Infancias, cultura y poder
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En las últimas tres décadas asistimos a cambios profundos en las experiencias infantiles que se expresan en los cuerpos, lenguajes e interacciones de los niños y niñas. Aunque algunos expertos plantean que estas transformaciones obedecen al fin de la infancia como consecuencia de la crisis de la familia y el declive de la escuela, este libro se analiza esas mutaciones socioculturales a partir de problemáticas estructurales que incluyen: la presencia de políticas de Estado en contextos de neoliberalismo y precariedad, la redefinición de las relaciones intergeneracionales, la variabilidad cultural en tiempos de globalización, la existencia de conflictos sociales, la persistencia de lógicas patriarcales y heteronormativas, y la cultura digital. Aunque las posturas son diversas, todas se ubican en los estudios de infancia, un campo interdisciplinario que asume a los niños y niñas como actores sociales.

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Información

Año
2021
ISBN
9789586656559
Categoría
Pedagogía
Investigar con niños y niñas sin cuidado parental
María Rosa Estupiñán Aponte*
Las personas mayores jamás comprenden nada por sí solas, y es agotador para los niños tener siempre que darles explicaciones.
(Antoine de Saint-Exupéry, 2008)
El capítulo da cuenta de una experiencia de investigación sobre las perspectivas de familia vistas por niños y niñas sin cuidado parental en tres contextos diferenciados: calle, institución educativa e instituciones de protección. Partiendo del reconocimiento de sus capacidades, su propio punto de vista y sus requerimientos para hacer posible el proceso, cada contexto requirió estrategias diferenciadas de abordaje que respondieran a las condiciones de vida de los participantes, quienes interactuaron afectiva y socialmente a partir de la introspección sobre la propia vida y la exploración de su capacidad de análisis y formas de expresión, con lo cual evidenciaron su potencial investigativo, capacidad de reflexión y trabajo en equipo y dieron significado a sus experiencias, conversando consigo mismos, con otros y con su entorno.
Si bien es cierto que, como seres sociales, niños y niñas necesitan a otros seres humanos para lograr los aprendizajes que les permitan desarrollar sus facultades, actuar y expresarse en un mundo moral y de conocimientos, históricamente se les ha tratado como miembros dependientes, invisibles, pasivos y en estado de inacabamiento, evaluados de acuerdo con tipologías referentes al patrón adulto (Reybet, 2009). Al respecto, Pedraza (2007) argumenta que la percepción cultural de la infancia, característica de la modernidad en el contexto tanto educativo como social, es la de una etapa de preparación para la adultez, una vía para adquirir el conocimiento, las destrezas y las habilidades propias de este periodo de la vida. Así, ni las disciplinas que tradicionalmente abordan el estudio de la infancia ni la sociedad en general muestran interés en las explicaciones y significados que los niños asignan a su realidad ni por establecer interlocuciones que evidencien las posibilidades de alteridad cognitiva y las distintas potencialidades que los conforman. La perspectiva del niño, entonces, se halla sujeta a la interpretación de los adultos, mediante la cual buscan comprender lo que los niños les dicen (Bronfenbrenner, 1979).
Esta percepción se evidencia también en modelos teóricos abarcados por diferentes disciplinas científicas y prácticas profesionales, en lo que Chacón (2013) ha denominado epistemología de la infantología, definida por Sánchez como una “amalgama de ideologías, representaciones, valoraciones, discursos políticos, doctrinarios y morales que tienen por objeto el niño, [todos ellos] elaborados sin otra referencia que el mismo niño” (2004, p. 22).
Aunque estos conocimientos han aportado a la comprensión de la infancia, por sí solos no han podido explicar las construcciones culturales e históricas diferenciadas ni la condición cambiante de la realidad y las relaciones de poder presentes en los problemas que afectan a los niños en la actualidad y que, según señalan Alvarado et al. (2012), resultan tan complejos como la emergencia de nuevos sentidos y discursos articulados a nuevas prácticas sociales, culturales y políticas que se están reinventando, al mismo tiempo que se reinventan las maneras infantiles de estar en el mundo.
