Historia y Ciencias Sociales
eBook - ePub

Historia y Ciencias Sociales

Nuevos estudios sobre conflictividad y cambios estructurales

  1. 438 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Historia y Ciencias Sociales

Nuevos estudios sobre conflictividad y cambios estructurales

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

El estudio de la ultima dictadura militar argentina (1976-1983) se amplio en las ultimas decadas reconociendo la trascendencia de los cambios que produjo en la sociedad, la economia, la politica y la cultura del pais. Las crisis economicas y politicas del periodo democratico inaugurado en 1983 llamaron a la reflexion sobre esos cambios, mientras se batallaba por juicios que impidieran la impunidad civil y militar y se continuaba la lucha por la restitucion de la identidad de mas de 500 ninos y ninas apropiados en esos anos. Dentro del campo academico, las preguntas se diversificaron, y los temas clasicos (como el que aborda este libro) experimentaron una profunda renovacion. El presente trabajo reune las piezas mas importantes de esa renovacion aportando a una vision critica y actualizada sobre las experiencias que vivio y las transformaciones que sufrio la clase obrera en el pais.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Historia y Ciencias Sociales de Luciana Zorzoli, Juan Pedro Massano, Luciana Zorzoli,Juan Pedro Massano en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Historia y Historia de Latinoamérica y el Caribe. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

CAPÍTULO 1

“Estamos en medio de un Cordobazo”. La ola de huelgas de fines de 1977 en Argentina

Andrés Carminati
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO
Image
SI BIEN DURANTE LA última década se han multiplicado los estudios sobre la conflictividad obrera en la última dictadura militar,1 aún sigue siendo dominante en los imaginarios sociales y también en variados ámbitos académicos, la idea de una relativa pasividad de la clase trabajadora durante el período. A lo sumo se suele reconocer la virtual importancia de la huelga de abril de 1979, 2 la marcha por “Pan, paz y trabajo”, del 7 de noviembre de 1981, y las jornadas del 30 de marzo de 1982. Pero permanecen prácticamente ocultos otros episodios de conflictividad. En particular, resulta significativo el silencio alrededor de la oleada huelguística que se sucedió entre octubre y diciembre de 1977. Durante ese lapso, según algunas estimaciones, se movilizaron alrededor de un millón de trabajadores de diferentes rubros de la industria y los servicios. 3 Lo que constituyó, según algunos autores, una suerte de “huelga general no declarada”.4 Por la magnitud y por el contexto en el que se produjo, este fue de los sucesos huelguísticos más importantes de los primeros 19 meses del golpe militar, y quizá entre los más relevantes de toda la dictadura.
El estallido provocó diversas polémicas en la clase dominante, como la necesidad de contar con “interlocutores válidos” para evitar “huelgas salvajes” o la comparación con las jornadas del Cordobazo de 1969. En este trabajo me propongo:
1. Exponer una reconstrucción y caracterización de la ola de conflictividad de finales de 1977: los principales episodios y su dinámica.
2. Repasar los diversos debates que suscitó entre las diversas expresiones de las clases dominantes.
3. Plantear algunas hipótesis y debates sobre la memoria, olvidos y silencios que rodean a estos episodios.

