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FEMINISMO, LA FAMILIA Y EL NUEVO MATERNALISMO MULTIMEDIA
Lo femenino-maternal
En este primer capítulo trazo la línea de desarrollo desde el feminismo liberal al neoliberal que, pienso, al menos en parte, se concibe y encarna en la figura ubicua de la esposa y madre profesional de clase media. Siguiendo el hilo de un comentario de Stuart HALL sobre la centralidad de la “clase media” en el proyecto neoliberal, superpongo esto con las categorías adicionales de género y maternidad (HALL, 2011). Esta imagen emergente de la maternidad no solo desplaza, sino que también comienza a desmantelar, una relación política de larga duración que en el Reino Unido ha vinculado la socialdemocracia de la posguerra con la maternidad, al tiempo que provee al derecho político de un guion nuevo y más contemporáneo que le permite tomar el liderazgo del debate actual sobre la vida familiar. El análisis que ofrezco se restringe, más o menos, a la Gran Bretaña contemporánea, con varias referencias a la cultura popular y al feminismo liberal estadounidenses, debido a que han promovido un gran cambio en el modo en el que la agenda neoliberal ha abordado la maternidad y la vida doméstica en el Reino Unido. Esta agenda es bastante diferente del ahora anticuado mantra conservador de los “valores familiares”. El periódico de derechas Daily Mail, en su sección “Femail”, ha sido particularmente contundente en su defensa de un estilo de maternidad femenina y próspera. Esta idea de maternidad activa (de camino al gimnasio), y sexualmente satisfecha, marca una extensión de su equivalente prematerno, la joven mujer trabajadora ambiciosa y con aspiraciones, o “chica top” (MCROBBIE, 2008). También se opone consistentemente contra una imagen de la madre soltera indigna y desaliñada, dependiente de las prestaciones, el equivalente británico de la “mamá del bienestar” estadounidense. (El papel político de este imaginario de la maternidad asistencial se analiza con más detalle en los capítulos 3 y 4 de esta obra). Solo en el feminismo académico encontramos una respuesta más crítica y empática a las dificultades que afrontan las madres solteras desempleadas.
Si bien el feminismo ha sido durante muchas décadas una formación con conexión histórica más cercana a la izquierda que a la derecha, esta alineación está experimentando cambios, con un crecimiento sustancial en la derecha si logra desarrollarse más allá de lo que en este momento es simplemente una especie de florecimiento feminista. Dentro y junto al gobierno de coalición del Reino Unido, pudimos ver una rama feminista incipiente, liderada principalmente por un estrato urbano de mujeres de clase media alta, que incluye a la ex ministra del gabinete Louise Mensch, la secretaria de Interior Theresa May, la diputada liberal demócrata Jo Swinson, así como varias jóvenes portavoces influyentes de los laboratorios de ideas de derechas tales como Policy Reform. Este respaldo tácito del feminismo ya se advirtió en el feminismo liberal estadounidense de la década de 1970, con un énfasis en la igualdad de derechos, la condena de la violencia sexual y la acción contra la mutilación genital. Entra en el campo de la hegemonía neoliberal conservadora popular particularmente a través de la idea de la “reforma del bienestar”, y en este reino toma la forma de un impenitente feminismo blanco de clase media, despojado de todas las obligaciones para con las mujeres menos privilegiadas o que no son “luchadoras” (término favorito dentro del discurso de la reforma del bienestar). En lo que es, espero, una continuación de las discusiones feministas sobre el auge del neoliberalismo liderado por el trabajo de Wendy BROWN sobre la desaparición de la democracia liberal, y seguidas por mis propios escritos sobre las mujeres jóvenes como sujetos de la meritocracia bajo el Nuevo Laborismo, y por Nancy FRASER, en su provocativo argumento de que ha habido “complicidad feminista”. Mi objetivo es mostrar cómo se logra un nuevo impulso de la derecha política mediante una cuidadosa afirmación de la feminidad materna heterosexual (BROWN, 2005; MCROBBIE, 2008; FRASER, 2009). Lo que ha surgido es una quizás inesperada rehabilitación del feminismo como una amplia constelación de intereses sociopolíticos progresistas convergentes en torno a la categoría de mujer que pueden desplegar útilmente aquellas fuerzas modernizadoras de la derecha, centro y también centro izquierda, donde dicha asociación habría sido rechazada anteriormente. Las mismas palabras “feminismo conservador” son ahora un lugar común, parte del vocabulario cotidiano de Louise Mensch en sus artículos periodísticos, blogs y apariciones en televisión, y un animado tema de conversación en la cultura política contemporánea en el Reino Unido. El feminismo ya no se desprecia, sino que se le da una nueva la vida a través de una articulación con un rango específico de valores pertenecientes al proyecto del neoliberalismo contemporáneo. Esta conexión se confirma hacia el final del libro superventas Lean In: Women, Work and the Will to Lead de la directora de operaciones (COO) de Facebook, Sheryl SANDBERG, donde la autora se declara descaradamente feminista (SANDBERG, 2012). Volveré al libro de SANDBERG y su importancia en la sección final de este capítulo, pero por el momento quiero destacar esta adopción del feminismo como un aspecto del ambicioso alcance del neoliberalismo: una aumento de la influencia que significa que sus principios se han convertido no solo en un nuevo tipo de sentido común, sino también en un campo de fuerza activo de valores políticos, en un momento en que la izquierda política ha sido aplastada o al menos sometida. Otros señalarían que los partidos de izquierda y (centro) izquierda ya han cedido en cualquier caso a la agenda neoliberal, de modo que no hay mucha diferencia en el Reino Unido entre la agenda modernizadora del laborismo y las políticas de austeridad del Gobierno de coalición. En cada caso ha habido un compromiso con la privatización del sector público, el desprestigio de los regímenes de bienestar como productores de dependencias inasequibles, un énfasis en la responsabilidad propia y el espíritu empresarial, y la constante defensa de la estabilidad de las formas vida familiar (aunque ahora también flexibles y homosexuales).
