Contra el sueño profundo
eBook - ePub

Contra el sueño profundo

  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Contra el sueño profundo

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2019Contra el sueño profundo reúne algunos de los mejores ensayos de Peter Handke. El escritor austriaco es uno de esos intelectuales completos que son tan necesarios. Narrador, ensayista, dramaturgo, poeta, guionista, crítico literario.… y, sobre todo, intelectual comprometido con la realidad de su tiempo. En Contra el sueño profundo el lector se encontrará con todas esas facetas de Handke: desde artículos sobre política (o sobre los Balcanes y la enorme polémica que le llevó a renunciar al Premio Heine) hasta otros sobre arte, literatura, pintura, etc. Los veintisiete textos que reunimos aquí fueron escritos entre 1967 y 2006, de manera que nos ayudan a entender los diferentes intereses de Handke a lo largo de gran parte de su vida. Como señala Cecilia Dreymüller es su esclaredor prólogo, «La lucha contra los tópicos verbales y las verdades trilladas es omnipresente. […] En todos los textos críticos se percibe un decidido rasgo combativo. También en las reivindicaciones de escritores ignorados por el público […] para los que encuentra editoriales, y finalmente consigue el reconocimiento merecido».

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Contra el sueño profundo de Peter Handke, Cecilia Dreymüller en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Literatura y Ensayos literarios. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2019
ISBN
9788418067129
Categoría
Literatura

