América del sur en los comienzos del nuevo milenio
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América del sur en los comienzos del nuevo milenio

Entre la continuidad y el cambio

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Entre la continuidad y el cambio

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En la primera década del nuevo siglo América Latina –en particular Sudamérica– ha vivido un fenómeno nuevo: la coexistencia de gobiernos de carácter progresista nacional-popular y/o socialdemócrata con un ciclo ascendente de la economía mundial, por lo menos hasta la crisis financiera internacional del 2008-2009.Este nuevo ciclo político comienza con el ascenso a la presidencia de la República de Venezuela de Hugo Chávez Frías en 1999, evento que tuvo lugar en una región marcada por presidencias que reflejaban, en mayor o menor medida, los consensos en torno de estrategias de signo liberal o neoliberal.Pronto se pudo advertir a, en toda la región, los signos de este momento histórico de cambio más allá de las fronteras de Venezuela, con la aparición de Lula Da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, Néstor y Cristina Kirchner en la Argentina, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Fernando Lugo en Paraguay y Tabaré Vázquez y José Mujica en Uruguay.Este libro analiza dichos procesos y abre nuevos debates sobre el futuro del populismo en la región.

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Información

Editorial
Eudeba
Año
2017
ISBN
9789502326092

Primera Parte
Venezuela en la era Chávez: el comienzo del cambio o el cambio del comienzo
Capítulo 1
¿Un nuevo modelo de liderazgo político? Un recorrido a través de la historia de Venezuela (4)
Alberto Baldioli y Santiago C. Leiras
Presentación
El presente capítulo se propone abordar la problemática del liderazgo político –con particular énfasis en el fenómeno del caudillismo– tanto en la historia política de Venezuela como así también en buena parte de la tradición intelectual de los siglos XIX y XX.
En la primera parte, los autores analizan el largo proceso que involucra la construcción de la nación venezolana, las guerras civiles del siglo XIX, la llegada del “General Petróleo” en los comienzos del siglo XX, la gran transición a la democracia de las décadas del treinta y cuarenta, como así también el decenio de la regresión autoritaria de Marcos Pérez Jiménez.
En la segunda parte será tratado el “Sistema Político de Punto Fijo” que dio lugar a la más larga experiencia democrática, conocida en la historia política de Venezuela, hasta finales de la década de 1990. Veremos como el denominado “Régimen de Punto Fijo” en Venezuela, a través de una compleja e inteligente ingeniería institucional, había afrontado de manera exitosa a lo largo de cuatro décadas los problemas atinentes a la gobernabilidad democrática, pero al precio de una paulatina y creciente erosión de su legitimidad política.
Ello se debió a la exclusión de la agenda pública de algunas cuestiones políticamente relevantes, como la creación de una industria más competitiva y eficiente, o la redistribución mediante tasas impositivas de los excedentes derivados de la renta petrolera. Así también la exclusión en la arena pública de actores como por ejemplo las asociaciones vecinales y nuevos partidos, quienes tuvieron serias dificultades producto del diseño electoral pergeñado para el acceso a los cargos e instancias gubernamentales de decisión, contribuyó a ese proceso de erosión.
Finalmente, los autores exploran el abordaje realizado desde la tradición intelectual venezolana del fenómeno del caudillismo y su particular énfasis en las condiciones de surgimiento y reproducción del mismo. Ambas perspectivas –histórico-política e intelectual– no tendrán otro sentido que poder comprender en su debido contexto el surgimiento de liderazgos de carácter “providencial” y carismático como el de Hugo Chávez Frías (1954-2013).
Venezuela: De la ruptura colonial a la modernidad petrolera
El Nacimiento de una Nación
