Lenguaje, conocimiento y educación superior
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Lenguaje, conocimiento y educación superior

Carlos Julio Restrepo Velásquez

  1. 202 páginas
  2. Spanish
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Lenguaje, conocimiento y educación superior

Carlos Julio Restrepo Velásquez

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Este libro ofrece una visión, antes que una definición, de conocimiento; una visión que ocurre con exaltación y se experimenta durante la lectura de este libro, un poco como funciona la mente, de manera inesperada. El lenguaje, la comunicación, el idioma, el habla, la geopolítica, la economía, la ciencia, la tecnología: todo ello es fuente, causa y efecto del conocimiento. Y, entre líneas, aparece aquí una propuesta de definición transitoria. En algún momento de la vida intelectual, es posible llegar a creer que entendemos lo que es conocimiento. Sin embargo, no debería ser así, pues siempre habrá algo más que complete esa comprensión —siempre transitoria—, ya que es un proceso continuo. Esta dinámica nos ha traído al 2020 con enormes desafíos cada día. La forma en que se explican ciertas metáforas perversas, usadas en la conversación cotidiana, las exposiciones formales y los programas de televisión, realmente no develan el conocimiento, lo ocultan. Esto nos lleva a pensar autocríticamente sobre el uso que hacemos de la palabra. Dichas metáforas son llamadas impertinentes, y los ejemplos son sencillos, pero irrebatibles. Es aquí donde radica la dificultad para resolver problemas sencillos —como la basura o el plástico—, a pesar de que exista conocimiento al respecto. Hay demasiado positivismo. El concepto de humanidades, como piedra angular de la calidad educativa, que comienza con la propuesta de la artista Doris Salcedo, se aprecia claramente en el capítulo cinco, en el que se exponen los conceptos clave del Modelo Educativo Crítico con Enfoque de Competencias. No deja de generar algunas polémicas que podrían debatirse en público, como la unificación de un modelo educativo o su crítica a las consecuencias de la próspera y ponderada industria del entretenimiento en el pensamiento crítico.

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capítulo 1.
Lenguaje y conocimiento

Lo que no se nombra no existe.
George Steiner
En este capítulo se plantean algunas ideas básicas para comprender el lenguaje como concepto y su diferencia con términos afines como idioma, lengua y habla. Además, se exponen algunas aplicaciones disruptivas y se formulan ciertas preguntas de reflexión sobre lenguaje y conocimiento.

El lenguaje como objeto de estudio

En 1975 se estrenó la película alemana Jeder für sich und Gott gegen alle, dirigida por Werner Herzog, conocida en Occidente como El enigma de Kaspar Hauser. A partir del hallazgo en Nuremberg en 1828, la película plantea la posibilidad de que un ser humano viva su infancia y adolescencia en el absoluto aislamiento, sin contacto alguno con alguien. El protagonista es un niño que, desde bebé, permanece en una caverna atado por un pie, y mientras duerme, alguien deja comida a su alcance.
La discusión que suscita la situación planteada en la película se puede contextualizar en dos ámbitos: uno respecto al sujeto, otro sobre la función de la educación. Para intentar una aproximación al primer ámbito, servirá preguntarse si alguien en tal condición de aislamiento, sin afectividad ni socialización alguna, podría desarrollar lenguaje como capacidad intelectual y de pensamiento, sentir y expresar emociones, controlar sus impulsos, tomar decisiones, comprender la realidad, resolver problemas, crear o pensar. También sería útil cuestionarse cómo sería su incorporación a la vida social en condiciones apropiadas. En el otro caso, el del ámbito referido a la función de la educación, es preciso reflexionar acerca de la relación entre lenguaje, conocimiento y educación. Esta no siempre es evidente o, al menos, clara en la mayoría de los modelos educativos aplicados.
El caso real del niño de Núremberg fue abordado precariamente por la ciencia del siglo xix, y no se lograron avances significativos porque Kaspar fue asesinado cinco años después de ser hallado. Nunca se conocieron las causas de su aislamiento ni de su asesinato. Aunque había alcanzado un desarrollo psicológico, intelectual y emocional altamente significativo, no había logrado comprender los límites y el autodominio de sus instintos.
En las últimas décadas, investigadores de diferentes disciplinas, como psicología, biología, lingüística, neurología, pedagogía, antropología y otras, abordan el lenguaje con perspectivas igualmente contrastantes. Algunos científicos lo investigan en cuanto capacidad exclusiva del sujeto; otros, como una construcción intersubjetiva y social. Pero, paradójicamente, el investigador Noam Chomsky afirma que el lenguaje como objeto de estudio científico no existe, y que hallar la manera de investigarlo apropiadamente es un desafío para los métodos convencionales: “Mi propia suposición es que el lenguaje existe como un módulo de la mente y el cuerpo, principalmente el cerebro” (Chomsky, 2011). Uno de los argumentos para negarlo es que confundimos las evidencias de su funcionamiento —por ejemplo, la comunicación y el pensamiento— con el propio conocimiento. Entre los desafíos que se presentan está saber cuándo se está investigando en un ámbito específico, ya sea social, psíquico o biológico; esto es clave en la investigación de las dinámicas del conocimiento.
Ahora bien, independientemente de cómo existe el lenguaje, para las instituciones educativas, en general, y para las universidades, en particular, abordar el conocimiento y sus dinámicas es fundamental, y está vinculado a comprender esas relaciones y subordinaciones, así como sus estructuras, factores, tensiones, variables. En este panorama, es esencial aproximarse a la comprensión de las relaciones entre lenguaje y conocimiento en el contexto de la educación superior, para avanzar en la comprensión de esta en la geopolítica mundial. Para comenzar, revisemos lo esencial.

