CAPÍTULO 1. EL ESTRÉS
“Nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad,
pero con frecuencia son también la fuente de nuestra fuerza”.
Sigmund Freud
Se considera estrés al estado de una persona cuando se ve frente a una situación que supera sus recursos. Estos recursos son las herramientas que se van obteniendo gracias a la experiencia de vivenciar situaciones que llegan a formarnos de una manera integral para afrontar nuevas cosas. El sujeto se siente sobrecargado de situaciones de su entorno y esto le impide ver con claridad la verdadera solución al problema. Todas las personas deberían tomar medidas para controlar el estrés, este puede ser muy nocivo si se prolonga con el tiempo. Una persona con altos niveles de estrés puede llegar a tener angustia, desórdenes alimenticios, problemas físicos en general que desembocarán en enfermedades permanentes si no son tratados a tiempo. Bruce S. McEwen dice que “desde el punto de vista canónico, una experiencia estresante puede clasificarse como ‘buena’, ‘tolerable’ o ‘tóxica’ dependiendo del grado en el cual un individuo tiene control sobre un estresor dado y tiene sistemas de respaldo y recursos implementados para afrontarlo”. Los recursos son la clave para una situación estresante, el grado de malestar que nos causará esa situación dependerá directamente de cómo estemos preparados.
Los recursos se pueden crear, con paciencia se puede llegar a un estado óptimo de tolerancia al estrés. No nos olvidemos que el estrés surge más por la percepción que se tiene de un asunto determinado que por el acto en sí que se esté vivenciando, por este motivo se puede interpretar que los diferentes niveles de estrés son individuales.
¿EL ESTRÉS COMO AGENTE DE CAMBIO?
El estrés y el cambio están estrechamente vinculados. Cuando vivimos una situación realmente estresante podemos tomarla como una buena oportunidad de brincar de nuestra zona de confort y pasar nuestros límites de niveles físicos y cognitivos. Imagínense su mayor momento estresante, en ese tiempo fue una situación un tanto incómoda, pero hoy seguramente es una anécdota, después de esa vivencia aprendieron muchas cosas nuevas, aportaron a sus vidas herramientas importantes que les sirven para superar otra clase de situaciones. Vayamos más allá, piensen si realmente ese momento hoy sería igual de estresante, si la respuesta es no, tiene una explicación bastante coherente. A lo largo de nuestras vidas nos vamos preparando para toda clase de situaciones, cuando la primera se presenta y nos mantiene en vilo nos cuesta mucho trascenderla. Pero a medida que el tiempo pasa nos vamos preparando tanto física como psicológicamente para afrontar nuevos niveles de estrés, ya que construimos nuevas huellas de aprendizaje en el cerebro y esto nos aporta un mayor conocimiento de las situaciones.
Muchas personas dependen del estrés para poder aportar nuevos aprendizajes, los ponen en un lugar extremo donde esa adrenalina les sirve para poder elevar su rendimiento y posicionarse de la mejor manera. En mi experiencia personal me tocó ver jugadoras de Selección Argentina jugar en otros países y enfrentarse a un estadio repleto de personas, en ese panorama optaron por engrandecerse y potenciar cada una de sus técnicas. Son momentos donde nosotros, los entrenadores, tenemos que mantenernos aislados de esa situación. ¿Por qué? Porque es un momento íntimo de la jugadora, donde necesita vivenciar cada segundo para poder lograr su seguridad interna.
Claro está que para llegar a un nivel óptimo de manejo del estrés es un camino que hay que transitar lentamente y usar una dificultad como método de cambio.
¿ESTRÉS COMO MÉTODO DE HUIDA?
Sin embargo el estrés también puede ser un método de huida constante, redirigir la atención a estímulos no relevantes para esta, e incluye estrategias tales como la negación; en reiterados casos se puede ver cómo muchas personas escapan de él debido a los síntomas que este ocasiona. En este caso el sujeto siente que todo lo que hace no alcanza para llenar sus expectativas, en este momento se pone en marcha un mecanismo negativo donde toda su autoevaluación funciona como un agente de retroceso, cada pensamiento o toma de decisión serán poco acertados. Automáticamente baja la intensidad y al visualizar que sus resultados no son los esperados reafirma todo su pensamiento y se adentra en un círculo donde en ese momento se le hace difícil salir. Pablo Ruiz, en su libro La cabeza del campeón, nos dice: “Las demandas y exigencias son cada vez más grandes. Responder a ellas de forma satisfactoria sin dar lugar a errores lleva a cualquiera a un estado de tensión. Cuando la continuidad y los recursos o herramientas de las que disponemos se ven superados por esas demandas, el estrés muestra su cara en forma de agotamiento y ansiedad”. En ese momento en que estos mecanismos se ponen en marcha, automáticamente se acude a la huida de ese malestar y empiezan el fastidio, la desilusión y las ganas de abandono. Parece una obviedad mencionar que este es el mayor causante de pérdida de rendimiento, pero para entender bien el porqué de esta situación debemos ir más allá del estrés, ver qué hay atrás de eso. Reiteradas veces podemos ver que, más allá de la situación estresante, la persona sufre de diversos factores que lo llevan a esa interpretación, como pueden ser la inseguridad, la ansiedad, el miedo hacer el ridículo, el no ser aceptado, el querer rendir de una manera que el resto espera, y diversas cosas más. Entonces es una clara señal de que tenemos que atacar desde ahí el problema e indagar para encontrar un porqué y llegar hasta la solución. Sobre todo debemos embarcarnos en la búsqueda de un buen resultado favorable y no de escapar de esa situación, así iremos entendiendo todo nuestro ambiente y las situaciones que nos tocan enfrentar de una manera más correcta y adquiriremos nuevas herramientas.
CÓMO AFRONTAR EL ESTRÉS
Para afrontar el estrés existen varios métodos, pero antes debemos tener en cuenta estos cuatro grupos definidos por Buceta:
Alteraciones fisiológicas
Los mecanismos fisiológicos se producen por sobrefuncionamiento de los sistemas hormonal y cortisol. Estos funcionamientos excesivos no están relacionados con la derrota o la victoria, sino con el rendimiento individual de cada persona. Por ejemplo, en un partido ganado o perdido podemos encontrar a muchas deportistas que no están a gusto con su funcionamiento en el juego, en varios casos esos juegos terminaron en resultados p...