LA «OPCIÓN POR EL LOGOS» EN EL PONTIFICADO DE FRANCISCO
Andreas Lind S.I.
Introducción
En su discurso a los miembros del Parlamento Europeo el 25 de noviembre de 2014, el papa Francisco recurrió a la imagen sugerida por los frescos pintados por Rafael en una de sus Estancias del Vaticano: la célebre Escuela de Atenas, que representa un encuentro entre varios filósofos paganos, desde la Antigüedad griega hasta la época del apogeo musulmán, cuya presencia está indicada por el puesto que ocupa Averroes. El Papa afirmó que Platón, con el dedo apuntando hacia el cielo, y Aristóteles, que extiende la mano hacia la tierra, son «una imagen que describe bien a Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra».
Para la mayor parte de los peregrinos que contemplan estos frescos situados en el corazón de la Roma católica ya parece normal que el centro del cristianismo romano haya promovido la memoria de paganos como Platón, Aristóteles o, también, Averroes. En las comunidades cristianas de los primeros tiempos no era evidente que la fe pudiese integrar elementos de tradiciones paganas y dejarse instruir por ellas. En efecto, si Cristo lleva a plenitud la revelación iniciada por la Antigua Alianza, ¿por qué habría que escuchar a paganos como Aristóteles o a musulmanes como Averroes? ¿No es suficiente seguir a Moisés, a los profetas y a los apóstoles que eligió el Señor?
Respondiendo a estas preguntas, Joseph Ratzinger sostiene que el cristianismo ha adoptado una «opción fundamental» por el [p. 38/104] logos. Esta elección esencial hace posible una cierta comunión entre el cristianismo y las demás tradiciones filosóficas y religiosas (paganas). Según el teólogo alemán, posteriormente Papa, en la medida en que la «Iglesia primitiva» creía que su Dios y su fe estaban ligados a la verdad, los cristianos se alinearon de parte de los filósofos que impugnaban las religiones cuyos mitos no eran más que ilusiones. La opción por el logos, en oposición al mito (mýthos), se traduce en la opción «por el Dios de los filósofos, contra los dioses de las religiones [los de la mitología griega de la época]».
Por paradójico que pueda parecer, esta opción, que a primera vista parece llevar a la intransigencia, puede conducir también al diálogo con culturas que se han desarrollado fuera del marco de la revelación cristiana. En efecto, dicha elección abriga en sí una tensión que marca el cristianismo en la pluralidad de sus concreciones. Por una parte, esta opción implicó el martirio de muchos cristianos que rechazaron categóricamente tributar culto —religioso e idólatra— al emperador, evitando así considerarlo como un semidiós. Por la otra, a partir de ella algunos paganos se integraron en la tradición cristiana: san Justino, por ejemplo, definió como «cristiano» incluso a Sócrates, en la medida en que este filósofo griego fue fiel al logos no solamente en la búsqueda intelectual de la verdad, sino también por su conducta de vida y por su aspiración al Bien supremo.
En la base de la opción fundamental por el logos está la doctrina de los spérmata toû Lógou (las «semillas del Verbo»), que los padres de la Iglesia teorizaron durante y después de las primeras persecuciones de los cristianos en el Imperio romano. Esta doctrina parece poder fundar una teología de las religiones según la cual todo el género humano, y hasta la creación entera, contienen semillas del Verbo: los seres humanos son partícipes de la Verdad de Dios, porque todo está impregnado de semillas divinas.
Que «todo el género humano» recibe estas semillas, que participa en el Logos que es Cristo lo afirma explícitamente el papa Francisco en una entrevista concedida al P. Antonio Spadaro: «Yo [p. 39/104] tengo una certeza dogmática: Dios está en la vida de cada persona, Dios está en la vida de cada uno de nosotros».
En tal sentido, a continuación procuraremos examinar el significado y la aplicación de esta «opción fundamental por el logos» que ayuda a comprender las palabras y los gestos del Papa actual.
La lectura de la «opción por el logos» en el pontificado de Francisco
La era de Jorge Mario Bergoglio en la cátedra de Pedro no está exenta de polémicas. En efecto, dentro de la Iglesia a veces se asiste a un enfrentamiento en torno a las posiciones asumidas por este Papa, en particular respecto de la pena de muerte, de la cercanía tolerante a los musulmanes, por no hablar de los dubia que se han planteado sobre la exhortación postsinodal Amoris laetitia.
Según nuestro parecer, el paradigma según el cual parece pensar y actuar el papa Francisco puede interpretarse como un modo de comprender y de vivir la fe en el Dios vinculado al logos. Se trata de un camino que busca la comunión sin anular las diferencias de vida, perspectivas y tradiciones.
La opción por el logos en Francisco no representa solamente la opción de la Iglesia primitiva por la filosofía, por la razón universal, sino también la tentativa, por parte de la misma comunidad eclesial, de suscitar una mayor integración: «El camino de la Iglesia, desde el concilio de Jerusalén en adelante, es siempre el camino de Jesús, el de la misericordia y de la integración».
Se trata, pues, de una lectura de la misión de la Iglesia como promotora de la «cultura del encuentro», a imagen de Jesús misericordioso. Basándose en la perspectiva de Benedicto XVI respecto de la fe en Dios del cual procede el Logos, el papa Francisco afirma: «Un […] criterio inspirador […] es el diálogo a todos los niveles, no como una mera actitud táctica, sino como una exigencia intrínseca para experimentar comunitariamente la alegría de la Verdad y [p. 40/104] para profundizar su significado y sus implicaciones prácticas. […] Como subrayó el papa Benedicto XVI, “la verdad es ‘logos’ que crea ‘diá-logos’ y, por tanto, comunicación y comunión”. En esta luz, Sapientia christiana, remitiéndose a Gaudium et spes, deseaba que se favoreciera el diálogo con los cristianos pertenecientes a otras Iglesias y comunidades eclesiales, así como con los que tienen otras convicciones religiosas o humanísticas».
Citando la encíclica Caritas in veritate, número 4, Francisco recurre a la doctrina de la presencia de las semillas divinas en toda la creación para indicar la posibilidad de un diálogo entre la Iglesia y otras tradiciones, también no cristianas. Así pues, parece que, por lo que respecta a la «opción fundamental», extrae sobre todo la consecuencia de un diálogo como lugar de encuentro entre personas, perspectivas y caminos diversos.
La aplicación de la «opción por el logos» en el pontificado de Francisco
En los pontificados precedentes —en particular, en los de san Juan Pablo II y de Benedicto XVI—, la opción del cristianismo por el logos se concentraba sobre todo en la armonía entre fe y razón. El papa Francisco desarrolla la armonía dentro de la diversidad de los seres humanos en la pluralidad de sus culturas. Por lo tanto, más que declarar la universalidad de la verdad cristiana absoluta, aplicable a todas las épocas y culturas humanas, Francisco procura hacer posible la comunión entre culturas o tradiciones diversas.
A este propósito, la opción por el logos se traduce para él en la promoción del diálogo, en el respeto por la pluralidad inherente a la inculturación de...