El arco y la flecha en el tiempo
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El arco y la flecha en el tiempo

  1. 200 páginas
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El arco y la flecha en el tiempo

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"El arco y la flecha en el tiempo" es un largo viaje en el tiempo y el espacio. Se inicia con la invención misma del arco hace unos 17.000 años y nos ayuda a entender su derrotero. Héctor Cirigliano y Leonardo Killian cuentan la historia del primer mecanismo compuesto que la humanidad ha creado. Este libro nos ayuda a pensar acerca del conjunto de situaciones sociales e históricas que el arco puso en movimiento. Por eso, no es muy aventurado decir que el arco no sólo significó una solución técnica a un problema de subsistencia, sino que el contexto social de su fabricación sembró la semilla de la generación de oficios especializados en la sociedad humana. No cualquiera podía fabricar un arco, pero muchos podían utilizarlo. Este es el secreto de su expansión como artefacto para procurar comida o como arma para la guerra.Este libro nos cuenta la maravillosa transformación del arco hasta convertirse en partícipe del deporte olímpico. En estas páginas van a leer como el arco decidió batallas famosas, como los arqueros fueron determinantes en los antiguos ejércitos, cómo se desarrolló la arquería montada desde caballos por los antiguos mongoles, el desarrollo del arco oriental, junto a la filosofía asociada a su uso o su incorporación a las mitologías de diferentes pueblos sin olvidarnos de las legendarias Amazonas. Viajaremos por Europa, Asia y América en un viaje memorable por el largo camino del arco. Pasen, lean y disfruten este libro que los autores nos conceden con generosidad.Dr. Hugo D. YacobaccioInstituto de Arqueología UBA- CONICET

