Jurar y juzgar
eBook - ePub

Jurar y juzgar

Estudio sobre el juramento procesal y su evolución en Colombia, siglo XIX

  1. 299 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Jurar y juzgar

Estudio sobre el juramento procesal y su evolución en Colombia, siglo XIX

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Esta investigación no pretende hacer una historia normativa del instituto procesal del juramento, aunque no pueda desvincularse de la norma para entender el marco desde el cual se habla. Tampoco es una investigación de la historia de las ideas, aunque algo de ello se presenta en el primer capítulo. Por el contrario, esta investigación analiza un tipo especial de juramento, el que se hace dentro del expediente judicial, sobre todo el que se hace para garantizar el acceso a la 'verdad' mediante la prueba y así poder aplicar la 'justicia' debida. Esto dentro de los procesos judiciales adelantados por el poder estatal en Colombia durante el siglo XIX, periodo al que se aludirá como el siglo liberal. En otras palabras, se trata, pues, de un trabajo de culturas jurídicas que permite, mucho mejor que la historia normativa e institucional, dar cuenta de la complejidad de los cruces entre derecho y cultura.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Jurar y juzgar de Andrés Botero en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Law y Legal History. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Ediciones UIS
Año
2020
ISBN
9789588956589
Edición
1
Categoría
Law
Categoría
Legal History
El juramento procesal del siglo XIX colombiano: el caso antioqueño
¿Juramento procesal?
Antes que nada, debemos atender a la denominación, o mejor aún, a la conceptualización de nuestro principal objeto de estudio. Como ya dijimos, en la época previa al siglo XIX, el juramento solía dividirse entre el juramento simple y el solemne. Este último consistía en el que se «hace ante el legítimo superior con cierta fórmula de palabras o con ciertas ceremonias para que tenga más valor y autoridad»266. De entrada, aquí nos interesa, el solemne que se realiza en el juicio. ¿Este juramento en concreto era asertivo, afirmatorio, judicial, testimonial o procesal? ¿Cómo denominarlo? En la cultura judicial del siglo XIX era parte del acervo tradicional llamar a toda declaración en el proceso como ‘jura’267, nombre que nos indica de entrada la fuerte relación de lo que se decía (como testigo, como perito, como demandante, etc.) con el juramento que lo acompañaba. No obstante, esa voz histórica no es el uso correcto que queremos dar aquí, en la medida en que había (y hay) muchos tipos de juramento. Entonces, ¿cómo llamarlo en este trabajo? Como se explicó en el capítulo anterior, desde el Antiguo Régimen se alude a dos tipos de juramento: el asertorio y el promisorio. Esta clasificación base se mantiene hasta hoy, según vemos en el Código Canónico de 1983, en sus cánones 1199, 1200, 1201 y 1202268.
Sin embargo, siguiendo a Prodi, y desde parámetros analíticos, estas clasificaciones no serían las más apropiadas. ¿Dónde encajaría el testimonio jurado? Resulta que es un juramento sobre la verdad en lo que supiere el testigo, por lo que podría ser afirmatorio. No obstante, generalmente se hace al inicio de la declaración, con lo que es una promesa de decir la verdad, por lo que sería, pues, promisorio –aunque se suele usar esta categoría para referirse al juramento político o de lealtad–. Finalmente, en su calidad de cristiano, el testigo sabe la amenaza que se cierne sobre él en caso de mentir jurando, por lo que fácilmente es ejecutorio. Entonces, según Prodi, la división tradicional del juramento entre asertivo (o afirmatorio) y promisorio (esto es, el que sostiene una promesa) es tan tenue que no podría seguirse en un estudio analítico en lo que concierne al proceso judicial269. Su crítica se centra en que no puede diferenciarse claramente si una afirmación que se sostiene con un juramento es un testimonio o una promesa (en este caso, de decir verdad), de modo que la clasificación puede hacer perder el lado político que ha tenido la evolución del juramento en sede procesal. Así, Prodi deja en claro que el juramento asertivo tiene tanto de testimonio como de promesa, por lo que el estudio del juramento político, como él prefiere llamarlo, involucraría seguir la pista, de alguna manera, al desarrollo del juramento en sede procesal. Por tanto, Prodi prefiere simplemente el uso del término ‘juramento político’ para designar el de fidelidad y lealtad al poder, que ha sido un sacramento ‘constante’ con un contenido ‘dinámico’ que fundamenta, incluso hasta nuestros días, la sociedad política270. Este asunto es el que más ha sido trabajado al momento de hablar de juramento, especialmente por la connotación política que este representa de apertura al ‘pactismo’ (esto es, juramentos entrecruzados entre el príncipe y el vasallo que toman fuerza inusitada en el Bajo Medioevo). Allí se incluyen, para el mundo hispanoamericano, los trabajos bien conocidos sobre las ritualidades y las celebraciones con las que se acompañaba el juramento durante la Colonia271, así como los del juramento constitucional exigido a los súbditos y funcionarios a lo largo del siglo XIX272 (como la jura de la Constitución de Cádiz) o el juramento instado a los extranjeros naturalizados273, por poner algunos ejemplos274. A la vez, el autor italiano usa en su obra el término «juramento en sede judicial o procesal», para referirse al juramento de decir la verdad o de que lo que se dijo fue verdad, con sede en un proceso judicial. Sin embargo, Prodi no cree, y nosotros tampoco, que sean tipos de juramento por entero separables, como lo reiteraremos dentro de pocas páginas.
¿Y no sería mejor llamarlo juramento testimonial? Hablar de juramento testimonial, atendiendo a que lo hacían los testigos, sería llamar a una institución por una de sus especies, puesto que no todo juramento, en el sentido que nos interesa, era testimonial: los peritos275, los tutores, los curadores y los evaluadores276 juraban cumplir cabalmente con el encargo que se les encomendaba (lo que sería un claro juramento promisorio). También juraban haber dicho la verdad, según su ciencia, en el informe que entregaban al juez. Los demandantes juraban haber dicho la verdad en sus escritos y no obrar con malicia. Los deudores juraban en el proceso sobre la existencia de la deuda y sobre sus bienes277. Los jurados278 juraban cumplir fielmente y con discreción sus encargos279, etc.
De igual manera, podría llamarse «judicial», como sugiere Escriche280, pero esta palabra tiene varias dificultades. Para empezar, no podríamos usar el término ‘juramento judicial’, porque, como lo expusimos en el capítulo anterior, ese juramento era una especie de las muchas que podían aparecer en el proceso. Así mismo, podría indicarle a un lector ingenuo que se trata del juramento hecho ante jueces, lo que no es cierto: primero, porque el juez no hacía el juramento que nos interesa, lo recibía –aunque emite un juramento político de lealtad al Estado y al derecho al momento de posesionarse–; y segundo, porque este juramento no siempre se hacía ante instancias judiciales en sentido estricto, y podía darse ante escribanos, inspectores o fiscales, entre varias opciones posibles, quienes no tenían mayor instrucción al respecto, como bien lo señala Martínez en 1895:
En cuanto a la ilustración de los Jueces, sí es un hecho cierto que los puestos elevados en la jerarquía judicial son servidos por personas, en lo general, competentes. Hay que reconocer por otra parte que los puestos inferiores, tanto de la judicatura como del Ministerio Público, los desempeñan personas que quizá no tienen más recomendación que su honradez. Los Inspectores v. g., que desempeñan una función tan importante como la de iniciar y complementar los sumarios, son en la mayor parte de los casos personas sin conocimiento de las prescripciones legales concernientes281.
Añadamos que, con el paso del siglo XIX, el juramento se volvía cada vez más un asunto ‘secretarial’ que ‘judicial’, como lo explicaremos más adelante. Es por ello que, sin querer crear una categoría ontológica –puesto que si en algo estamos de acuerdo con Prodi es en que se trata de una institución ‘constante’ a la vez que ‘dinámica’ y ‘compleja’282– lo llamaremos, sin más, ‘juramento procesal’, para indicar que se hace dentro del proceso judicial, en su sentido amplio (incluyendo escenarios procesales sin intervención directa del juez).
Sin embargo, esta denominación nos trae un inconveniente. Resulta que, dentro del proceso, o mejor, para los agentes de este, eran comunes dos tipos de juramento. Uno que tenía como objeto garantizar la obtención de la verdad, y sobre ella debía haber luego un pronunciamiento judicial, el cual, por haber accedido a lo realmente acontecido, sería justo. Otro que consistía en el juramento de comportarse de manera leal y sin malicia en sus actuaciones procesales. Ambos, en sentido topológico, serían juramentos procesales. Sin embargo, uno tendría mayor fuerza en la ‘afirmación’ y el otro en la ‘promesa’, independientemente de que se presentasen conjuntamente (por ejemplo, cuando el demandante juraba que decía la verdad en su escrito y que se comportaría dignamente, todo con la misma fórmula) o por separado (el perito juraba ser fiel a su e...

Índice

  1. Portada
  2. Página legal
  3. Agradecimientos
  4. Prólogo
  5. Introducción
  6. Conceptualización, delimitación y clasificación del juramento
  7. El juramento procesal del siglo XIX colombiano: el caso antioqueño
  8. Conclusiones
  9. Bibliografía
  10. Contracarátula