Comprender y mejorar la conducta trabajando en grupo
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Comprender y mejorar la conducta trabajando en grupo

Una metodología centrada en el alumno

  1. 184 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Comprender y mejorar la conducta trabajando en grupo

Una metodología centrada en el alumno

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Información del libro

Una visión actualizada sobre la salud emocional de los niños que ayuda a entender cómo se comunican los niños y cómo se puede responder, de manera eficaz y positiva, estimulándoles a mejorar su conducta. Aporta una metodología alternativa, centrada en el alumno, que utiliza el lenguaje reflexivo y otras herramientas, equipando a todo el personal de la escuela, con una visión holística, de nuevas destrezas en sus relaciones con los niños.En la primera parte, el libro ayuda a comprender los diferentes factores personales, familiares y del entorno, que influyen en la conducta de los niños. En la segunda, se centra en la dinámica del Trabajo en Grupo y utiliza el lenguaje reflexivo como estrategia de control y mejora de la conducta, que motiva en los niños la autoconfianza, la autoestima y la resiliencia.Está dirigido a todo el personal de educación primaria, especialmente a los docentes, a los coordinadores de necesidades educativas especiales, al personal de apoyo, a los terapeutas y a los trabajadores sociales que puedan desarrollar los programas de Trabajo en Grupo.