En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela sus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia a una soledad espantosa; no obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de América. Sus tiranos gobiernan un desierto, y solo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia; algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan. Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven, combaten con furor, en los campos y en los pueblos internos hasta expirar o arrojar al mar a los que insaciables de sangre y de crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América a su raza primitiva. Cerca de un millón de habitantes se contaba en Venezuela y sin exageración se puede conjeturar que una cuarta parte ha sido sacrificada por la tierra, la espada, el hambre, la peste, las peregrinaciones; excepto el terremoto, todos resultados de la guerra.
Simón Bolívar
Carta de Jamaica 1815 (1998)
A mediados del Siglo XVIII comenzaron los movimientos contestatarios contra los españoles (principalmente la compañía Guipuzcoana); tal ha sido el caso del levantamiento de Juan Francisco León en 1749, mientras que a la par tuvo lugar la rebelión de los esclavos negros liderados por José Chirino, quienes lucharon contra los hacendados que los explotaban. Las dos primeras rebeliones fueron ahogadas en sangre por los militares españoles, cuyo jefe era el afamado General Felipe Ricardos, un veterano de las guerras europeas.
A partir de la Revolución Francesa, hubo algunos patriotas inspirados por el ideal de los derechos de la misma, entre ellos Manuel Gual y José María España. Ellos pudieron lograr organizar un grupo multiétnico donde comulgaban esclavos y hombres libres, hermanados en la idea de igualdad de la revolución. No obstante, tal conspiración fue descubierta y desarticulada: España termina juzgado y ejecutado en el año 1799, mientras que Gual fue asesinado con veneno en Trinidad en 1800.
Dentro de los sectores intelectuales, Simón Rodríguez y Andrés Bello durante muchos años acariciaron el sueño de la libertad, y con su prédica ambos tendrán que ver con la formación educativa y política del futuro libertador Simón Bolívar.
Hacia 1806 comienzan las campañas de Francisco de Miranda, quién tenía relaciones muy importantes con círculos políticos británicos que de alguna manera creaban desconfianza en los colonos, permitiendo a los españoles recibir información de los lugareños de los movimientos del general rebelde.
Sin embargo, estos fracasos de Miranda abonaron el escenario para un joven General Simón Bolívar que aprovechará militar y políticamente estos hechos en forma posterior. Ambos prohombres venezolanos no tuvieron una relación de concordia a tal punto que, como se verá más adelante, el propio Bolívar entregará como reo a Miranda a los españoles, sacándole para siempre de su camino (Siso Martínez, 1956).
El 19 de abril de 1810 un grupo de criollos caraqueños proclaman un gobierno propio con el propósito de gobernar en nombre del rey Fernando VII de España, en esos momentos internado en un castillo francés por orden de Napoleón Bonaparte. Apoyados por la multitud llamada para tal efecto se conforma la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII; la misma desplegó una actividad febril para conseguir apoyo del extranjero, sabiendo que la lucha contra los peninsulares iba a ser muy dura para los patriotas.
La Junta gobierna hasta el 2 de marzo de 1811, a partir de esa fecha se forma un Triunvirato compuesto por Cristóbal Mendoza (este es nombrado presidente de la República), Juan Escalona y Baltasar Padrón, quienes en plenario declaran la independencia del Reino de España el 5 de julio de 1811 y dos días después se firma el Acta de la Independencia.
El ejército fue puesto en manos del Generalísimo Francisco de Miranda, pero la suerte le fue esquiva y debe capitular en la Batalla de San Mateo, el 25 de julio de 1812, culminando con esa derrota la primera república. Bolívar y otros comandantes entregaron a Miranda a los españoles, y se dirigieron a Cartagena, Nueva Granada. Allí Bolívar conseguirá apoyo de hombres y material, emprendiendo la denominada “Campaña Admirable” con la conquista de San Antonio de Táchira, culminando con la toma de Caracas, el 7 de agosto de 1813, declarándose la segunda república.
Es en esta Campaña Admirable donde Bolívar declara la guerra a muerte y amenaza con la misma a los españoles, advirtiendo que todo aquel que se oponga a la libertad será pasado por las armas. No obstante rápidamente se levantará en los llanos un caudillo realista llamado José Tomás Boves quién, a lo largo del año 1814, librará varias batallas muchas de ellas ganadas para la causa realista, lo que dará por tierra con los sueños de los patriotas, los cuales serán vencidos nuevamente. El general Bolívar deberá exiliarse a Jamaica, buscando el apoyo inglés, y luego irá a Haití, donde se prepara para una próxima campaña. La cual será definitiva para la suerte de las armas patrióticas (Siso Martínez, 1956).