SOBRE KLAUS HOFFER:
A medias. Con los Bieresch, 1
La trama del libro A medias está situada en la actualidad, si bien sin las actualidades cotidianas. La historia reciente sólo se menciona a través de «cicatrices» u objetos como unas «pistolas del Ejército alemán». El lugar de la acción es la parte oriental del Reich, una región plana y desierta con clima continental: «¡Toda esta tierra firme aquí! Es enfermizo. El sinsentido en todo este calor diurno y frío nocturno es insoportable». Al menos hay riachuelos en este desierto, y a pesar de la inviabilidad inicialmente lamentada, luego hay caminos por los que, si bien llenos de baches, se puede transitar; y también hay «unas pocas vides», al sur incluso bambú.
El protagonista, el narrador, es un muchacho joven llamado Hans (más adelante será rebautizado) que ha vivido, antes del suceso que inicia la historia, con su madre y los hermanos en una metrópoli sin nombre, «allá fuera». El suceso es la muerte súbita del tío, un cartero de provincias: «Una costumbre […] obligaba al pariente masculino mayor y más cercano al muerto a llevar su ropa a lo largo de un año…».
La madre lleva a Hans en autocar a «Viena», en el viaje vomita en su regazo, y después le mete en el tren hacia el este.
El mundo de los Bieresch en la aldea, Zick, a la que llega, parece sólido. Todos y todo tiene un nombre, a veces también varios, aunque raras veces tengan sentido. De ahí que la parte onírica de A medias sea únicamente una incongruencia puntual, que sólo incidentalmente, sin jamás presentarse abiertamente, juega un papel en la historia; así se evita la facilona literatura de pesadilla.
La estación del pueblo, un chamizo montado aparentemente sólo para Hans, se ensancha, con la llegada del protagonista, a un edificio notable y espacioso, con un «colgadizo de vidrio opalino» e incluso un «pequeño reservado». Algo parecido ocurre después con el llano paisaje que atraviesa Hans con su tía —le ha recogido del tren— en una «clara, ancha carretera» que lleva al pueblo situado a una distancia de varias horas. Primero el camino se inclina ligeramente, para después convertirse en una «fuerte bajada». El paisaje se extiende infinitamente ante los caminantes hacia el horizonte, pero, al darse la vuelta, el narrador ve una empinada loma. (En lo sucesivo la llanura se vuelve a menudo montañosa y se habla mucho de «arriba» y «abajo»).
Por lo demás, no ocurre nada excepcional, al menos nada inquietante de momento: animados discursos de diversos lugareños que, al mismo tiempo, conforman los momentos de su historia, introducen a Hans en la sociedad del pueblo. Si al principio se hablaba de una «población bárbara», ahora resulta que los Bieresch, si bien viven miserablemente, beben mucho y sólo hablan mal los unos de los otros, cultivan no obstante un ancestral arte de la conversación, aunque a veces resulte incomprensible hasta para quienes lo practican. Es decir, no les basta ir hablando para sus adentros, sino que siempre están persiguiendo algo, todo: la redención, lo que significa para ellos que cada uno puede ir a donde le plazca.
«¡Al menos una vez en nuestra historia deberíamos haber sido capaces de completar el puzle! […] entonces ya no estaríamos sentados, noche tras noche, en estas feas, incómodas sillas de bar, buscando la solución». Los Bieresch son una comunidad precristiana, también por su creencia en la «culpa de la víctima».
No obstante, esta historia en ningún momento se repliega y cierra una parábola. Al contrario, se bifurca convenientemente y se desvía a una imagen no pertinente, o simplemente a un galimatías jocoso. Se averigua también que Hans no es ningún «extraño» en el pueblo, sino que de niño ha pasado allá las vacaciones, y guarda los habituales recuerdos rurales de una persona de ciudad, con los cuales, ciertamente, contradice una y otra vez, en forma de cuadros irónico-ingenuos, las arengas sofistas de los oradores pueblerinos.
Esto no quiere decir que los Bieresch sólo digan las cosas al revés. Confrontan a Hans con muchos cuentos, lamentos e informes hasta convertirlo en partícipe de la historia tribal. No es su «víctima», como podía haberse supuesto al principio, sino su «lector».
El antiguo mundo de los Bieresch, sin embargo, no permite al lector ojearlo de pasada: exige (a la vez que posibilita) la lectura como trabajo. Una sensual imagen para la bellamente concentrada lectura a la que se obliga Hans —y con él su doble, el lector de sus aventuras— es, desde el principio, aquel vehículo que únicamente existe allí, en el paisaje plano, el pesado «baúl de rodajas» de madera, con el que la tía recoge al sobrino en la estación, y en el que ella se deja llevar a casa, conducido por éste, dándole en el largo camino una charla introductoria a la sabiduría del pueblo. Forma parte del juego simbólico de A medias que el recién llegado abandone el tosco trasto junto a un riachuelo, y que le rompa, en su torpeza, los manillares y cosas por el estilo. Sin embargo, al día siguiente va repartiendo el correo con el baúl, y a partir de entonces se mueve por la zona exclusivamente en él: llevando un perro muerto al «maestro enterrador» y volviendo de allí al final con otro perro vivo.
El «baúl de rodajas» marca el tiempo narrativo; Hans debe quedarse, como ya se dijo, un año con los Bieresch. Pero cuando la historia está contada «a medias» —«continuará», reza la última entrada— ha pasado sólo apenas un día desde su llegada.
Sin embargo, en este tiempo ha descansado en la cama junto a la tía; ha trabado amistad con el triste sacristán del pueblo —aunque nunca aparezca el edificio de una iglesia—; ha sido aleccionado por un tendero jugador de billar, llamado «Inga» o «Y Al Revés», ante la mesa de juego sobre «el abismo del plano» —la escena clave de la historia—, quien, para el provisional cierre del libro, se presenta como su «padre».
Sí, Hans, el protagonista lector —y con él el lector que lee con él—, se halla en un laberinto de tiempo y espacio. Éste, sin embargo, no es ninguna cárcel limitada y fatal, sino una feria amplia como el mundo mismo, con aire fresco y a ratos incluso alegre, de las más profundas y también tontas ideas humanas. Aquéllas son expuestas por los Bieresch sin apenas pausa para respirar —las formulan valientemente, cuando no las farfullan como borrachos— y las ideas se contradicen, se anulan entre ellas, desvían la atención, de modo que siempre llevan en círculos, aunque nunca a «nada», es decir, a la desesperación o a la mudez.
Todos y cada uno de los Bieresch son filósofos cascarrabias y sabihondos, pero en su conjunto forman un pueblo de Dios irremisiblemente vitalista. Estando con ellos, incluso Hans, presente por obligación, experimenta, ya en su primer día, aquel momento de felicidad, cuando ve a los habitantes sentados «con las cabelleras al viento, en los estrechos bancos ante sus cabañas que se hundían como quillas de barco en el cielo azul a sus cabezas». Y en general tiene la sensación «como si a todas las cosas les hubiese salido de repente pelo que yo quería peinar con mis dedos»: habrá todavía muchos momentos en los que estos pelos ondeen en su historia.
Es cierto: en ocasiones todavía afirma «odiar» a los habitantes del pueblo; pero su co-lector ha cogido cariño al parloteo de esta caterva de personajes artificiales y ha dado al pueblo de los Bieresch un lugar en su corazón como a un semejante. ¿No es una señal de afecto este anhelo con el que buscan entre balbuceos y tartamudeos «nombres significativos» para ellos y también para el recién llegado?
A medias está contado con muchas citas; las fuentes están indicadas en la última página del libro. De todos los autores mencionados, sin embargo, Jorge Luis Borges es el único que se puede comparar con Klaus Hoffer: igual que el maestro argentino, el compañero austriaco ha jugado con los mitos de los pueblos y ha colado otros propios, inventados entre ellos para representar el mundo cambiante de los seres humanos.
Hoffer intenta, siguiendo la costumbre centroeuropea, ser más lúgubre, pero, por suerte para la historia, no lo consigue; en los detalles también es a menudo más torpe que Borges. Pero, igual que éste, logra disuadir al lector, al que ha atacado amablemente con múltiples ejemplos instructivos del transcurso del mundo, de la inclinación hacia la muerte, con efecto bastante duradero. Ya nada parece imposible entonces, tampoco la dicha eterna. Y esto es lo que le corresponde a la literatura, desde el inicio de los tiempos.
(1979)

