Los años 986-1994. La nostalgia del futuro
Contexto Sociopolítico hasta nuestros días |
En 1983 se habían producido nuevas elecciones anticipadas. Éxito relativo de los socialistas. Craxi, líder socialista, forma un gobierno pentapartidista (democristianos, socialistas, republicanos, socialdemócratas y liberales). De nuevo, una crisis institucional provocada por el enfrentamiento entre socialistas y democristianos por la reforma constitucional y por las discrepancias en torno a la convocatoria de los referendos sobre reforma de la justicia y utilización de energía nuclear, provocan un nuevo adelanto de las elecciones en 1987, con los siguientes resultados: 34,3% de votos para los democristianos, 14,3% para los socialistas, 26,3% para los comunistas, y un 2,5% para los verdes que, por primera vez, entran en el Parlamento. De nuevo, repetición del gobierno pentapartido, con sucesión —a fines de los años 80 y principios de los noventa— de diversos gobiernos (Goria, julio de 1987-marzo de 1988; de Mita, abril de 1988-mayo de 1989; Andreotti, julio de 1989-junio de 1992, y Amato, junio de 1992).
Pero el hecho más significativo de la vida política italiana de los años ochenta fue la incertidumbre provocada por el futuro del PCI. El derrumbe del comunismo mundial, además de la transformación de la base proletaria social en la que se apoyaba, en aquellos años, hacían de este partido una incertidumbre futura. Achille Occhetto es el encargado de disolver este partido en el congreso de Rímini de febrero de 1991, y de fundar el partido Democrático de la izquierda (PDS). La crisis y el problema más importante es la criminalidad mafiosa descontrolada que, en 1992, desafía abiertamente al Estado asesinando a dos de los jueces más comprometidos en la lucha antimafia: Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Recordemos algunas palabras del propio Malaguzzi recordando estas muertes. De nuevo, una gran esperanza —a pesar de la tragedia— hacia las ideas y hacia el mundo de la educación.
Falcone fue asesinado por la mafia junto a su mujer y junto a otros hombres. Algunos días después moría, también, Borsellino, otro hombre parecido a Falcone. Eran hombres de justicia, de leyes. Eran jueces. Pero había y hay, hoy, todavía, grandes figuras, grandes pedagogos, grandes educadores, pequeños hombres que podrán ser recordados, quizá poco, pero cuyas ideas son recordadas, así como su trabajo. Como Falcone y Borsellino.
El mal funcionamiento de la administración pública cuestionaba la función organizadora del Estado y el propio Estado-nación, por la creciente influencia de algunas voces que abogaban por un federalismo radical. Así se consuma un éxito, sin precedentes, de la Lega lombarda en las elecciones regionales y locales de 1990 y en las legislativas de 1992, así como un retroceso de la DC y del PDS. Era la expresión de una rebelión contra un poder central juzgado ineficaz y corrupto, y contra una redistribución de las riquezas del norte que eran llevadas al sur. Esta crisis consiguió la dimisión del presidente Cossiga. Crisis que se recrudeció con el aumento de la criminalidad mafiosa y los casos de corrupción política, con diversos escándalos en los que se vieron implicados políticos de las principales formaciones. Tras la dimisión de Amato, en abril de 1993, que había formado gobierno en abril de 1992, es Ciampi, exgobernador del Banco de Italia, quien forma un gobierno de consenso nacional. En las elecciones parciales de junio y noviembre de 1993 se confirma el hundimiento de los dos principales partidos: DC y PSI, con un moderado retroceso del PDS y un avance considerable del neofascista Movimiento Social Italiano y, principalmente, de la Lega Norte.
En las elecciones de 1994, las ofertas políticas se concretaron en dos grandes coaliciones: el Polo de la Libertad formado por Liga Norte, Alianza Nacional (reconversión del MSI) y Forza Italia, un partido reciente creado por el magnate Silvio Berlusconi; y el Polo Progresista formado por el PDS, Refundación Comunista, el PSI, los Verdes y Alianza Democrática. El centro político era ocupado por los dos partidos que sucedieron a la DC (el Partido Popular) y el Partido Reformista, que conformaron el Pacto por Italia. La victoria electoral, por mayoría absoluta, fue para la derecha, lo que provocó la dimisión de Occhetto. Berlusconi formó gobierno, pero las discrepancias con los otros socios de su coalición, los graves problemas con los sindicatos y el acoso de los jueces, le obligaron a dimitir. Le sucedió un gobierno de técnicos dirigido por Lamberto Dini, que se propuso sanear las finanzas públicas, para que se pudiese cumplir con los requisitos de la integración europea.
En 1996 se celebraron nuevas elecciones legislativas. El Polo Progresista se transformó en coalición, il Ulivo, dirigida por el líder del PDS, Massimo D’Alema. Esta coalición incluía desde excomunistas hasta sectores provenientes de la DC. También se presentaron el derechista Polo de la Libertad y la Refundación Comunista. Ganó el Ulivo, pero sin mayoría absoluta. El moderado y ulivista Prodi pudo formar el primer gobierno sin representación de los partidos de la derecha en Italia.
Malaguzzi y la cuestión religiosa |
En 1986 la Iglesia católica, la Comisión Episcopal, trata de firmar un convenio con el Ministerio de Educación italiano, a cargo de Falcucci, con el objeto de que se pueda impartir religión católica en las escuelas estatales y municipales para aquellos niños y niñas cuyas familias lo soliciten. Esta idea a Malaguzzi le parece una aberración y, a través de la revista y en diversos foros, provocará un fuerte debate y una recogida de firmas en contra de un posible decreto, que después llegará. Malaguzzi no acepta que se separe a las niñas y niños en dos grupos por una cuestión religiosa, exigiendo a las familias que marquen con una cruz, dividiendo a los niños en un campo o en otro. Loris critica con dureza la actuación irresponsable de la ministra y el poco debate planteado sobre la cuestión por los católicos implicados, que se muestran arrogantes y prepotentes. Piensa que dicha decisión establece una discriminación que viola los derechos fundamentales de la Declaración de la ONU.
[...] de los mismos contenidos del acuerdo, y dice mucho sobre la miseria del comportamiento por parte de un ministerio del Gobierno de la República italiana que sigue gozando de demasiadas inmunidades, a realizar su política personal: la de privatizar las decisiones socializando las responsabilidades con hechos realizados....