La Predicación Pastoral
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La Predicación Pastoral

Edificando un Pueblo para Dios

  1. 258 páginas
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La Predicación Pastoral

Edificando un Pueblo para Dios

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Información del libro

Conrad Mbewe en mi opinión, es uno de los mejores predicadores bíblicos en el mundo, conocido por su claridad, precisión, meticulosidad, valor, perspicacia y fidelidad intransigente al texto de la Escritura. Este excelente libro personifica todas estas cualidades. Llenará un gran vacío en la lista de recursos pastorales esenciales.John MacArthurPastor, Grace Community Church, Los Angeles, CAPresidente, The Master's College y The Master's Seminary, Los Angeles, USASi todos los pastores e iglesias siguieran la enseñanza en este libro, ¡entonces seguramente la vida de la iglesia crecería en números y en la fe!Rev Benjamin A. Kwashi, PhDArzobispo anglicano en Jos, NigeriaLa Predicación Pastoral está lleno de percepciones bíblicas para equipar pastores para lo que debe ser uno de los más cruciales, y sin embargo más desafiantes, llamados al liderazgo en África hoy – el pastor en la iglesia local. Lo recomiendo encarecidamente a compañeros trabajadores cuya tarea es alimentar el rebaño del Señor.Rev Moss NtlhaPastor y secretario general de Evangelical Alliance of South Africa [Alianza Evangélica de Sudáfrica]

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Información

Año
2020
ISBN
9781629461960
Sección B
Dónde Se Lleva a Cabo
La Predicación Pastoral

