Topología del amor

Lecturas de psicoanálisis lacaniano

Luis Darío Salamone

• Editorial: Grama ediciones
• Año: 2021
• ISBN:
  9789878372648
• Categoría: Psicología
• Categoría: Psicoanálisis

El presente libro de Luis Darío Salamone nos propone una original introducción que demuestra que tanto las superficies, cuerdas, cortes y suturas como las transformaciones y deformaciones propias de la topología también conciernen al amor, a los lazos que tejen los hablantes sexuados y los embrollos que traman sus destinos. Se podrá entender así, al seguir sus páginas, porqué Lacan insistía en que era una geometría con cuerpo y agujeros, que no procede por demostración sino por una sutil mostración y manipulación de los objetos en el espacio.

III
EL AMOR EN LA BANDA

“Queda por recalcar que el matemático tiene con el lenguaje

los mismos tropiezos que nosotros con el inconsciente…”

Jacques Lacan

“La formalización matemática es nuestra meta”,(1) dirá Lacan en el Seminario Aún. Porque asegura que solo ella es matema, es decir que puede ser transmitida íntegramente. La formalización matemática es escritura, y empleamos para presentarla la lengua que usamos.

1. El psicoanalista matemático

Es por eso que Jacques-Alain Miller nos habla de “Un sueño de Lacan”, cuando invitado por Nathalie Charraud a participar en un coloquio titulado “Lo real en matemáticas”, responde con ese título para su trabajo.(2)

El sueño de Lacan es el sueño del psicoanalista matemático, dirá Miller, un sueño que se produjo por más distanciadas que en apariencia se encuentren esas disciplinas. De hecho, el psicoanálisis, se supone, tiene que ver con algo aleatorio, con encuentros cada tanto, con asociaciones que son libres, con deducciones que en ocasiones son frágiles. Con respecto a la asociación libre, como dice Miller, tenemos allí el imperio de la gramática. Bretón con respecto de la escritura, se había inspirado en el psicoanálisis, pero decía que, más que
libre, era automática. Con ese procedimiento hacía poesía. Se trata de un uso de la metáfora que provoca sorpresa, pero que se evapora. Como pasa con los efectos de verdad, que no duran.

Sin embargo, basta con leer a Lacan para darse cuenta de que siempre hay algo de matemático en su estructura. Parece manejarse tan libre como sucede en un análisis con las asociaciones, pero hay algo lógico, demostrativo, que siempre se pone en juego. Puede observarse en la obra de Lacan un deseo constante por formalizar la experiencia analítica. Pasa de una formalización a otra sin cambiar nunca esa manera de encarar la transmisión, y muchas veces retoma la cuestión que había dejado tiempo atrás para darle otra vuelta.

Lacan incluso, con un procedimiento como el pase, inventó la forma de nombrar como psicoanalista a alguien que tenía la experiencia clínica de lo que implica un análisis y que era capaz de “demostrar” que lo había concluido. Miller dice que ésta es una inspiración del orden de las matemáticas. Lacan esperaba del análisis un efecto que pudiera transmitirse. Plantea que el matemático tendría un Otro idealizado, un Otro cuya atención nunca decae, que no se deja burlar por ningún artificio, que no se deja cautivar por ningún objeto. Presenta una demanda de demostración. El discurso matemático es el lazo del sujeto matemático con ese Otro. La confianza no existe en las matemáticas, la demostración tiene que ser repetida por todos, la demostración es precisamente lo contrario a la confianza.

Lacan nos habla de matema y lo define por la transmisión, nos dice que el matema permite una transmisión integral a través de las lenguas, más allá de las connotaciones locales. Atraviesa las lenguas porque, una vez que se reduce a las fórmulas, no necesita traducción.

Se inspiró en Heidegger, que define la matemata como aquello que puede ser aprendido y enseñado, lo considera como un saber previo, un saber anticipado. El lenguaje matemático permite una transmisión integral, ya que sin él se trataría de una lengua muerta.

La palabra griega “mathema” significa “conocimiento”. Claude Lévi-Strauss utilizaba el término “mitema” para nombrar los elementos básicos que conformaban un sistema mitológico.

