Activismos tecnopolíticos
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Activismos tecnopolíticos

Constelaciones de performance

Marcela A. Fuentes, Mariano López Seoane

  1. 272 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Activismos tecnopolíticos

Constelaciones de performance

Marcela A. Fuentes, Mariano López Seoane

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Por un lado Donald Trump haciendo su típico baile en plena campaña electoral mientras suena una famosa canción de Village People; por el otro, el colectivo chileno Lastesis llevando adelante su intervención estético-política Un violador en tu camino. Los dos casos reúnen los elementos característicos de una performance, ¿pero acaso son lo mismo?En Activismos tecnopolíticos, Marcela Fuentes sostiene que las performances de lxs líderes políticxs apuntan sobre todo a la creación de públicos y seguidorxs, mientras que las performances contrahegémonicas no buscan el espectáculo sino la justicia social.A lo largo del libro, la autora recorre diferentes casos de acción política colectiva en Latinoamérica: el movimiento zapatista surgido a mediados de los noventa, las protestas durante la crisis económica argentina de 2001, las manifestaciones estudiantiles chilenas de 2011, las movilizaciones por los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y el surgimiento del colectivo feminista Ni Una Menos.Fuentes, especialista en los estudios de performance, analiza en este libro imprescindible los pañuelazos, los flash mobs, las sentadas virtuales, las campañas de hashtags y las manifestaciones que ocupan las calles de diferentes ciudades como fenómenos integralmente entrelazados que desafían el poder hegemónico mientras ofrecen, al mismo tiempo, nuevas herramientas para la transformación social.