La ola de huelgas de octubre-diciembre de 1977

Hacia finales de octubre de 1977, cuando se cumplían 19 meses de la dictadura más sangrienta que conoció la historia argentina, se inició una oleada de conflictos muy aguda, que abarcó diversos sectores de la industria y los servicios. Con epicentro en los ferrocarriles, las huelgas rompieron el cerco de la censura e irrumpieron en el acotado debate político de la época. El carácter estratégico5 del paro ferroviario permitió abrir un ciclo de conflictividad, que amparó a otros rubros laborales disconformes.
Durante 1976 hubo diversos conflictos, pero la mayoría de carácter regional y breve. La intensidad represiva, la detención de delegados y activistas, la proscripción e intervención de la CGT y los sindicatos más importantes, condicionaron la respuesta obrera a los sucesivos ataques del régimen.
En un clima signado por la represión, caracterizado por una conflictividad episódica y molecular, la oleada de huelgas de finales de 1977 significó una ruptura significativa. Los conflictos se iniciaron el 26 de octubre, a partir de un paro de los señaleros de la línea Roca del Ferrocarril, que obligó a suspender todos los servicios locales y de larga distancia de ese día. Fue la “decisión de 40 hombres” que la propagaron “imperativamente” al conjunto de la red ferroviaria, diría un columnista del diario La Razón, algunos días más tarde.6 A partir de allí, de forma concatenada y por momentos simultánea, en distintos sectores y lugares de trabajo, se sucedió una oleada de huelgas que abarcó las principales ciudades del país.
La situación social era delicada hacia finales de 1977. El año anterior había culminado con un deterioro significativo de los ingresos y una pérdida sustantiva de los asalariados en el reparto de la riqueza.7 El retraso salarial era acuciante, en un contexto signado por la elevada inflación (440% anual en 1976 y más del 170% en 1977). Esta situación era aún más grave en los sectores públicos, donde los aumentos salariales habían sido menores y además se venían aplicando duras políticas de racionalización. En el sector ferroviario, en particular, la reducción de personal era superior a los 28.000 trabajadores, solo en el lapso que media entre junio de 1976 y julio de 1977.8
El 12 de octubre, la prensa se hacía eco del pedido de audiencia que la fracción sindical denominada “Comisión de los 25” había elevado al Ministro de Trabajo, para exponer “sus puntos de vista” sobre el deterioro salarial.9 Por esos días, se inició un conflicto de gran relevancia en la planta de IKA Renault de Córdoba, que duró casi una semana. Las razones fundamentales eran de tipo salarial. El conflicto se extendió entre el 11 y el 17 de octubre. Por la importancia de la fábrica, que ocupaba alrededor de 7.000 obreros, y la tenacidad del conflicto, pronto ocupó las páginas de varios periódicos de tirada nacional. La huelga fue duramente reprimida: el Ejército ingresó en la planta, golpeó y detuvo a un número indeterminado de trabajadores.10 Además, la empresa dispuso la cesantía de 150 trabajadores. Este conflicto, de una extensión considerable (6 días) de acuerdo al promedio de los conflictos de los primeros dos años de la dictadura, y acaecido en una fábrica de esa envergadura, era muy difícil de ser invisibilizado. De hecho, las noticias sobre el mismo se empezaron a publicar tres días después de su inicio.
Durante los primeros años de la dictadura ocurrió muchas veces que, cuando una fábrica importante o sector de trabajo con posibilidades de adquirir visibilidad se lanzaba al conflicto, esta podía operar como ejemplo y motor para otros sectores. Sobre todo en los momentos que se debatía salarios, en los días próximos a los reajustes por decreto. En este caso, durante la huelga de Renault, se produjeron conflictos en otras empresas automotrices del país y diversos sectores laborales de Córdoba. Pero, además, este episodio y sus satélites fueron la antesala o el primer capítulo de la mayor oleada de huelgas de todo el período.
Pocos días después, el 21 de octubre, se iniciaba una huelga en la cerámica Lozadur, en la Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires, que se extendería hasta el 17 de noviembre. Y cinco días más tarde, comenzaba la huelga de señaleros de la línea Roca.
La Asociación de Señaleros Ferroviarios desautorizó el conflicto. En un comunicado afirmaban que se había producido “sin el encuadramiento gremial pertinente”, y ordenaban a “deponer de inmediato la actitud asumida y normalizar el servicio”.11 No obstante, la huelga se extendió de manera vertiginosa. Al día siguiente, Clarín titulaba “El conflicto del transporte se generaliza” para dar cuenta que la huelga incluía los ramales San Martín, Mitre, Urquiza y Belgrano, a la par que se sumaban todas las líneas de Subterráneos de Buenos Aires. Mientras tanto, el personal aeronáutico realizaba “paros de dos horas por turno”.12 Un día más tarde, como modo de protesta por los bajos salarios, presentaban la renuncia 346 pilotos pertenecientes a Aerolíneas Argentinas, sobre un total de 360.
En el Gran Rosario — segundo epicentro de la conflictividad — se paralizó la línea Mitre desde el 27 por la noche, y se plegaron los trabajadores de los grandes talleres ferroviarios de la región: Rosario, Villa Diego y Pérez.13
Durante el cuarto día de huelga paralizaban sus tareas los trabajadores del Hipódromo de Buenos Aires, continuaba absolutamente paralizado el subte, y la huelga de ferrocarril corría zigzagueante de un lado a otro: se suspendía en un ramal, empezaba en otro, se anunciaba su resolución en un lugar y estallaba en uno nuevo. Los interventores de la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos mantenían febriles reuniones con dirigentes sindicales.
El 28, las empresas de Ferrocarriles y Subterráneos emitieron sendos comunicados intimando a su personal a reincorporarse a sus puestos de trabajo, bajo amenaza de aplicación inmediata de la ley 21.400 “dejando cesantes sin indemnización alguna a quienes persistan en el movimiento, sin perjuicio de las sanciones penales correspondientes”.14
Tal como había sucedido con los señaleros del Roca, la huelga en los subtes parecía correr por fuera del encuadramiento gremial. Así lo informaba la prensa:
La Unión Tranviarios Automotor … no ejerce ningún tipo de control sobre los trabajadores en huelga, e incluso la Coordinadora que motorizó anteriores conflictos ha sido disuelta, por lo que los directivos de la empresa encuentran serias dificultades para canalizar por alguna vía orgánica las negociaciones que permitan superar el cese de actividades …15
Por su parte, la empresa manifestaba que el personal era “refractario” “a toda invitación a la reflexión”, a la vez que advertía que se estaban agotando “las instancias de persuasión”. En la prensa trascendía que “además de las negociaciones salariales”, los trabajadores del subte exigían “la liberación de dos dirigentes que habrían desaparecido”.16
El Ministro del Interior, Albano Harguindeguy, recordó en una conferencia de prensa que no existía el derecho a huelga. Particularmente sobre el conflicto en subterráneos, sostuvo que por la “simultaneidad y la forma en que se produjo”, era evidente que se trataba de una “acción concertada y preparada”.17 Ese mismo día, el comandante de la “Zona I” informó a la población y al personal de subterráneos que habían dispuesto que efectivos del Ejército “garanticen la seguridad” y “la libertad de trabajo”.18
Entre el 1 y el 5 de noviembre se vivió el momento más álgido de la ola de conflictos. Además de los conflictos ferroviarios — que ya abarcaba las seccionales de Capital Federal, La Plata, Rosario, Santa Fe, Tucumán, Entre Ríos y Córdoba —, aeronáuticos y subterráneos, se sumaron las huelgas de varias líneas de colectivos del conurbano bonaerense; los trabajadores del puerto metropolitano y rosarino; trabajadores de SEGBA y de Agua y Energía Rosario. Asimismo, la planta de Coca Cola y la Embotelladora Sáenz Briones; Cerámica Lozadur; Personal de Shell adherido al SOMU (Marítimos); Frigorífico Wilson de Valentín Alsina; personal “no docente” de la UBA; de ENCOTel.; Trabajadores de YPF de Capital Federal, La Plata, Mendoza y Comodoro Rivadavia. También había huelgas en el Hipódromo de Buenos Aires, y de empleados de correo de Buenos Aires, Mendoza, Rosario y Mar del Plata. En Rosario los conflictos se extendían a trabajadores la editorial Caille Volá, Obras Sanitarias y Ministerios de Obras públicas y Bienestar Social.19 En la casa central del Banco Nación se arrojaron “pastillas encendidas de gas insecticida en el hall”, que había obligado a desalojar el edificio durante una hora,20 mientras que en la sucursal rosarina, “al cierre del horario público, irrumpen exclamaciones de ¡hambre, hambre!”.21
Las estaciones de trenes y subtes fueron rodeadas por el Ejército y la policía. En la línea Roca, los señaleros de Berazategui fueron “buscados en sus domicilios”, para que ocupen “sus respectivos puestos de trabajo”, mientras que...