4. La Predicación Pastoral
Depende de la Iglesia

Cuando piensas en doctores en el trabajo, piensas en el hospital como el contexto en donde ellos atienden a los enfermos. Cuando piensas en abogados ejerciendo, piensas en ellos en el contexto de un tribunal defendiendo a un cliente o ganando un caso contra una demanda. Cuando piensas en carpinteros realizando su oficio, visualizas un taller con piezas de madera por todos lados y algunos productos terminados en una esquina. Cuando piensas en jefes, piensas en el lugar desde el cual ellos gobiernan. Para cada trabajo hay un lugar apropiado o entorno. El lugar provee el contexto en el cual los practicantes llevan a cabo el trabajo que se necesita hacer. Así que, ¿cuál es el contexto correcto para los pastores al ellos llevar a cabo su predicación?
El contexto es la iglesia – la iglesia local. La predicación pastoral debe suceder naturalmente dentro de las cuatro paredes de los edificios de la iglesia – o donde sea que los creyentes estén juntos reunidos para adorar a Dios. Esto estaba implícito en las palabras de la Gran Comisión:
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
(Mateo 28:19–20)
Observa el proceso. Cuando los pecadores se convierten en discípulos de Jesús, ellos deben ser iniciados en la iglesia local a través del bautismo. Después de eso, se les debe enseñar a observar todo lo que Jesús mandó. De esto es de lo que se trata la predicación pastoral. Enseñar a aquellos que han sido traídos a la iglesia local.
Todos los que se convierten en Cristianos deben ser animados a unirse a una iglesia local. Es el contexto en el que se les ayudará a crecer en sus vidas Cristianas. Jesús no dejó a Su pueblo para simplemente vagar como individuos y de alguna manera sobrevivir hasta que vayan al cielo. No, Él los dejo para ser cuidados por los ancianos de la iglesia. Es por eso que el Apóstol Pedro escribió:
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. (1 Pedro 5:1–4)
Las iglesias locales no son un accidente; existen por diseño de Dios. Así era como Jesús quería que sus discípulos fueran atendidos. Estos discípulos son el rebaño que los ancianos han de pastorear. Ellos deben ser enseñados en todo lo que Cristo ha mandado (Mateo 28:20). A través de la enseñanza y el ejemplo de creyentes maduros – especialmente los ancianos de la iglesia – los Cristianos aprenderán cómo vivir de una manera que agrade a Dios. Las iglesias locales son, por lo tanto, terrenos propicios para los creyentes.
Pero los beneficios no fluyen sólo en una dirección. Sé que usualmente pensamos en cómo la predicación pastoral beneficia a las iglesias, pero en este capítulo quiero observar las diversas formas en las que la iglesia beneficia a los pastores proveyéndoles el entorno o contexto adecuado para que los pastores “ejerzan su oficio”.
Mientras hemos considerado como la iglesia beneficia la predicación pastoral, pudieras pensar que estoy tratando con todo el ministerio pastoral y he olvidado que este libro es sobre la predicación pastoral. Pero la predicación pastoral es parte del ministerio pastoral. Tan frecuente como sea posible, voy a enfatizar la predicación pastoral, pero de vez en cuando me voy a referir al más amplio ministerio pastoral dentro del cual se lleva a cabo la predicación pastoral.
La iglesia nutre a futuros pastores
El beneficio más importante que la predicación pastoral obtiene de la iglesia es que la iglesia proporciona un lugar donde los futuros pastores son nutridos, justo como las plantas jóvenes se nutren en un vivero. Frecuentemente pensamos que las escuelas Bíblicas y seminarios son los viveros para los futuros pastores. Hasta cierto punto estamos en lo correcto. Las escuelas Bíblicas y seminarios tienen su lugar. Ellos se especializan en entrenar a aquellos quienes han de pasar sus vidas en ministerios espirituales, incluyendo pastoreo y predicación. Sin embargo, no son el vivero principal. Ese honor le pertenece a la iglesia.
Pablo escribió a Timoteo, quién en ese momento estaba pastoreando la iglesia en Éfeso, y le dijo, “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2). Pablo no le estaba diciendo a Timoteo que comenzara una escuela Bíblica. Más bien, le estaba pidiendo que prestara especial enseñanza a aquellos en la iglesia quienes tuvieran los dones de enseñanza y predicación. Las responsabilidades pastorales de Timoteo incluían asegurarse de que la iglesia estaba nutriendo a futuros maestros.