El verbo nombrar

Las tres acepciones de este verbo indican que su significado puede ser: ‘delegación de alguien en un cargo’, ‘dar nombre a algo’ y ‘decir algo’. Considerando la segunda acepción, en la relación entre conocimiento y lenguaje, nombrar es la capacidad que implica funciones como comprender, escuchar, saber, relacionar, pronunciar, recordar, conversar. Cada una de estas funciones determina una serie de procedimientos incorporados; por ejemplo, el acto de conversar hace necesario que, en simultáneo, las personas deban escuchar, observar, pensar, hablar. A veces, funciones como nombrar pasan desapercibidas o pueden parecer triviales. Sin embargo, en cuanto función esencial del intelecto, integra lenguaje, pensamiento, conocimiento y comunicación, y su complejidad suscita profundas reflexiones.
Todos nombramos todo el tiempo: situaciones, percepciones, emociones, objetos, personas, funciones, relaciones. Lo hacemos a partir de unos referentes básicos que aprendemos durante la vida; una especie de diccionario personal en el cual existen —más que significados académicos definitivos— emociones, experiencias, vivencias personales, en dinámica constante. Por eso, nombrar es un acto subjetivo y cambiante, una capacidad que todos los seres humanos desarrollamos, con mayor o menor agudeza. Para autores como George Steiner, solo se nombra lo que existe en nuestro conocimiento. Esto implica que el límite del conocimiento radica en la calidad del lenguaje; lo cual, a la vez, nos remite a la amplitud del idioma y la flexibilidad de la lengua.
A fin de explorar un poco más sobre las tendencias contemporáneas del estudio del lenguaje y su relación con el conocimiento, admitamos que el común de las personas no diferencia claramente entre idioma, lengua, lenguaje y habla. Sin embargo, aprenden, piensan y se comunican, algunos con mayor elocuencia que otros. Es posible que estudiosos del tema, como profesores universitarios, quienes sí los diferencian con precisión, tengan limitaciones para hacerse entender cuando los quieren transmitir. Por otro lado, muchas personas, que no saben leer ni escribir, enuncian sus pensamientos en forma fluida, resuelven problemas, toman decisiones, comprenden situaciones, argumentan en forma jerarquizada, escuchan y discuten con propiedad. Estos hechos nos obligan a reconocer que nombrar, como función esencial del lenguaje, tiene que ver con habilidades innatas, que no se aprenden. Esas características estructurales del sujeto no necesariamente se desarrollan en la academia sino en la vida cotidiana; y es posible que se relacionen de forma sutil con aspectos de orden fisiológico, anatómico, psicológico, neurológico; particularidades del intelecto del sujeto, se puede concluir.

