Sueño zacatecano
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Sueño zacatecano

Historia de los otros migrantes

  1. 128 páginas
  2. Spanish
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Sueño zacatecano

Historia de los otros migrantes

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Índice
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Información del libro

Los zacatecanos del otro lado de la frontera son el mejor de los ejemplos de estos otros migrantes. Resultado de una tradición migratoria que data de más de 100 años, han establecido extensas redes sociales de apoyo.Para comprender esta faceta de la realidad migratoria, Zacatecas resulta el mejor ejemplo. Un estado binacional, conformado por una población que se extiende más allá de nuestras fronteras. Conservadoramente se puede hablar de más de un millón de zacatecanos que viven en Estados Unidos, la mayoría mantiene un estrecho vínculo con su estado natal. Estos zacatecanos, hoy en día tienen una importante influencia política, en los últimos años han constituido clubes y federaciones, cuyo propósito fundamental es el apoyo a Zacatecas. Se trata de una activa sociedad civil.Este libro busca comprender esta realidad, se aproxima a estos otros migrantes. Les da voz.

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Información

Año
2020
ISBN
9786074503807
Edición
1

V. Los Ángeles, Zacatecas...

Mia St. John se dedica al boxeo, la fuerza de la competencia, la adrenalina y la emoción. Forma parte de la galería de personajes con quienes me encuentro en Los Ángeles, los otros migrantes, quienes han logrado destacar, apropiarse del american dream.
Con Mia conversó en el Boulevard Ventura, un café Starbucks donde aparece con su belleza y deslumbra a los parroquianos en esa tarde de verano en California. Viste toda de negro, su figura es la de una atleta que dedica horas a la práctica del deporte. Mia corre por las mañanas, luego se mete al gimnasio y levanta pesas. Por la noche, entrena el boxeo. Todavía le queda tiempo para sus hijos y para escribir. Mia St. John ha descubierto la pasión de escribir, de compartir con otros esa necesidad suya de competir, de ir siempre hacia adelante, de lograr sus metas.
Como otros de los protagonistas de este libro, Mia está convencida de que en Estados Unidos la educación resulta ser el recurso más eficaz para enfrentar la discriminación, así como la base de un futuro distinto al que parecen destinados los inmigrantes mexicanos.
Mia insiste en que hagamos la entrevista en español, la lengua de su madre. Las raíces de esta mujer están en Juchipila.
—Mi madre nació en Juchipila, toda la vida tuvo el sueño de vivir en Estados Unidos para que sus hijos tuvieran una vida mejor. Yo nací aquí y toda mi vida he promovido la idea de ir a la escuela, de que los latinos se eduquen si quieren progresar en este país.
Hay mucha discriminación en Estados Unidos; entonces, si quieres progresar necesitas trabajar muy duro.
Tengo un grado universitario y soy una triunfadora en el boxeo, escribo libros, además de que he realizado varios videos. Lo que también hago es hablar con los niños en las escuelas y en los barrios, les habló de la importancia de la educación para los latinos, de su importancia para progresar en este país.
—¿Qué les dices a los niños sobre la educación?
—Les digo que necesitan de la educación porque los padres los traen aquí para una vida mejor. Les dijo que no usen droga, ni alcohol, eso es un mal para los latinos porque los norteamericanos piensan que sólo se dedican a eso, que los latinos son criminales. Eso no es verdad, la verdad es que en este país no hay mucha oportunidad para nosotros. Necesitamos construir esas oportunidades a través de la educación.
En mi caso, para practicar profesionalmente el boxeo necesito de la educación. Hay muchos niños y jóvenes que dicen que yo no necesito educación porque voy a ser un boxeador, y eso no es verdad porque todos necesitan de la educación.
El deporte que yo practico es un deporte para los hombres, y los hombres como Don King , como Bob Ern, son muy hábiles, muy inteligentes. Se necesita estar preparado para poder negociar con ellos. Por eso, muchas veces los boxeadores terminan pobres al final de su carrera”.
—¿Cómo llegaste al box?
—Empecé a los seis años en el Tae Koan Do, mi padre me inició. Estuve en ese deporte por 23 años y en el boxeo llevó ya 12 años. He peleado toda mi vida. Me encanta este deporte.
Hace 12 años el promotor Don King me propuso que boxeara profesionalmente, me propuso ser mi promotor y yo dije okey. Trabajé con él un año y luego con Bob Ern por otros cuatro años. Por un tiempo, abrí las carteleras de las peleas de Óscar de la Hoya.
