintamente queda expuesto, ejercerá el celo con los caracteres que también quedan apuntados (…) ¿Somos capaces de imaginar el bien que de ello se seguiría y la gloria que habría de darse a Dios nuestro Señor?
Pues todo depende de vosotras y es bien sencillo: orad, vivid unidas, y no solo unidas, sino transformadas en Cristo.
ALABANZA4

La vida, una alabanza

La vida toda debe ser una alabanza ininterrumpida. ¿Quién alabó mejor al Señor que Santa María? ¿Quién como su Madre benditísima levantó más alto el espíritu para cantar las grandezas de Dios, y se abajó más a sí misma para publicar su pequeñez y su nada?
Levantad vuestras voces, vuestras manos, vuestro corazón y cantad alabanzas, aprendiendo bien esas armonías para que a lo largo de vuestra vida podáis ser maestras consumadas y preparéis las almas al canto de las eternas alabanzas en el cielo.
Yo quisiera que hicierais vuestra la expresión de san Pablo a los Romanos: “Todas las cosas son de Él, y todas son por Él, y todas existen en Él, a Él sea la gloria por siempre jamás”5.
Desde que el señor Obispo6 tuvo la caridad de ilustrarnos y enfervorizarnos con las meditaciones de los salmos, se fue haciendo más viva en mi alma la necesidad de la alabanza, y ha sido desde entonces cuando mejor hemos entendido cómo una vida gastada solamente en alabar al Señor, es una vida no solo bien empleada, sino excelentemente ocupada y llena. Al fin, eso es lo que los ángeles y bienaventurados harán eternamente en el cielo.

Hacer propia la Palabra

Me gustaría que leyerais en las Sagradas Escrituras cuanto se dice en alabanza del Señor, para que os encariñarais con ello y lo fuerais haciendo vuestro.
Aparte de los salmos del libro de David que se rezan en el oficio divino, y también algunos de ellos en el oficio parvo de la santísima Virgen, hay otros mil pasajes en los que sobresale la alabanza y se suceden los himnos.
Ved, entre otros, el libro de Tobías, en el que encontraréis un preciosísimo himno de alabanza: “Bendito sea Dios que vive por los siglos, por todos los siglos permanece su reino…”7.
Y antes del himno de Tobías encontrareis el del ángel, que es también bellísimo: “Bendecid a Dios y glorificadle, ensalzadle, pregonad a todos los vivientes lo que ha hecho por vosotros, pues bueno es bendecir a Dios y ensalzar su nombre, pregonando sus obras…”8.

Toda la jornada, un canto de alabanza

Y yo os digo: si es bueno y laudable pregonar lo que ha hecho el Señor, ¿qué ha hecho por vosotras? ¡Lo que ha hecho por vosotras! ¡Si es un cúmulo de milagros y de favores sin cuento!
Apartaros de tan grandes peligros, perdonar tantas infidelidades, llenar de luz vuestras inteligencias y de calor santo vuestro corazón, colmaros de ideales, rodearos de almas que aspiran a la perfección, proporcionar los medios para que se formen vuestra conciencia y vuestro espíritu, saturar el ambiente en que os movéis de pureza y claridad, sembrar muy hondo el amor a vuestra madre Inmaculada, venir Él mismo, Jesús, a darse a vosotras diariamente con su cuerpo y con su alma, con su humanidad sacratísima y con s...

Índice

  1. Cubierta
  2. Título
  3. Índice
  4. PRÓLOGO. Loreto Ballester
  5. INTRODUCCIÓN
  6. NOTA BIOGRÁFICA
  7. LA GRACIA DE HOY. Testamento espiritual
  8. I. VIVIR LA PALABRA DE DIOS. Un don y una experiencia
  9. II. EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN. Adviento y Navidad
  10. III. CRUZ Y RESURRECCIÓN. Cuaresma y Pascua
  11. IV. VIDA EN EL ESPÍRITU. Pentecostés
  12. V. LA PALABRA DE DIOS EN TODO TIEMPO. El tiempo ordinario
  13. “TE DEUM”. El último autógrafo
  14. INDICE DE CITAS BÍBLICAS
  15. Página de créditos