En las últimas décadas han emergido propuestas disciplinares que sugieren ver a niños y niñas como agentes dotados de capacidad de reflexión y acción, con un papel activo en la definición de su condición de seres sociales plenos, que ganan legitimidad de sujetos al interactuar activamente con los adultos, los otros niños y el mundo. Entre estas propuestas se cuentan: la antropología de la infancia, interesada en interpretar el modo en que los niños entienden el mundo y su sociedad; la sociología de la infancia, que introduce a los niños otorgándoles importancia por ellos mismos y no como complemento en el estudio de otras instituciones sociales; y la filosofía de los niños, cuya metodología de trabajo busca incentivar en ellos la capacidad crítica y reflexiva ante los diversos problemas de su contexto sociocultural y natural.
Al ser reconocidos e incorporados en las interacciones con niños y niñas, estos planteamientos posibilitarían formas más completas de entender el mundo e identificar las falencias con que la sociedad actual ha construido el entorno infantil. Por ello el conocimiento surgido en torno a la niñez no debe ser reducido a las disciplinas ni a sus campos, sino que debe considerar la diversidad de posibilidades y perspectivas, superando los marcos teóricos establecidos, abordando y tratando de nombrar realidades que no están contenidas en ellos, para dar lugar a nuevas categorías y abrir el pensamiento a las resignificaciones de los conceptos con o desde los que están construyendo el conocimiento sobre la niñez y la familia.
La Convención de los Derechos del Niño (CDN) (Unicef, 1989), como instrumento político y jurídico que regula el campo de la infancia y la adolescencia, al reconocer a niños y niñas como sujetos sociales de derechos, también ha dado lugar a profundos cuestionamientos sobre las explicaciones habituales de su vida, su comportamiento, la forma como son vistos en la sociedad y el papel que pueden desempeñar como seres humanos activos en ella. Plantea, además, la necesidad de incorporarlos activamente en los asuntos que les conciernen, escuchando sus voces y considerando sus opiniones, lo que supone la creación de condiciones que permitan una comunicación efectiva entre ellos y el mundo adulto, cada quien con su particularidad y perspectiva.
Al referirse a la CDN, Milstein (2006) enfatiza en el reconocimiento de las capacidades de niños y niñas, afirmando que la incorporación de sus perspectivas en escenarios en que puedan ser oídos y respetados da cuenta de su imaginario social, lo que permitiría reflexionar respecto de los modos como comprenden algunos aspectos de su vida e identificar puntos de acuerdo necesarios para la convivencia y la construcción de sociedad. Con este propósito, el interés debe orientarse hacia la interpretación del modo en que los niños entienden el mundo y su sociedad (Nunes, 1999).
Entonces, abordar la niñez desde sus perspectivas, en torno a lo familiar, representa reconocer las nuevas emergencias sobre la infancia, así como las múltiples determinaciones históricas, sociales y culturales que han hecho de ella un fenómeno abierto, inacabado, complejo y diverso. También requiere trascender las generalizaciones y el análisis de lo particular, para dar cuenta de niños y niñas de carne y hueso, en contextos específicos y con dinámicas en las que se desarrolla su vida con rostro real, biografía, redes de afecto, sueños y expresiones propias, enfrentados a realidades complejas, construyendo historias marginales o periféricas. De esta forma se les posibilitaría a niños y niñas asumir un papel crítico y una función prospectiva y anticipatoria, dirigiendo su análisis a los escenarios futuros y a la construcción de propuestas de creación de realidad (Alvarado et al., 2012).
