Las técnicas proyectivas y su articulación en el ámbito forense

Personalidad actual y de base, lo traumático y estructural en diferentes técnicas

Gustavo Mosca

• Editorial: Editorial Maipue
• Año: 2020
• ISBN:
  9789878321837
• Categoría: Psicología
• Categoría: Historia y teoría en psicología

Presentación clara y precisa sobre la articulación de las técnicas proyectivas en el ámbito forense. Los temas son tratados con rigor, pero manteniento un estilo comprensivo que facilitan su lectura.

Capítulo 4

El tema de los nexos

Informar en el dictamen pericial cuál es la relación que tiene la patología encontrada con la causa que se litiga, implica conectar causa con consecuencias. “Nexos causales” es la denominación técnica de esta relación, que establecerá el perito al volcarla en el informe. Realizar dicha conexión es de mucha ayuda para los magistrados, porque podrán mensurar cuánto debe pagar la parte perjudicada –luego de la sentencia– por el daño que sufre el actor por efecto del siniestro; y a los peritos psicólogos exige un rol de sinceridad y ecuanimidad para logar fundamentar el por qué otorgamos un nexo u otro, teniendo presente que esto redundará en las responsabilidades que se endilgarán a una u a otra de las partes en litigio.

El nexo causal

Un nexo causal implica conectar en forma directa el evento con la patología hallada, ya que el surgimiento de la patología es efecto o respuesta a un siniestro del cual hay un tercero responsable.

Para acreditar un nexo causal el perito debe haber constatado en la evaluación que en la biografía del entrevistado no existía una patología previa o preexistente, porque “nexo causal” es sinónimo de “directo”.

Como en la evaluación no se ha hallado ninguna variable que justifique o permita dar cuenta que lo que padece el sujeto en la actualidad era previo, se lo relaciona de manera directa con los eventos o hechos acaecidos, ya que la patología es nueva y actual, por eso el tipo de nexo que corresponde otorgar es causal: “Porque existe una relación directa entre evento dañoso y la secuela o consecuencia patológica” (Castex, 2003).

Sobre este punto se podrá objetar y con justa razón lo que el doctor Rizzo claramente dice en el libro citado: que todos los humanos tenemos un punto de clivaje y por lo tanto cuando ocurre un evento –posiblemente traumatogénico– es sobre esa base donde se asentará o producirá la patología reactiva, siendo por lo tanto un efecto novedoso sobre “una marca personal e histórica”, y esto remite directamente a Freud, cuando postula el modelo explicativo de las series complementarias, tan valioso que aún rige todo lo que estamos estudiando, recordemos las series:

“Lo congénito/hereditario”

+ “las experiencias infantiles” constituirá lo predisposicional

+ “los factores actuales” se producirá “el efecto”

Lo dicho es cierto, contrastable e ineludible en la clínica, pero lo que no podemos perder de vista para los casos forenses y en las peritaciones, es que la persona –como en el caso que vinimos analizando– más allá de poseer una personalidad:

• De base neurótica con estilo fóbico (u otro estilo).

• Con tendencia a la huida y con dificultades para enfrentar los obstáculos de la vida cotidiana.

• Dependiente y frágil.

Y:

• Usar mecanismos defensivos diversos como evitación o seducción o control omnipotente.

• Tener contacto con la realidad más o menos esperado.

• No presentar síntomas patológicos o cuadro alguno que hubiese emergido durante su vida previa (como inhibiciones que le impidan salir de casa o alguna depresión histórica, etcétera).

• No obstante, funcionaba “normalmente” en la vida cotidiana.

Lo que debe marcarse e informar al juez es que antes del accidente no existía patología, y que luego de los hechos, y por causa de estos, los síntomas emergen en un proceso que culmina conformando un cuadro clínico; dicho de otra manera:

Con esa base la persona se desenvolvía normalmente en la vida cotidiana, pero luego de los hechos en autos, la presencia de los síntomas y cuadro psicopatológico hallado no le permiten desenvolverse en la vida cotidiana como antes, por eso la relación es concebida como nexo causal.

En el caso que presentamos y que vinimos analizando se observan síntomas novedosos y reactivos que configuran un cuadro psicopatológico denominado estrés postraumático. Como explicamos, en la personalidad de base no había –o al menos las técnicas no registran al momento de la evaluación– síntomas patológicos como los que presenta en la actualidad; tampoco en la entrevista la actora refiere a algún problema anterior tanto físico como psíquico; por ello en este caso el nexo causal es evidente, y el perito deberá informarlo al juez, diciendo que en la personalidad de base no existían síntomas ni cuadro psicopatológico previo, pero que luego del accidente el sujeto en un intento inconsciente de elaborar el suceso, ha producido síntomas y/o un cuadro psicopatológico novedoso en la historia de vida.

Como es posible de vincular en forma directa el surgimiento de la patología con el evento dañoso, otorgamos nexo causal.

La concausalidad psíquica

Presentaremos el nexo concausal a través de un caso clínico. Allí mostraremos cómo deslindar lo preexistente de lo que acarreó el accidente motivo de la evaluación, para luego definir a qué nos referimos con concausalidad psíquica; veremos cómo medir y cuantificar en la medida de lo posible dicho daño, como también mostrar las dificultades metodológicas que presenta esta tarea para el perito forense.

Comenzaremos por presentar un caso forense, siendo en esta oportunidad necesario exponer el fragmento de la entrevista para ilustrar el tema que nos concierne.

Entrevista

Caso. Datos de filiación: Manuel tiene al momento de la peritación 23 años; de escolaridad secundaria incompleta (tercer año completo), no continuó porque según dice “es vago y prefirió trabajar”; tiene padre y madre, es único hijo. (…)

Manuel trabaja en una fábrica como operario desde que dejó los estudios, al respecto dice: “mi destino es hacer esto, pero quiero otra cosa para mí, pero por el brazo… nunca se supo si es de nacimiento o qué, pero tengo problemas con el brazo derecho, me operaron por primera vez a los 18 años (muestra las cicatrices en todo el brazo), tuvieron que esperar a que cumpliera los 18, ¡llevo cinco operaciones ya!”.

Cuenta que desde niño tuvo problemas en su brazo derecho, que se fueron intensificando en la adolescencia, al respecto dice: “había como un hueso salido y causaba dolor, tenía luxado codo y muñeca, y se iba deformando de a poquito mientras crecía (…) de chico no dolía pero al crecer empezó a doler más, si no me operaba me iba matar el dolor y me iba agarrar artrosis; siempre fui cuidadoso de no golpearme el brazo, sabía cómo caer cuando jugaba con otros chicos o al fútbol”.

A los 16 años entra a un club de fútbol muy reconocido, pero al poco tiempo tienen que operarlo por primera vez; cuando vuelve lo sacan del plantel, noticia que lo llena de tristeza “no tenía ganas de nada, me la pasaba frente al tele sin ver nada” dice.

Sobre el postoperatorio dice: “la rehabilitación fue terrible, especialmente la primera y la cuarta, la kinesiología me mató, tenía temor de volver a operarme”.

Sobre e...

Índice

• Las técnicas proyectivas y su articulación en el ámbito forense
• Personalidad actual y de base, lo traumático y estructural en diferentes técnicas
• Personalidad normal y anormal
• La aplicación de las técnicas
• Requisitos del DP
• El nexo causal
• Rorschach cualitativo y trauma
• Introducción
• Parte I