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Información

Editorial
Tolemia
Año
2020
ISBN
9789873776144
Categoría
History
Categoría
World History
EL ARCO EN AMÉRICA
América
En América del Norte, como ya mencionamos, alcanzó un gran desarrollo entre los pueblos aborígenes debido a la utilización del caballo introducido por los españoles durante la conquista (Fig. 54 y 55).
Ya vimos los tipos de arcos que utilizaban diversas tribus y la forma en que los utilizaban en la caza, la pesca y la guerra.
Mencionaremos ahora las características distintivas de algunas tribus en épocas modernas.
Los Maidú eran muy diestros en el manejo del arco y los fabricaban de tejo. Las puntas eran de obsidiana y los vástagos de las flechas estaban adornados con un dibujo diferente para cada arquero. Similar a lo que actualmente se hace con los pequeños anillos de distintos colores que se pintan en las flechas cerca de los timones, (cresting).
54. Puntas Clovis (lanzas). América.
La tribu Hidatsa construía puntas para sus flechas con los tendones del cuello de los mismos búfalos que cazaban en las llanuras centrales para atraer la buena suerte.
Los indios Navajos en cambio, a fines del siglo XVIII ya utilizaban flechas de acero muy parecidas a las actuales.
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55. Puntas de metal, pizarra y piedra (lanzas).
Los pueblos Esquimales de Groenlandia y la Columbia Británica también cazaban con arcos y flechas, y sus puntas de hueso eran de un diseño casi perfecto, tanto que en la actualidad muchas puntas de acero siguen ese diseño. (Fig. 56 y 57).
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56. Arco y flechas esquimales. 57. Estólica o lanzadera esquimal.
Estas cuatro tribus nos muestran como cada una se valía de los recursos que estaban a mano para construir sus puntas para la caza o la defensa.
Se cuenta que un indio Lakota hablaba con su hijo de esta manera: “hijo, no quiero que llegues a ser un hombre viejo, muere en el campo de batalla cuando aún seas joven, así es como debe morir un Lakota”. Son leyendas que nos hablan de la valentía de esos guerreros y el honor de morir luchando. (Fig. 58).
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58. Tomas de cuerda apache y mediterránea.
El nexo para unir la caza con arco antigua con la moderna en los EEUU fue el indio Ishi, quien fue hallado en 1911 en los bosques de Orville y trasmitió a los aficionados de esa época sus conocimientos ancestrales. Lo encontraron vagando con su arco en estado semisalvaje y de él aprendieron las técnicas de la caza con arco y el respeto por la naturaleza de los pueblos primitivos. (Fig. 59).
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59. Arcos de tribus de América del Norte.
En EEUU se crearon clubes de tiro con arco hace mucho tiempo. El Club de Arqueros Unidos de Filadelfia se fundó en 1828, antes de la Guerra de Secesión, y para esos tiempos contaba con más de 500 asociados. (Fig. 60 y 61).
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60. Flechas y carcaj de madera. Estados Unidos. 61. Carcaj con piel de coyote. Estados Unidos.
Después de la guerra, a los confederados se les prohibió el uso de armas de fuego. Los hermanos Thomson, de 21 y 17 años comenzaron a usar arcos y flechas similares a los ingleses para sus cacerías y para la práctica deportiva, y el mayor, Maurice, escribió un libro considerado precursor de la arquería moderna: The Witchery Archery. (Fig. 62 y 63).
En la década de 1950 había en el estado de Nueva York algo más de 1000 arqueros, pero debido a la pasión por la arquería en un lapso de 40 años ese número se incrementó a 200.000 aficionados al tiro.
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62. Arco norteamericano forrado 63. Carcaj compuesto con portaarco.
con piel de serpiente. Estados Unidos.
Entre los precursores del tiro con arco no podemos dejar de mencionar a alguno de ellos que hicieron historia en el tiro moderno.
Clarence Hickman es considerado el padre del tiro moderno.
Nació en Indiana en 1889 y se licenció en Ciencias en 1917 en la Universidad de Clark.
Realizó entre sus numerosos aportes a la Ciencia algunas contribuciones muy importantes para el desarrollo del tiro con arco.
Diseñó un cronógrafo para medir la velocidad de la flecha, un visor y una máquina de disparar automática para estudiar el comportamiento del proyectil en el aire. En la Compañía Bell, donde trabajó, grabó una película de alta velocidad sobre el comportamiento de la flecha en vuelo y estudió la llamada “Paradoja de la Flecha”, que pudo ser comprobada visualmente.
También diseñó un arco muy avanzado, con curvas muy pronunciadas y el mango retrasado. Las palas, muy recurvadas eran anchas y planas y se afinaban sensiblemente en los extremos.
Luego de una vida muy activa, en la que fue un gran difusor del deporte, murió en 1980 a la edad de 92 años.
Fred Bear fue otro grande de la Arquería.
Se aficionó al tiro con arco al ver una película de cazadores que transcurría en Alaska.
Conoció a Arthur Youg, que había participado en el film y juntos comenzaron a interiorizarse del apasionante deporte de la caza con arco.
Fabricaron arcos, flechas, e incluso cuerdas de lino de Irlanda hechas a mano.
Comenzó a cazar desde muy joven con un arco de 8 dólares tallado en un listón de naranjo salvaje (Osage orange).
Fomentó constantemente el deporte y se dedicó de lleno a la caza con arco.
Debido a su larga trayectoria despertó el interés internacional en sus viajes por diferentes regiones como África, Alaska y Brasil entre otros.
Murió el 27 de abril de 1988 en el estado de Florida.