En muchas aldeas Africanas, encontrarás que cada hogar incluye una pequeña estructura circular que consiste de postes verticales remontados por un techo de paja. Estas insakas no tienen paredes. Es allí donde el jefe de la casa pasa tiempo con su familia, recitando el folclore que ha sido transmitido a lo largo de las edades y educando sus hijos, especialmente sus hijos varones, sobre la vida. Es en estas insakas que los hombres jóvenes son preparados para las responsabilidades de la vida adulta. La llegada de las escuelas al estilo Occidental en las aldeas no ha terminado con estas insakas porque juegan un papel crítico en transmitir la cultura de la gente. De la misma manera, la llegada de las escuelas Bíblicas jamás debe eliminar el papel de la iglesia en nutrir a los futuros predicadores.
Como veremos en el capítulo 7, éste cuidado comienza al sentarse los jóvenes creyentes bajo la predicación pastoral. Ellos ven un buen predicador trabajando. Ellos son expuestos al trabajo duro del pastor e integridad al ser las Escrituras expuestas y aplicadas a las vidas de los oyentes. Ellos escuchan al luchar los predicadores con sus conciencias. Ellos ven como las vidas son moldeadas, familias nutridas y comunidades enteras son transformadas a través de este tipo de predicación. Ellos resuelven en su corazón que si Dios alguna vez abre una puerta de ministerio para ellos, ellos van a laborar de la misma manera.
Éstas son las personas a quienes Pablo le estaba diciendo a Timoteo que nutriera. Como pastores, hemos de escanear la congregación buscando aquellos quienes son fieles y tienen habilidades de enseñanza de manera que podamos dar atención especial en mejorar sus capacidades de enseñanza. A través del discipulado uno-a-uno y sesiones de entrenamiento en grupos pequeños, debemos buscar nutrir a aquellos en la iglesia quienes son prometedores como maestros y predicadores. En África, donde la iglesia está creciendo exponencialmente – más rápidamente de lo que las escuelas Bíblicas son establecidas – ésta pudiera ser la única forma de entrenamiento que la mayoría de los futuros pastores tendrán por algún tiempo.
La iglesia llama a pastores
Otra manera en la que la iglesia beneficia la predicación pastoral es que la iglesia es el cuerpo que llama a los pastores a su trabajo. Diferentes denominaciones tienen diferentes maneras de hacer esto. Algunos utilizan un sistema episcopal, otros un sistema presbiteriano, aún otros llaman sus pastores a través de votos congregacionales. Cualquier que sea el sistema utilizado, sea obispos, sínodos, presbíteros o un voto congregacional, sigue siendo la iglesia quien llama a los pastores a su trabajo. Ellos no se llaman a sí mismos. Incluso si los individuos están convencidos de que Dios los ha llamado al trabajo pastoral, la iglesia los debe aceptar antes de que ellos puedan ejercer su ministerio.
Esta era la dificultad que enfrentó el Apóstol Pablo después de su conversión y llamado al ministerio apostólico. Ya que él había sido un perseguidor de la iglesia, todos huían de él. Por un tiempo el ejerció su don de forma evangelista al mundo exterior, pero tomó algo de tiempo antes de que él pudiera usarlo dentro de la iglesia. Fue Bernabé, el hijo de consolación, quien finalmente rompió esta fobia. Aquí está el relato de lo que sucedió:
Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle.
(Hechos 9:26–29)
Si, fue únicamente hasta después que la iglesia aceptó a Pablo que él “entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor,”. Esta es una parte importante del beneficio que los pastores obtienen de la iglesia. Más tarde, a Pablo se le dio la mano derecha de compañerismo por los otros apóstoles y fue asignado asumir el liderazgo en el impulso de la iglesia al mundo Gentil mientras Pedro asumió el liderazgo en el mundo Judío (ver Gálatas 2:1–10).
Tu fe es grandemente afirmada cuando la iglesia reconoce la dirección a la cual tú piensas que Dios te está llamando. Tus hermanos creyentes son quienes te han estado escuchado al tu enseñar entre ellos en una capacidad no oficial. Ellos son los que te han entrenado. Ellos son los que te han llamado a ocupar un oficio demandante y distinguido entre ellos. Es un gran honor. Es una gran responsabilidad. El que Dios verdaderamente te esté llamando a esta labor, te afirma grandemente.
En los últimos veinte años ha habido una avalancha de nuevos “ministerios” surgiendo de las divisiones en la iglesia. Usualmente, la división ha sido porque los individuos han tenido más alto concepto de sí que el que deben tener. Ellos no esperaron el tiempo de Dios. No queriendo trabajar bajo el liderazgo de otros por más tiempo, tomaron unos cuantos miembros y se nombraron a sí mismos como pastores de sus propias iglesias. Algunas veces se dieron a sí mismos títulos resonantes como “Apóstol” o “Profeta”. Esta es una situación muy poco saludable. Ha dejado a iglesias vulnerables porque no existen estructuras de rendición de cuentas. El líder es auto elegido y no reporta a nadie. Eso es peligroso. Lo que se necesita es un entendimiento apropiado del rol de la iglesia en llamar pastores a su obra.
