Responsabilidad, pensamiento y acción
Ejercer educación social en una sociedad fragmentada
- 160 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
Responsabilidad, pensamiento y acción
Ejercer educación social en una sociedad fragmentada
Información del libro
La fragmentación social, la pobreza y la ruptura de los vínculos entre personas e instituciones son una condición inequívoca en Latinoamérica, siendo la causa de diversas formas de exclusión. En este contexto es difícil pensar en un sistema de educación social que funcione correctamente. Sin embargo, es necesario realizar un trabajo educativo que facilite el entramado de lazos sociales que activen las oportunidades de participación en la vida política, social y cultural de todos los sujetos. ¿Qué responsabilidad tienen los educadores? O ¿qué puede la educación social jugando en la articulación de las políticas públicas? Este libro recoge experiencias de un grupo de educadores sociales que, desde una perspectiva crítica, intentan conjugar la acción educativa realizada sobre el terreno con una reflexión conceptual. La evaluación de los resultados y la revisión de las prácticas son la estrategia para construir una nueva responsabilidad profesional. La apuesta de un colectivo -que produce conocimiento desde su práctica- es una opción política para promover el rescate de la pedagogía y desarrollar formas de educación más pragmáticas y funcionales.El educador social como punto de conexión, la gestión de paradojas, la enseñanza del pasado, la improvisación y el trabajo con personas adultas, son algunos de los elementos abordados en este texto que emerge como producción colectiva de la reflexión de educadores sociales que apuestan a construir conocimiento para hacer profesión.
Preguntas frecuentes
Información
1. Una experiencia de producción de conocimiento en educación social
1. La función está por comenzar...
2. Lo que no debe faltar
- El sujeto de la educación es un protagonista paradójico que encarna de forma simultánea el lugar de igual y de diferente. Se trata de un «otro» portador de idéntica dignidad humana que el educador, y de «otro» que personifica la radical diferencia. Implica que reconozcamos que, en tanto humano, tiene la capacidad de acción, de emprender algo novedoso, de producir el nacimiento de lo inédito. Ello implica que la sola existencia humana supone un potencial enigmático de producir cambios, en la trama de relaciones producto de su capacidad de acción. Asimismo, nos coloca frente a un reconocimiento previo del sujeto de la educación, preexistente al conocimiento personal, lo que implica renunciar a las caracterizaciones adjetivadas que muchas veces son impuestas a los sujetos participantes de las instituciones donde trabajamos los educadores sociales.
- Educar nos encarga la transmisión del patrimonio cultural de la época (Núñez, 1999), abriendo una senda para que el sujeto de la educación pueda apropiarse de la herencia cultural de la sociedad, ejerciendo el derecho a disfrutar esos legados. Nos adscribimos a la consideración de la educación como antidestino, pues se trata de una práctica que facilita la redistribución social de las herencias culturales. Pensar la educación social sin destinos predeterminados tiene, en diversos planos, profundas implicaciones, en la medida que nos remite a los efectos de la educación, a un proceso incierto acerca de lo que suceda con cada sujeto tras su paso por la experiencia educativa. ¿Qué aprendió de lo que le transmitimos? ¿Cuánto de lo aprendido tiene efectos de conexión social? Nos referimos a la incertidumbre de la actuación educativa que se opone a la fabricación de productos prediseñados. Por lo tanto el educador social ha de entenderse como un «transmisor de cultura», un mediador entre las exigencias del espacio social y los ciudadanos, el educador propicia el acceso a los saberes, herramientas y recorridos que toda persona necesita para vivir en sociedad.
- La educación social es una profesión. Por tanto, los educadores sociales debemos avanzar en el proceso de nuestra profesionalización. Desde nuestra perspectiva esto supone: una formación de grado y una formación permanente; el reconocimiento académico y social; condiciones laborales y espacios institucionales donde los educadores sociales puedan desarrollar su profesión; y formas asociativas que colaboren al funcionamiento colectivo.
- Los contextos. Pensar la acción educativa social desde Latinoamérica implica registros de pensamiento singulares. Los contextos de pobreza, exclusión y pérdida de potencia de las instituciones educativas para imprimir subjetividad nos sitúan en escenarios que trastocan las coordenadas de pensamiento y acción. En esos ejes de reflexión sobre la educación social cabe reformular la pregunta: ¿Qué puede la educación social (o los educadores)? O ¿qué puede la educación social en el contexto de las políticas públicas sociales y educativas?
- La responsabilidad en el ejercicio profesional de los educadores sociales es un tema central en la reflexión de este trabajo. La responsabilidad se expresa en diversos planos, pero nos interesa enfatizar la que tiene relación con los sujetos de la educación, con la transferencia de la tradición o patrimonio cultural, y con generar dinámicas de construcción que la recree posibilitando la participación de los sujetos en su modificación y crítica.
- Los mandatos institucionales, como un aspecto específico de la responsabilidad profesional, suponen conocer y reconocer ubicando las brechas que posibiliten la acción educativa. El ejercicio de la autonomía profesional, a pesar de los marcos institucionales y los contextos socioeconómicos, implica un comportamiento ético caracterizado en la toma de decisiones frente a alternati...
Índice
- Agradecimientos
- 1. Una experiencia de producción de conocimiento en educación social
- 2. Responsabilidad, pensamiento y acción: ejercer educación social en una sociedad fragmentada
- 3. Enseñar el pasado, habitar el presente, producir el futuro
- 4. Sentidos para los recuerdos olvidados
- 5. Educación social de personas adultas: una hipótesis