El informativo de televisión
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El informativo de televisión

Producción, guión y edición audiovisuales

  1. 128 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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El informativo de televisión

Producción, guión y edición audiovisuales

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Índice
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Información del libro

Este libro es un manual donde se ofrece una visión pragmática de esta profesión audiovisual a partir del primer e imprescindible eslabón de la cadena de trabajo de un telediario: el redactor. La finalidad es conocer desde abajo las jerarquías y funciones profesionales, el consejo de redacción y la confección de la escaleta, las áreas de especialización informativa, el reparto de los temas y las rutinas de trabajo. Se dan las claves imprescindibles para producir, escribir, locutar y montar los formatos estándares de noticias audiovisuales, con el propósito de que el futuro profesional de tv pueda resolver con éxito cualquier tarea periodística que se le asigne en una redacción de informativos.

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Información

Año
2017
ISBN
9788416919055
1. Introducción. El informativo de televisión como espejo del ciudadano
La televisión nació como medio para el entretenimiento, no como medio de comunicación para la información. Para ese menester ya existía la radio —que ofrecía además inmediatez— y por supuesto la prensa, que proporcionaba al lector la posibilidad de releer las noticias en cualquier momento y en cualquier lugar desde que adquiría su ejemplar diario.
Pero la televisión evolucionó, se perfeccionó y consiguió adelantar a la radio, y mucho más a la prensa por diversas razones. El medio catódico se ofrecía como algo gratuito o casi, más allá de los cánones anuales en algunos países o de los precios mensuales, como es el caso de la tv de pago, mucho más asequible que los periódicos. La televisión bebió rápidamente de la tecnología y propició una evolución en sus contenidos que encandilaba a sus seguidores, es decir, a los telespectadores. Precisamente la tecnología y también internet han ayudado a que la televisión siga siendo —porque ya lo fue pocos años después de su aparición— un referente de credibilidad y de audiencia, en cuanto a medio de comunicación social que sirve para que el ciudadano se informe diariamente. Aquella conocida y manida frase de antaño «lo han dicho por la tele» fue durante mucho tiempo sinónimo de verdad, de autenticidad, simplemente porque había salido en un telediario. Tal y como dice el profesor Cebrián Herreros, «la televisión construye una realidad informativa a partir de los hechos ocurridos en la sociedad. No inventa la realidad como en la ficción, sino que la interpreta con sus condicionantes, intereses y objetivos. Es algo que ocurre también en nuestra vida cotidiana. Cada uno de nosotros contamos lo que vemos según como somos» (Cebrián Herreros, 2004: 15).
La información televisiva se genera, por lo tanto, a partir del enfoque de las noticias, un enfoque llevado a cabo por el profesional de forma veraz, contrastado por fuentes solventes y ajustado a los códigos deontológicos regulados por la profesión periodística en general, y por la audiovisual en particular. Aun así, «el periodista no tiene siempre libertad absoluta para elaborar la información, porque las cadenas [de televisión] están sujetas a diversas presiones de las que no pueden desprenderse fácilmente. Los diferentes sectores conocen bien el valor y la trascendencia de la información y la capacidad de las televisiones para influir en la opinión de los ciudadanos, cambiar sus actitudes y modificar sus conductas y actuaciones» (Soengas, 2008: 105). Hay directivos de cadenas de tv, sobre todo de índole privada, que piensan que los informativos son un programa más de televisión, que en vez de hacer reír, llorar o simplemente entretener al telespectador, como ocurre con otros espacios, le informa. En muchos de estos informativos se pretende dar las claves de las noticias al telespectador para que éste se haga una idea de cómo es la realidad de lo que ocurre en su país y en el mundo, y a partir de ahí que sea él mismo el que reflexione y cambie o no la opinión que tenía formada previamente de lo que era esa realidad.
Los informativos representan, por lo tanto, el reflejo de la sociedad, de lo que le afecta en su entorno más cercano o más lejano, aunque sean culturas, identidades y formas de ser diferentes. El noticiario es el punto de referencia que toda televisión, principalmente generalista, desea tener en su parrilla de programación. Y decimos de referencia no sólo para los directivos de televisión, sino también para el mismo telespectador, ya que un informativo suele decir mucho de la idiosincrasia de su público y también de la de su propio canal de tv que, al fin y al cabo, existe porque tiene millones de telespectadores que lo sintonizan todos los días del año. Así pues, hay una retroalimentación entre canal y audiencia, aunque ésta pueda mantenerse fiel, fluctúe o desaparezca irremediablemente. El telespectador, a la postre, se siente libre y se guía por lo que más le llama la atención, sea un programa informativo, de entretenimiento, de ficción, de telerrealidad, etcétera.
Pero el punto negativo de cualquier televisión está en la propia evolución del medio, sobre todo en lo que a infoentretenimiento se refiere. El periodismo informativo, el que ofrece la veracidad de los hechos a través de imágenes y de sonidos reales, ha perdido parte de su esencia, convirtiéndose a menudo en periodismo de opinión y quizás de espectáculo. En programas donde la información es el eje central —y que no se confeccionan como noticiarios tradicionales—, la noticia pasa a convertirse en el blanco de contertulios que, más que hablar y opinar sobre los temas de máxima actualidad, gritan, se exaltan y muestran posicionamientos enfrentados que encandilan a un telespectador con deseos de entretenerse en el sofá de su casa.
