El médico en casa
eBook - ePub

El médico en casa

Manual de consulta

  1. 172 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

El médico en casa

Manual de consulta

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

¿Qué hacer cuando descubrimos nuevos síntomas en nuestro cuerpo? Acudir al médico es sin duda el paso imprescindible ante la sospecha de una enfermedad grave, pero muchas veces acusamos un conjunto de manifestaciones más benignas —aunque no por ello menos necesitadas de atención— frente a las que nos asalta la duda de acercarnos o no a un especialista. Ante nuestra falta de información, en ocasiones recurrimos a búsquedas poco acertadas en la red, que pueden conducirnos a informaciones poco rigurosas y que sólo contribuyen a agravar nuestra confusión al respecto.Este libro surge como una herramienta para orientarnos de una forma sencilla y práctica en estos casos. Escrito por profesionales de la medicina de avalada trayectoria, este completo manual nos proporciona un valioso recurso para guiarnos con los problemas de salud de instalación reciente, es decir, aquellos que aparecen en una persona que previamente se sentía bien y que, ante lo que ocurre, puede preguntarse cómo actuar. Una obra destinada a la comunidad, didáctica y accesible, que contribuirá a nuestro conocimiento general de la salud del cuerpo humano y que nos ayudará a sentirnos más serenos y menos solos en estas situaciones de la vida.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a El médico en casa de Paula Carrete, Esteban Rubinstein, Miguel Zárate en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Medicina y Salud pública, administración y atención. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Ned Ediciones
Año
2017
ISBN
9788416737178
ACCIDENTE
CEREBROVASCULAR (ACV)
25966.webp
Una señora mayor, previamente sana, que de golpe siente debilidad en la cara, pierde la fuerza de un brazo y arrastra una pierna porque no puede levantarla, o un señor que súbitamente comienza a hablar mal y cuyas palabras resultan incomprensibles son ejemplos cotidianos de lo que los médicos llamamos accidentes cerebrovasculares (ACV). En ambos casos, el déficit se mantiene durante un período prolongado de tiempo. Para refererirse a ellos, popularmente se utilizan otros términos como hemiplejia, derrame cerebral, infarto cerebral, apoplejía e, incluso, ataque de presión (término que, como explicamos en el capítulo “Registro alto de la presión arterial”, es erróneo y ocasiona confusiones inadecuadas).
Los accidentes cerebrovasculares (ACV) se producen cuando una parte del cerebro no recibe suficiente irrigación sanguínea y se produce una lesión en esa parte del cerebro que determina la muerte de esas células (neuronas). Esto puede ocurrir por dos razones: 1) porque una arteria cerebral se tapona e impide la llegada de la sangre (los médicos llamamos isquémico a este tipo de ACV y corresponde a lo que popularmente se conoce como infarto cerebral) o 2) porque una arteria se rompe y se produce una hemorragia cerebral (este tipo de ACV se llama hemorrágico o, en forma popular, derrame cerebral). Ya sea isquémico o hemorrágico, en el ACV se altera la circulación sanguínea y las células cerebrales sufren y mueren porque no les llegan el oxígeno y los nutrientes que necesitan.
Los ACV tienen un rasgo característico: ocurren de forma súbita y ocasionan un déficit (si la persona no se muere) que puede durar mucho tiempo. La persona está bien y de repente comienza a mostrar algún síntoma neurológico: tiene dificultades para hablar o para comprender lo que se le dice, nota debilidad en la cara, un brazo o una pierna, pierde la sensibilidad de alguna parte de su cuerpo, se siente muy mareada y no puede caminar correctamente, pierde la visión de uno de los ojos, etcétera.
Cualquier adulto puede sufrir un ACV; sin embargo, hay quienes están más expuestos: el factor de riesgo más importante es la edad. Esto significa que así como es muy raro que una persona menor de 60 años lo tenga (los jóvenes y los niños casi nunca tienen un ACV), es un evento que puede presentarse en los ancianos. Además de la edad, fumar tabaco durante muchos años y tener la tensión alta (hipertensión arterial) de forma continua durante mucho tiempo representan factores de riesgo importantes. La diabetes y el colesterol alto también son factores de riesgo. La mejor forma de prevenir los ACV es hacer actividad física regularmente (por lo menos dos veces por semana). También es muy importante no fumar tabaco y mantener controlados la presión arterial, el colesterol y la glucemia. Es común que la gente (y muchos médicos y farmacéuticos) asocie los accidentes cerebrovasculares con tener la tensión alta en un determinado momento de ahí proceden los términos “pico de tensión” o “ataque de presión”, lo que determina que muchas personas se asusten sin sentido, pensando, erróneamente, que tienen que bajar la tensión de forma urgente porque de lo contrario pueden desarrollar un ACV. En este punto, queremos aclarar que los ACV no se producen porque la tensión esté alta una vez o suba de golpe un día (recomendamos leer el capítulo “Registro alto de la presión arterial”), sino que pueden ser el resultado de años y años de tener la presión arterial alta, no haberla detectado y no haberla tratado.
Cuando una persona tiene un ACV o un síntoma que haga sospecharlo, es imprescindible llevarla a urgencias inmediatamente. Allí será evaluada. Si el médico coincide en la sospecha del ACV, solicitará estudios (habitualmente una tomografía de cerebro) e indicará su hospitalización para iniciar un tratamiento y controlar cómo evoluciona el cuadro. La recuperación de un ACV es mejor cuanto antes se inicia el tratamiento; por eso, es preciso consultar lo más rápido posible. La evolución de los ACV es variable: hay personas que fallecen, otras se recuperan del todo al cabo de un tiempo y otras quedan con secuelas neurológicas (no pueden hablar bien o tienen dificultades para caminar o para mover un brazo, etcétera). A veces, con un tratamiento farmacológico y terapias ocupacionales y kinésicas, la persona que ha sufrido un ACV y tiene secuelas puede recuperarse totalmente o casi totalmente. Las familias en las que un integrante acaba de sufrir un ACV deben prepararse para una hospitalización y/o rehabilitación prolongadas.
