Migración de tránsito y acción humanitaria
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Migración de tránsito y acción humanitaria

  1. 352 páginas
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Migración de tránsito y acción humanitaria

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Información del libro

Dos caras de una misma realidad: por un lado, las personas migrantes en situación irregular; por otro, los grupos organizados que ofrecen apoyo durante su paso por el país. Así, esta obra analiza cómo el apoyo a las personas migrantes en tránsito pasó de ser una actividad asistencial y privada, a una labor pública con alcance político.

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Información

Año
2020
ISBN
9786075472195
Edición
1
Categoría
Social Sciences

La acción humanitaria: una respuesta progresiva ante las necesidades de las personas migrantes en tránsito por México

En este capítulo el primer elemento a dilucidar será una serie de hipótesis de investigación. Por principio, se determinará por qué y en qué medida se puede hablar actualmente de la migración en tránsito por México como una crisis humanitaria. Enseguida, se revisará por qué y cómo es que un sector de la sociedad civil se planteó la posibilidad de dar una respuesta organizada para atender las necesidades de las personas migrantes. Por otra parte, se considerará cómo fue que esta actividad ha servido como paliativo a los padecimientos de esta población en vulnerabilidad y con escasa posibilidad de generar por sí misma eficaces estrategias de afrontamiento. Por último, se revisarán los alcances políticos que ha logrado esta acción organizada a lo largo del tiempo. Sin embargo, cabe la consideración de que esa ayuda comenzó aun cuando el tránsito de personas no acusaba crisis y fue una respuesta simple de caridad, ya que los primeros grupos que se organizaron fueron cristianos católicos, lo cual explicaría por qué el llamado de la caridad cristiana o de las obras de misericordia sería la motivación inicial ante la necesidad humana.29
Así, el propósito del primer apartado consiste en una revisión de las políticas migratorias en México para identificar en ellas los obstáculos o facilidades que los extranjeros han tenido para el ingreso y tránsito por el territorio a partir de la Independencia. El segundo apartado es una revisión teórica de conceptos que podrían explicar el quehacer de quienes dan ayuda a las personas migrantes en tránsito desde un marco que no ha sido el ordinario para estas reflexiones: el DIH. Desde ahí se revisan los conceptos eje de vulnerabilidad y acción humanitaria para poder aplicarlos a la situación que viven las personas migrantes en tránsito por México y para poder explicar mejor, en el capítulo 4, las diversas fases históricas que ha seguido el trabajo de auxilio a personas migrantes en tránsito por parte de la sociedad civil organizada.

