Capítulo 1
Conflicto armado en Colombia: caracterización,
fases y búsqueda de la paz
Óscar David Andrade Becerra
Introducción
Pese a los devastadores efectos de la violencia y su prolongada duración, Colombia apenas comienza a comprender su propia tragedia. Es cierto que se han escrito innumerables investigaciones y trabajos de memoria histórica con el objetivo de caracterizarla, sin embargo, aún no hay perspicuidad sobre la denominación de esa violencia, su proyección en el tiempo ni sus causas.
La persistencia de debates alrededor de la caracterización de la violencia y los obstáculos que existen para establecer su magnitud son un gran problema; sin embargo, también dan cuenta de los numerosos análisis e intentos que se han hecho para comprenderla y reconstruir su historia. Sus resultados no son todavía suficientemente precisos, pero sí han arrojado importantes claridades y consensos sobre sus características: es un conflicto prolongado, complejo, discontinuo, político, regionalmente diverso y atroz. Justamente, la primera sección del presente capítulo se ocupa de los debates y consensos alrededor de la caracterización del conflicto en Colombia.
El segundo apartado presenta una cronología general del conflicto armado. Aunque se mantienen los debates acerca del horizonte temporal del mismo y sobre las rupturas y continuidades entre los diferentes periodos violentos que ha atravesado el país, es posible proponer una periodización cronológica basada en las transformaciones experimentadas por los actores armados, las modalidades de violencia, el sistema político y económico del país y el ambiente internacional: violencia bipartidista (1948-1958), génesis de las guerrillas (1958-1982), expansión guerrillera y eclosión paramilitar (1982-1997), tragedia humanitaria (1997-2006) y nuevos ciclos de violencia e incertidumbre (2006-2019).
La tercera sección presenta una síntesis de los intentos de solución negociada al conflicto armado desde principios de la década de los ochenta del siglo XX hasta la actualidad. Para finalizar, la cuarta parte expone brevemente algunas características del liderazgo de la sociedad civil organizada en materia de construcción de paz en Colombia.
Caracterización del conflicto colombiano
Debates y obstáculos
Las innumerables reflexiones alrededor de la violencia provenientes de la academia, los espacios políticos y la sociedad civil dejan ver importantes debates alrededor de la propia denominación de esa violencia, sus causas y su delimitación temporal (CHCV, 2015: 6-7).
A la hora de definir la violencia, algunas perspectivas se decantan por una noción de “conflicto social armado”. Esta caracterización trata de evidenciar la íntima interrelación entre el conflicto social y la violencia política. Otros puntos de vista parten del hecho de que no se trata simplemente de un fenómeno de violencia criminal generalizada ni de una violencia unilateral por parte del Estado, por lo que hablan de “conflicto asimétrico”, “guerra civil” o simplemente de “guerra” (CHCV, 2015: 43-45).
Otras lecturas que no resisten ningún análisis jurídico o académico serio, y que son propias de sectores políticos belicistas, hegemónicos y negacionistas, arguyen que lo que hay en Colombia es una “amenaza terrorista” de los actores armados —primordialmente las guerrillas— en contra del Estado y la sociedad. La mayoría de los análisis se basan en la doctrina del Derecho Internacional Humanitario y utilizan la denominación de “conflicto armado interno”. Aunque desde un punto de vista jurídico esa definición es indistinta frente a otras, a nivel teórico y metodológico permite salvar las limitaciones y debates en torno a otras enunciaciones.
En cuanto a la delimitación temporal del conflicto, aunque todos los análisis comparten una perspectiva histórica, difieren en varios elementos: la magnitud del tiempo considerado, la ponderación que hacen entre las continuidades y las rupturas entre las diferentes fases de la violencia y la marcación de un momento exacto de génesis del conflicto armado (CHCV, 2015: 8).
