1. INTRODUCCIÓN
1.1. CÓMO SURGEN LAS IDEAS
Esta publicación es un paso importante en el camino que, de manera ininterrumpida, comenzó en el año 1996 con la investigación llevada a cabo por la autora en una materia aún incipiente. Pero es a partir del año 2014, con la primera publicación del Modelo para diseñar espacios accesibles. Espectro cognitivo y su metodología inclusiva, cuando comienza su difusión, participando en ello organizaciones del área de la discapacidad y la accesibilidad interesadas en el hábitat. Este se incorpora a la lista de textos anteriores que introduce —como ya se hace desde las publicaciones del año 2016— de manera original y novedosa un capítulo dedicado a relacionar entre sí descubrimientos e investigaciones que, en materia de neurociencia, tienen consecuencias sobre la orientación y la desorientación.
Con este conjunto de conceptos y mecanismos de funcionamiento humano —ampliados con las experiencias de proyectos llevados a cabo en equipamientos para personas mayores, con y sin deterioro cognitivo—, se aumenta también el grupo de indicadores para el diseño urbano y, especialmente, el arquitectónico, del índice de accesibilidad cognitiva (Brusilovsky, 2018).
La neurociencia cognitiva dota al sistema de apoyos de la autora de fundamentos científicos para el ajuste y el dimensionamiento de los indicadores del modelo de diseño. Resultado de la comunicación que a partir de los años setenta se ha establecido entre la psicología cognitiva con la neuroanatomía, la neurobiología y la neuropsicología, se analizan, desde la primera de ellas, cuáles son los mecanismos neurales de los procesos cognitivos. Y desde la neuropsicología se avanza en el estudio de los efectos que ciertos déficits neurales o lesiones cerebrales tienen sobre el funcionamiento y el comportamiento humano. Desde esta perspectiva múltiple se ha enriquecido la mirada con la que el sistema de apoyos dota a entornos y edificios de seguridad cognitiva.
Estas aportaciones toman a la arquitectura del cerebro como ejemplo de construcción extraordinaria y compleja con la que los seres humanos —la humanidad— piensan, actúan, experimentan y evolucionan gracias a él y a los conocimientos que sobre él se desarrollan. La enorme diversidad humana se unifica en los componentes del cerebro ya que todos tienen —tenemos— en general los mismos en sus particularidades, variables o diversidad de modos cognitivos.
Explorar y explicar de qué manera se percibe el mundo: cómo el ser humano se mueve y cómo el ambiente físico puede condicionar la capacidad de resolver problemas no es algo totalmente nuevo para los arquitectos. A comienzos del siglo XX, ya incontables especialistas se preocuparon por erigir edificios pensando en la gente. Lo nuevo y, sobre todo impactante, es la plataforma de conocimientos e instrumentos que aportan la neurobiología y la neurociencia para ampliar el marco de teorías y técnicas para el análisis y la toma de decisiones en relación con el funcionamiento humano en el territorio.
A mediados del siglo XX, el doctor Salk —creador de la vacuna contra la poliomielitis— estaba convencido de que la clave de su inspiración se hallaba en un ambiente bucólico, y que el entorno le ayudaba a abrir la mente. Tanto creía en la influencia de la arquitectura que se asoció con el arquitecto Louis Kahn para construir el Instituto Salk, ubicado en el barrio de La Jolla, en San Diego. La instalación debía acoger un centro de investigación y tenía que estar pensado para fomentar la creatividad entre los investigadores.
Las ideas surgen en general de la pasión por un tema y el deseo de emprender nuevos caminos relacionados con el hacer de una profesión: sin innovaciones y teorías firmes, y adecuadamente sustentadas, no se puede avanzar en el complejo mundo del conocimiento.
Se presenta y mantiene el objetivo de contribuir a enfocar el diseño en relación con la calidad de vida de las personas. De todas ellas, aunque no se descarta que aquellas con discapacidades intelectuales o del desarrollo y los mayores se verán especialmente favorecidas. Para los primeros, que han sido el fundamento teórico y metodológico de estas ideas, será un aporte más para su autonomía en entornos y edificios, ya que toda mejora en los indicadores —si son aceptados por quienes tienen capacidad para diseñar y construir— repercutirá sobre la calidad de vida en aras de una mayor libertad o autonomía para llegar a todos los destinos deseados.