El 1 de junio de 1816, Simón Bolívar declara la libertad de los esclavos que estén dispuestos a pelear por la causa de la libertad, hará una primera expedición de los Cayos, hacia Margarita y Ocumare donde ratifica la libertad de los esclavos y deja sin efecto la guerra a muerte. Sin embargo es derrotado por los realistas, y vuelve a Haití a reorganizarse, para emprender luego la segunda expedición de los Cayos, saliendo el 21 de diciembre y llegando a Barcelona el 31 de diciembre, allí con la ayuda de sus lugartenientes logra vencer al general realista Morillo, y se abonará el camino de la victoria. También se logrará la alianza con el jefe llanero José Antonio Páez, y con ello abrir un frente muy importante de fuerzas para combatir a los españoles en Nueva Granada y en Venezuela.
La idea de Bolívar era organizar una “Gran Colombia”, que comenzará a desplegarse en el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819. Es allí donde el 17 de diciembre de ese mismo año se sancionará la Ley Fundamental de la República de Colombia, y se aprueba la Constitución de la Gran Colombia, (5) de la cual adhirió Venezuela, perteneciendo a la misma hasta el año 1830 (Siso Martínez, 1956).
El general Bolívar logra la consolidación de la independencia de Venezuela, al derrotar definitivamente a las fuerzas realistas en la batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821. Solo quedarán tres bastiones aislados de resistencia, que los generales Bermúdez, Padilla y Páez se encargarán de conquistar y expulsar de esa manera toda fuerza extranjera del territorio patrio. (6)
En el Congreso de Cúcuta en agosto de 1821, se elige a Simón Bolívar presidente de la Gran Colombia por mayoría, siendo elegido vicepresidente de Colombia Francisco de Paula Santander y de Venezuela Carlos Soublette. Luego súbitamente el libertador preparará la campaña hacia el sur para liberar Ecuador, Perú y el Alto Perú (que más adelante el Mariscal Sucre bautizará Bolivia en honor al libertador).
Bolívar junto con sus comandantes de ejército liberará definitivamente América del Sud en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. Su lugarteniente, el Mariscal Antonio José Sucre, al mando del Ejército Unido Libertador del Perú, derrota totalmente a los españoles que eran comandados por el General José de la Serna. (7)
En los años subsiguientes el libertador Simón Bolívar comenzará a sentir el sabor amargo de la política: su gran sueño de un continente americano unido se verá trunco, por la compleja realidad nacional y regional de cada país. El Congreso Anfictiónico de Panamá, que se reuniría del 22 de junio al 15 de julio de 1826 en la ciudad homónima invitando a todas las naciones hispanoamericanas y que tendría veedores de Inglaterra, Holanda y EE.UU., no tuvo el eco que él esperaba. Comenzaban ya a advertirse las señales separatistas en las repúblicas que componían la Gran Colombia. Una de las primeras fue la República de Venezuela, que se separará de esta en el mes de noviembre de 1829, llamándose a un congreso en la ciudad de Valencia, donde en ese momento se asentó la capital del país, y se elaboró en los dos años siguientes la constitución del Estado de Venezuela, siendo elegido presidente constitucional de la nueva república José Antonio Páez (Morón, 1994). (8)
El Caudillismo, la Guerra Federal y el apogeo de Guzmán Blanco
José Antonio Páez se constituye como el artífice de la fundación del Partido Conservador, y en 1834 firma una Ley de Libertad de Contratos y un importante incremento en la producción y exportación del café que beneficia a un sector de la economía. Sin embargo, cuando en 1835 es elegido por el Congreso el Dr. José María Vargas, (9) los militares liberales entre los que se cuenta Páez, Santiago Mariño y Julián Castro de filiación paecista, y los bolivarianos Luis Perú de Lacroix y José María Melo, se levantaron contra el presidente y lo depusieron, tomando la presidencia de facto Santiago Mariño; acto seguido convocan a Páez para que los respalde, pero este rechaza adoptar esa actitud y restaura en el poder al Dr. Vargas.