El término matema fue utilizado por Lacan por primera vez el 2 de diciembre de 1971 para designar el tipo de formalización con la que se proponía escribir en un lenguaje formal algunos conceptos psicoanalíticos. El matema se caracteriza por la ausencia de sentido, pero está reglado por símbolos, y participa del lenguaje, aunque se trata de un lenguaje particular. Son fórmulas que, como dice el término, “ponen en forma” de manera simbólica términos de una estructura, así como las relaciones que se juegan entre ellos. Es en esta búsqueda que Lacan se encuentra con la topología. Elabora esquemas que tienen una topología, puede plantearse como una figura que hace objeto, funcionan como un real, como algo previo a un discurso, pero también son producto del mismo. El real matemático se produce por el discurso, pero es anterior; sin embargo, una vez que se produce, es planteado como previo.

En la enseñanza de Lacan hay tres capítulos topológicos que guardan relación con tres variedades de las matemáticas: grafos, superficies y nudos.(3) En ellos podemos encontrar la cristalización de un real matemático.

El sueño de Lacan para Miller es “extraer del discurso analítico algo que tuviera que ver con los reales matemáticos”. No cedió en este sueño, por eso apeló a la lógica, elaboró grafos, fórmulas, inventó matemas. Si bien, como vimos, estuvo en su enseñanza desde el principio, se consagró a la topología particularmente hacia al final de su enseñanza.

2. Lógicas de la vida amorosa

La primera vez que escuché personalmente a Jacques-Alain Miller fue en una charla que dio en el Simposio del Campo Freudiano, grupo del que formé parte antes de la EOL.(4) Recuerdo que me impactó cómo precisamente desde las matemáticas procuró dar cuenta del amor. Fue en 1989, y luego dictó un Seminario dedicado al tema que nos interesa: “Lógicas de la vida amorosa”.(5) Como la institución se llamaba Simposio del Campo Freudiano le pareció adecuado hablar en esa ocasión del amor. Miller partió de las “Contribuciones a la psicología del amor”, de la trilogía freudiana formada por “Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre”, “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa” y “El tabú de la virginidad”.(6) En estos textos Freud no solo trabaja la cuestión del amor, también son contribuciones que permiten entender cómo se juega la dimensión del goce en el sujeto. Una de las cuestiones que plantea en estos artículos es cómo se realiza la elección de objeto femenino por parte de un hombre, y desarrolla cómo un hombre puede gozar de una mujer.

Cuando Freud dice que no elegimos a los otros por azar, sino que nos encontramos con aquellos que existen en nuestro inconsciente, nos hallamos con algo que podemos pensar desde la topología. Creemos que la elección se da a partir de algo que vemos en el otro, pero sin embargo, se trata de algo que está dentro nuestro.

Miller va a recurrir al diagrama de Venn para mostrar la lógica presente en las contribuciones freudianas. Es una formalización que John Venn creó por 1880. Se trata de esquemas que se usan en la teoría de los conjuntos y en la lógica de clases; sirven para dar cuenta de conjuntos y de las relaciones entre ellos.

Los diagramas de Venn, es importante saberlo en la materia que hoy nos ocupa, muestran diferentes tipos de relaciones topológicas. Miller va a situar dos tipos: inclusión (conjunción o intersección) y disyunción. No se pone en juego una tercera posibilidad que sería la unión. Si bien Miller no le ha dado en su enseñanza un lugar a los diferentes elementos topológicos o a los nudos, se equivocan quienes piensan que no utiliza la topología. Hay un “decir topológico” que está siempre presente en su enseñanza. Que haya titulado a unos de sus cursos Extimidad es una prueba de esto. Quienes no son capaces de leer su topología se quedan en un binarismo, sin advertir que camina permanentemente sobre una Banda de Moebius.

Volvamos a la lógica de la vida amorosa. Freud en el primer escrito nos habla de elección de objeto en el hombre, y esto implica que hay objetos que pueden sustituirse.

