Violencias complejas: un acercamiento a cinco casos de maltrato hacia varones

Joel G. Ramírez Rodríguez

• Editorial: UNAM, Escuela Nacional de Trabajo Social
• Año: 2020
• ISBN:
  9786073025768
• Categoría: Social Sciences
• Categoría: Violence in Society

Este trabajo presenta la "visión de mundo" de cinco varones en condición de receptores de violencias, cuyos testimonios basados en versiones relatadas, darán respuesta a muchas de las interrogantes que se plantean sobre la condición y posición de los hombres en la familia y la pareja, ampliando la gama de cuadros victimológicos basados en el sexo y fortaleciendo investigaciones dirigidas a erradicar modalidades adversas que surgen en las relaciones de pareja, lo cual, a manera de síntesis, corresponde al objetivo primordial del presente documento.

Capítulo VI

Manifestación del hallazgo

Es difícil juzgar los relatos que hacen los hombres de su propia experiencia porque muchas veces esos relatos personales no se dan.

Seidler, 2000, p. 167.

Infancias y familias

Caso 1

Se determina por la ruptura de la relación entre el padre biológico y la madre antes del nacimiento del informante, cuyos datos de identidad y ubicación permanecen hasta la fecha desconocidos. Asimismo, se describe una familia extensa en integrantes pero con ausentes vínculos de apoyo y nulas posibilidades de atención, cuidado y protección hacia él, a excepción de la abuela; dicha figura fungió como principal soporte en su crianza.

Esa fue una de las primeras etapas, yo creo difíciles de mi vida, que no fue mucho porque me casé a la edad de 17 años. Yo fui materialmente criado por mi abuela, pero estaban algunos tíos con quienes convivía diariamente, eran hijos o nietas de mi abuela. Todos procuraban primero a sus hijos y al último a mí, que yo era como el que no tenía nada, quien me respaldara, quien me apoyara, todos veían por sus hijos y a mí me relegaban al último. (I1,67 r. 24-34).

Posteriormente se manifestó la presencia de un padrastro, quien generó cuidados y atenciones específicamente en el área de la proveeduría como si fuese su hijo biológico; sin embargo, relata el informante que no existieron estímulos en el área recreativa ni en el esparcimiento, teniendo dichas áreas insatisfechas debido a limitaciones lúdicas.

O sea, viví muchas privaciones, yo veía el sufrimiento de mi madre que se tenía que partir, por lo menos para que me dieran de comer en la casa, pero así lujos y comodidades pues nunca las tuve. No tuve una cama para mí, a lo mucho un radio de baterías y eso, yo no podía gozar de privilegios, no sé, tener alguna cosa para divertirme, no estuvo dentro de los logros que pudiera darme mi mamá para tenerme un poco más contento. La infancia para mí fue dura en todo sentido. (I1,67 r. 42-52).

La ausencia del padre biológico representó un evento de adversidad e inestabilidad en la dinámica familiar, permeado por atribuciones de abandono y desagrado que el informante mantuvo hacia la condición y acción de su padre.

Mi padre nunca fue mi padre; él, como muchas veces pasa, son de esas personas que nada más fastidian a la mujer para su beneficio; nunca, ni esperanzas de que él le respondiera como hombre porque no era su estilo. Murió tiempo después, eso supe porque yo nunca me relacioné con él, con quien sí fue con mi padrastro, dentro de su poco saber y poco conocimiento de la vida, porque él venía de un fracaso de unión libre, él aparentemente me crió como si yo fuera su hijo, pero siempre siguieron las limitantes, a pesar de que él tenía un buen trabajo y eso, no fue de las personas de comprarme algo para que me divirtiera, no fue muy espléndido en ese sentido, para comer era otra cosa, comíamos mejor. (I1,67 r. 53-69).

Caso 2

Se determina por la ruptura de la relación entre el padre biológico y la madre antes del nacimiento del informante, cuyos datos de identidad y ubicación permanecen hasta la fecha desconocidos. Se menciona la existencia de una hermana, quien junto con él se criaron y desarrollaron en un ambiente de desprotección familiar, siendo expuestos a la figura de un padrastro quien fomentaba los conflictos entre ellos y su madre, generando una relación hostil desde edades tempranas.

