SEGUNDAS
JORNADAS
DE LITERATURA
INGLESA
110 años del nacimiento
de Samuel Beckett
ACTAS
Lucas Margarit y Elina Montes
(compiladores)
Segundas Jornadas de Literatura Inglesa :
110 años del nacimiento de Samuel Beckett : actas 2, 2017
Noelia Billi ... [et al.] ; compilado por Lucas Margarit ;
Elina Montes. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires :
Editores Argentinos hnos., 2017.
Libro digital, Amazon Kindle
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-3876-11-0
1. Literatura Inglesa. I. Margarit, Lucas, comp.
II. Montes, Elina, comp.
CDD 820.9
Primera edición: noviembre 2017.
De esta edición:
© 2017, Lucas Margarit y Elina Montes.
© 2017, Editores Argentinos.
Dirección de arte, diseño gráfico
de tapa e interior: Theo Contestin
Palabras preliminares
María Inés Castagnino,
Lucas Margarit y Elina Montes
La obra de Samuel Beckett es una de las más complejas y emblemáticas de la literatura europea del siglo XX y, desde mediados del siglo pasado, ha promovido una constante reflexión teórica, filosófica y estética. En consecuencia, las Segundas Jornadas de Literatura Inglesa estuvieron destinadas a la celebración de los 110 años del nacimiento de este autor.
Las jornadas, que contaron para su realización con el subsidio del Instituto para la Protección y Fomento de la Actividad Teatral No Oficial de la Ciudad de Buenos Aires (PROTEATRO), permitieron que diferentes disciplinas dialogaran entre sí y que los problemas medulares de la estética de Beckett fueran expuestos y debatidos mediante una serie de trabajos sumamente enriquecedores.
Hemos reunido dichos trabajos en este tomo digital, para permitir que los resultados de los encuentros tengan una mayor difusión y lleguen de manera más efectiva a un público más vasto de investigadores, docentes, directores de teatro y estudiosos de la obra de Beckett en general, interesado en conocer diferentes aproximaciones a su obra y nuevas perspectivas críticas.
Desde ya, agradecemos a todos aquellos que tan gentilmente han colaborado con la Cátedra de Literatura Inglesa para que las Jornadas se desarrollaran en un ambiente de productivo y cálido intercambio. Mencionamos particularmente a Susana Cella y a quienes han permitido el uso del espacio del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”; asimismo, deseamos recordar la asistencia de los docentes y de los adscriptos de la Cátedra, Jazmín Fernández Bernárdez, Noelia Fernández, Ezequiel Ferriol, Marcelo Lara, Cecilia Lasa, Agustín Montenegro, Josefina Morley, Ezequiel Rivas, Agustín Vallejo y Julieta Vanney.
Beckett y la filosofía
No biodegradables. Polvo y palabra neutra en Blanchot y Beckett
Noelia Billi
Universidad de Buenos Aires
En el campo abierto por la filosofía contemporánea post-humana, una de las líneas de análisis más pregnantes ha sido la de la biopolítica, comprendida –según la formulación, a esta altura “clásica” de Foucault– como la política que toma como objeto la vida y se propone, en consecuencia, administrar los medios por los cuales ciertas formas de lo viviente puedan incorporarse a los circuitos productivos de manera material. En contraposición con la política moderna (que se define por la erección de un soberano –estatal– que sólo interviene en la vida de los súbditos de manera negativa, haciendo uso de su derecho a matar), la biopolítica positiva y legítimamente hace vivir (incluyendo la modulación de la capacidad de trabajar y producir más vida).
Según esta línea de análisis, en la modernidad la muerte deja de constituir un fenómeno en el cual se ritualiza el pasaje de la esfera del poder terrenal a la del poder divino, y donde el moribundo lega su poder a los herederos y se pone, a la vez, en manos del poder de dios. En su lugar, deviene el extremo “exterior” del poder soberano, el límite que se le presenta inexorablemente pero más allá de sus posibilidades a un poder concentrado, ahora, en “hacer vivir”. En este sentido, podría interpretarse que desde el siglo XIX en adelante la muerte es el hecho imposible y, sobre todo, insignificante por excelencia para el ejercicio soberano del poder. Ello abre la posibilidad de explorar el espacio de lo muerto en busca de modos de resistencia al biopoder, aunque por supuesto de esta manera la noción de lo muerto adquiere unos contornos menos habituales que los que acostumbra.