Ante esta vorágine del infoentretenimiento posiblemente más frívolo, en el que faltan más explicaciones para que el telespectador razone después, convendría volver al periodismo verdadero, al periodismo de la carrera de prestigio frente al postureo que predomina hoy en día. A veces la imagen del periodista prima sobre el contenido y, por ello, es necesario regresar al periodismo de vocación, al periodismo de trinchera, al periodismo informativo de verdad... Frente al periodismo de impacto y de opinión, periodismo de información.
1.1. La confección del informativo: producción, guion y edición audiovisuales
Más allá de ideologías y líneas editoriales, los informativos de televisión diarios en España gozan, en general, de una buena factura, tanto desde el punto de vista de los contenidos como desde la técnica empleada. La jerarquización en el trabajo y la experiencia acumulada de periodistas, reporteros, realizadores, técnicos de sonido, presentadores, documentalistas, infografistas, etcétera, han hecho que los noticiarios respondan no sólo a la inmediatez de cualquier noticia y a las expectativas de la audiencia por conocer la verdad de lo sucedido, sino a la calidad y credibilidad de aquello que cuentan y, por ende, de la forma en cómo lo cuentan.
Este libro, El Informativo de Televisión, es un manual para estudiantes de comunicación, para profesionales de la televisión y para todos aquellos lectores interesados en cómo se hace un informativo desde dentro y partiendo de cero. La novedad que presenta esta publicación con respecto a otras de este tipo es una visión pragmática de esta profesión, a partir del primer e imprescindible eslabón de la cadena de trabajo que conlleva la elaboración diaria de un telediario: el redactor. Al llegar a la redacción de cualquier informativo televisivo, este profesional tiene que lidiar para hacerse un hueco entre sus compañeros, aprender la realidad de un trabajo duro y, al mismo tiempo, apasionante, y lograr entender las estructuras periodísticas, técnicas y humanas de una profesión a menudo plagada de egos y envidias.
Partimos del redactor para que se conozca desde abajo la jerarquía de trabajo, las funciones de cada profesional en una redacción de un informativo genérico de ámbito nacional, el consejo de redacción y la reunión de escaleta, las áreas de especialización informativa, el reparto de los temas y las rutinas de trabajo. Profundizaremos en los formatos que son necesarios para poder llevar a cabo un noticiario, así como el control del trabajo por parte de sus responsables y los controles previos a la emisión, tanto de edición como de todo lo relacionado con la realización. El argot utilizado, tanto técnico como periodístico, también será objeto de descripción y análisis. La finalidad de todo ello es que el lector se sienta como si estuviera ubicado en el puesto de trabajo de un redactor a punto de realizar su cometido diario. Así pues, conoceremos y desarrollaremos la labor del redactor:
Antes de llegar a la redacción.
A la llegada a su puesto de trabajo.
Al conocer su cometido de la jornada.
Llevando a cabo su labor.
A la vuelta, después de cubrir la noticia.
Otra novedad que incorpora este libro es saber cómo se lleva a la práctica la cobertura informativa que se le ha asignado al profesional. Para ello, se analizarán la escritura, el guion y el montaje de la noticia a través de diversos formatos, y se darán las claves para lograr superar con éxito cualquier encargo por muy enrevesado que éste sea. Mediante códigos qr y enlaces a vídeos de las noticias emitidas en las cadenas de televisión de ámbito nacional: Mediaset España y Radio Televisión Española (rtve) podremos observar el resultado que recibe el telespectador en su televisor, tableta, móvil o cualquier otra plataforma de recepción con vocación digital.
Finalmente, un glosario muy clarificador permitirá al lector aprender y situar con precisión el vocabulario que se utiliza en una redacción de informativos de televisión en la actualidad.
***
Si antes hemos hablado de la necesidad de volver a los orígenes del periodismo informativo desde la vocación del profesional y desde la trinchera que le sitúa en primera línea para lograr una buena noticia, ahora es necesario añadir que una buena actitud le servirá para lograr formarse más y mejor; así conseguirá salir de esa mediocridad por el todo que parece que impregna a una sociedad, la actual, que se ha rendido a la banalidad.
Esperemos que este libro sirva, al menos, como algo motivador para el que empieza en esto de la información en televisión. Tanto dará, pues, que este profesional sea novel o que llegue desde otro ámbito periodístico distinto al medio catódico. Pero si el lector de esta publicación no viene del periodismo y le convence para formarse y dedicarse a ello, nuestras expectativas se habrán visto superadas, sin duda, con creces.
2. La noticia, género audiovisual por excelencia. Tipología de informativos
2.1. Géneros informativos audiovisuales
Son muchos los autores —académicos, estudiosos y profesionales— que han clasificado los géneros audiovisuales por la necesidad de englobar el tipo de periodismo informativo que se ha hecho y se hace en la actualidad, de acuerdo con los programas que se insertan en las parrillas de programación de las radios y televisiones principalmente. Al igual que ocurrió con los llamados géneros periodísticos clásicos —los de la prensa—, el periodismo informativo audiovisual necesitó...

Índice

  1. Índice
  2. Prólogo
  3. 1. Introducción. El informativo de televisión como espejo del ciudadano
  4. 2. La noticia, género audiovisual por excelencia. Tipología de informativos
  5. 3. Estructura del informativo de televisión diario
  6. 4. El informativo de televisión en la práctica
  7. 5. Glosario
  8. 6. Bibliografía
  9. Agradecimientos