Otro de los grandes de la arquería moderna fue Doug Easton. Además de cazar con arco fue fabricante de arcos, flechas y puntas de caza. En el año 1941 inventó la flecha de aluminio. Falleció en 1972. Su hijo continúa al frente de la empresa que es reconocida en todo el mundo.
Por último, Howard Hill fue uno de los más afamados cazadores que difundió por el mundo sus partidas de caza filmadas, lo que permitió a los aficionados conocer en detalle la técnica de la caza con arco. Para sus cacerías utilizaba un Long Bow de inusitada potencia que le permitía abatir enormes animales de la fauna africana, incluidos elefantes.
Sudamérica
El enorme territorio de América del Sur tiene una geografía muy variada, ya que, al oeste, sobre el Océano Pacífico está flanqueada por la Cordillera de los Andes. En la zona central de Brasil la selva Amazónica y más al sur las planicies pampeanas y los desiertos patagónicos. (Fig. 64).
La variedad de etnias es muy grande y poco se conoce de la evolución del arco en épocas precolombinas. Lo que sí podemos afirmar es que, según los relatos de los conquistadores españoles, en muchos lugares donde desembarcaron o arribaron atravesando el territorio fueron recibidos a flechazos por los indios que defendían su tierra. (Fig. 65).
64. Flecha de palma. Museo Etnográfico de Buenos Aires.
Los conquistadores se encontraron con un grave problema al llegar a la zona tropical de América Central. Debido al alto porcentaje de humedad y al calor reinante en esa región les era imposible usar armadura y yelmo. El hierro se oxidaba y deterioraba rápidamente y el calor era una verdadera tortura dentro de ese medio de protección. Algo parecido fue lo que sucedió a los cruzados varios siglos antes, durante la toma de Jerusalén, pero sin la elevada humedad de América.
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65. Puntas golpeadoras para cazar aves. (Basado en E. G. Heath y V. Chiara. Brasilian Indian Archery. Manchester, Simon Archery 1977). Brasil.
Los pueblos nativos, tanto insulares como continentales los atacaban con verdaderas lluvias de flechas, en muchos casos envenenadas, lo que las convertía en letales con un leve roce en la piel. Para resguardarse de los flechazos comenzaron a usar la misma defensa de los aborígenes, el escaupil. Esta prenda era una especie de cota o sayo de algodón acolchado, (Aguado) de varios centímetros de espesor que detenía con gran eficacia las flechas disparadas por los indios. El escaupil cubría el tórax llegando a la mitad del muslo o a las rodillas, elaborado con tres o cuatro kilos de algodón, (Vargas Machuca) colocados entre varias capas de tela cosidas entre sí. La defensa era efectiva porque las flechas quedaban colgadas en el lugar del impacto, pero se tornaba angustiante en los días de mucho calor o cuando se impregnaba con el agua de lluvia. Cuando eran atacados por tribus que usaban veneno en sus flechas debían cubrir sus brazos y pantorrillas con gruesas capas de algodón, muy abundante en América. La protección de pies y piernas era primordial porque los nativos colocaban gran cantidad de pequeñas estacas envenenadas disimuladas en la maleza que se transformaban en trampas mortales para quien tropezara con ellas.
El aspecto del conquistador, ataviado de esta forma él y su caballo aterrorizaba a los nativos, y si sumamos a ello la frecuente utilización de perros amaestrados para atacar con furia, se convertían en algo imposible de enfrentar con posibilidades de éxito.
El escaupil fue usado por los pueblos de las islas del Caribe, por los Aztecas, los Mayas y los Incas. Algunos estaban realizados en colores vivos y con hermosos motivos ornamentales.
A pesar de los inconvenientes producidos por el calor y el peso los españoles lo usaron en casi toda América, en algunos casos sobre la cota de mallas, como cuando debían resguardarse de la violencia de las lanzas y flechas de los temibles Araucanos del sur de Chile.
Con el escaupil y la cota de mallas no bastaba. Lo conquistadores también se protegían con escudos de diverso tipo. El más común era la rodela, de madera, forrado en cuero y a veces con el borde de metal. El rodelero debía proteger al soldado mientras se dedicaba a la engorrosa tarea de cargar el arcabuz. Las crónicas cuentan que Pizarro utilizó como rodelas el fondo y la tapa de los toneles de vino que traían desde España porque eran bastante resistentes a las flechas (Herrera). Otro tipo de escudo para los hombres de a caballo era la adarga, fabricada en cuero endurecido que servía para proteger al hombre y también al pecho del caballo. A causa del hambre, en algunas ocasiones, los hombres consumían el cuero de las adargas hervido durante varias horas para poder ingerirlo, (Rosales).
Debido a los ataques de las tribus costeras, Gonzalo Fernández de Oviedo relata que cuando comerciaba en las costas de Santa Marta y Cartagena, en el norte de Sudamérica, en sus viajes se dedicaba al rescate de arcos, desarmando a los nativos y requisando sus arcos. La tarea no era de mucha utilidad porque al poco tiempo los hábiles guerreros volvían a construir arcos nuevos.
En la isla de Puerto Rico, llamada por los Caribes “Isla de Sangre” vivían los indios Tainos, que eran hábiles arqueros y pescadores. C...

Índice

  1. Palabras del querido Falucho Luna
  2. La flecha del parto y otros dardos, por Juan Sasturain
  3. Introducción
  4. El arco en la Antigüedad
  5. El arco en la Edad Media
  6. El arco en otras regiones del mundo
  7. El arco en la Edad Moderna
  8. El arco en América
  9. La actualidad
  10. Apéndice I
  11. Apéndice II
  12. Bibliografía
  13. Acerca de los autores