Capítulo 1
Juan de Bustamante y la primera
imprenta europea en la India
Introducción
La India se está convirtiendo en uno de los principales centros de diseño, producción, encuadernación y edición de papel impreso en el mundo. Ciertas ventajas comparativas propias del subcontinente indio explican el porqué de este auge. Cabe destacar, entre otras razones, la pervivencia de una civilización milenaria que ha aportado valiosos conocimientos a la humanidad; el continuo incremento de la tasa de escolaridad; los conocimientos de inglés en la industria editorial; los competitivos costes de producción; así como una amplísima red de editoriales, que aprovechan cualquier oportunidad demandada por el mercado nacional e internacional: desde editar libros por encargo hasta fotocopiar y encuadernar libros o revistas antiguos, cuyos derechos de propiedad intelectual han pasado ya al dominio de la colectividad. A todo ello se une la inmensa constelación de periódicos, gacetas ilustradas, panfletos y, lo que es más importante, la existencia de más de 50.000 empresas especializadas en la impresión tradicional o digital. No es casual que cada año se gradúen allí más de 3.500 universitarios en ingeniería tipográfica.
Frente a tales datos, resulta oportuno echar una mirada al pasado para indagar los orígenes y el significado de la primera imprenta en la India. Pretendemos examinar las instituciones, los personajes, junto a las circunstancias, que hicieron posible la introducción y desarrollo del arte europeo de la impresión tipográfica, al tiempo que se establecieron las bases para extenderla al noreste de Asia, especialmente a Macao y Japón. Puede llamar la atención que ese primer equipamiento tipográfico llegase a la India portuguesa sin un plan definido de instalarse en Goa, ya que inicialmente estaba destinado a África Oriental.
Convendría desechar cierta visión eurocéntrica de la historia. Aludimos al verdadero origen de la imprenta basada en tipos móviles. A veces la controversia se nutre de una supuesta rivalidad entre el genio creativo de Occidente y Oriente. Cierto es que la historia europea ha atribuido su invención al orfebre alemán Johannes Gutenberg a mediados del siglo XV. Pero la técnica de estampar con sellos distintos pictogramas sobre algodón, lana, cuero o arcilla es mucho más antigua. En Asia se remonta a la reproducción de signos y dibujos de animales en las culturas del valle del Indo. También hay que destacar los progresos realizados en la antigua China —en especial las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279)—, cuyos métodos de impresión alcanzaron gran refinamiento y estima.
Durante las dinastías Sui (581-618) y Tang se manejó el sistema impresor xilográfico, labrándose planchas de madera. Pero la técnica impresora experimentó ciertos avances con la introducción de tipos o caracteres movibles, bien de porcelana, madera, estaño u otros metales. Durante el siglo XI, el chino Bi Sheng empleó la reproducción mecánica de textos a través de tipos móviles. Se sabe que hacia el año 1313 Wang Zhen hizo referencia a un nuevo método de imprimir con tipos metálicos, nada satisfactorio, pero distinto a los de porcelana o madera: “Se ensartan los tipos independientes en un alambre de hierro y, por tanto, se amarran formando columnas en el molde, con el fin de imprimir las distintas páginas del libro”.
Para dar mayor complejidad al debate, se ha argumentado que, en realidad, fue Corea, a mediados del siglo XIII, precisamente en 1241, el primer país del mundo que utilizó los tipos móviles de metal para imprimir libros, unos 200 años antes de que Gutenberg hiciera lo propio. De esta época son algunos ideogramas de bronce conservados en el Museo Nacional de Corea, el Museo de Pyongyang y la Biblioteca del Congreso. El libro coreano que se denomina Jikji fue impreso con tipos metálicos en 1377.
Sin embargo, la invención de Gutenberg y sus consecuencias deben valorarse en otro contexto: mejoró la técnica impresora, haciéndola más rápida y eficiente; reconvirtió una prensa tradicional para exprimir el mosto de las uvas en una eficaz plancha de impresión; utilizó un papel que permitía imprimir en su anverso y reverso, diferenciándose así de muchas publicaciones chinas, cuyas finas y traslúcidas hojas de papel de arroz impedían la estampación por las dos caras. Más relevante aún es el impacto que experimentó la invención de Gutenberg en Europa, pues no tiene precedente en ningún otro lugar del mundo, ya que puso al alcance de una multitud de lectores todos los conocimientos de la civilización grecorromana y el espíritu renacentista, sin olvidar la huella indeleble que dejó en política, religión, ciencia, literatura, arte, pensamiento y, lo que aquí más nos interesa, en la Reforma protestante: con el auge de la imprenta, la expansión de las Iglesias luterana y calvinista se generalizó rápida y eficazmente ante el desconcierto de la Santa Sede.
La Compañía de Jesús (S. I.)
y la transmisión de los conocimientos
Con la aparición de los jesuitas, cuyo lema es “Ad Maiorem Dei Gloriam” (A. M. D. G.), se hizo más firme la oposición a la doctrina protestante. La Iglesia romana, así como la nueva, culta y disciplinada orden jesuita, lideraron la Contrarreforma. Su fundador había participado previamente en actividades bélicas e inculcó a sus miembros un rigor propio de los “soldados de Cristo”, logrando afianzar el deber de obediencia. Frente a la eficaz publicación y difusión de obras consideradas “...