Existen algunos casos en los que un individuo tiene un cuadro similar al ACV, pero que dura solamente algunos minutos o unas horas y después la persona se recupera totalmente. En estos casos, se habla de accidente isquémico transitorio (AIT). El AIT puede ser el paso previo a un ACV; por eso, si una persona tiene un cuadro parecido a un ACV que se cura solo, igualmente es imprescindible consultar de forma rápida en urgencias, ya que si se inicia un tratamiento adecuado puede evitarse que se instale un ACV.
ACCIDENTE SEXUAL
29804.webp
Utilizamos el término “accidente sexual” para toda aquella situación en la que la relación sexual determina un riesgo, ya sea de embarazo no deseado o de una infección de transmisión sexual. No vamos a hablar aquí de la agresión sexual ya que, en este caso, además de los riesgos citados, está la compleja situación psicológica y legal en la que se encuentra la víctima, situación que excede los objetivos de este libro.
Los accidentes sexuales no violentos más habituales por los que una persona puede pensar en consultar con un médico ocurren cuando mantuvo relaciones sexuales sin utilizar un método anticonceptivo o cuando usó preservativo o diafragma, pero éste se rompió, se pinchó o se desplazó.
En ambos casos, para evitar un embarazo no deseado, la pareja puede recurrir a la anticoncepción de emergencia. La forma más práctica de realizarla es que la mujer tome una única pastilla que contenga 1,5 mg de levonorgestrel (una hormona femenina) o dos pastillas que contengan 0,75 mg, en este caso se toma primero una pastilla y después la otra al cabo de 12 horas. Si la mujer toma la/s pastilla/s dentro de las primeras 48 horas tras la relación sexual no protegida, la probabilidad de que se produzca un embarazo es bajísima. La anticoncepción de emergencia también puede usarse hasta cinco días después de la relación sexual, pero es menos eficaz a partir de los dos días. Es habitual que estas pastillas, al contener una dosis hormonal alta, produzcan náuseas; si se experimentan vómitos en las tres o cuatro horas siguientes a la toma de la dosis, habrá que volver a tomar otra pastilla. Habitualmente, después de diez días de haber tomado esta/s pastilla/s, la mujer menstrúa, aunque a veces la menstruación tarda algunos días más en venir. Si al cabo de doce días la menstruación no viene, es preciso realizar un test de embarazo.
Una relación sexual no protegida determina un mayor riesgo de contraer una infección de transmisión sexual. En este caso, el riesgo dependerá de la posibilidad de cada uno de los integrantes de estar infectado previamente y del tipo de relación sexual (pareja estable, personas desconocidas, etcétera). Como las situaciones varían mucho según cada circunstancia, consideramos que es importante realizar una consulta médica, no necesariamente de forma urgente, pero en lo posible dentro de las 72 horas siguientes, ya que hay algunas situaciones que requieren un tratamiento temprano. Al respecto, es habitual que en estos casos la mayor preocupación sea el contagio del VIH; sin embargo, otras infecciones como la hepatitis B, la sífilis y la gonorrea tienen incluso mayores posibilidades de infectar a una persona en una única relación sexual no protegida.
ACIDEZ
29658.webp
La acidez (el término médico es pirosis) es un síntoma muy frecuente en las personas jóvenes y en los adultos (y muy raro en los niños) que consiste en una sensación amarga o de ardor, dolor o quemazón en el estómago, el pecho y/o la garganta. Este síntoma puede ser ocasional o muy frecuente, y muchas personas suelen referirse a él explicando que es como una quemazón que sube desde el estómago hacia el pecho (en realidad, el líquido es el ácido que habitualmente debería quedarse en el estómago y que de forma anormal sube por el esófago, que es el tubo que comunica la boca con el estómago).
Cualquier persona puede tener acidez. Existen ciertas circunstancias que predisponen tales como el estrés, la obesidad, el embarazo, ciertos alimentos como los cítricos, el café, el chocolate, la menta, la cebolla, las salsas, el vino y otras bebidas alcohólicas, el tabaco y algunos medicamentos, especialmente la mayoría de los analgésicos.*
Algunas personas tienen acidez de vez en cuando o después de haber comido determinados alimentos, mientras que otras sufren acidez en reiteradas oportunidades, o casi siempre. La causa más frecuente de acidez es un fenómeno que se llama reflujo gastroesofágico o esofagitis por reflujo. Se trata de una enfermedad benigna, en el sentido de que no pone en peligro la vida de la persona, pero puede ser muy molesta si no se trata. La acidez también puede deberse a otras enfermedades como la gastritis* y la úlcera* de estómago o de duodeno. Aunque en contadas ocasiones, el cáncer de estómago y de esófago también pueden producir acidez, entre otros síntomas.
Si una persona joven (menor de 50 años) tiene acidez leve de forma ocasional y ésta se resuelve sola, en principio no es preciso preocuparse. Pueden tomarse algunas medidas para prevenir que aparezca la acidez, tales como evitar los alimentos o las sustancias que la desencadenan, no acostarse inmediatamente después de comer, bajar de peso si uno supera lo saludable, evitar las comidas muy abundantes, reducir el tamaño de las porciones y no utilizar ropa muy ajustada (especialmente cin...

Índice

  1. INTRODUCCIÓN
  2. CÓMO USAR ESTE LIBRO
  3. ACCIDENTE CEREBROVASCULAR (ACV)