En principio, la muerte aquí estará en tensión no tanto con lo viviente como con lo orgánico, es decir: con aquello que se organiza en torno a un centro funcional que impone su jerarquía a otras partes subordinadas. Por eso, pareciera que aquí lo muerto puede tomar aspectos vivientes en la medida en que se mueve, habla, crece, aunque lo haga de una manera que repugna a nuestro concepto de lo vivo, y ello porque lo hace de una manera disfuncional, desorganizada, inorgánica, sin teleologías significativas o dependientes de una conciencia.
La hipótesis que quisiera avanzar aquí es que tanto la obra de Beckett como la de Blanchot explotan hasta el límite esta resistencia de lo muerto por una vía muy particular, la de una palabra. En el caso de Beckett, recurriendo a un lenguaje cuyas variaciones lo despojan alternativamente de referente, de conexión con un sujeto o de articulación gramatical. Blanchot, con su elaboración de una palabra neutra, fragmentaria e impersonal. En ambos casos, se ofrece una versión de la palabra que opera dos movimientos simultáneos y paralelos. Por una parte encontramos un aspecto crítico, evidenciado en la retracción radical del lenguaje respecto de los fines utilitarios que abonan la antropogénesis moderna (el habla como el arma preferida de un animal apropiador que rehúsa su parte “natural” y hace de sí mismo un ser “cultural” a distancia de las cosas). Este es el aspecto que primero impacta de las obras que aquí nos ocupan; sin embargo, existe otro que podríamos llamar “afirmativo” y del cual espero ofrecer algunos indicios que permitan que este trabajo no sea enteramente ficcional.
Lo que propongo es considerar este espacio afirmativo como el de lo no biodegradable, entendiendo por esto una materia lingüística que resiste a los sistemas de reciclaje, reutilización y supeditación a un Todo orgánico propios del biopoder. Para indicar de qué manera leo esto en Beckett y en Blanchot, comenzaré introduciendo un pasaje de L’Innomable en el cual entiendo que hay un lenguaje sin centro gravitacional, que se mueve, golpea y contagia, contactando sin organizarse:
no se nota ya la boca, no se necesita una boca, las palabras están en todas partes, en mí, fuera de mí, entonces, de pronto carecía yo de grosor, los oigo, no necesito oírlos, no necesito tener una cabeza, imposible pararlos, imposible pararse, soy palabras, estoy hecho de palabras, de palabras de los demás, ¿qué demás?, el sitio también, el aire también, las paredes, el suelo, el techo, palabras, todo el universo está aquí, conmigo, yo soy el aire, las paredes, lo emparedado, todo cede, se abre, cae, regolfa, copos, soy todos esos copos que se entrecruzan, se unen, se separan, donde quiera que vaya me vuelvo a hallar, me abandono, voy hacia mí, vengo de mí, nunca más que yo, que una partícula de mí, recobrada, perdida, fallada, palabras, soy todas esas palabras, todas esas extrañas palabras, este polvo de verbo, sin suelo en el que posarse, sin cielo en el que disiparse, reuniéndose para decir, huyéndose para decir, que yo las soy todas, las que se unen, las que se separan, las que se ignoran, que soy eso y no otra cosa, sí, cualquier otra cosa, que soy otra cosa cualquiera, una cosa muda, en un lugar duro, vacío, cerrado, seco, limpio, negro, […]. (Beckett, 2006).
Para Blanchot, algo de lo neutro se juega en esta voz que en L’Innomable es incapaz de decir las palabras que por fin la interrumpan. Hay un descenso, la región de lo neutro ...