Una de las circunstancias que dan cuenta de esas otras formas de vivir las infancias es el hecho de que el crecimiento de millones de niños y niñas en todo el mundo transcurre fuera del contexto familiar, en relaciones sociales y circunstancias distintas a las esperadas, “niños y niñas sin cuidado parental” que por diversas razones no viven con el padre o la madre o no están bajo su cuidado (Ministerio de Desarrollo Social de Argentina y Unicef, 2012; O’Kane et al., 2006; Relaf, 2011).
Esta condición incluye: la orfandad, entendida como la situación en la que el padre o la madre han fallecido; el abandono, cuando faltan en forma temporal o permanente las personas que habrían de encargarse de su cuidado físico y emocional o que, existiendo, incumplen sus obligaciones y deberes (El País, 2007); las situaciones originadas en cambios súbitos derivados de emergencias, tales como desastres naturales y sociales (Unicef y Servicio Social Internacional, 2004); y diversidad de circunstancias que impiden que tanto el padre como la madre estén temporal o definitivamente al cuidado de sus hijos e hijas (enfermedad, conflicto armado, desplazamiento, explotación económica, esclavitud, vida en las calles, delincuencia, presidio).
Estas situaciones dificultan que los niños y niñas sin cuidado parental cuenten con las filiaciones familiares necesarias para desarrollar sus vínculos sociales a través de lazos de pertenencia, interdependencia e identificación que les permitan vivir una experiencia de seguridad y protección, los eduquen y preparen para su vida social, así como para comprender y compartir lo que significa el vínculo afectivo. Lo anterior plantea el reto de establecer la forma como adquieren o han adquirido los cuidados que necesitan y la educación que les permita “devenir adultos”, así como construir su identidad.
Los Estados han intentado responder a dichas circunstancias irregulares tratando a los niños como sujetos de derechos, invistiéndolos de una ideología legislativa densa y de un aparato procedimental cada vez más complejo y polémico, fundamentado en razones administrativas y lógicas asistencialistas, que tiende a convertirlos en objeto de conflictos ideológicos y de competitividades, ya sea con base en concepciones proteccionistas o de mercado (Sánchez, 2004).
Igualmente, en la gran mayoría de los procesos investigativos y programas de intervención enfocados en el estudio o atención de niños y niñas sin cuidado parental, estos se asumen como fenómeno social que requiere un cambio basado en el reconocimiento de las condiciones que dan origen a dicha situación y de intervenciones, generalmente represivas, que lejos de ser eficaces tienden a generar resultados contraproducentes. Tales intervenciones, de manera directa o indirecta, reproducen o refuerzan los mismos automatismos que en la sociedad han producido los problemas generadores de su situación, propiciando la infantilización de los niños y niñas o tratándolos como si fuesen adultos (Sierra, 2004).
Al respecto, Sánchez argumenta que las prácticas y discursos centrados únicamente en la categoría infantil del niño descuidan o abandonan su condición como persona y lo convierten en objeto de dichas prácticas y discursos anulando su condición de sujeto:
Si los discursos y prácticas infantilistas no tienen en cuenta o no incorporan en primer lugar la persona del niño, así como los factores sociales que producen las condiciones infantiles, a la larga solo reforzarán los automatismos, mecanismos y fuerzas sociales que han producido dichas condiciones, imposibilitando que los mismos niños actúen realmente y modifiquen dichas condiciones. (2004, p. 29)
Por tanto, es necesario tener en cuenta que niños y niñas sin cuidado parental también son perso...

Índice

  1. Cubierta
  2. Anteportada
  3. Portada
  4. Página de derechos de autor
  5. Índice
  6. Infancias, cultura y poder: puntos de partida
  7. Estudios de infancia: la emergencia de un campo que asume a los niños como agentes sociales
  8. Orden generacional
  9. Educación sexual en Colombia: ¿niños y niñas como sujetos de derechos o como objetos de protección?
  10. Investigar con niños y niñas sin cuidado parental
  11. Infancia, familia y socialización en el contexto de la cultura mediática
  12. Los autores