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Información

Año
2018
ISBN
9788427702646
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1. ¿Qué necesita un niño para crecer emocionalmente sano?
Para que el niño logre el éxito en la escuela, necesita cierto grado de sano desarrollo emocional y social, de tal manera que esté emocionalmente dispuesto a aprender y pueda hacerlo. Esto implica que sea capaz de afrontar el éxito y el fracaso y que tenga la resiliencia necesaria para ello, además de ser capaz de pedir ayuda cuando la necesite. Eso supone tener seguridad en sí mismo y autoestima, tener la confianza en sí mismo y la independencia adecuadas a su edad, tener una autoimagen positiva y un fuerte sentido del yo, además de ser capaz de comprender sus propios sentimientos y de expresarlos. Necesita la estabilidad y la seguridad suficientes para poder controlar el cambio y la imprevisibilidad sin que estos factores deterioren su sensación de seguridad. También necesita tener las destrezas sociales necesarias para desarrollar, construir y mantener relaciones tanto con los adultos como con los niños.
¿Cuántos niños están equipados con todas esas destrezas para poder hacer esto?
La experiencia de ser emocionalmente sano se consigue merced a una combinación de las destrezas anteriores y no en aislamiento, del mismo modo que la habilidad del niño para sostener un lápiz depende de su coordinación óculomanual y de sus destrezas manipulativas. El efecto acumulativo de las experiencias del niño, las conductas aprendidas y las reacciones a los acontecimientos, ayuda a definir su sentido del yo y su capacidad para afrontar situaciones dentro y fuera de la escuela. Los niños necesitan información y explicaciones sobre lo que está ocurriendo para que sean capaces de dar sentido a sus experiencias.
AUTORREGULACION
Para que los niños puedan regular sus reacciones y sus propios niveles de estrés, necesitan haber recibido esta experiencia de regulación de un adulto. Los bebés son incapaces de regular su propio estrés y dependen de sus cuidadores para que lo regulen por ellos. Por ejemplo, cuando un bebé llora porque tiene hambre, o porque está cansado o molesto y el adulto responde con amor y preocupación, la respuesta del adulto ayuda a reducir el estrés del bebé. Si un niño que llora es ignorado o se encuentra con la ansiedad o la hostilidad del adulto, su estrés puede aumentar. La forma de responder el adulto a este estrés puede ayudar al niño a desarrollar su propio sistema regulador del estrés o crear aún más estrés e impedir que ese desarrollo tenga lugar. Si el niño recibe lo que necesita de un adulto, se desarrolla un patrón que permite que el niño empiece a controlar el estrés por sí mismo.
Para que los niños se desarrollen sanos, el adulto tiene que responder al estrés del niño de un modo que lo tranquilice y lo alivie, en vez de exacerbar su estrés. Por ejemplo, Tom, de 3 años, está jugando feliz con un tren cuando otro niño se lo arrebata. Si se le tranquiliza, conforta, escucha y apoya, esa respuesta valida sus sentimientos y permite que se desarrollen sus sistemas reguladores del estrés. Si se le ofrece una explicación tranquila y clara con respecto a no golpear a otros niños, poco a poco va siendo capaz de comprender que esa conducta no es aceptable. Tom depende totalmente de los sistemas reguladores de estrés del adulto para que le ayuden a desarrollar los suyos. Si un adulto cariñoso es capaz de ayudarle con sus sentimientos y reconoce y alivia su estrés, desarrolla gradualmente la capacidad de hacer esto por sí mismo. Cuando surjan en su vida situaciones estresantes, tendrá la capacidad de controlarlas gracias a sus experiencias iniciales de estrés aliviadas por personas adultas cariñosas.
Sin embargo, si el adulto responde a la situación gritándole, empujándolo o dándole una bofetada por pegar al otro niño, Tom se sentirá aún más estresado y ansioso y será incapaz de desarrollar la autorregulación. De ese modo, no aprende a controlar el estrés y la ansiedad por sí mismo y, en cambio, aprende a recelar de otras personas y a temerlas, resultándole extremadamente difícil comunicarse. Está abrumado por sus sentimientos y es incapaz de autorregularse.
Estudio de Caso
Nyall, de 8 años, tenía rabietas periódicas en la escuela en las que se tiraba al suelo en el aula, tiraba cosas y, a veces, empujaba a los otros niños. No podía aceptar que tenía que compartir y arrebataba cosas para lograr lo que quería.
Posibles razones de la conducta de Nyall:
• Su padre golpeaba sistemáticamente a su madre si no le gustaba la comida que ella le preparaba.
• Su hermana pequeña le cogía sus juguetes y le decían que era un “llorón” y le gritaban si se enfadaba.
Cuando los niños no han tenido la experiencia de autorregulación facilitada por el padre o la madre, el personal de la escuela puede contribuir a desempeñar ese papel.
Estrategias para ayudar a los niños a autorregularse
• Responder a la intensidad de lo que el niño está sintiendo y reforzar esto con el tono de voz, las palabras y la expresión facial adecuadas; por ejemplo: “te has puesto furioso por no haber podido estar hoy en primera fila”.
• Validar la experiencia del niño: es muy real para ellos, así que asegúrese de que sientan que los está tomando en serio; por ejemplo: “Cuando Sam te llamó estúpido, debió de hacerte mucho daño”.
• Apoye al niño, ayudándolo a encontrar otras formas de expresar sus sentimientos si hace falta; por ejemplo: “Nunca está bien agredir a las personas, Michael; tenemos que encontrar otra forma de manifestar lo que sientes sin hacer daño a nadie”.
• Ofrezca un enfoque calmado y tranquilizador, de manera que el niño sienta que lo está apoyando y aceptando, en vez de despreciar sus sentimientos; por ejemplo: “Cuando quieres utilizar el bolígrafo rojo y ya lo está utilizando otra persona, puede sentar bastante mal”.
Las respuestas anteriores permiten que el niño se sienta conectado, comprendido y reconocido por quién es y lo que está sintiendo. Transmiten el mensaje: “Todos los sentimientos están bien y yo puedo ayudarte con ellos”. Le ayuda a establecer el enlace entre los sentimientos y las palabras. Afirma el dolor que está sintiendo el niño y lo ayuda a entenderlo. Esto lo ayuda a sentirse menos abrumado y solo con los sentimientos y, por tanto, menos asustado. Esto ayudará al niño a desarrollar la autorregulación. Cuando un adulto interviene y ofrece apoyo, puede reducir los niveles de ansiedad del niño, además de validar sus experiencias y sentimientos, en vez de invalidarlos.