DISCURSO CON MOTIVO DE LA
CONCESIÓN DEL PREMIO FRANZ KAFKA
Franz Kafka ha sido para mí, durante toda mi vida de escritor, frase por frase, la medida de mi escritura. Sin embargo, y a pesar de toda mi buena voluntad por decir aquí algo de él, no logro evocar de forma ordenada en mi imaginación al famoso personaje-escritor; sin embargo, su silueta anónima sí cobra un limpio contorno como pintor de brocha gorda, que pinta las paredes en la habitación contigua, como conductor de grúa en su cabina amarilla, o como estudiante de secundaria sentado en la vereda del camino. Sí, con su lenguaje cariñoso, Kafka ha hecho perceptibles a los sin nombre y ahora él camina a su lado hacia un futuro infinito, reclamando atención para ellos. En nuestro siglo, excepto Charlie Chaplin, sólo el particularísimo artista Franz Kafka se ha desprendido de su propia figura, y va actuando cada vez más como el prototipo humano Franz K., que otorga a todos y cada uno de los individuos en las masas, que deambulan aparentemente sin rumbo, una forma sensible e inteligente.
Este escritor es nuestro gran maestro. Pero, a diferencia de la mayoría de los otros maestros de la humanidad —como los fundadores de religiones y los filósofos—, ahora, apenas cincuenta años después de su muerte, su persona está a punto de fundirse y desaparecer por completo dentro de su pacífica doctrina: en su arte, que no era otra cosa que terca, meticulosa, pura narración.
Afirmo: desde el principio de los tiempos no hay en las escrituras de los pueblos otro texto que pueda ayudar mejor a los desamparados a resistir con dignidad y, al mismo tiempo, con indignación frente a un orden del mundo mortalmente enemigo, como el final de la novela El proceso, donde Josef K., el protagonista, mientras es arrastrado fuera para ser masacrado, incita él mismo todavía a la ejecución postergada cínicamente, si bien al fina...

Índice

  1. Portada
  2. Contra el sueño profundo
  3. Prólogo
  4. El pintor Peter Pongratz (1966)
  5. Austria y los escritores (a través del ejemplo de Franz Nabl) (1972)
  6. Peter Pongratz y Walter Pichler (1974)
  7. Sobre Franz Kafka (1974)
  8. La grandeza de Franz Nabl y su mezquindad (1975)
  9. Las particulares guerras mundiales de Patricia Highsmith (1975)
  10. Karin Struck: La madre. (1975)
  11. Observaciones personales con motivo del aniversario de la República (1975)
  12. La guerra no ha pasado. Hermann Lenz: Nueva época (1975)
  13. El aceite del campeón mundial (1975)
  14. «El señor Curtiz ya no vive aquí» (1975)
  15. Hermann Lenz, escritor independiente (1976)
  16. El pintor Jean-Paul Chambas (1976)
  17. Contra el sueño profundo, la novela de Nicolas Born. «La cara oculta de la historia» (1976)
  18. En el más allá de los sentidos. Un ensayo sobre Christian Wagner. (1978)
  19. El profundo aliento. (Discurso con motivo de la concesión del Premio Petrarca para el poemario Ensayo de lo evitable) (1978)
  20. Sobre Klaus Hoffer: A medias. Con los Bieresch, 1 (1979)
  21. Discurso con motivo de la concesión del Premio Franz Kafka (1979)
  22. Una salutación a Ludwig Hohl (1980)
  23. Voz contraria (1986)
  24. Una narración de catorce y una fundición. (Sobre unas esculturas de Julian Schnabel) (1991)
  25. Las imágenes no están acabadas (1995)
  26. Cuatro comentarios sobre Zoran Music y sus cuadros (1997)
  27. Emil Schumacher, figura lejana. ¿Figura lejana? (1998)
  28. Esto y aquello sobre los poetas no mimables. (En vez de un epílogo a los poemas de Miodrag Pavlović) (2002)
  29. Patria malograda (2004)
  30. Al final casi ya no se entiende nada. (El debate por el Premio Heinrich Heine) (2006)
  31. Relación de publicaciones
  32. Promoción
  33. Sobre este libro
  34. Sobre Peter Handke
  35. Créditos
  36. Índice
  37. Contraportada