Algunas perspectivas consideran que para comprender el conflicto contemporáneo es necesario remontarse hasta el dificultoso proceso de construcción del Estado desde el siglo XIX. Otros analistas piensan que el conflicto se debe estudiar a partir de un periodo histórico restringido y que este solo surgió como tal después del Frente Nacional, cuando se consolidaron las guerrillas comunistas y aparecieron los gérmenes de los futuros grupos paramilitares. También hay algunas posturas intermedias que sitúan el origen del conflicto en las luchas agrarias de los años veinte del siglo XX o en la violencia partidista de los cincuenta.
En la discusión sobre las causas de la violencia, algunos analistas les han dado mayor relevancia a los factores objetivos, es decir, a las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales. Desde esta perspectiva, el origen y la reproducción de la violencia se encuentra en la desigualdad, la pobreza, la exclusión y retraso del sistema político, la ausencia de justicia y demás factores similares. Otras lecturas, por el contrario, ponen el énfasis en los factores subjetivos, esto es, en las decisiones de individuos y grupos concretos, lo mismo que en sus características emocionales, políticas, ideológicas y culturales. Parte de la discusión sobre las causas también ha girado en torno a la influencia que tuvieron diferentes sucesos y procesos internacionales en el conflicto armado interno colombiano, por ejemplo, los levantamientos armados en otros países de América Latina, la Doctrina de Seguridad Nacional o la injerencia de los Estados Unidos (CHCV, 2015: 50-54).
La amplia discusión alrededor de la caracterización del conflicto colombiano y la gran pluralidad de enfoques disciplinares, metodológicos y políticos para abordarlo han estado motivadas por la dificultad para establecer las dimensiones reales y las características de la violencia —o más bien, las violencias— que históricamente han azotado al país.
Este problema se explica, en parte, porque la recolección y el procesamiento de la información al respecto se inició tardíamente debido a la falta de voluntad política para reconocer la problemática y afrontarla. También existen obstáculos logísticos y metodológicos para recoger y registrar la información. No podemos perder de vista los problemas derivados de la dinámica misma de la guerra, esto es, su prolongación en el tiempo, las transformaciones en los mecanismos y repertorios de violencia de los actores armados, y el entrecruzamiento u ocurrencia simultánea de múltiples tipos de violencia. Es necesario contemplar la dificultad de identificar a los perpetradores, quienes han desplegado una serie de estrategias de invisibilización y ocultamiento igualmente violentas (acciones sicariales, desapariciones forzadas, culpar a otros actores, distraer a la opinión pública, entre otras). Diversos motivadores y responsables del conflicto han impuesto el silencio a las víctimas, los testigos e incluso a las autoridades y los medios de comunicación (CNMH, 2013: 31-33).
Consensos y claridades
En medio de estos serios debates y obstáculos, la academia, el Estado y la sociedad civil organizada también han alcanzado algunas claridades y puntos de consenso en torno al proceso de caracterización, reconstrucción y análisis del conflicto armado. Hay pocas o ninguna divergencia cuando se describe el conflicto armado interno colombiano como prolongado, complejo, discontinuo, político, regionalmente diverso y atroz (CHCV, 2015: 45-48).
Se plantea que es prolongado porque constituye una de las confrontaciones armadas más antiguas del mundo, bien sea que su inicio se ubique en la violencia bipartidista (incluso antes), en la emergencia de las guerrillas comunistas posrevolución cubana o a partir los años ochenta del siglo XX. El conflicto colombiano es complejo debido al número de actores involucrados: el Estado, numerosos grupos guerrilleros con distinta orientación político-estratégica y estructuras paramilitares profundamente diversas e incluso antagonistas entre sí. La complejidad del conflicto también se refiere a la superposición y la articulación de conflictos de distinta naturaleza.
Se caracteriza como discontinuo porque los repertorios de violencia han sido altamente variables y porque los actores armados atravesaron momentos de decadencia y renacimiento, o transiciones generacionales completas. Se afirma que es político porque la confrontación involucra proyectos antagónicos de organización del Estado, la sociedad y los modelos productivos. Cuando menos, se considera que el conflicto tiene raíces pol...