Sintaxis

El lingüista norteamericano Noam Chomsky, en la conferencia presentada el 8 de abril del 2011 en la Universidad de Carleton, Otawa, llamada El lenguaje y las revoluciones de la ciencia cognitiva, define la naturaleza del lenguaje de la siguiente forma:
El lenguaje es claramente un sistema computacional, por lo que tiene muy buen sentido buscar el papel de los principios generales de la eficiencia computacional, que se aplican con mucha más amplitud y de hecho puede tener sus raíces en la ley natural del organismo independiente1. (Chomsky, 2011; traducción propia)
Para ilustrar de manera más precisa esta afirmación, sin incurrir en definiciones y términos científicos, se puede utilizar una analogía: pensemos que el lenguaje es un software con el cual los seres humanos desarrollan una serie de habilidades neurológicas, fisiológicas y psicológicas complejas. Integra sistemas, como el aparato auditivo, para recibir sonidos mediante los oídos y convertir, en milésimas de segundo, señales acústicas en impulsos eléctricos, transmitiéndolos al cerebro; o los sistemas neurofisiológicos, como la memoria, para localizar, evocar y utilizar los referentes previos de esos sonidos; y la imaginación, para desarrollar las posibilidades de combinación, interpretación y respuesta, aplicando algoritmos matemáticos de probabilidad y combinatoria. Este software, casi instantáneamente, emite las señales eléctricas al aparato fonatorio y articula sonidos con sentido, audibles, inteligibles; recurre al archivo general de la memoria y la asocia con aspectos inesperados. Simultáneamente —sin importar que la persona esté caminando, montando en bicicleta o en medio de una fiesta—, los ojos observan gestos, ademanes y posturas del interlocutor, para captar datos paralingüísticos; aquellos que no están estructurados en la gramática formal del idioma, sino en la semiología de la cultura, la particularidad del género, la especificidad de la profesión y la conducta de la persona, y contienen información valiosa que reafirma la validez o invalidez de la palabra oral. Todo esto es el lenguaje: ojos, oídos, memoria, imaginación, locución, tacto, intuición, plenamente sincronizados.
Son estas funciones básicas las que definen el lenguaje, diferenciándolo de la comunicación, del pensamiento y del conocimiento, que son esencialmente evidencias de su funcionamiento. Con todas sus características, falencias y disfunciones, el lenguaje es una potente capacidad, estrictamente personal, subjetiva. Se puede afirmar que el pensamiento, como función subordinada del lenguaje, es la parte íntima y autorreflexiva que se ocupa de sí misma. Ocurre en la intimidad de nuestra mente; sin escuchar ni hablar con alguien, pensamos en nuestro idioma; y pensamos todo el tiempo. Es como si nuestra voz nos hablara a nosotros mismos: nos preguntamos y nos contestamos. Un monólogo mental. Con frecuencia, nuestro pensamiento no sigue la linealidad de la palabra oral, piensa y dice (o reacciona) luego de elaborar raciocinios inmediatos, instantáneos, casi simultáneos. Parece ser que, en lugar de pensar con palabras, pensáramos con imágenes, pulsos o sensaciones, o procesáramos experiencias comprimidas con una metodología y velocidad que excede nuestro manejo, comprensión y expresión oral.
En consecuencia, considerar lenguaje y pensamiento como fenómeno y evidencia, respectivamente, ayuda a entender la comunicación en cuanto interacción de dos o más lenguajes y pensamientos. Por ejemplo, en una pareja enamorada se dan condiciones ideales que llevan la comunicación a una altísima efectividad, porque lenguaje y pensamiento despliegan toda su potencia. La situación general podría ser esta: están muy cerca uno del otro, están en el ámbito de la intimidad, hablan en voz baja, se miran a los ojos, con frecuencia se toman de las manos y se abrazan; sienten su pulso y temperatura, perciben su ánimo, se escuchan con concentración; el mundo a su alrededor desaparece y solo están el uno para el otro; se pueden quedar en silencio y siguen en comunicación. Aquí el lenguaje —la capacidad psíquica y fisiológica—, la comunicación —la relación íntima del lenguaje entre dos personas— y el pensamiento —la comunicación interior consigo mismo— se afinan y se sincronizan. De modo que, sin incurrir en asuntos morales, para algunos las posibilidades de equivocación, error o manipulación se disminuyen casi a cero; para otros, se elevan significativamente.
Como se ha dicho, los ojos de cada interlocutor están observando los gestos, los ademanes y las posturas del otro, captando datos paralingüísticos, no estructurados en la gramática formal del idioma, sino en la semiología de la cultura, en la expresión corporal y en la psiquis del individuo. De cierta manera, cuando la compenetración mutua llega a ese nivel de profundidad y detalle, aparecen otras capacidades, como la intuición, que en este caso es la capacidad de pronosticar o anticipar algo con mucha probabilidad de acierto.
Según se advierte, un ejemplo tan específico sirve para comprender el lenguaje como competencia humana. También es útil para construir un modelo del mundo y de su propia realidad circunstancial, en la que el lenguaje está presente y activo. Por tanto, es preciso intentar una comprensión más general, a partir de términos afines y complementarios: idioma y lengua.

Lingüística

En el 2007, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) y la Working Party of National Experts on Science and Technology Indicators realizaron una investigación y pu...

Índice

  1. Agradecimiento
  2. El autor
  3. Introducción
  4. capítulo 1. Lenguaje y conocimiento
  5. capítulo 2. Conocimiento y economía
  6. capítulo 3. Conocimiento y humanidades
  7. capítulo 4. Re-conocimiento de la geopolítica
  8. capítulo 5. Conocimiento para la emancipación
  9. Conclusiones
  10. Referencias
Estilos de citas para Lenguaje, conocimiento y educación superior

APA 6 Citation

Velásquez, C. J. R. (2021). Lenguaje, conocimiento y educación superior ([edition unavailable]). Fondo Editorial – Ediciones Universidad Cooperativa. Retrieved from https://www.perlego.com/book/2493829/lenguaje-conocimiento-y-educacin-superior-pdf (Original work published 2021)

Chicago Citation

Velásquez, Carlos Julio Restrepo. (2021) 2021. Lenguaje, Conocimiento y Educación Superior. [Edition unavailable]. Fondo Editorial – Ediciones Universidad Cooperativa. https://www.perlego.com/book/2493829/lenguaje-conocimiento-y-educacin-superior-pdf.

Harvard Citation

Velásquez, C. J. R. (2021) Lenguaje, conocimiento y educación superior. [edition unavailable]. Fondo Editorial – Ediciones Universidad Cooperativa. Available at: https://www.perlego.com/book/2493829/lenguaje-conocimiento-y-educacin-superior-pdf (Accessed: 15 October 2022).

MLA 7 Citation

Velásquez, Carlos Julio Restrepo. Lenguaje, Conocimiento y Educación Superior. [edition unavailable]. Fondo Editorial – Ediciones Universidad Cooperativa, 2021. Web. 15 Oct. 2022.