Presentación
Laura N. Lora
Este libro reúne los trabajos de investigación
realizados por los integrantes del proyecto UBACYT 2008-2010
titulado "Sociedad e Instituciones. El modo de pensar la
infancia."[1]
Nuevos modos socio-jurídicos de pensar la
infancia surgen a lo largo de un proceso socio-jurídico que se
evidencia cuando se leen los trabajos que aquí se presentan y que
se han sumado a una gran cantidad de trabajos presentados por
investigadores de distintas provincias del país como material para
la exploración y comprensión de la cultura socio-jurídico-política
relativa al tema infancia. [2]
Muchos trabajos mencionan las contradicciones y
arbitrariedades que provoca la aplicación del
modelo/doctrina/paradigma de la "protección integral" y
paralelamente la subsistencia del modelo/doctrina de la "situación
irregular", en algunos casos, con conocimiento y conciencia de la
globalización.
De igual modo, observando algunos datos, se
encuentra que el aumento de la violencia de todo tipo hacia la
población infantil es el verdadero nudo del malestar. La violencia
tiene mil formas, pero individualiza una única injusticia: es una
relación que vincula un oprimido a un
prepotente.
En este contexto, los distintos modos de
pensar y de regular los derechos de los niños plantean diversos
problemas sociológicos como el de la subjetividad. A partir del
estado actual del conocimiento sobre el tema infancia, observamos
que los niños son reconocidos jurídicamente como sujetos de
derechos por las constituciones fundamentales de los organismos
políticos. Los niños no solo son titulares de intereses
particulares que prevalecen sobre otros, sino también titulares de
reales derechos que no pueden ser negociados.
¿Pero es suficiente definir intereses que
prevalecen y reconocer derechos? ¿qué se entiende por sujeto y que
por sujeto integral de derechos?
El mundo, la sociedad, la vida y la identidad
personal son cada vez mas cuestionados. Pueden ser objeto de
múltiples interpretaciones y cada interpretación define sus propias
perspectivas de acción posible.
La acción del individuo está moldeada por el
sentido proveniente de los valores sociales, transmitido por las
instituciones. En este proceso, el sentido mantiene una constante
interacción con el sentido constituido subjetivamente y con
proyectos individuales de acción.
En Sociedad e Instituciones se evalúa si es
mayor el daño que sufren los niños en situación de maltrato
familiar o el daño ocasionado por las instituciones de las que
forman parte. Se describe al trabajo infantil como escenario de
vulneración de derechos; se destaca y demuestra la importancia del
juego en la infancia, enfocándolo en el proceso de construcción de
identidad del niño. Al mismo tiempo, se recupera la memoria del
mundo adulto acerca de su infancia pero en el contexto particular
de las vivencias infanto-juveniles de las personas transgénero,
planteando un conjunto de problemáticas socio- jurídicas en torno a
la transgeneridad.
Se aborda la importancia que el juego, en sus
diferentes formas, desempeña en la construcción de las relaciones
sociales, y como contribuye al desenvolvimiento humano saludable e
integral a través de las diferentes formas con que se
presenta.
El libro concluye con el ensayo escrito
especialmente por Eligio Resta para el proyecto, plantea que
Identidad y cuerpo condensan las tantas formas en las cuales la
biografía y biología cruzan sus caminos e individualizan
convergencias y distancias a través de las cuales vida,
representaciones y reglas, identifican precisamente, formas de la
subjetividad.
Los elementos subjetivos son fundamentales, ya
que las preferencias, formas de apreciar la realidad,
posicionamientos ideológicos, conocimientos y preparación, los
intereses o relaciones personales, o bien simplemente las
situaciones emocionales en que se hallan las personas afectan
decisivamente la manera en que entienden la realidad en la que se
desenvuelven.
Quedan de este modo planteados algunos
aspectos sociológicos jurídicos y filosóficos de la subjetividad
comprendidos en la identidad y en los modos de pensar y regular los
derechos de los niños.
Por lo tanto las políticas públicas que se
pretendan eficaces tendrán que responder al desafío de hacer
compatibles ciertos conceptos de la vida que resulten válidos para
la persona con acciones que apoyen las condiciones institucionales
necesarias para que el niño como sujeto de derecho encuentre marcos
de referencia que le permitan formar coherentemente su identidad
personal.
Sociedad e instituciones
El modo de pensar la infancia
Mary Beloff
"No sabemos nada de la infancia: y con nuestras equivocadas nociones más avanzamos y más nos extraviamos. Los escritores más sabios se dedican a lo que un hombre debería saber, sin preguntarse sobre lo que un niño es capaz de aprender. Ellos están siempre buscando al hombre en el niño, sin considerar lo que el niño es antes de que se convierta en un hombre".