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Información

Año
2020
ISBN
9789877122176
Categoría
Kunst
Categoría
Kunst Allgemein

CAPÍTULO I
ENSAMBLAR LA CONVERGENCIA ONLINE:
NAFTA, LXS ZAPATISTAS Y EL
TEATRO DE DISTURBIO ELECTRÓNICO

“ÚNETE A ZAPATISTAS DE TODO EL MUNDO”. Con estas palabras, activistas digitales dirigieron a miembrxs de listas de suscripción y destinatarixs de correos electrónicos a cliquear en un enlace por medio del cual se podía acceder a información clave sobre la violenta campaña que el gobierno mexicano había iniciado contra la insurgencia zapatista. Luego de un par de clics, quienes se plegaban a la acción se convertían en participantes, y llegaban a una página web que contenía varias ventanas vinculadas a los sitios web de la administración mexicana y de corporaciones multinacionales. Las imágenes que aparecían en las ventanas se recargaban cada tres segundos. Hola, hola, hola. Solicitud de página. Cliente conectando al servidor. Sentadxs solxs, delante de sus computadoras, sin carteles de protesta callejera a la vista, sin sonido; solo imágenes titilantes de páginas de inicio recargándose, una detrás de la otra. Cuando se alcanzaba el período de tiempo asignado –a veces veinticuatro horas después del comienzo de la protesta– la acción colectiva finalizaba. “GRACIAS”. Sin saber el número exacto de manifestantes, o de dónde venían o cuál era su aspecto, quienes participaban en esta manifestación digital contribuyeron a crear conciencia crítica sobre un caso de injusticia social a través de una respuesta activa.
Esta protesta online se conoce como “sentada virtual”. Es una forma de manifestación localizada en la web, ideada en 1998 por el colectivo estadounidense Electronic Disturbance Theater o EDT (Teatro de Disturbio Electrónico). Las primeras sentadas virtuales del EDT fueron organizadas en apoyo al levantamiento zapatista contra el NAFTA, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre México, Estados Unidos y Canadá. A medida que el gobierno mexicano intensificó la represión contra el levantamiento zapatista en Chiapas, distintos grupos activistas internacionales recurrieron a internet para difundir información sobre el conflicto y crear redes de solidaridad activa con lxs rebeldes.
Las sentadas virtuales del EDT imitan la táctica de desobediencia civil no violenta de Mahatma Gandhi, célebremente utilizada en el contexto de la lucha de India por su independencia de Gran Bretaña y en Estados Unidos durante el movimiento de derechos civiles en la década de 1960. En una época en que internet se promocionaba como un espacio democrático, al “sentarse” en sitios web determinados lxs activistas buscaban denunciar la violenta represión que siguió al levantamiento indígena y campesino contra los conglomerados de comercio y finanzas.
De la misma manera en que las sentadas físicas interrumpen el desarrollo normal del día bloqueando el tráfico o impidiendo las operaciones regulares de la ciudad, las sentadas virtuales buscan interrumpir el flujo de datos, es decir, el intercambio de información entre servidores y usuarixs de internet. Para conseguir esto, el EDT usó una técnica de hackeo conocida como “ataque distribuido de denegación de servicio” (DDoS según la sigla en inglés). Tales ataques en una red informática obstruyen la transferencia de información entre computadoras, saturando los servidores con excesivas solicitudes de datos.
Comparadas con las técnicas de hackeo actuales, estas tácticas online de mediados de los noventa parecen obsoletas. Sin embargo, las performances de desobediencia civil electrónica del EDT son ejemplos fundacionales de protestas conectadas en red que buscaban impugnar sistemas transnacionales de explotación. En los albores de la apertura de internet al uso popular, la comunicación en red también se usó para favorecer el comercio internacional, erosionando la tierra y los derechos laborales. En contraste, el EDT brindó una herramienta que impulsó a lxs manifestantes a denunciar alianzas entre los Estados y las corporaciones, y ayudó a consolidar el emergente movimiento antiglobalización. En una nueva versión del uso táctico de la performance como herramienta de resistencia, los eventos de presencia colectiva del EDT materializaron “nuevos modos de compromiso corpóreo”63 que se lograron a través del entrelazamiento entre modos de acción on y offline. En este sentido, las prácticas de desobediencia civil electrónica del EDT actualizan el compromiso político de la performance con la acción corporizada con el fin de responder a los desafíos del capitalismo nomádico, interconectado y transnacional.
Facilitadas por la implementación del navegador gráfico que expandía internet más allá de los correos electrónicos al espacio de información de hipervínculos que conocemos como la “World Wide Web”, las sentadas virtuales del EDT vincularon el arte conceptual, la performance política (en la tradición de la desobediencia civil, el teatro agitprop y El Teatro Campesino) y prácticas y filosofías de lo que en los noventa se dio a conocer como “medios tácticos”.64 Quienes profesaban la práctica de medios tácticos exigían un uso de los medios más intervencionista que informativo y ofrecían el concepto de desobediencia civil electrónica como una forma de recalibrar tácticas con el fin de responder a redes de poder dispersas y oportunistas.65
Mediante performances participativas en apoyo a la lucha zapatista, el EDT dio vida a prácticas sofisticadas de corporización más allá de los “cuerpos reales”. Esto posibilitó que quienes se solidarizaran con la causa zapatista pudieran extender la inmediatez de sus capacidades sensoriales con el objetivo de alterar la velocidad de los flujos de información.66 De la misma forma en que lxs zapatistas usaron prácticas de performance y prácticas discursivas para cuestionar la imagen del “indio invisible” y transformarlo en un agente político completamente corporizado, interrumpiendo así legados racistas coloniales, el EDT empleó la performance simbólica para movilizar la solidaridad internacional como una presencia online tangible y colectiva.
