Innovación pedagógica: El arte de emprender

Andrea Ávila Tinoco, José Alejandro Cheyne García, Margarita Guzmán Bejarano, Martín Franco Vélez

• Editorial: Editorial Universidad del Rosario
• Año: 2019
• ISBN:
  9789587841985
• Edición: 1
• Categoría: Negocios y empresa
• Categoría: Negocios en general

Las personas, en nuestra complejidad, estamos llamadas a comprender que somos la sumatoria de diferentes aspectos. Ejemplo de ello es cuando entendemos que la razón es un bien invaluable, pero no el único; la posibilidad de sorprendernos y de ver más allá de lo evidente nos hace únicos. En el caso particular de los emprendedores, vemos cómo, al igual que los artistas, permiten que una "pincelada" dé luz a su proyecto empresarial. Este requiere una sensibilidad única e irrepetible, fruto de su dimensión física, intelectual y espiritual. El arte maximiza estas dimensiones al permitir comprender la belleza de la realidad, así como ver el mar de oportunidades que solo los verdaderos emprendedores logran descubrir.

Catalina Escobar, emprendedora colombiana dedicada al sector social. Creadora y presidente de la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, entidad que trabaja para erradicar la mortalidad infantil. En ella están la capacidad de ver, actuar y crear siendo sensibles al mundo.

Sensibles al mundo, esencia para impactar en la sociedad.

La realización en el amor a los demás

C

Catalina Escobar

La vida por los otros

El emprendedor siempre busca el cambio, responde a él y lo utiliza como oportunidad.

PETER DRUCKER

“Llevo 15 años viendo muchas cosas. He visto de frente el hambre y la pobreza. Eso no se olvida”, dice Catalina Escobar, creadora de la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar (o la Juanfe), una entidad sin ánimo de lucro que trabaja por la primera infancia y por las madres adolescentes en situación de pobreza.

Escobar habla desde su oficina en el norte de Bogotá. Se siente la pasión en cada una de sus palabras. Se expresa con la convicción y la firmeza de haber tomado la mejor decisión de su vida al renunciar al mundo corporativo que habitó durante tantos años, para trabajar por las poblaciones más vulnerables.

“Mi vida no está detrás de un escritorio. Está dentro de las comunidades, con la gente —continúa—. No es cierto que al ver tantas cosas uno se anestesie. A mí me siguen conmoviendo profundamente las madres adolescentes y las condiciones en las que nacen sus hijos”.

“Bienaventurados los que ven cosas hermosas
en lugares humildes donde otros no ven nada”.

CAMILLE PISSARRO

Esa cara de Colombia, que ella desconocía por completo, empezó a revelársele cuando tenía 30 años y se fue a vivir a Cartagena, ciudad adonde la empresa en la que laboraba su esposo lo trasladó. Hasta ese momento Catalina Escobar había trabajado en el área internacional del Banco de Bogotá —su primer empleo— y había manejado las inversiones y las compañías de su papá, el empresario Ramiro Escobar: uno de los fundadores de Acesco, una de las empresas más tradicionales y sólidas del sector de la construcción en el país.

Retrato del doctor Gachet, Vincent van Gogh (corredor, sede del Emprendimiento y la Innovación)

Cuando ella y su esposo tomaron la decisión de trasladarse a Cartagena, Escobar le renunció a su papá. “Él me delegaba y confiaba plenamente en mí”, afirma. En Cartagena ideó su propio negocio: una importadora de vitaminas y suplementos nutricionales que bautizó Magda Trade. Esa fue su última jugada en el mundo de los negocios.

El siguiente capítulo de su vida es La Juanfe. Este proyecto empezó a nacer cuando Catalina descubrió la compleja realidad en la que vivía: la ciudad en la que estaba criando a sus hijos, haciendo empresa, construyendo un hogar, era la misma que poseía los índices de mortalidad infantil más altos del país. Y no solo eso, cargaba con la deshonrosa estadística de un 68 % de la población viviendo en la pobreza.

Al malestar y a la frustración que se instalaron en ella cuando empezó a descubrir esa situación, se sumó la pérdida de su hijo menor, Juan Felipe, en un accidente. Todo ocurrió al mismo tiempo. Catalina se sumió en la más profunda de las tristezas. Justo ahí fue cuando decidió dejarlo todo y entregarse a crear la fundación.

Sentir para vivir. Para Catalina el dinero y el trabajo no son un incentivo en sí mismos, en cambio, trabajar por la humanidad sí lo es.
La clave es sentir para poder vivir.

