Willy Baranger nació en Argelia. Durante su infancia se trasladó a Francia, donde se educó. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial obtuvo su doctorado en Filosofía. Baranger tuvo una breve carrera docente en Francia que solo duró un año. Eventualmente, el matrimonio Baranger emigró a Argentina, donde Willy continuó enseñando filosofía.
Su paso por la filosofía fue breve, pues al tiempo tanto él como su esposa Madeleine se interesaron por el psicoanálisis y comenzaron una evolución simultánea. Esta llevó a que muchos analistas se refieran a ellos como “los Baranger”, una unidad conceptual que se manifestó en múltiples publicaciones compartidas y una larga y fértil carrera docente que a veces hace difícil separar contribuciones individuales.
Willy comenzó su análisis con Pichon-Rivière y su formación analítica en la recientemente fundada Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Sin embargo, el destino itinerante de la familia Baranger no se detuvo en Buenos Aires. En aquel tiempo, un grupo de profesionales uruguayos viajaba regularmente a Buenos Aires para hacer su carrera analítica en la APA y se analizaba en Montevideo con el pionero uruguayo Valentín Pérez Pastorino. Durante el primer gobierno de Juan Perón, tensiones diplomáticas con el gobierno de Uruguay que impusieron restricciones a los viajes entre ambos países hicieron difícil continuar con ese modelo de formación.
La muerte de Pastorino en 1948, sumada a la situación política, dejó a los pioneros uruguayos en una situación de “orfandad” que desencadenó una búsqueda internacional de analistas que quisieran establecerse en Uruguay. Entre los analistas que consideraron seriamente la oferta se encontraba Hanna Segal, otra profesional que tuvo varios cambios de residencia cuando su familia debió abandonar Polonia.
Ya cercano el final del gobierno de Perón en diciembre de 1954, los Baranger, siguiendo una sugestión de Pichon, su mentor y analista, se trasladaron a Montevideo con su hijo de siete años para organizar la incipiente sociedad psicoanalítica, cuya acta formal de fundación se firmó en 1955. Allí Willy se encargó principalmente de los análisis didácticos y Madeleine estuvo a cargo de la organización de la sociedad e instituto de formación. La Sociedad Uruguaya pidió ser aceptada como miembro de la IPA en el Congreso de Copenhague en 1959, en el que Melanie Klein invitó a los uruguayos presentes a un almuerzo en el que les dijo que no serían aceptados por su filiación kleiniana. La incorporación a la IPA tuvo lugar en el congreso de Edimburgo de 1961, un año después de la muerte de Klein.
Los Baranger pasaron once años en Uruguay y regresaron a Buenos Aires, donde Willy falleció en 1994 y donde Madeleine sigue trabajando hasta este momento (2016).
Posiblemente, una de las contribuciones más importantes de los Baranger es el concepto de campo analítico, una co-creación de analista y paciente, un tercer componente de la experiencia analítica que, a mi entender, funciona como una fantasía inconsciente (me refiero al concepto kleiniano de fantasía inconsciente) y que informa el proceso analítico. Este concepto tiene su origen en las contribuciones de Pichon-Rivière, Racker, Álvarez de Toledo, Jorge Mom, León Grinberg y David Liberman, todos ellos fuertemente influenciados por las ideas de Klein. El concepto de “campo” va, sin embargo, más allá del universo del psicoanálisis e incluye elementos de la psicología social, la filosofía y la literatura que se manifiestan en la fuerte presencia de Merlau Ponty, fenomenólogo interesado en cómo los seres humanos atribuyen significado a sus percepciones.
La perturbación del proceso creativo en el trabajo clínico fue conceptualizada en su teoría sobre el “baluarte”, una co-creación de la pareja analítica al servicio de la resistencia. Willy investigó profundamente el concepto de Objeto en psicoanálisis, concepto que aparece en toda su producción, comenzando en Freud, pasando por Klein y finalmente encontrando en Lacan el camino hacia un psicoanálisis más allá de una psicología unipersonal o bi-personal. Durante su fecunda carrera, Willy “interrogó” los modelos económicos de Freud, la teoría del complejo de Edipo tanto en Freud como en Klein, y la ausencia del padre en Klein, entre muchas otras críticas fundamentales.
Baranger estuvo siempre profundamente comprometido en el diálogo etimológico dentro del universo psicoanalítico, el cual a lo largo de los años adquirió una relevancia fundamental dentro del psicoanálisis contemporáneo. En su trabajo “Métodos de objetivación en la investigación psicoanalítica” (1959), nos pide que abandonemos los métodos cuantitativos y mecánicos de investigación y nos animemos a desarrollar nuestros propios modelos de investigación y validación, así como criterios de verdad enraizados en nuestra práctica clínica.
Finalmente quisiera mencionar una línea de investigación que, a mi criterio, toca aspectos fundacionales de nuestras herramientas de trabajo. Me refiero aquí a sus investigaciones sobre la ideología como teoría implícita y/o explícita, y su rol como organizador del Yo del paciente y del analista. Dado que la función del psicoanálisis no es curar síntomas aislados sino modificar la vida de las personas, el problema de la ideología adquiere cada vez más importancia en el proceso analítico. La obra de Willy en este sentido tiene múltiples perspectivas que van desde la importancia de la ideología del paciente como material analítico, la función estructurante de la ideología en la comprensión e interpretación del analista y, en un sentido general, el problema de la teoría psicoanalítica como ideología. Esta problemática es trascendente, además, porque como él lo planea opera en el yo de ambos tanto consciente como inconscientemente.
Además de su extensa lista de trabajos, Willy Baranger publicó cuatro libros: Problemas del campo psicoanalítico, con Madeleine Baranger (1969), Posición y objeto en la obra de Melanie Klein (1971), Aportaciones al concepto de objeto en psicoanálisis (1980) y Artesanías psicoanalíticas (1994).
Willy Baranger tuvo también una intensa actividad institucional. Además de la ya mencionada participación en la Asociación Psicoanalítica del Uruguay, participó activamente en congresos psicoanalíticos nacionales e internacionales, presidió COPAL (Comité Coordinador de las Organizaciones Psicoanalíticas de América Latina) y tuvo un rol activo en la creación de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis.
Referencias bibliográficas
1. Baranger, W. (1958). The Ego and the function of ideology. En International Journal of Psychoanalysis, 39, 191–195.
2. Baranger, W. (1959). Métodos de objetivación en la investigación psicoanalítica. En Revista Uruguaya de Psicoanálisis, 3(1), 26–41.