Tenemos dos conjuntos: en uno está la madre, en el otro las que el sujeto considera “mujeres fáciles”. Freud, al hablar de dirne, utiliza un término que no tiene la connotación de una mujer que se entrega por dinero, sino que se trata de una mujer que es infiel. Lo que se juega en este punto es una mujer que no sea toda para ese sujeto. A nivel del goce la mujer se escapa, está en otro lugar, su goce es Otro, al menos cuando no se reduce al goce fálico; por eso Miller dice que las mujeres siempre en algún punto se les presentan a los hombres como infieles, aún cuando sean fieles. Entonces se conjugan dos significaciones: la madre del complejo de Edipo con aquella que resulta sospechosa de infidelidad.

Muchas veces de lo que se trata es que el hombre necesita de un “tercero perjudicado”, y puede desear a una mujer en tanto ésta sea la mujer del Otro. Para estos sujetos es la forma en que una mujer puede ser reconocida como tal, siendo del Otro.

Vamos a graficar los conjuntos como una conjunción:

CONJUNCIÓN

En el segundo texto Freud va de lo particular, del tipo de elección, a lo general: una tendencia universal a la degradación. Entonces, en términos lógicos, nos presenta una disyunción entre dos significaciones. Y observen cómo ya en este diagrama no aparece el término mujer. Existen dos tipos de mujeres, pero no La mujer.

DISYUNCIÓN

En los dos casos la cosa no funciona; en el primer diagrama, donde los términos son equivalentes, sabemos a lo que los hombres neuróticos los lleva generalmente, a la impotencia.

En “Lógicas de la vida amorosa”, Miller observa que se trata del juego entre dos significantes.

Hay un tema central a tener en cuenta en la psicología de la vida amorosa de Freud: las condiciones de amor. No son todas las mujeres las que le pueden interesar a un hombre. Esto por supuesto es algo que puede valer para ambos sexos, pero Freud está estudiando en esta oportunidad el lado hombre. Esas condiciones de amor se inscriben sobre el fondo de que no hay una relación posible, no se trata de encontrar la media naranja, ya que simplemente no la hay.

En las dos primeras conferencias no existe una referencia directa a la castración, sino que aparece bajo la forma de la impotencia.

En la tercera, “El tabú de la virginidad”, está presente la castración en primer plano. Y es lo que se encarga de subrayar Lacan en “La significación del falo”, considerado como un texto que viene a continuar la psicología de la vida amorosa freudiana.

La tercera contribución se ubica supuestamente desde la perspectiva de la mujer. Aparece una condición que se pone en juego de la mujer, se trata del gesto de Judith.

EL TABÚ DE LA VIRGINIDAD

Nos referimos a un capítulo del Antiguo Testamento que ha sido representado artísticamente muchísimas veces. Holofernes, un general asirio va a destruir la ciudad de Betulia. Judith era una viuda tan preciosa como patriota. Se entera que el general se enamoró de ella, entonces lo seduce y, aprovechando su borrachera, lo decapita.

El encuentro es posible, pero a condición de una pérdida. No necesariamente la vida, aunque es de la que se trata en la historia al ser decapitado, pero el desplazamiento fálico resulta evidente.

En la que ha sido considerada como la cuarta contribución de la psicología de la vida amorosa, “La significación del falo” de Lacan, podemos apreciar otra perspectiva.

En la mujer aparece una convergencia entre el amor y el deseo en el mismo objeto. En el hombre, en cambio, una divergencia del amor y el deseo.

Podemos situar el campo del amor y del deseo en el siguiente diagrama:

AMOR Y DESEO

Del lado del amor está el Otro barrado. Y del lado del deseo la falta, y en tanto toma valor, la erección del falo.

Entre estas dos cuestiones, del lado del hombre, se produce la divergencia; del lado de la mujer en cambio la convergencia. El desdoblamiento aparece velado, dice Miller, ya que el mismo objeto sostiene los dos valores.

Hay un hecho clínico que se señala en este punto y es que, en ocasiones, para una mujer, ser la mujer legal de un hombre, pone en juego un aplastamiento de la alteridad. Esto hace que ella pueda pretender recuperar su alteridad en otro lado.

Hace muchos años trabajé la cuestión de la inf...

Índice

• Portadilla
• Legales
• Prólogo
• Presentación
• I. Introducción a la topología
• II. La topología del sujeto
• III. El amor en la banda
• IV. COMO ANILLO AL DEDO
• V. Nudos de amor
• VI. La mujer como síntoma
• Bibliografía general