La iglesia paga a sus pastores
Aún otro gran beneficio que la predicación pastoral obtiene de la iglesia es remuneración. Sé que este no es siempre el caso. Algunas iglesias, especialmente aquellas en áreas rurales, no tienen los medios para pagar a sus pastores. También sé que en algunos casos las iglesias que tienen los medios para pagar a sus pastores bien parecen haber hecho un pacto con Dios diciendo, “Señor, tu mantén al pastor humilde y nosotros mantendremos al pastor pobre”. Por lo tanto, muchos pastores sirven con sacrificio continuo por parte de sus familias. Estoy escribiendo con completo conocimiento de estas realidades.
Sin embargo, todavía afirmo que un beneficio que los pastores reciben de sus iglesias es ser pagados por su labor, especialmente su trabajo de predicación pastoral. Tal pago es un deber bíblico. El Apóstol Pablo escribió a los Corintios diciendo, “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Corintios 9:13–14).
Anteriormente, en 1 Corintios 9:7–11, Pablo utilizó argumento tras argumento para mostrar que este mandamiento era lógico. Él pregunto si los Corintios conocían de algún soldado quien sirviera sin paga alguna. Él preguntó si sabían de alguien quien plantara una viña sin comer de las uvas en el tiempo de la cosecha, o algún agricultor quien nunca tomara de la leche que los animales de la granja producían. Pablo añadió Escritura a su argumento. Él les recordó a los Corintios que Dios mandó a los Israelitas a no poner bozal a los bueyes que pisoteaban maíz en la era (Deuteronomio 25:4). A los animales se les permitía comer para reponer su energía. Pablo entonces tomó este ejemplo físico y lo aplicó más ampliamente al reino espiritual, mostrando que la preocupación de Dios era que su pueblo remunerara a todos los que gastaban sus energías haciendo trabajo espiritual entre ellos.
Cuando las iglesias pagan a los pastores no les están haciendo un favor. Ellos están obedeciendo a Dios. Este es uno de los beneficios de la predicación pastoral. Cómo el Apóstol Pablo dijo a Timoteo, “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario” (1 Timoteo 5:17–18). Observa que él sostiene su mandamiento a Timoteo citando el mismo pasaje de Deuteronomio y las enseñanzas de Cristo. La principal razón por la que a los pastores se les debe pagar es porque ellos laboran en preparar sermones y en predicarlos. El hacer tal trabajo bien toma mucho tiempo. Así que, repito, cuando una iglesia paga al pastor no le está haciendo un favor Está siendo obediente a Dios.
La iglesia provee equipos de trabajo
Todos los seres humanos, incluyendo pastores, son criaturas sociales. Dios no nos ha diseñado para ser arboles aislados en el bosque de la humanidad. Como un proverbio Africano dice, “Un dedo no puede atrapar piojos”. Incluso en el fútbol, no importa cuán talentoso seas, aún necesitas a los otros miembros del equipo para ganar un juego. De la misma manera, aquellos que están involucrados en la predicación pastoral necesitan trabajar con otros. Las iglesias aseguran que los pastores trabajen en colaboración con otros en lugar de en aislamiento. Esto permite compartir la carga de trabajo y rendición de cuentas mutua.
Los ancianos compañeros son el equipo inmediato con el que los pastores trabajan. Es por eso que el pasaje al que acabamos de hacer referencia en 1 Timoteo 5:17 dice, “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar”. Observa que aquellos que laboran en predicar y enseñar lo están haciendo en el contexto de un equipo de ancianos. Esto es porque, aunque la predicación pastoral es importante en el pastoreo, no es la única labor. También está el trabajo de determinar el estado espiritual de aquellos que quieren unirse a la iglesia, consejería de aquellos quienes están pasando a través de dificultades en sus vidas Cristianas, dirigir los diversos ministerios de la iglesia, disciplinar miembros errantes, y así sucesivamente. Los ancianos comparten estas responsabilidades de manera que el pastor pueda usar la mayor parte de su energía en la predicación pastoral.
Otro rol importante que los ancianos juegan es aquel de asegurar rendición de cuentas mutua. Como ya se ha dicho, es peligroso para un ser humano trabajar solo. Somos criaturas caídas. Si somos dejados a nosotros mismos suficiente tiempo, tendemos a salirnos por las tangentes. Esto es lo que ha llevado a la caída de muchos siervos elegidos por Dios quienes obran en el contexto de “ministerios de un solo hombre”. La iglesia provee un contexto de rendición de cuentas mutua a través de consejos de ancianos. Los pastores trabajando en un contexto de equipo oran y trabajan juntos con sus compañeros líderes. Cualquier signo temprano de deterioro espiritual, los cuales frecuentemente se manifiestan en la predicación, son rápidamente detectados. Esto es un gran beneficio para los pastores porque el diablo los ataca con sus armas más poderosas. Él sabe que si puede atacar al pastor, podrá esparcir a las ovejas.