Las sentadas virtuales del EDT constituyen ejemplos paradigmáticos de los modos en que la performance, en cuanto forma de comportamiento expresivo cuyo medio es el cuerpo, es traducida o transmediada al espacio digital. Las protestas online del EDT configuran formas de corporización digital que se crean a través de dinámicas relacionales entre participantes y ciertas operaciones tecnológicas y no a través de tecnologías inmersivas de realidad virtual.67 En el contexto que estamos explorando, es decir, países latinoamericanos en la era del neoliberalismo global y la violencia estatal, la transformación del cuerpo de medio orgánico a presencia digitalmente mediada es un movimiento táctico. En lugar de abordar internet como un espacio incorpóreo dado que la digitalización transforma las propiedades físicas en números –un fenómeno que N. Katherine Hayles describe como la era en que “la información perdió su cuerpo”68–, los actos de desobediencia civil electrónica del EDT poblaron el espacio digital con cuerpos afectados por la fluida circulación de capital posibilitada por las redes de información.
Además, mediante esta traslación de la desobediencia civil del espacio físico a las redes digitales, lxs activistas convocaron a públicos transnacionales a involucrarse activamente en conflictos locales con raíces internacionales. En las sentadas virtuales del EDT, la copresencia en tiempo y espacio que caracteriza las políticas corporizadas de la performance se reconfigura creativamente entrelazando modos digitales y simbólicos de acción coordinada. Las sentadas virtuales del EDT ejemplifican los modos en que la performance, en cuanto marco simbólico de operaciones en red, genera una experiencia de convergencia para participantes que intervienen desde localidades dispersas relativamente en simultáneo.
Aunque el EDT define a las sentadas virtuales como “más que el email y menos que el código”,69 queriendo decir que estas acciones digitales son menos disruptivas que hackear y más directas que las campañas de difusión por correo electrónico, en la actualidad, en Estados Unidos, las sentadas virtuales son calificadas como una actividad criminal. Las opiniones sobre la legitimidad y la eficacia de las sentadas virtuales varían considerablemente. Por ejemplo, los grupos de activismo hacker como Anonymous sostienen que los ataques DDoS se parecen al corte de calle o la toma de un edificio, y son por consiguiente métodos legítimos de ejercer el derecho a la protesta. Agencias estatales como el FBI y el Servicio Secreto de Estados Unidos consideran que las sentadas virtuales constituyen un cibercrimen, y sostienen que, aun cuando la intención de lxs activistas no sea destruir servidores de forma permanente, sus acciones generan caos en internet, y atraen potencialmente a criminales y terroristas.70 Sin embargo, lxs miembros del EDT se distancian de lxs hackers al encuadrar las sentadas virtuales como “performance”. Enfatizan así que su objetivo no es la “eficiencia tecnológica” que persiguen lxs hackers, sino la “eficacia simbólica” propia del funcionamiento de la performance cultural.71 Esto significa que, tal como ocurre con las performances críticas, las sentadas virtuales no buscan causar caos sino denunciar condiciones de explotación y opresión.
Las sentadas virtuales crean escenas agonísticas que desafían de modo colectivo las agendas neoliberales, usualmente basadas en la exclusión violenta de las poblaciones marginadas.72 Aunque estudios previos –por ejemplo, la investigación fundacional de Jill Lane– se han centrado en el modo en que el EDT transformó el espacio supuestamente incorpóreo y abstracto de internet en una esfera pública, en mi trabajo teorizo las sentadas virtuales como constelaciones de performance de convergencia corporizada remota.73 Tal formulación nos permite analizar la forma en que, al vincular participantes lejanxs y agentes humanxs y no humanxs, el EDT puso de manifiesto el funcionamiento de las redes digitales como plataformas de poder hegemónico y resistencia colectiva. En cuanto constelaciones de performance de convergencia, las sentadas virtuales materializaron modos de colectividad digital que apuntaban a minar el poder de los conglomerados internacionales en los mismos canales que facilitaban su consolidación.
Aun así, como veremos en las siguientes páginas, más allá de lo sofisticado de sus tácticas de protesta digital, las sentadas virtuales del EDT no fueron solo contribuciones de Occidente a lxs zapatistas rebeldes. El EDT de hecho se nutrió del uso que lxs zapatistas hicieron de los nuevos medios y lo expandió. La comunicación digital en red era vital para lxs zapatistas, cuyo levantamiento fue recibido como “la primera revolución posmoderna” debido al compromiso del movimiento con estructuras de gobierno autónomas –de abajo hacia arriba, basadas en el consenso– más que con la toma institucional del poder.74 Inspirado por el zapatismo y sus prácticas territoriales de resistencia y organización social, el EDT aportó una táctica digitalmente mediada que facilitó una performance de solidaridad mundial. En sus sentadas virtuales, usó los mecanismos contingentes, abiertos y procesuales de los medios de comunicación en red para crear constelaciones de performance de convergencia corporizada que funcionaron como disrupciones colectivas de sistemas de explotación y subyugación en red.

HACIENDO FOCO EN SITIOS DE RESISTENCIA

El NAFTA es un ejemplo paradigmático del proceso de globalización neoliberal. Este tratado encarna los fundamentos del...

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