(Jean Jacques Rousseau, Émile ou de l'Éducation)[3]
La invitación a escribir el prólogo de un libro suele ser, por regla, una alegría y un privilegio; lo es mucho más cuando la convocatoria proviene de colegas con los que se transitan desde hace más de dos décadas los mismos pasillos, las mismas aulas; los compañeros de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, nuestra Alma Mater, con quienes aprendimos derecho, con quienes lo enseñamos, con quienes lo investigamos. Este es el caso de Sociedad e instituciones. El modo de pensar la infancia. Estamos agradecidos por ello.
Para presentarlo como se lo merece, es preciso, en primer lugar, ubicar la obra en el contexto de su producción. Se trata de la sistematización del trabajo de jóvenes investigadores de la Facultad de Derecho de la UBA, dirigidos por una reconocida integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas Ambrosio L. Gioja, la Prof. Dra. Laura N. Lora. Ello sólo justifica la publicación y constituye motivo de satisfacción institucional. No se trata de otro libro más sobre la infancia sino de uno que es resultado del trabajo científico puro producido al interior de la Universidad por becarios e investigadores, sin patrocinadores que condicionen lo que se indaga ni otros condicionamientos externos que afecten la objetividad y seriedad de las conclusiones.
En segundo lugar, debe valorarse la elección del tema al que estos investigadores han decidido dedicar su tiempo y sus esfuerzos. La infancia, cuestión históricamente devaluada (minorizada) en el canon jurídi-co-académico occidental, ha comenzado a ser re-tematizada en el último cuarto de siglo por varias razones, entre las que se destaca —en el ámbito legal—, el saludable impacto que ha producido el derecho internacional de los derechos humanos de la infancia al hacer visibles a actores históricamente desconsiderados. Sociedad e instituciones. El modo de pensar la infancia refleja ese nuevo interés por los niños y sus derechos en la modernidad tardía, con una amplitud que merece ser destacada.
El libro reúne cinco trabajos, cuatro de ellos fruto del Proyecto UBACyT mencionado al comienzo y un quinto ensayo cuya autoría corresponde a uno de los más prestigiosos sociólogos jurídicos de la academia europea: el profesor Eligio Resta. Con diversos estilos y formatos narrativos, todos rondan un tema nada fácil si se lo aborda seriamente: ¿en los tiempos que corren, de qué se habla cuando se habla de infancia?
En "El juego que transgrede y la trasgresión que subjetiviza. Aproximaciones desde un relato acerca de las marcas del juego en el transcurrir de la infancia trans", Emiliano Litardo procura recuperar la memoria del mundo adulto sobre su propia infancia en un contexto particular: el de las vivencias de las personas trans-género. Lo hace con el propósito de poner en evidencia cómo los objetos del juego y la asociación con las identidades de género masculino-femenino constituyen un ejemplo claro de la imposición de las políticas de género con un sentido definido y orientado a la producción de subjetividades normalizadas en un esquema binario. El autor se dedica a demostrar que el prejuicio recién aparece con la intervención de los adultos que son quienes otorgan diferentes sentidos a los objetos de los juegos y a los juegos mismos. Con esas pesadas cargas diferenciales los juegos son transmitidos a los niños de modo de convertirse en productores y reproductores de subjetividad.
Si el tema de la infancia ha sido tradicionalmente desconsiderado en la academia jurídica, el tema de la infancia transgénero ha sido directamente inexistente. Por ese motivo este artículo constituye un aporte relevante a la visibilización y problematización del tema.
También respecto del juego pero con otro enfoque, El derecho de los niños al juego. Un análisis teórico escrito por la compiladora Laura N. Lora y por Raquel Custodio Alves, analiza cómo el juego (producto de la cultura) constituye un campo fértil para la socialización en la infancia al abrir las puertas a la comunicación y al aprendizaje, así como al estimular el desarrollo de vínculos interpersonales. A partir del reconocimiento del juego como derecho expresamente reconocido en los tratados internacionales de derechos humanos y, por lo tanto, como obligación del Estado de garantizarlo, con la ayuda de Piaget las autoras indagan cómo el juego constituye además una actividad educativa básica y esencial. Ello es así porque está comprobado que esta actividad adquiere un rol fundamental en el desarrollo de la inteligencia desde el nacimiento de los niños y a lo largo de toda la infancia.