El Dr. Vargas renunciará indeclinablemente a la presidencia en 1836 y se retira de la política, debido a la fuerte oposición liberal dentro del Congreso. Lo sucederá como presidente interino el general Carreño, y luego de un interinato de Carlos Soublette, retornará al poder en 1838 el general Páez, quien en ese año tendrá que enfrentar la crisis económica mundial que trajo graves consecuencias a Venezuela, el enfrentamiento con Inglaterra por el Esequibo en materia de soberanía nacional y disputas territoriales, y además la creciente oposición de Antonio Leocadio Guzmán, (10) un líder liberal que comenzaba a fortalecerse.
Los problemas a nivel nacional e internacional fueron desdibujando la imagen de líder con que el general Páez contaba desde hacía más de dos décadas, esta será su anteúltima presidencia, pero todavía le faltará pasar por el amargo sabor de la derrota final (Mijares, 1967).
De 1843 a 1847, durante la presidencia de Carlos Soublette hubo cierta normalidad institucional, aunque algunos disturbios seguían, en el período que va de 1847 a 1858 se destacó el mandato de los hermanos Monagas (José Tadeo y José Gregorio), los mismos rompen con el conservadorismo, esta ruptura en el año 1848 concluye con un atentado en el Congreso, donde se produjo un tiroteo que costó la vida de ocho personas, cuatro de ellas diputados.
En 1854, durante la presidencia de José Gregorio Monagas, se proclamó la definitiva abolición de la esclavitud. Cuando José Tadeo Monagas vuelve al poder en 1855, su gobierno se vuelve autoritario, a tal punto que en 1858, se levanta en armas Julián Castro y a través de un golpe cívico militar pone fin a su gobierno en la denominada “Revolución de Marzo de 1858” (Siso Martínez, 1956).
El jefe triunfante se hace proclamar como presidente interino en la ciudad de Valencia que, como en el pasado, vuelve a ser utilizada como capital provisional del país. Desde allí Castro lanzará una serie de decretos que crearán inestabilidad y un fuerte rechazo de los liberales, que se levantarán en armas en toda la Nación. Así comenzará la Guerra Federal, la cual durara desde 1859 a 1863, más de cuatro años de una guerra siniestra y fratricida. (11)
En medio de todos estos acontecimientos, vuelve a la presidencia de la República el general Páez en 1861, tomando el mando de la estrategia de las tropas centralistas, que hasta ese momento habían tenido muy poco éxito; empero, ya la estrella del viejo guerrero de la independencia había dejado de brillar, y tuvo que soportar una última derrota, que lo obligó a firmar el Tratado de Coche, que marcará el final de su gobierno conservador, y llevará a la presidencia provisional al caudillo de los liberales-federalistas, el general Juan Crisóstomo Falcón, quién proclamará la creación de los Estados Unidos de Venezuela, nombre que la república conservará desde 1864 hasta 1953.
La obra más importante del breve gobierno de Falcón será la promulgación del Decreto de Garantías, que pondrá fin a la pena de muerte, algo que ratificará la nueva Constitución, convirtiendo a Venezuela en el primer Estado en el mundo en llevarlo a la práctica. En el año 1867, Falcón renuncia a la presidencia y se retira, luego de un levantamiento denominado Revolución Azul. Víctima de una penosa enfermedad morirá cuatro años después en el exilio en la Isla de Martinica (Mijares, 1967).
La triunfante Revolución Azul otorgó la presidencia del país a Guillermo Tell Villegas y a José Ruperto Monagas, (12) alternándose los mismos en el poder. Sus gobiernos fueron impopulares, situación que fue aprovechada por el general Antonio Guzmán Blanco quien encabezó la Revolución de Abril en el año 1870, derrocando a los azules, e instaurando la institucionalidad en el país, tratando de erradicar el caudillismo y la guerra civil.
La primera tarea que se dispondrá a hacer Guzmán Blanco es intentar quitarles el poder territorial a los caudillos locales. Para ello centraliza el poder a través de la reducción del número de Estados de veinte a nueve. En lugar de campañas desenfrenadas como las de antaño, cuando se levante algún caudillo, lo eliminará por medio del exilio u otra forma, evitando los enconados combates, de esa forma terminaría la anarquía y las inconductas políticas.
El nuevo presidente, por haber vi...

Índice

  1. Portadilla
  2. Legales
  3. Agradecimientos
  4. Prólogo. América Latina: La región en movimiento y la política en perspectiva
  5. Presentación
  6. Primera Parte. Venezuela en la era Chávez: el comienzo del cambio o el cambio del comienzo
  7. Segunda Parte. El cambio en el Cono Sur y sus protagonistas
  8. Conclusiones
  9. Sobre los autores