1.2. METODOLOGÍA: CIENCIA Y EXPERIENCIA
¿Cómo se debería diseñar para facilitar el complejo engranaje cerebral de la percepción/cognición para la orientación y mejor desenvolvimiento en la deambulación?
Para entender los entresijos del comportamiento espacial es necesario que participen usuarios, comprender sus experiencias y las circunstancias que les permiten o impiden vivir de manera autónoma. Pero solo con conocerlo no es suficiente: para poder indagar, saber qué sucede cuando ocurren unos u otros acontecimientos, es necesario analizarlo y explicarlo conforme a procesos complejos con el objetivo de mejorar la calidad del diseño de los ambientes construidos.
Es la relación entre la neurociencia y la construcción de formas comprensibles, usables y habitables. |
1.2.1. Investigaciones y arquitectura
Lo novedoso de este texto es la caracterización de nuevas variables que se basan en conceptos actuales de neurociencia dentro de grupos de trabajo, en universidades y laboratorios de ensayo. De carácter innovador, ya que la investigación no puede detenerse, se presentan estudios —volcados en indicadores— capaces de mejorar habilidades para llevar a cabo movimientos mediante señales sensoriales, como luces o mensajes que permitan determinar la longitud del o de los pasos que se deben dar; muy apropiado para facilitar la deambulación de personas con deterioro cognitivo y ayudar a aquellas afectadas por síndromes como, entre otros, el de Williams-Beuren o por enfermedades como el párkinson y las demencias conocidas como el alzhéimer y otras menos, pero que afectan a la movilidad, la estabilidad y la orientación.
Desde el punto de vista de las teorías sobre orientación se ha incrementado en los últimos años el número de especialistas interesados en procesos cognitivos, de manera experimental y en laboratorio. Pero también en grupos de trabajo con usuarios para analizar sus comportamientos en el hábitat. Uno de estos grupos en España, “Espacio fácil”, ha validado el uso de indicadores de accesibilidad cognitiva derivados del modelo para diseñar espacios accesibles espectro cognitivo (Brusilovsky, 2016), que posteriormente se desarrollaron como el Índice de accesibilidad cognitiva (Brusilovsky, 2018) en relación con mecanismos de repaso y umbrales para medir su validez y fiabilidad con personas con discapacidades intelectuales de la asociación Afanias. Proyecto de investigación 2017/2018 en el que se comprometieron cuatro organizaciones: ACFEE, Afanias, CSEU La Salle y Fundación Vía Célere.
Aunque son pocos aún los estudios donde se incorporan personas reales, los realizados en la Universidad Johns Hopkins (equipo dirigido por Barbara Landau del Departamento de Ciencias Cognitivas y otros colaboradores de las universidades de Nueva Jersey y Chicago) aportaron importantes conclusiones vinculadas no solo a contenidos sino al conjunto de sujetos de la experiencia: “Hasta donde sabemos, esta es la primera evidencia de estudios en humanos de un vínculo entre los genes que faltan y el sistema que usamos para reorientarnos” (Landau, 2010).
Las experiencias que se citan para determinar la influencia de las variaciones en la geometría del espacio sobre el comportamiento humano son las de Hartley, Trinkler y Burgess comentadas en varios puntos de este texto: “Geometric determinants of human spatial memory” (Institute of Cognitive Neuroscience de Londres). Otras se deben a experiencias en pacientes con epilepsia que, gracias a grupos internacionales —algunos españoles—, han descubierto conexiones fundamentales relacionadas con la actividad neuronal que mide, con medios tecnológicos muy precisos, tanto la actividad como la señal de los músculos que genera la anterior.
Uno de los centros españoles que trabaja con vídeo-electroencefalograma es el Servicio de Neurología, Unidad de Vídeo EEG-Infantil del País Vasco, a partir del cual se ha extraído información conceptual y gráfica. Por la cantidad de aportes a la materia es importante citar a la Universidad de Valencia y a los trabajos del profesor José Manuel Cimadevilla, quien ha tenido la amabilidad de compartir sus conocimientos y estudios.
Los proyectos e imágenes de obras que se muestran en este trabajo son todos de la autora, se han extraído de documentos en los que se ha centrado su interés y esfuerzo en algún momento de los tres últimos años, de 2017 a 2020. Los más actuales corresponden a centros de día del Ayuntamiento de Madrid y a lugares de trabajo que se han investigado para el Instituto Region...