En los días que corren merece especial atención el análisis que las autoras dedican a demostrar que la ausencia de juego se relaciona con la violencia en ámbitos escolares y familiares. Al participar de actividades lúdicas que les permiten relacionarse entre sí, seguir reglas y resolver conflictos, los niños aprenden sobre participación social, política y cultural. El juego se convierte así en un espacio anticipatorio de entrenamiento para la vida social.
Por ello podría concluirse que la promoción del juego como deber del Estado tendría el impacto de favorecer no solo el crecimiento de los niños sino también la pacífica convivencia familiar y social, con lo que la apelación a una política pública que se tome en serio al juego de los niños (que es todo lo contrario a algo sencillo e irrelevante como cuando se utiliza la expresión "esto es un juego de niños"),[4] queda planteada en este artículo.
En definitiva, si la infancia se define por los juegos, los argumentos desarrollados en este artículo nos recuerdan la centralidad de esta actividad en la vida comunitaria en general, en tanto una sociedad que tiene espacio para el juego es una sociedad menos violenta y más integrada.
En "Institucionalización: ¿sinónimo de mala palabra?" Marina Vegh arriesga una hipótesis políticamente incorrecta: la institucionalización (en el sentido del alojamiento de niños en instituciones diferentes al domicilio de sus propias familias) podría ser algo positivo. A partir de entrevistas a niños, adolescentes y adultos (tanto mujeres como varones) que viven y vivieron en hogares convivenciales y terapéuticos tanto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuanto de la Provincia de Buenos Aires, la autora evalúa —frente a la hoy extendida creencia de que siempre y en todos los casos ese tipo de institucionalización es negativa—, si es mayor el daño que sufren los niños en situaciones de maltrato y/o abuso familiar o el daño ocasionado a ellos por las instituciones en las que conviven.
Es una pregunta valiente en esta época de crisis de la institucionalización: ¿Cualquier alternativa de cuidado para el niño por fuera de un hogar convivencial o terapéutico es más satisfactoria que la permanencia en una institución? Queda claro en el texto cómo el término institucionalización, en el discurso actual de los derechos del niño, ha quedado asociado de forma negativa a los menores destinatarios de protección estatal y se ha despojado de todos los sentidos positivos a los que se lo asocia en relación con todos los niños —si se me permite la expresión— "bien" institucionalizados (escolarizados, miembros de equipos deportivos, de grupos sociales, con familia, pertenecientes a grupos religiosos, etc.). Por ello la autora afirma que, en lugar de criticarse la institucionalización, se debería poder distinguir entre distintos tipos de institucionalización y de instituciones en función de los distintos objetivos que se busquen con ellas.
Su conclusión es que el problema no radica tanto en la instituciona-lización en sí misma sino en el tipo de institución de que se trate y su funcionamiento; también concluye en que es importante aclarar que la institucionalización no condena a los niños a la desadaptación y a la vulnerabilidad, más allá de que las condiciones de institucionalización funcionen como un factor de riesgo muy importante.
A partir de la idea de que debe modificarse lo que se entiende por institucionalización (aspecto no menor en su análisis ya que sin esa aclaración su investigación podría leerse como orientada a la promoción de la institucionalización como una a priori adecuada medida de protección para un niño que carece de familia o que debe ser separado de la propia porque esta lo maltrata, descuida gravemente o abusa, cuestión que está ya superada tanto por la psicología cuanto por los estándares legales en la materia), la autora enfatiza que es necesario que los operadores dejen de preocuparse porque un niño que "no tenga a dónde ir" deba permanecer mucho tiempo institucionalizado. Ella propone que, en cambio, se preocupen porque mientras lo esté pueda confirmarse como sujeto y desarrollarse como tal.
Del texto (si bien no explícitamente) —y de la ley— se desprende que sí hay que preocuparse por cuánto tiempo permanece un niño —en situación de total desamparo— dentro de una institución. El argumento de que las instituciones pueden eventualmente, de acuerdo con el art. 19° de la Convención sobre Derechos del Niño, cumplir la función de promover los derechos de un niño, requiere como punto de partida considerar el tiempo, también espacio de expresión y construcción de la subjetividad de la infancia. Sólo a partir de la idea de excepcionalidad de esa situación (y por tanto, de su limitación y brevedad temporal), podría eventualmente convertirse en un puente (dudosamente de oro) ya sea para el retorno a la propia familia superados los problemas que motivaron el alejamiento o bien para la incorporación a otro núcleo familiar.
En definitiva, la investigación ...