Como punto de partida, por consiguiente, diría que hay algo así como un respaldo feminista detectable en el aire político. La animosidad y el repudio, que eran rasgos del Gobierno Blair y de la cultura y los medios populares de la época, han retrocedido. El apoyo a las “familias trabajadoras”, una frase acuñada por primera vez por Gordon BROWN durante su período como ministro de Hacienda, fue adoptado por los líderes del partido Tory y el Demócrata Liberal, pero esto ahora incorpora un diálogo más comprometido y comprensivo con las madres (amas de casa y trabajadoras), con alguna indicación de que este es un “tema feminista” de hoy. Esta defensa de las mujeres parece algo más que un movimiento pragmático para asegurar el voto femenino, y más que una respuesta instintiva a la presencia vocal de activistas en línea y nuevos distritos electorales femeninos. En cambio, posiblemente forma parte del proceso de inventar un repertorio de posiciones centradas en la mujer que confirmarán y mejorarán los valores fundamentales del proyecto neoliberal. Gran parte de este trabajo ideológico tiene lugar fuera, pero muy cerca del campo de la política formal, en la cultura y, en particular, dentro de los diversos tipos de medios de comunicación femeninos, incluyendo Woman’s Hour de la BBC Radio 4; la sección “Femail” del Daily Mail, mencionado anteriormente; las “páginas de mujeres” (o secciones de “Estilo de vida”) de todos los diarios nacionales de calidad como The Guardian, The Independent, The Times y Daily Telegraph; algunos programas clave de televisión diurnos como Loose Women; y, por supuesto, la pléyade de revistas femeninas orientadas a la moda desde Grazia a Red y Elle, y la tradicional Woman’s Own. Donde a principios de la década de 2000 la denuncia ritual del feminismo como anticuado parecía un requisito para invitar al empoderamiento femenino, ya no es necesario (con la excepción de los izquierdistas The Guardian y Woman’s Hour de la BBC Radio 4); la cultura de los medios actuales ahora se siente capaz de hacer una llamada a un feminismo de algún tipo.
Las observaciones que ofrezco en las páginas siguientes sugieren el valor del feminismo (con raíces en la tradición feminista del liberalismo estadounidense) para el régimen neoliberal, ofreciendo una dimensión distintiva de género del mantra del individualismo, del mercado y de la competencia, así como la actualización del vocabulario ahora anticuado de los “valores familiares” asociados al conservadurismo social. Estos están anticuados por unas cuantas razones. Para empezar, la fuerza laboral femenina es demasiado importante para la economía postindustrial como para que alguien defienda a las esposas y madres amas de casa de larga duración. Además, estimuladas por el auge del feminismo desde mediados de la década de 1970 en adelante, las mujeres expresaron un firme deseo de trabajar. (Mujeres LGBTQ y BAME, junto con sus homólogas blancas de clase trabajadora, siempre han tenido un trabajo remunerado). Las nuevas feministas conservadoras ven que, con la alta tasa de divorcios, tener una carrera no solo proporciona a las mujeres ingresos e independencia, sino que también reduce al Gobierno el coste del bienestar. Por tanto, tiene sentido para el Gobierno defender a las mujeres que ingresarán al mercado laboral y permanecer en este. En este contexto, el nuevo feminismo “corporativo” apoya y amplía el dominio del neoliberalismo contemporáneo. Aunque encuentra algunas dificultades al enfrentarse, por ejemplo, con grupos de presión religiosos y con políticos individuales de ambos sexos opuestos al aborto (o cuestiones similares), estos son obstáculos superables. La posibilidad de elección, el empoderamiento y el compromiso con la “maternidad planificada” son los más importantes.
Para este nuevo feminismo neoliberal es imperativa su posición y estatus con respecto a su otro imaginado, la mujer musulmana supuestamente oprimida y sometida a diversas formas de dominación y control. Varios estudiosos feministas que escriben en el contexto mundial posterior al 11 de Septiembre se han referido a esto como la instrumentalización del feminismo, y Jasbir PUAR ha reflexionado sobre el valor estratégico del homonacionalismo y la instrumentalización de los derechos de gais y lesbianas como medio para que los gobiernos occidentales, particularmente los EE. UU., pueden afirmar una especie de superioridad prog...