CAPÍTULO 1
La filosofía novohispana,
la analogía y la cultura
1.1 Introducción
La metáfora es una de las formas de la analogía y su importancia radica no sólo en el ámbito poético, sino también dentro de la filosofía, e incluso, en la vida misma, pues es parte del lenguaje. El interés por la analogíapo demos encontrarlo desde Aristóteles hasta los tiempos actuales, como en el poeta Octavio Paz, quien llegó a decir que ésta era el núcleo de la poesía, es decir, su aspecto más expresivo. Presente a lo largo del tiempo, resulta pertinente revisar el concepto en el tramo de nuestra historia que nos compete, esto es, el periodo novohispano, prolífico en reflexiones acerca de este tema.
Encontraremos un gran movimiento intelectual en los colegios de las órdenes y en la Universidad de México, así como en pensadores autónomos. De acuerdo con lo anterior, ofreceré algunos puntos importantes a través de las aportaciones de ciertos autores destacados y su manera de abordar el pensamiento analógico.
La analogía es un modo de significar, intermedio entre lo unívoco y lo equívoco; es decir, si esto último es lo completamente ambiguo y confuso, y aquello lo claro y exacto, lo analógico no llega a la precisión del primero, pero tampoco se diluye en el equívoco, por eso puede abarcar las diferencias, sin perder la capacidad de unificar en la semejanza. Como he mencionado anteriormente, una de sus formas es la metáfora, tan útil para el estudio de las culturas pues permite ver la diversidad pero dentro de un cierto orden.
Me interesa señalar el conocimiento y uso de la doctrina de la analogía que mostraron los novohispanos, con el fin de enfatizar que, lo que he llamado una “hermenéutica analógica”, tiene raíces en el pensamiento mexicano y de manera especial en esta etapa de la historia que abarcó tres siglos.
Uno de los principales propósitos al hacer este trabajo responde a la necesidad de revitalización de la filosofía de nuestra época, porque ha pasado mucho tiempo empantanada entre univocismos y equivocismos. Así pues, es hora de que levante de nuevo el vuelo y tenga más vida y sentido; resulta apremiante hacerlo y considero que la racionalidad analógica es una vía adecuada para lograrlo.
1.2 El concepto de la analogía en la filosofía novohispana
La filosofía novohispana se desarrolla en tres etapas permeadas por un sano eclecticismo: en sus inicios fue escolástica, aunque en contacto con el humanismo renacentista; posteriormente se relacionó con el hermetismo barroco, ya con indicios de modernización; y finalmente se consolida como escolástica modernizada.
En el siglo xvi sobresale Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1484 – Madrid, 1566), que fue el gran protector de los indios. Su defensa se encuentra a lo largo de sus obras entre las que destacan la Historia de las Indias y la Apologética historia sumaria, dedicadas a ensalzar la cultura indígena mexicana y la de otros pueblos.
El pensamiento del fraile tomaba aspectos tanto del humanismo como de Aristóteles y Santo Tomás, y los plasmaba con un estilo incisivo a la hora de narrar los sucesos de la conquista y denunciar los abusos que se hicieron. Ejemplo de ello, es su alegato a favor de los naturales de las Indias que peligraban en desaparecer, de modo que pide que trajeran población negra a América, considerada más resistente; no obstante, cabe decir, posteriormente se arrepintió y se opuso igualmente a la esclavitud de los africanos.
El concepto de analogía, aprendido del tomismo, resulta de utilidad para Bartolomé de las Casas para entender, en la medida de lo posible, una cultura totalmente diferente a la suya. La analogía fue el medio por el cual acercaba lo otro a los parámetros que conocía y se hacía más comprensible para los españoles. En ese sentido, en la Apologética historia sumaria comparó la otra cultura con la civilización de los griegos y romanos, así como con elementos del cristianismo. De esta manera disminuyó la extrañeza y, aunque la diferencia siguiera predominando, llegó a un punto intermedio.
En don Vasco de Quiroga (Madrigal de las Altas Torres, España 1480 – Uruapan, México, 1565) encontramos otras iniciativas de defensa de los indígenas. El caso más claro es la fundación de hospitales-pueblos, en cuyos escritos operativos el autor despliega su pensamiento. Los indígenas carecían de sustento y cobijo tras la derrota contra los españoles y se encontraban dispersos por los montes donde morían en grandes cantidades; por ello, don Vasco ideó esos hospitales-pueblos, los cuales eran poblados que fungían como hospicios para que ahí se les diera alojamiento, además de trabajo y la oportunidad de aprender artes y oficios. En estos lugares también se les proporcionaban nuevos cultivos y ganado, de manera que podían no solamente sobrevivir, sino vivir dignamente.
Don Vasco supo aprovechar la noción de analogía para tratar de implantar en el Nuevo Mundo ideas del europeo. Así hizo con la Utopía de Tomás Moro, pues se dice que sus hospitales-pueblo eran un análogo de lo que el humanista inglés expuso en su novela. Cabe decir, su idea es análoga en tanto que no quiso trasplantar todo, sino solamente algunos aspectos en los que se ve el empeño de favorecer a los naturales.
Por su parte, fray Juan de Zumárraga (Tabira de Durango, España, 1468 – México, 1548), primer obispo y arzobispo de México, escribió algunos pareceres en los que condena la esclavitud de los indios y el maltrato que se les daba. Con ello, se muestra el humanismo de este dignatario, quien no sólo se dedicó a su ministerio, sino que se preocupaba por el bienestar de los indios, condenando la esclavitud a la que se les sometía.
A éste se sumó fray Bernardino de Sahagún (León, España, 1499 – México, 1590), quien fue de los principales opositores de la destrucción de las antigüedades, y se dedicó a catalogarlas y describirlas en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España.
La analogía cobra especial importancia en este último, pues se convierte en la herramienta para entender la cultura indígena. El empeño de conservar todo lo que pudiera de los pueblos originarios viene de una analogía de éstos con lo que él conocía: su propia cultura. De esta forma, pudo buscar las semejanzas y entender las diferencias, a pesar de la incomprensión de los conquistadores.
A su vez, el doctor Francisco Hernández (nacido en España hacia 1518) es un representante del humanismo en este periodo. Protomédico de Felipe II, no solamente hizo una exploración científica de la flora medicinal de las Indias, sino que se adentró en temas filosóficos. En su obra trata de conciliar a Platón y Aristóteles, maestro y discípulo, disonantes en primera instancia, aunque para los humanistas era posible una concordia.
La actitud del Dr. Hernández fue analógica en esta empresa, cabe decir, nada sencilla, a pesar de que contaba ya con el antecedente de algunos de los post-socráticos que lo habían ...