Después están otros además de los ancianos quienes juegan papeles secundarios de enseñanza y diaconado. Sus responsabilidades son importantes para el funcionamiento general de la iglesia, pero pueden ser extenuantes. Lidiar con ellos dejaría al pastor con muy poco tiempo y energía para orar y prepararse para la predicación. Esto es lo que llevó a la organización del primer equipo de diáconos (Hechos 6:1-7). Los apóstoles se dieron cuenta que estaban pasando demasiado tiempo cuidando de las viudas en la iglesia, y que aún así no eran capaces de dar a este ministerio todo el tiempo que se necesitaba. Mientras tanto, su principal trabajo de oración y predicación estaba sufriendo. Finalmente, pidieron a la iglesia que escogiera un equipo que manejara las necesidades de las viudas. El resultado de esta iniciativa fue que los apóstoles estuvieron mejor capacitados para hacer su trabajo principal y la iglesia continuó creciendo.
La iglesia provee buenos ejemplos
Una de las tareas más difíciles que todos los líderes enfrentan es convencer a sus discípulos a intentar lo que nunca han hecho antes o empujarlos para alcanzar alturas que nunca han logrado. Los discípulos frecuentemente piensan que esto es imposible. Por ejemplo, los defensores de agricultura conservadora tuvieron una ardua batalla tratando de convencer a los agricultores rurales que podían producir una mejor cosecha sin recurrir a fertilizantes costosos. El avance frecuentemente viene cuando alguien cree suficiente en técnicas de agricultura de conservación para intentarlas. Cuando la granja de la persona produce una mejor cosecha que las granjas vecinas, y cuando esto pasa durante algunos años seguidos, la falsa creencia es desafiada y otros comienzan a darle una oportunidad a la agricultura de conservación.
Es lo mismo en la iglesia. La predicación pastoral sufre cuando no hay creyentes maduros en la iglesia quienes estén viviendo los principios que se promueven en la Biblia. Recuerdo haber escuchado a un joven pastor recién salido de la escuela Bíblica enseñando a los hombres en su iglesia sobre Efesios 5:25 acerca de que los maridos deben amar a sus esposas. Cuando él les dijo a los hombres que ellos debían decirles a sus esposas que las amaban, ellos estallaron en risas. “Este joven no sabe nada”, dijeron, “Esa es una idea occidental. ¿Qué van a pensar nuestras esposas de nosotros si comenzamos a decirles que las amamos? ¡Van a pensar que nos volvimos locos!” Ninguno de los hombres mayores en esa iglesia fue capaz de ponerse de pie y testificar que él expresaba en palabras su amor a su esposa. Por más que el joven pastor intentó a mostrar a estos hombres que su ejemplo supremo era Cristo Jesús, quién no solo ama a su iglesia sino también declara ese amor una y otra ven en las Escrituras, ¡aun así él perdió la batalla!
No es sino hasta que algunos creyentes en la iglesia alcanzan madurez espiritual y comienzan a deshacerse de sus normas culturales en respuesta a las demandas de la Escritura que de pronto el progreso se comienza a ver. Afortunadamente, es frecuentemente únicamente cuestión de tiempo porque el crecimiento espiritual es inevitable donde las almas son verdaderamente regeneradas. Una vez que esto comienza a suceder y los jóvenes creyentes comienzan a ver creyentes mayores vivir el tipo de vidas que se promueven en la predicación, las excusas son reducidas y el pastor comienza a ver más creyentes respondiendo rápidamente a lo que se está siendo predicado. Este gran beneficio de la labor pastoral no siempre es muy obvio para aquellos que están observando desde afuera.
En la sabiduría de Dios, Él les ha dado a los pastores un muy buen ambiente de trabajo, que excede incluso al del abogado, el doctor, el carpinter...

Índice

  1. Reconocimientos
  2. Introducción
  3. Sección A ¿Qué es la Predicación Pastoral?
  4. Sección B Dónde Se Lleva a Cabo La Predicación Pastoral
  5. Sección C ¿Cómo Entrenamos a Otros Para La Predicación Pastoral?
  6. Sección D Los Desafíos de La Predicación Pastoral
  7. Sección E Utilizando la Biblia Entera en La Predicación Pastoral
  8. Sección F Poder Para La Predicación Pastoral
  9. Sección G Las Recompensas de La Predicación Pastoral
  10. Conclusión
  11. Otros Títulos Publicados por Publicaciones Faro de Gracia