Las políticas migratorias mexicanas: recuento histórico

Considerar la migración de tránsito por México como una crisis humanitaria exige una revisión de las políticas migratorias mexicanas que han constituido el marco legal para el trato a las personas extranjeras y que en la actualidad sustentan el actuar del estado mexicano en una situación que ha llegado a hacer el paso por el territorio como una realidad de sufrimiento, peligro y muchas veces muerte para personas migrantes. Una política migratoria responde a un cierto modelo y perfil de persona migrante, con lo cual se genera un cierto patrón de migración; en ese sentido lo que se podrá observar es que México, desde fechas tempranas, desarrolló un modelo de distinción entre extranjeros deseables y no deseables que dio origen a algunas políticas restrictivas en más de algún momento de la historia. Por un lado podemos considerar los planes, programas y reglamentos complementarios a las leyes que tienen que ver con la migración, y por otro, las prácticas que operan derivadas de los marcos legales y fuera de ellos.
Para pasar por México en forma regular desde los países centroamericanos se requiere una visa. Hay diversos tipos de visa,30 incluso existe la llamada “visa humanitaria”,31 pero ninguna de ellas es de acceso masivo para las miles de personas migrantes que ingresan al país cada año. En la práctica existe una restricción de las entradas regulares, que es por mucho inferior a la demanda de ingresos, apreciación que surge a partir del contraste estadístico entre los ingresos regulares (FM2, FM3)32 y el estimado de los irregulares desde los países del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala) como se aprecia en el siguiente cuadro:
image
Cuadro 1. Contraste entre ingresos regulares e irregulares desde el Triángulo Norte de Centroamérica hacia México, 2009-2012.
Fuente: elaboración propia con datos de la Unidad de Política Migratoria del INM (en http://www.gobernacion.gob.mx/es_mx/SEGOB/Series_Historicas. Fecha de consulta: 24 de octubre de 2015) y con las estimaciones de Rodríguez et al., 2011 y 2013
Las posibilidades de ingreso regular al país correspondían33 a dos formas migratorias: la FM2 (inmigrante) y la FM3 (no inmigrante), otra sería la de visitante regional, que aplicaba sólo para los guatemaltecos, pero no es considerada en este contraste porque de ahí no se desprende ordinariamente el tránsito, aunque podría suceder. En el periodo 2009-2012, del que se pudieron disponer datos actualizados, se dieron 17,149 ingresos regulares, pero la presión de ingreso para tránsito, según el estimado de Rodríguez (2013), fue de más de medio millón de personas.
Actualmente, de acuerdo con la Ley de Migración, se aplica una política “de cuotas”34 para extranjeros que ingresan para trabajar y desempeñar alguna actividad lucrativa, como protección a los trabajadores mexicanos, es la Visa para visitantes con permiso para realizar actividades remuneradas. Como no existe una visa de tránsito, quien se interne en el país con ese fin debe hacerlo a través de la Visa de visitante sin permiso para realizar actividades remuneradas, mediante la cual podría ingresar de forma regular una vez que cubra los requisitos que se piden:35
a)Concertar cita consular (no tiene costo).
b)Llenar formato de solicitud previo a la cita.
c)Contar con pasaporte vigente.
d)Fotografía y comprobar ya sea arraigo,36 solvencia económica37 o invitación de una organización o de una institución pública o privada.38
El trámite dura diez días hábiles. La dificultad para muchos centroamericanos está en la comprobación de arraigo, solvencia económica y, más aún, de carta invitación, la razón: no contar con bienes inmuebles o no debidamente escriturados, estar en la informalidad laboral sin empleos estables, no contar con cuentas bancarias o inversiones con los saldos exigidos, y tampoco disponer de una invitación de alguna institución con los requisitos que se solicitan en la ley. Por otra parte se trata de un trámite que, aunque tiene una duración delimitada, supone otros documentos, como el pasaporte, que suman más días al proceso de solicitud; así, quienes tienen que salir por situaciones del contexto generalizado de violencia, o por amenazas directas y terminantes del crimen organizado, difícilmente contarán con tiempo para realizar el trámite. Estas situaciones de dificultad son propicias, ante la sobredemanda de ingreso al país por motivos de tránsito, para que miles de personas se arriesguen al tránsito por México de forma irregular (Espinosa, 2015). Ingresar de forma irregular a México significa no tener ningún registro oficial, permanecer como un anónimo, en cierta forma acosado por el gobierno mexicano, que sanciona esa falta administrativa con la detención (aseguramiento) y la deportación, razón por la cual pueden ser presa fácil de criminales comunes u organizados, pues difícilmente una persona migrante presenta una denuncia ante una autoridad por temor a la deportación, es decir, se halla en una situación con consecuencias vulnerabilizantes. Hay testimonios que evidencian que en este contexto incluso algunas autoridades participan de las vejaciones de que son objeto las personas migrantes en tránsito.
Por otra parte, están las prácticas que los funcionarios y autoridades migratorias han asumido como propias en el ejercicio de sus facultades, las cuales no siempre se corresponden con los principios enunciados en las leyes y reglamentos. Basta con ver las formas como actúan en los llamados “aseguramientos” de personas migrantes. Los testimonios en Guadalajara, por la zona de Rafael Sanzio, lo muestran:
Llegan por uno y otro lado de la vía procurando no ser vistos y cuando están cerca y son vistos, los migrantes comienzan a correr y atrás de ellos van los policías federales y los agentes de migración gritando groserías. A los que atrapan los suben a las camionetas y se los llevan (entrevista con Regino en las vías del tren, mayo de 2015).