“Era una decisión que sentía profundamente. Apenas la tomé se me bajó la ansiedad. Me dije: ‘no soy capaz de seguir viviendo así. Estoy desperdiciando mis talentos’. Vendí mi compañía y decidí firmemente trabajar por la humanidad sin esperar nada a cambio. Yo no espero los premios, no espero ser ministra. Este es un trabajo en el que te metes tanto en la miseria humana que se vuelve una adicción”, dice.

A pathway in Monet’s garden, Giverny. Claude Monet, 1902. Óleo sobre lienzo, 89 x 92 cm. ©Belvedere, Vienna. Photo: Johannes Stoll

“Es bueno amar tanto como se pueda, porque ahí radica la verdadera fuerza, y el que mucho ama realiza grandes cosas”.

VINCENT VAN GOGH

Su pasado

“Siempre tuve este perfil. Siempre me gustaron los números”, contesta Catalina Escobar cuando se le pregunta por el origen de su pasión por las finanzas. Luego cuenta que en el colegio era la tesorera, la que manejaba la plata de los bazares. Y que en vacaciones su rol lo establecía su papá: “era la secretaria, la que hacía las consignaciones, la que lo acompañaba a las juntas directivas”.

De esa época hay un recuerdo que tiene especialmente vivo. Tenía 13 o 14 años cuando su papá le anunció que ya estaba preparada para trabajar en la planta de Acesco, en la zona industrial de Bogotá. Su primera tarea fue aprenderse los nombres de todos los empleados, sus esposas y sus hijos. “Mañana te tomo la lección”, le advirtió Ramiro Escobar y así fue.

Esa era también la época en la que todos los trabajadores, incluida ella, se acomodaban en un mesón largo para almorzar juntos; luego jugaban un partido rápido de tenis de mesa o de básquetbol antes de retomar la rutina. “Nunca me creí el cuento de ser la hija de un empresario. Me enseñaron a hacerme sola. Me educaron así”.

En muchas de las historias de Catalina Escobar está presente su padre. “Él me inspira mucho
—señala—. Es la persona más justa que conozco. Nunca se vanagloria de sus resultados”. Sobre su mamá, Martha Ligia Restrepo, señorita Colombia en 1962, dice que es “tremendamente metódica, organizada”. Y sobre la educación que recibió de ambos, resalta un valor: la disciplina. Una palabra que la define perfectamente. “En la manera en que a uno lo educan están las bases para un emprendedor”, sentencia.

Se graduó del colegio Gimnasio Los Portales de Bogotá. Viajó a Suiza a estudiar un año más de secundaria para validar el título del bachillerato europeo. Luego se radicó en Estados Unidos, en los dormitorios de estudiantes de Clark University, donde estudió Administración de Empresas. En el tercer año de universidad se ganó una beca para hacer un intercambio a Japón. “Ahí empecé a meterme por la economía”.

Volvió a Estados Unidos. Se graduó y regresó a Colombia porque ese había sido el trato con su papá: volver. “Él no quería que fuera un cerebro fugado”, explica. El primer trabajo que aceptó fue en el Banco de Bogotá, donde estuvo casi tres años. Su salida del banco coincidió con el nombramiento de Ramiro Escobar como presidente de Acesco. Entonces él le propuso que manejara sus negocios personales.

Y ahí empezó otra etapa de su vida, en la tuvo que jugar al mismo tiempo el rol de empresaria, esposa y madre. Su pareja, Guillermo Gómez, le propuso matrimonio. Tuvieron su primer hijo. “Me lo traía para la oficina, aquí le tenía corral. Mis hijos aprendieron a gatear debajo del escritorio de la mamá”. Luego se trasladaron a vivir a Cartagena, donde la vida les cambió radicalmente.

Catedral de Rouen al medio día, Claude Monet; La catedral de Rouen, Claude Monet; El portal bajo el sol matutino, Claude Monet (mural, sede del Emprendimiento
y la Innovación)

El origen de La Juanfe

“Empecé a observar lo que pasaba en Cartagena y a sentirme muy ma...

Índice

• Portada
• Portadilla
• Resumen
• Página legal
• Contenido
• Prólogo
• Presentación
• Introducción
• Arturo Calle
• Catalina
• Camilo Lucero
• Pedro Felipe Estrada
• Mario Hernández
• Biviana Rodríguez
• Samuel Azout
• Ernesto Fajardo
• Carlos Cavelier
• Álex Torrenegra
• Nayib Neme
• Mauricio Sabogal