Estrategia del educador:
Flecha de enfado
Elabore un marcador tranquilo-enfadado pinchando con una chincheta una flecha sobre un fondo numerado, de manera que la flecha pueda girarse (véase la figura 1.1). El niño utiliza la flecha para evaluar su grado de enfado; se le apoya entonces, utilizando técnicas de relajación, como hacer una inspiración profunda y contar desde 10 hacia atrás o hacer una inspiración profunda contando 1, espirar contando 2, etc.; hasta 10 o más. Compruebe con el niño su grado de enfado con la flecha y examine lo que crea que lo ha ayudado.
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El papel del facilitador durante el trabajo en grupo permite que los niños del grupo practiquen la autorregulación y da la oportunidad para que el facilitador les transfiera estas nuevas destrezas. Esta forma alternativa de responder a los sentimientos y a la conducta de los niños puede ejemplificarse en la escuela y capacita a todo el personal de la misma para utilizar un enfoque diferente.
Estrategia del educador:
Liberar sentimientos
Si un niño necesita ayuda para controlar sus sentimientos de ira y frustración, ofrézcale un bloc de notas grande y bolígrafos o crayones para que los utilice cuando lo necesite. Asegúrese de que estén a su alcance con facilidad, préstele su apoyo y hágale demostraciones si es preciso.
Esta actividad transmite el poderoso mensaje de que todos los sentimientos son aceptables y presenta una forma alternativa y constructiva de ayudar al niño a liberarlos. Puede ser una herramienta útil para ayudarlo en el proceso de autorregulación.
INDEPENDENCIA
Estudio de Caso
Hussein, de 8 años, estaba cambiándose de ropa para ir a Educación Física, con el resto de su clase. En una de sus zapatillas tenía un gran nudo del que no hacía más que tirar y trataba de deshacer. Su maestra se acercó y le ofreció ayuda. Él sacudió la cabeza, sin levantarla, y comenzó a morder el nudo con los dientes. Ella le explicó que, si no se daba prisa, la clase empezaría sin él y de nuevo le ofreció ayuda. Él sacudió la cabeza de nuevo y empezó a tratar de meter el pie a empujones por la parte de atrás de la zapatilla, lo que le hizo tambalearse y caer.
Posibles razones de la conducta de Hussein:
• De bebé, si lloraba, nadie acudía.
• Cuando se caía y se hacía daño, nadie lo consolaba.
• Si tenía hambre, él mismo tomaba algo de comida, aunque eso supusiera robarla.
Para Hussein, era imposible pedir ayuda o permitir que se la prestasen porque había aprendido a depender de la única persona que siempre había estado allí para él: él mismo. Había aprendido a asumir la independencia como forma de superar sus dificultades y temía depender de alguien o pedir ayuda porque nunca la había tenido. En la escuela, se mostraba como un individuo autosuficiente y que podía arreglárselas por su cuenta. Esto se traducía en que considerara problemática cualquier relación con niños y adultos, pues era controlador y manipulador como forma de encontrarse seguro en su mundo.
Para que los niños desarrollen un sentido de independencia y la capacidad de depender de sí mismos, ayuda que hayan tenido la experiencia de poder depender de un adulto que haya respondido adecuadamente a sus necesidades. A un niño que no haya tenido esta experiencia o que, habiéndola tenido, haya sido inconsistente puede aterrorizarle pedir ayuda o dejar que se la presten. Estos niños han aprendido a depender claramente de sí mismos como forma de sentirse seguros y necesitarán mucho apoyo para modificar esa conducta. Pueden pensar: “yo solo puedo fiarme de mí mismo”. El reto para estos niños es confiar en que un adulto los apoye de forma consistente y comprender que es aceptable pedir ayuda a otros.
Estrategias para niños que solo se fían de sí mismos
• Entienda que han aprendido a hacer esto como un modo de sentirse seguros y asegúrese de no apropiarse de su espacio y de no invadirlo; por ejemplo, dele oportunidades para que trabaje a su lado de manera que pueda acceder a usted con facilidad y usted pueda ver si necesita ayuda.
• Tenga en cuenta su necesidad de hacer cosas por sí mismo y reflexione en lo que pueda suponer cambiar esto; por ejemplo: “Veo que te está costando colocar esa pieza del rompecabezas. ¿Qué tal si te ayudo a hacerlo?”.
• Deje que lleve la voz cantante en la relación con usted y que, poco a poco, reciba ayuda cuando quiera y a su propio ritmo con discretos recordatorios de que usted está a su alcance y dispuesto a ayudarlo; por ejemplo: “Estás trabajando mucho para construir esa maqueta; recuerda que puedo ayudarte en cualquier momento si lo necesitas”.
• Diríjale fuertes mensajes que validen que está muy bien pedir ayuda; por ejemplo: “Incluso los adultos necesitan ayuda para ciertas cosas a veces y está muy bien pedirla para lo que la necesitemos”.
La experiencia de desarrollar la autosuficiencia y hacerse más independiente es un proceso gradual que se desarrolla durante la infancia. Para que un niño lo consiga de un modo sano, es necesario darle oportunidades de experimentarlo. La capacidad de un niño de hacer cosas de forma independiente depende de diversos factores y se ve afectada por su seguridad en sí mismo y su autoestima junto con la oportunidad de desarrollar estas destrezas. En la escuela puede haber la expectativa de que los niños tengan un nivel de autosuficiencia que les permita afrontar la jornada escolar. Por ejemplo, ser capaces de cambiarse de ropa para asistir a Educación Física con poca o ninguna ayuda de los adultos, dependiendo de su edad. Para un niño que no tenga experiencia de esto en casa, quizá porque lo hayan tratado como a un bebé, para satisfacer las necesidades de sus padres, la misma experiencia de esto puede resultarle abrumadora.
Estrategias para ayudar a los niños a desarrollar la autosuficiencia
• Dé oportunidades durante el día para que los niños lleven a cabo tareas por sí mismos; por ejemplo,...

Índice

  1. Cubierta
  2. Título
  3. ÍNDICE
  4. PRÓLOGO
  5. INTRODUCCIÓN
  6. I. UN ENFOQUE CENTRADO EN EL ALUMNOPARA LOGRAR SU SALUD EMOCIONALY PARA COMPRENDER SU CONDUCTA
  7. II. CÓMO UTILIZAR EL TRABAJO EN GRUPO PARAPROMOVER LA SALUD EMOCIONAL DE LOS ALUMNOSY MEJORAR SU CONDUCTA
  8. CONCLUSIÓN
  9. ANEXO
  10. Página de créditos