El movimiento estudiantil en Colombia durante el siglo XX: Apertura de una reflexión histórica
Pese a que el movimiento estudiantil ha desempeñado en la historia reciente de Colombia un papel importante, los investigadores sociales, sobre todo los historiadores, no le han prestado al tema el cuidado que merece. Una posible causa de la apatía de los investigadores se encuentra en que lo consideran irrelevante. La presente apertura, bajo el objetivo de contextualizar la memoria social del movimiento estudiantil en los años sesenta y setenta en Colombia, intentará señalar el camino para una conceptualización y un abordaje metodológico. Con este fin se procederá a reconocer cuáles son las características fundamentales de este tipo de fenómeno histórico-social, y, en segundo término, se delimitará su propia cronología.
El movimiento estudiantil y su conceptualización
Las organizaciones estudiantiles con sus manifestaciones, sus protestas y, en general, sus acciones públicas han sido entendidas como una expresión palpable de lo que constituye un movimiento social. En efecto, hablar de movimiento estudiantil implica aludir inmediatamente a las categorías de movimiento social y sociedad civil, ya que, a su manera, el movimiento estudiantil es una expresión organizativa de un sector social: el estudiantado. Tal como sucede con cualquier movimiento social, un movimiento estudiantil es el escenario en que se expresan los intereses particulares y colectivos de los sujetos en relación de complementariedad, oposición o negociación con el Estado y las instituciones políticas. En consecuencia, para definir adecuadamente el concepto de movimiento estudiantil, es necesario entender su elemento central: la sociedad civil. En otras palabras, el individuo y sus necesidades, expresadas y resueltas en ámbitos tan diferentes como el mercado, el sistema educativo, los medios de comunicación, los grupos de presión y las demás organizaciones sociales como las iglesias o los gremios.
Ahora bien, este concepto de sociedad civil ha sido estudiado y desarrollado por diversas tendencias teóricas e ideológicas. Los liberales, desde Adam Smith, por lo menos, consideran que solo el mercado constituye la esfera más importante de la sociedad en oposición a la intervención del Estado. Para Gramsci y el neomarxismo, por su parte, tal mirada debe ser ampliada sobre el área de articulación entre la sociedad política y la sociedad civil en el marco de la creación y ejercicio de la hegemonía. Cada una de estas esferas respondería a la dimensión coercitiva y consensual del poder. En el fondo, ambas visiones se refieren a la tensión entre lo público y lo privado en las sociedades capitalistas. En consecuencia, cuando se habla de sociedad civil se tiene en consideración un actor homogéneo cuya pretensión es sacar del ámbito privado sus intereses para arrojarlos al mundo de lo público, e incluso de lo político. De ahí que los movimientos sociales traspasen con fluidez el mundo de las demandas gremiales –propiamente educativas, si se trata del movimiento estudiantil– para llegar al de las demandas políticas o politizadas, con lo cual logran posicionarse como otro actor social.
Relámpago. Recibimiento de los socorranos a los estudiantes UIS marchistas. Archivo Vanguardia Liberal. 11 de julio de 1964. Bucaramanga
La relación con la política es precisamente uno de los elementos más importantes para caracterizar los movimientos sociales. De acuerdo con Restrepo, las diferencias entre movimientos sociales y partidos políticos son de tres órdenes. El primero reconoce que los partidos pretenden convocar a toda la sociedad, mientras que los movimientos solo aspiran a representar los intereses de una parte de esta. Así, en este primer criterio se distingue la pretensión o no de una validez general de las acciones. En segundo lugar, la manera como se toman las decisiones constituye otro elemento diferenciador. En los partidos, la acción es inducida de arriba hacia abajo, pues este construye una autoridad jerárquica, mientras que en el movimiento social esta viene de abajo hacia arriba. Finalmente, en relación con este segundo aspecto, los dirigentes del partido representan los intereses de los afiliados ante la sociedad, mientras que en los movimientos sociales, más que el principio de representación, lo que prima es la participación directa en la vida pública de cada uno de los miembros que constituyen el movimiento, de manera que los dirigentes pueden ser sustituidos de manera espontánea.
Castañeda. Reunión entre el consejo de rectores y algunos líderes estudiantiles. Archivo El Tiempo. 8 de julio de 1954. Bogotá
La sociedad civil implica a los individuos como a los grupos que actúan movidos por el interés particular y por las distintas formas de acción colectiva que buscan intereses comunes sin que sean los de toda la sociedad. El Estado, por su parte y por lo menos en teoría, pretende buscar el bien común de toda la sociedad. En la perspectiva liberal, la sociedad civil sirve de contrapeso, de control a las decisiones del Estado, a su vez puede ser entendida como el escenario para la formación y reclutamiento de las nuevas elites gobernantes. Como la libertad de asociación define esta concepción de la sociedad civil, las garantías jurídicas se tornan fundamentales para la existencia de organizaciones que requieren del reconocimiento legal del Estado. Es decir, que se construye en referencia al poder político a pesar de la autonomía que pregona.
Retomando la interesante síntesis de Villafuerte Valdés sobre las perspectivas analíticas en torno a la sociedad civil, es pertinente recordar cómo el pensamiento político contemporáneo ha propuesto un concepto de sociedad civil relacionado pero no dependiente de la esfera estatal. Este modelo, llamado de tercer dominio, estaría conformado por tres componentes: la sociedad misma como eje fundamental, una esfera pública de comunicación societal y un proceso de institucionalización como resultado de la movilización. Estos elementos contribuirían a la democratización de las sociedades. En este esquema se sustenta la interacción de las sociedades civil, política y económica, la cual parte de la existencia de subsistemas de la estructura social en permanente relación pero sin determinismos de ningún tipo. La sociedad civil no dependería de la esfera política y tampoco quedaría reducida al mundo económico, en tanto la creación de un espacio público deliberativo cuenta con mayor participación de la ciudadanía. Esta concepción responde a los principios de autolimitación y autonomía.
Para Villafuerte la sociedad civil puede ser entendida como un sentido específico adquirido por diferentes sectores de la sociedad, caracterizado por crear redes de acción y solidaridad. Quienes hacen parte de ella cuentan con una idea básica de la acción política y de su impacto en la arena pública, por lo que es solo a través de la movilización que se disponen en acción las diferentes concepciones de participación y de formas de lucha para transformar los subsistemas sociales. La negociación y enfrentamiento de proyectos configuran un espacio público, en el que no solo se acuerdan respuestas a las demandas sino que también se enfrentan y crean sentidos culturales. Esto no significa que la relación con el poder político no se dé o que permanezca en el plano meramente cultural simbólico. Por el contrario, lo que se pretende con este argumento es complejizar la noción de sociedad civil a partir de la importancia atribuida a la relación con las otras esferas de la vida social, articulando lo social, lo político y lo cultural.
Puede considerarse que los movimientos sociales son una forma de organización visible de la sociedad civil, pero su comprensión, estudio y construcción de una definición amplia depende de las diferentes corrientes sociológicas. La reflexión sobre esta categoría se ha desarrollado en torno a interrogantes tales como las causas de la protesta social, la importancia de la estructuración interna o la configuración de la identidad de los movimientos sociales. Estos temas originaron diferentes concepciones y tendencias de análisis: la escuela histórica, la psicofuncional, la de movilización de recursos y los enfoques identitarios que a su vez se dividen en clásicos y contemporáneos.
Es preciso anotar que la noción de movimiento social no ...