La figura de la abuela fue quien adquirió el rol del cuidado y protección en la infancia hasta los ocho años.

Bueno, pues cuando yo estaba chico, desde chiquito más bien, me dejaron con mi abuelita. Mi mamá como tenía otras cosas que hacer no convivía conmigo, pues me pasó a dejar con mi abuelita, a mí y a mi hermana, entonces pues desde chiquitos habíamos vivido con mi abuelita y mi abuelita nos trataba bien, nos procuraba, o sea, veía que yo no tenía zapatos y córrele porque el niño ya no tiene zapatos, o sea, de niño sí llevé una buena vida y esos son mis recuerdos de cuando era morro. (I2,23 r. 17-27).

El fallecimiento de la abuela fue un evento que definió la desprotección hacia el informante; debido al contexto, éste tuvo un apresurado salto a la vida laboral, inducido por otros familiares en correspondencia a su condición de hombre. A manera de presionarlo para adquirir percepciones económicas, se le fomentaba la automanutención y manutención de terceras personas; este hecho era generado por diversos procesos de coacción y golpes.

Ya después a los ocho años falleció mi abuelita, y pues nos dejó ahí con uno de mis tíos y me llevaron fueras a Cuernavaca a trabajar allá, en lo de las tratadoras de agua. Ahí estuve hasta los 12 años y de los 12 años me trajeron para acá con uno de mis tíos que se llama Manuel, es plomero y empecé a trabajar con él en la plomería. A los 12 años me querían internar en uno de militar, me querían internar pero pues no, no quise yo, porque ellos a fuerza me querían internar. (I2,23 r. 28-38).

El vínculo que mantenía con su madre no era un aspecto para mejorar, ya que se desarrollaron dinámicas de explotación laboral y violencias, las cuales aparecieron prematuramente cuando empezó a adquirir recursos económicos, a la par que era expuesto a la sanción familiar por la insatisfacción de expectativas adquiridas y adheridas a su desempeño como hijo, hermano y varón.

Pero con mi mamá, era de las personas que llegaba el sábado y casi casi me volteaba de cabeza; era de las personas que hasta me esculcaba las bolsas y me decía: “no, es que tú traes más, te pagaron más”, y yo: “no, es lo único que me pagaron”, no pues que “¿cuánto traes?”, y decía: “mmm, $300.00, no, es que te pagaron más”, y pues me pegaba gacho, me golpeaba, de hecho traigo una fisura en la cabeza por lo mismo de que una vez no le quise dar el dinero porque necesitaba unos tenis y agarró con el cinturón, con la hebilla del cinturón y me descalabró la cabeza y ya pues lo único que hice fue decirle “ten, ya no quiero nada” y ya solamente así se quedó tranquila. O luego había sábados que mi hermano más chico que yo, que tiene 20 años, y mi hermana la mayor que tiene 29, como ellos no trabajaban, pedían comida y el que tenía que pagar era yo. La señora me decía: “oye, ya son $500.00”, y pues ya tenía yo que ver de dónde le pagaba a la señora. (I2,23 r. 54-75).

Caso 3

Se determina por la ruptura de la relación entre el padre biológico y la madre antes del nacimiento del informante, cuyos datos de identidad y ubicación permanecen hasta la fecha desconocidos. Tal situación fue ocultada durante la infancia, siendo ésta revelada durante el crecimiento; sin embargo, este hecho se rodeó por el descontento de sentir la revelación como un engaño. La figura del padrastro se hizo presente en una relación distante y conflictiva entre éste, el informante, hermanos y madre, ya que la presencia de adicciones y violencias marcaron una infancia conflictiva. La figura materna se magnifica en importancia y reconocimiento; dentro de los temores mayores que el informante experimentaba era llegar a perder el afecto de su madre.

Mi padre era alcohólico y le pegaba a mi mamá. Había de su pa...

Índice

• Directorio
• Índice
• Prólogo
• Introducción
• Capítulo I
• Capítulo II
• Capítulo III
• Capítulo IV
• Capítulo V
• Capítulo VI
• Capítulo VII
• Capítulo VIII
• Referencias