Índice

  1. Portada
  2. Pagina del titulo
  3. La página de derechos de autor
  4. Indice
  5. Introducción
  6. Capítulo 1. “Estamos en medio de un Cordobazo”. La ola de huelgas de fines de 1977 en Argentina
  7. Capítulo 2. “El complejo solo no produce; ¡cuidemos a los que lo hacen producir!”. Protesta obrera en YPF Ensenada en los inicios de la última dictadura cívico-militar (1976-1977)
  8. Capítulo 3. El terrorismo de Estado en las fábricas de Córdoba, 1974-1983
  9. Capítulo 4. Industria Automotriz, Procesos de Trabajo, Conflictividades y Represión contra trabajadores en las fábricas de Fiat Córdoba en Argentina durante los años setenta
  10. Capítulo 5. En la guarida del lobo: resistencias y organización obrera en las Fábricas Militares de Villa María y Río Tercero (1976-1983)
  11. Capítulo 6. Trabajadoras/es y dictadura. Algunas notas a partir del caso mendocino
  12. Capítulo 7. Dictadura y clase trabajadora en Bahía Blanca. Avances respecto al disciplinamiento, la represión y la oposición obrera (1976-1983)
  13. Capítulo 8. Repertorios represivos y repertorios de resistencia. Aproximaciones desde la experiencia de los obreros industriales de la Zona Sur del Gran Buenos Aires durante la última dictadura cívico militar (1976 y 1981)
  14. Capítulo 9. Los dirigentes sindicales y la última dictadura. Entre “interlocutores válidos” y “curadores” del patrimonio gremial
  15. Capítulo 10. “En defensa de nuestras fuentes de trabajo”: replanteando la legalidad autoritaria y la resistencia obrera durante el Proceso de Reorganización Nacional
  16. Capítulo 11. Por una historia del obrero común y de la aceptación cultural de la última dictadura cívico-militar
  17. Capítulo 12. Estrategias sindicales en disputa. Un análisis de la Jornada de Protesta Nacional, primera huelga general en dictadura
  18. Capítulo 13. ¿Un empate agónico? Las acciones de las bases en Capital Federal y Gran Buenos Aires en la etapa final de la última dictadura militar (junio 1982-diciembre 1983)
  19. Capítulo 14. La relación capital-trabajo en el Estado empresario. Un análisis de los indicadores laborales en las empresas públicas
  20. Capítulo 15. Revisitando las “condiciones materiales de la clase obrera”. Actualizaciones y debates en torno al capítulo 2 de Oposición obrera a la dictadura de Pablo Pozzi
  21. Capítulo 16. Insalubridad y jornada laboral antes y durante el “Proceso”
  22. Contraportada