Después de eso, la revista Playboy me propuso posar para ellos. Fui la primera boxeadora que apareció en la portada de la revista y la primera mexicana. Mi familia estaba muy orgullosa, porque Playboy reconoce sólo la belleza de la mujer rubia. Me siento muy orgullosa de haber demostrado la fuerza de nuestra belleza.
—¿Ha sido difícil como mujer dedicarte al boxeo?
—Claro, porque es un deporte donde hay muchos hombres y la mayoría de ellos son machistas. Además, es un deporte muy difícil, necesito entrenar tres veces al día. En la mañana voy a correr, en la tarde levanto pesas y en la noche boxeo. Todo el día estoy haciendo ejercicio. También es un deporte muy peligroso, cada noche, al llegar a mi casa después de una pelea, mis hijos preguntan qué paso, por qué tengo los ojos morados y algunos golpes.
Este deporte me encanta, me encanta competir, me encanta el combate, es una descarga de adrenalina.
—¿Cuántos hijos tienes?
—Dos, mi hijo tiene 18 años y mi hija 16.
—¿Ha sido difícil como hispana, como latina, el destacar en el mundo del deporte, hacerse de un lugar?
—El boxeo es un deporte que tiene muchos latinos, muchos mexicanos, por ello fue un poco más fácil para mí porque soy mexicana. Fue difícil porque antes de estar en las carteleras de Payper View, de De la Hoya, estuve peleando en canales de Univisión y Telemundo, y ellos siempre querían entrevistas en español y yo digo “hay Dios mío”, me pongo nerviosa.
—Pero hablas muy bien español.
—Lo habló bien porque cuando era niña mi madre no hablaba inglés y quería practicarlo. Ella hablaba mitad en inglés y mitad en español. Entonces, yo hablaba esa mezcla de lenguas y eso me llevó a vivir una etapa que fue muy difícil en la escuela. Fue muy duro porque no sabía nada de la lengua. Hay muchos chicanos que hablan ese inglés mezclado con español.
—¿Qué me puedes decir de Zacatecas, la tierra de tu madre?
—Me encanta, mi familia todavía vive en Juchipila. Tienen una vida muy dura, todavía no tienen baños dentro de su casa. Mi familia está formada por rancheros y agricultores, tienen una vida muy difícil. Mi familia trabaja todo el tiempo, y cuando voy allá a ver mis tíos, ellos me dicen que quieren venir a Estados Unidos, es difícil. A mí me gusta estar con ellos porque es mi familia. Viajo allá por un par de semanas y regresó aquí. Aquí está mi vida.
—¿Tú qué te sientes, mexicana, americana, una mezcla...?
—Hay muchas palabras aquí, latinos, chicanos, pero siento que soy mexicana. No digo latina. Estoy orgullosa de serlo. Mi padre vive en la República Dominicana, él se fue cuando yo era pequeña y no conozco a su familia, sólo conozco a mi familia de México.
—¿Qué has aprendido de este país, qué te ha dado?
—Creo que es muy importante para tener una educación, es verdad lo que mi madre siempre me dijo: no puedes tener nada sin tener educación. Aquí hay mucha discriminación, y si no tengo educación, los norteamericanos me miran con desprecio. Si tengo educación, me miran con respeto.
—¿Existe todavía la discriminación en Estados Unidos?
—Claro que existe, hay mucha discriminación aquí en este país, vivo en una ciudad a veinte minutos de aquí, donde hay puro blanco, yo soy la única mexicana en ese lugar.
Quiero ser un ejemplo para los mexicanos de este lado, demostrar que todo es posible si crees en ti misma. Es posible tener una carrera, todo es posible, porque somos inteligentes, bravos y orgullosos de nuestro origen.
—¿Fue emocionante pelear hace poco en México?
—Sí, fue un sueño que se cumplió el pelear allá, porque es el país de mi familia. Toda mi vida quise pelear en México.
—¿Qué emociones se viven antes de una pelea?
—Antes de una pelea estoy muy nerviosa, tengo miedo, porque el box es un deporte muy peligroso. Mi madre está conmigo en la esquina en todas las peleas y ella me preocupa. La verdad, no me importa cómo me veo entonces, lo que me importa es lo de dentro.
Cuando estoy en el ring no pienso en nada, sólo pienso en que quiero ganar. Solamente quiero ganar. Lo mejor de la vida es cuando te levantan la mano. Es lo mejor del mundo.
—¿Cómo es la vida diaria de alguien que se dedica al box?
—En la mañana llevó a mis hijos a la escuela y luego voy a correr, después hago entrevistas y voy al gimnasio, donde levanto pesas. En la noche boxeo.
También cocinó para mis hijos.
—¿Cuál es tu futuro?
—Quiero escribir un par de libros, el primero sobre salud y ejercicio, el segundo es sobre mi vida como una mexicano-americana en Estados Unidos. Quiero escribir más y hacer más videos.
—¿Te gusta escribir?
—Me encanta. También me gusta mucho ir a las escuelas y colegios para hablar con niños y estudiantes sobre la educación y el esfuerzo.