Un grupo de trabajadores de la construcción confirma el dato: “Vimos un día a unos migrantes correteados encima del tren por policías federales. El tren se detuvo más adelante y vimos que habían bajado a los migrantes que venían ya sin sus pertenencias” (entrevista con Juan, Pedro y Paco en las vías del tren, julio de 2015). Pero también se registran los hechos en informes y documentos de otras organizaciones que trabajan el tema de la migración de tránsito y abordan el mismo tema.39
Una política migratoria representa un marco legal que permite llevar a cabo un modelo migratorio, entendido como “una proposición de tipo teórico que, por una parte, analiza la realidad existente, la caracteriza y, por otra parte, propone un modelo alternativo, una especie de tipo ideal, de ‘deber ser’ ” (Durand y Massey, 2003: 167). Como “resultado de la aplicación de una política migratoria, de una ley que pretende llevar a cabo un modelo teórico” (id.) se tiene un patrón migratorio. En México, los modelos migratorios han cambiado en el tiempo, lo cual ha dado origen a una diversificación en las políticas migratorias y, en consecuencia, a patrones migratorios diferenciados.
Durand y Massey (op. cit.) sugieren una serie de políticas migratorias para el caso México-Estados Unidos, en donde se han puesto en práctica modelos, como el bracero, que suponía una migración de tipo masculina, rural y temporal; este implicaba una política migratoria basada en un acuerdo bilateral con contratos fijos y estables, derivando en un patrón migratorio que funcionó de acuerdo con lo planeado, pues las personas migrantes se trasladaban de un lugar a otro todos los años, aunque con una salvedad: junto con los que iban con contrato se sumaban quienes iban en situación irregular. Este caso ejemplifica la combinación de los conceptos antes señalados: modelo, política y patrón migratorio. Sin embargo, para el tema que nos ocupa, la migración de tránsito por México en la actualidad, sólo se pondrá atención a la política migratoria.
La historia de las políticas migratorias mexicanas referidas a los extranjeros se remontan a los años posteriores a la Independencia y llegan hasta nuestros días; se presenta enseguida con la intención de rescatar las modificaciones que ha tenido la postura del gobierno mexicano hacia las personas que se internan en el territorio nacional.
En 1824 se promulgó el Decreto de Colonización que hacía posible a extranjeros establecerse en el territorio nacional con las seguridades básicas, siempre y cuando se ciñeran a las leyes mexicanas (Instituto Nacional de Migración, 2015).
El 30 de enero de 1854 se publicó el Decreto sobre Extranjería y Nacionalidad de los Habitantes de la República Mexicana; el 16 de marzo de 1861 se creó un registro de extranjeros ante la Secretaría de Estado y del despacho de Relaciones Exteriores, y el 20 de mayo de 1886 se expidió la Ley de Extranjería y Naturalización (Instituto Nacional de Migración, 2015); el propósito conjunto de estas leyes era precisar quiénes eran extranjeros “deseados” y quiénes eran “no deseados” (González Arias, 2012).
El 22 de diciembre de 1908 se publicó la primera Ley de Inmigración aplicada por la Secretaría de Estado y el despacho de Gobernación. Siguió siendo una ley de control de flujos, sobre todo por razones de salud pública (Instituto Nacional de Migración, 2015).
A partir del nacionalismo surgido de la Revolución Mexicana se promulgó una nueva Ley de Migración en marzo de 1926, con la cual se protegían los intereses nacionales y la economía, por lo cual los extranjeros se vieron obligados a demostrar una buena conducta, honestidad de vida y estar dispuestos a inspecciones por autoridades migratorias. Por primera vez se tipificó el delito de tráfico de indocumentados, se creó un registro de extranjeros y locales y se documentaron entradas y salidas del país; asimismo, se creó una tarjeta de identificación y control de movilidad de inmigrantes y emigrantes. Para simplificar procedimientos de la ley anterior se promulgó una nueva Ley de Migración, que dividió el servicio de migración por sectores y creó dependencias como el Departamento de Migración de la Secretaría de Gobernación y el Consejo Consultivo de Migración (id.).
En agosto de 1936 se promulgó la Ley General de Población, que regulaba los asuntos migratorios, de turismo, demografía, identificación y registro de personas. Asimismo, se creó la Dirección General de Población dentro de la Secretaría de Gobernación. Se establecieron calidades migratorias de turista, transmigrante, visitante, visitante local, inmigrante e inmigrado.
En 1947 se promulgó una nueva Ley General de Población, vigente hasta 1974, la cual amplía algunos aspectos de la anterior como el establecimiento de las estaciones migratorias; se establecen tres calidades migratorias, aún vigentes: No Inmigrante, Inmigrante e Inmigrado. En el periodo que va de 1926 a 1974 el tránsito migratorio irregular tenía poco impacto por la facilidad que existía para pasar de forma regular por el territorio mexicano (González Arias, 2012).
El 7 de enero de 1974 se publicó una nueva Ley General de Población. En esta se suprime la inmigración colectiva y se amplía el beneficio de asilo territorial para extranjeros. Se definen criterios para negar la entrada al país y se hace una modificación a la calidad migratoria, así como una regulación desde la Secretaría de Gobernación para la adquisición de bienes inmuebles por parte de extranjeros. Se instituyó el delito para sancionar a quienes lucran ...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Contenido
  5. Prólogo: Jorge Durand
  6. Introducción
  7. La migración de tránsito: una realidad compleja
  8. La acción humanitaria: una respuesta progresiva ante las necesidades de las personas migrantes en tránsito por México
  9. La acción humanitaria en albergues y comedores de migrantes: tensiones, conflictos, acuerdos
  10. Testimonios de vida: entre vulnerabilidad y estrategias de afrontamiento
  11. Conclusiones finales
  12. Notas al pie
  13. Bibliografía