Diputado migrante

Mediodía en la birriería Tepechitlán en Los Ángeles. Luis Rigoberto Castañeda, diputado migrante, llega apurado a la cita. No importa, a esas horas enfrentó un plato grande y maravilloso de la famosa birria de Tepechi, preparada por la familia de Rigo desde hace más de 40 años.
La historia de Castañeda es la de muchos inmigrantes, el trabajo de cada día, la esperanza de encontrarse con el futuro que por fin un día aparece. El trabajo político dentro de los clubes de zacatecanos llevó a Rigo, como lo llaman sus amigos, a la diputación, a convertirse en un diputado migrante, lo que significa representar a los zacatecanos del otro lado en el Congreso.
A Rigo le gusta charlar; en cuanto se desocupa de los quehaceres de su negocio, toma vuelo y nada lo detiene.
—En el 78 llegué con la ilusión del norte, mi hermano el mayor ya trabajaba aquí en Estados Unidos. Terminé el primer semestre de preparatoria en Tepechitlán y me vine para acá en el tren bala de Guadalajara a Mexicali. Traíamos la pura bendición; en el tren conocí a un amigo que vivía en Mexicali, y al llegar me invitó a su casa. Ahí estuve dos semanas, después me comuniqué con mi hermano y me fui a Tijuana. En Tijuana me contactaron con un coyote y viví la historia de muchos otros: esperar de madrugada el momento para cruzar, pasar por aquel arroyito de aguas negras, muy conocido por todos quienes pasamos así la frontera.
Me acuerdo que teníamos ya dos días sin comer, cuando estábamos en el hotel y llegaron por nosotros. Distribuyeron a la gente, a mí me tocó irme con una pareja y me llevé la sorpresa de que íbamos a viajar en un Volkswagen. Me metieron en la cajuela. A lo largo del viaje pensé mucho en el peligro que corría.
Llegué en el 78, estuve con mi hermano trabajando de ayudante en el restaurante donde era mesero y aprovechaba en las tardes para ir a la escuela. Un amigo de allá del pueblo iba a la high school y me ayudó para inscribirme en esa escuela. Ahí fue donde adquirí las bases del inglés.
Estuve aquí hasta mayo de 1980, viendo que quería seguir estudiando, preparándome. En ese tiempo, en ese par de años, mi hermano había logrado ya comprar un restaurante en El Monte, y yo llegué a hacerle la birria. El cocinero me enseñaba, pero a los seis meses yo ya era jefe de todo el restaurante, aprendí muy bien a cocinar.
Para mayo de 1980, le inventé a mi hermano que quería ir a saludar a mi mamá por el día 10 de Mayo, y le pedí dos meses de vacaciones. La idea era llevar a mi hermana, quien también estaba con nosotros, pero ella la pasaba muy mal, no quería estar aquí.
Regresé en mayo del 80 a Tepechitlán, por la cercanía, y porque tenía familiares en Guadalajara me fui a estudiar la preparatoria a la Universidad de Guadalajara. En el cuarto semestre me casé y con mi esposa nos dedicamos a vender birria. Terminé nada más el quinto semestre, y para fines del 85, ya casado y con dos niños, Janet y Rigoberto, decidimos empezar otra vez, buscar la venida a Estados Unidos.
Mi esposa y yo sacamos pasaporte, cruzamos la línea, y a mis hijos chiquitos los cruzó un coyote. Así llegamos aquí el primero de enero de 1986, ya con la familia.
—¿Cómo llegas a diputado migrante?
—La diputación migrante se da después de un proceso. Después de estar con mi hermano trabajando por siete meses en El Monte; la verdad, salimos un poco mal. Me meto a trabajar en la construcción, pero los fines de semana yo mataba un chivo, dos chivos, los preparaba en birria y los iba a vender con los paisanos de Tepechitlán, quienes conocían la birria de mi papá. Allá en el pueblo hemos vendido birria desde 1961.
Un primo que tenía un pequeño restaurante me habla para que le prepare la birria, fueron tres meses, luego él se retira y me quedo con el negocio. Así empezamos a trabajar en marzo de 1986 en la birriería Tepechi, muy despacito, ya luego se fue aclientando el negocio.
En 1990, el señor cura de Tepechitlán, don Manuel Haro Mota, nos propone que hagamos un club, y se forma el Club Social Tepechitlán. Nos afiliamos a la Federación de Clubes Zacatecanos, y empezamos a trabajar en los programas que tenían, en aquel entonces, el programa Dos por Uno con el apoyo de las comunidades migrantes.
Empezamos a involucrarnos en la labor altruista del servicio a las comunidades, y en 1995 soy nombrado el zacatecano del año por la Federación de Clubes Zacatecanos. En 1996, soy elegido presidente de la Federación de Clubes Zacatecanos del sur de California.
Seguimos trabajando, eso nos abrió la puerta para que se nos haya elegido para tener la representación de la diputación migrante, que para mí es una responsabilidad muy significativa.
—¿Cómo se elige a los diputados migrantes, qué tareas tienen, qué propuestas han llevado ustedes al congreso zacatecano?
—Esta representación se da de manera plurinominal, el partido elige a sus candidatos, hay dos curules para el primero y el segundo lugar de mayoría relativa. Toda la representación de los zacatecanos fuera del país recae en el diputado migrante.
Hay mucho trabajo, hay mucho cómo apoyar a los paisanos; una de nuestras responsabilidades más importantes es proteger los intereses de los paisanos, que no se les afecte con aprobaciones de leyes en el Congreso del Estado. Las leyes a su favor hay que apoyarlas, hay que concertarlas y hay que venir aquí a platicar con la gente lo que se está trabajando allá, para que ellos lo apoyen.
La principal labor del diputado migrante es generar leyes que nos beneficien, con la experiencia que se tiene en el trabajo realizado de manera altruista, colaborando siempre cerca de los municipios y de la gente, se tiene un espejo de los beneficios que esta labor puede generar.
En la legislatura pasada se aprobó que, para participar en la candidatura a la diputación migrante, había un requisito que está fuera de normatividad. Nos obligaban a tener el Registro Federal de Causantes seis meses antes de la elección. Eso perjudicó a varios compañeros que no pudieron competir por la diputación. Nosotros nos dimos a la tarea de hacer una iniciativa de ley para derogar ese inciso de la ley, lo propusimos, y para la próxima campaña los compañeros migrantes no van a tener ese problema.
También estamos promoviendo una ley de fomento a la inversión migrante, donde ya por ley el Estado te brinde los apoyos necesarios para instalarte como empresario zacatecano. Eso es muy importante, donde quiera que lo he manifestado la gente lo ha visto muy bien. Aquí he hecho algunos foros con algunos compañeros y les gusta la idea.
Yo mismo tuve la mala experiencia de invertir unos 600 mil dólares en un negocio donde, hasta la fecha, después de diez años, no he obtenido ganancia alguna. Fue una mala inversión, no tuve la asesoría adecuada, no hubo un estudio de mercado, no pedí apoyo a nadie, o sea, lo hice a la mexicana, vamos a instalarnos y eso n...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Portada
  4. Créditos
  5. Índice
  6. Presentación
  7. I. Las princesas venidas del norte
  8. II. Día del Migrante
  9. III. De vuelta a la tierra
  10. IV. De Los Morales a Princeton
  11. V. Los Ángeles, Zacatecas...
  12. Víctor Ronquillo